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Libia al borde de una nueva guerra civil: El Parlamento nombra un nuevo Primer Ministro y deja de reconocer a Dbeibé

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El primer ministro libio Abdul Hamid Dbeibé se ha comprometido a redactar una nueva ley electoral para evitar que el país vuelva a descender a una guerra civil entre Trípoli y Tobruk, tras el nombramiento unilateral de Fathi Bashagha.

El primer ministro de Libia, Abdul Hamid Dbeibé, anunció este viernes 11 de febrero que se compromete al dictado de una nueva ley electoral para resolver la crisis política del país africano.

Dbeibé no fue electo en elecciones democráticas, ya que éstas, programadas para el pasado 24 de diciembre, se debieron cancelar ante el derrumbe de las negociaciones entre el Gobierno con sede en Trípoli y el Parlamento con sede en Tobruk.

Estos dos poderes del Estado han estado en guerra civil desde la muerte del dictador Muamar Gadafi, y la reunificación, que parecía un hecho en los últimos días de 2020, se cayó a pedazos cuando llegó Joe Biden a la Casa Blanca, quien se opuso al acuerdo ya que le daba mucho poder a Rusia en el nuevo gobierno (Putin respalda al Parlamento).

Después de un año de mandato al frente del Gobierno de Unidad Nacional, creado para unir ambas partes beligerantes, Dbeibé falló en lograr un acuerdo electora, y el pasado 10 de febrero, el Parlamento de Tobruk, eligió unilateralmente a Fathi Bashagha, ex Ministro del Interior, como nuevo Primer Ministro del país.

Tener dos figuras que aclaman ser los mandatarios del país genera una división que muchos temen que vaya a reanudar la guerra civil. Dbeibé dijo que “no aceptaría una nueva fase de transición o autoridad paralela" y que solo entregaría el poder a un gobierno electo, como se había pactado originalmente.

“La selección de un nuevo gobierno por parte del Parlamento es otro intento de entrar en Trípoli por la fuerza”, dijo a la cadena televisiva Al Ahrar TV, comparando la medida parlamentaria con lo sucedido en 2019, cuando el Ejército Nacional Libio, liderado por el comandante oriental Khalifa Haftar, atacó Trípoli, ciudad ubicada al oeste del país.

El mismo día del anuncio del Parlamento, Dbeibé fue víctima de un intento de asesinato, cuando en su auto oficial recibió una balacera de dos personas en moto que no fueron identificadas y se lograron escaparon.

Muchos pensaban que tras el atentado y el desafío del Parlamento, Libia estaba al borde de caer nuevamente en guerra civil, pero Dbeibé anunció que se presentaría ante los Diputados con una nueva ley electoral, que tuviera tanto el apoyo de su Consejo Presidencial como del Parlamento.

La idea es celebrar elecciones en junio de este mismo año, con más concesiones a Tobruk que las pactadas hasta ahora, y lograr que el país rico en petróleo vuelva a tener un gobierno democrático tras más de una década de autoritarismos.

Libya's interim Prime Minister Abdul Hamid Dbeibah sworn in | Africanews
Abdul Hamid Dbeibé.

La reforma electoral no será fácil de aprobar tampoco. Bashagha, piloto de la Fuerza Aérea retirado, logró cultivar como Ministro del Interior relaciones estrechas con países tan dispares en sus intereses como Turquía, Francia, Estados Unidos, Rusia y Egipto, y la comunidad internacional, a pesar de todavía reconocer a Dbeibé como legítimo mandatario del país, preferiría que sea él gobernante.

Además, Bashagha tiene tanto el apoyo de los ciudadanos de Trípoli, debido a sus vínculos con las milicias de la ciudad occidental de Misrata, que jugó un rol fundamental en la defensa de la capital Trípoli contra el ataque de Haftar, como del mismo Haftar, quien a pesar de haber estado del lado contrario del frente de batalla en 2018, hoy respalda su elección.

Repartición del territorio libio en la actualidad. En celeste, el Gobierno de Acuerdo Nacional. En amarillo, el gobierno paralelo de Tobruk. En verde, las milicias y tribus rebeldes que no apoyan ningún gobirno. Fuente: Al-Jazeera.

Qué impidió las elecciones de diciembre

Libia debió haber celebrado elecciones presidenciales y parlamentarias el pasado 24 de diciembre, para elegir autoridades que gobernarían sobre todo el territorio libio, pero diferentes discusiones y enfrentamientos partidarios impidieron su concreción, produciendo una nueva crisis política.

Muchos afirman que, entre las razones principales, se encuentran las candidaturas de Saif al-Islam, hijo del antiguo dictador Muamar Gadafi, derrocado en 2011 fruto de una intervención de las fuerzas militares de la OTAN; de Khalifa Haftar, quien lideró las milicias del este en el intento de tomar la capital en 2019; y del actual Premier, Dbeibé, quien había prometido no postularse para la presidencia. Así fue que los casi 3 millones de libios que se inscribieron a votar no pudieron ejercer su derecho ese día, lo cual generó el enfurecimiento de muchos.

El año pasado, Dbeibé fue nombrado como jefe del Gobierno de Unidad Nacional, respaldado por Naciones Unidas, que estaba destinado a supervisar el período previo a las elecciones propuestas para el 24 de diciembre. Esta medida había sido negociada por Trump hasta el último día de su presidencia, y generó esperanzas de paz y de reunificación del país y de sus instituciones.

No obstante, la Casa Blanca le soltó la mano a este acuerdo en 2021, y las elecciones no se llevaron a cabo, aunque el rechazo de Biden fue solo un componente entre varios que hicieron que fracasara la paz.

La situación se ha agravado hasta el punto en que hoy, como lo fuera en 2014, tenemos un Primer Ministro en el oeste y un nuevo Primer Ministro en el este, designado por el Parlamento. El Parlamento, con sede en la ciudad oriental de Tobruk, siempre miró con recelo al Gobierno de Unidad, y sus parlamentarios consideran que el gobierno interino de Dbeibé caducó el 24 de diciembre.

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La tensión vuelve a azotar Libia, pero el ejército logra calmar las aguas

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Tras varios días de tensión, las fuerzas armadas que apoyan a Bashagha se han retirado de las cercanías de Trípoli, Libia y han calmado las aguas en el escenario político.

Las fuerzas armadas que apoyan al Primer Ministro elegido por el Parlamento, Fathi Bashagha, decidieron retirarse de la frontera oriental de Trípoli luego de que el miércoles 9 de marzo Bashagha dijera que planeaba viajar a la capital libia para finalmente instalar su gobierno y correr al gobierno del actual Premier Abdulhamid Dbeibah.

Fathi Bashagha, Primer Ministro electo unilateralmente (sin consentimiento del actual Primer Ministro Abdulhamid Dbeibah) por el Parlamento libio, de sede en Tobruk, dijo que planeaba volar hacia la capital, Trípoli, con el objetivo de formar un gobierno “en cuestión de días”.

En ese contexto, Bashagha expresó que el país, devastado por la guerra, podría unificarse sin más conflictos armados y que su gobierno se centraría en celebrar elecciones democráticas lo antes posible.

“La única solución política en Libia es celebrar elecciones presidenciales y parlamentarias”, dijo en una entrevista con The Associated Press recientemente.

En paralelo, fuerzas armadas que han mostrado apoyo a Bashagha se movilizaron hacia la frontera oriental de Trípoli, lo que supuso una amenaza a la capital. En honor a ello, el jueves, UNSMIL, la misión de la ONU en Libia, y Estados Unidos instaron a la moderación y expresaron su preocupación por el despliegue armado.

A pesar de ello, Bashagha afirmó que “no habrá disputas, ni guerras civiles. Esta situación (de luchas internas) no volverá”. Además, agregó que “por primera vez, hay un verdadero acercamiento entre el este y el oeste (…) Este es un buen paso”.

Finalmente, la oficina de Bashagha volvió a dirigirse al país en la madrugada del viernes diciendo que los grupos armados que lo respaldan se habían retirado de sus posiciones alrededor de Trípoli.

Trípoli, 2022.

Por su parte, el embajador estadounidense en Libia, Richard Norland, twitteó que “la estabilidad y unidad de Libia solo pueden sostenerse a través del diálogo y el respeto por el derecho a la libertad de movimiento en todo el país”.

Bashagha fue nombrado el 10 de febrero como Primer Ministro libio por parte de la Cámara de Representantes, ubicada en Tobruk, en clara oposición al mandato de Abdulhamid Dbeibah, que fue colocado en marzo 2021 en el puesto de jefe del Gobierno de Unidad Nacional, reconocido internacionalmente, con vistas a que se celebraran elecciones el 24 de diciembre de ese año. No obstante, ante la imposibilidad de que se llevaran a cabo, miembros del Parlamento han alegado que el gobierno interino de Dbeibah expiró en diciembre, y que era necesario colocar un nuevo Primer Ministro en su lugar.

No obstante, Dbeibah se ha negado a dimitir e insiste en que solo entregará el poder a un gobierno electo democráticamente. Además, alega que su administración tiene el mandato de gobernar hasta las elecciones, que han sido pactadas para junio de este año.

El nombramiento de Bashagha ha aumentado las tensiones a lo largo y ancho del país. Puede ser la puerta de entrada a una nueva guerra civil entre las fuerzas del este y las fuerzas del oeste, como ocurrió a partir de 2014, luego de que en 2011 fuera derrocado y asesinado el ex dictador Muammar El-Gadafi.

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Se cancelan las elecciones en Libia a días de su celebración y crece la tensión entre los Ejércitos de la guerra civil

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Las elecciones presidenciales en Libia, acordadas por los generales de ambos ejércitos en guerra civil, fueron canceladas. Preocupa que se podría poner fin al alto al fuego y los combates estarían cerca de estallar nuevamente.

Las elecciones presidenciales en Libia, programadas para este viernes 24 de diciembre, se cancelaron faltando menos de una semana para su celebración. La Comisión Electoral fijó como nueva fecha el 24 de enero de 2022, pero no hay certezas de que se vayan a llevar a cabo tampoco.

El proceso de paz logrado con el alto al fuego de agosto de 2020 puso fin a una histórica guerra civil comenzada tras el derrocamiento y linchamiento del dictador Muammar Gadafi, en 2011.

Diez años después de la "Primavera Árabe", cuando el país se partió en dos y comenzó una brutal guerra civil entre los adeptos a las autoridades del Parlamento y los seguidores del Poder Ejecutivo, parecía que el país finalmente había llegado a la paz.

En esta importante corriente de cambios, las elecciones constituyen un punto clave y permitirían al extenso país africano decidir libre y democráticamente su nuevo jefe de Estado luego de décadas de autoritarismos y corrupción.

La Comisión Electoral de Libia se enmarca en el Foro de Diálogo Político Libio, que es la organización encargada del proceso de vuelta a la democracia en el país, constituido por ambas fuerzas beligerantes. Hasta el momento su objetivo se viene logrando con un buen ritmo, algo probado en febrero de este mismo año, cuando se formó un Gobierno de Unidad Nacional provisorio.

Sin embargo, el revés del aplazo por un mes de las elecciones pone en duda la continuidad de los avances, ya que vuelven a poner sobre el tablero político la fuerte inestabilidad que atraviesa hace tiempo el país, fomentada por la rivalidad y la polarización entre los diversos actores y sus respectivos aliados internacionales.

El ex Poder Legislativo, encabezado por el general Jalifa Haftar, tiene el respaldo de Rusia, mientras que el ex Poder Ejecutivo, comandado por el ex primer ministro Fayez al-Sarraj está respaldado por Turquía.

A fines de 2020, el entonces presidente Donald Trump negoció entre Putin y Erdogan un alto al fuego, pero desde su salida de la Casa Blanca, este proceso de pacificación ha quedado en manos de los diplomáticos rusos y turcos, y las negociaciones se han estancado.

La cancelación era previsible incluso desde antes del comienzo de la semana, cuando faltando tan poco tiempo para los comicios no había siquiera lista oficial de candidatos.

Reunión del Foro de Diálogo Político Libio. auspiciada por el gobierno de Túnez y la ONU.

Este escándalo, que disgustó fuertemente a la ciudadanía, provocó que Emad Sayed, presidente de la Alta Comisión Electoral Nacional (HNEC), haya decidido dimitir en bloque este miércoles 22 de diciembre junto a otros dirigentes de la institución.

A su vez, las preocupaciones sobre la seguridad en la capital, Trípoli, crecieron tras los reportes de movilizaciones de armamento militar y grupos de soldados en los suburbios y alrededor de la ciudad, marcando un posible indicio de quiebre del alto al fuego.

El principal candidato a las elecciones y que logró llamar la atención en todo el mundo tras su anuncio es Saif al-Islam Gaddafi, licenciado en Ciencias de la Ingeniería, graduado de MBA en Austria y PhD de la Escuela Económica de Londres.

Saif Gaddafi, de 49 años, es el hijo del ex-dictador Muammar Gaddafi y líder del Frente Popular de Liberación de Libia, partido reivindicativo de la gestión de su padre.

Busca ser presidente de Libia y continuar el legado Gaddafi, pero prometiendo un manejo democrático de las instituciones del Estado. De todos modos, Saif tiene un preocupante prontuario. Fue acusado en 2011 por parte de la Corte Criminal Internacional de crímenes contra la humanidad por el asesinato y la persecución de civiles libios, cargos que él mismo ha negado en múltiples ocasiones.

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Saif Gaddafi, hijo del ex dictador, lidera las encuestas en Libia.

La situación política libia es fundamental para la geopolítica mundial, y en especial para Occidente, ya que Libia se convirtió desde la caída de Gaddafi como uno de los mayores puntos de tránsito de los migrantes árabes hacia Europa.

No solo de libios si no de otros migrantes del resto del continente, que aprovechan el éxodo del país africano para subirse a los botes que hacen el peligroso viaje al sur de Europa, y desde allí son aceptados como refugiados en países como Italia, España, Alemania o Francia, donde reciben asistencia estatal, ayuda humanitaria y vivienda.

Libia además es uno de los principales productores de petróleo del mundo, y en medio de la crisis de abastecimiento de hidrocarburos en todo el mundo, llevar estabilidad al país del norte de África es una de las prioridades para la comunidad internacional.

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Líbia

Trump y la ONU logran un histórico acuerdo de paz en Libia: podría ser dividida en dos países para terminar la Guerra Civil

Tras 9 años de conflictos, este viernes los dos bandos de la Guerra Civil libia firmaron en Ginebra un acuerdo de alto al fuego permanente, y se empezará a negociar una solución a largo plazo. Se habla de una posible división en Libia Occidental y Libia Oriental. 

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Este viernes 23 de octubre, representantes del Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN) de Fayez al-Sarraj y representantes del Parlamento Libio, brazo político del gobierno del mariscal Jalifa Haftar, firmaron en Ginebra, Suiza, un histórico acuerdo de alto al fuego permanente. 

Gracias a la mediación y el auspicio de la ONU y del gobierno de Trump, se han logrado acabar 6 años de Guerra Civil, la cual comenzó el 16 de mayo de 2014 tras un ciclo de otros 3 años de interminable violencia y descontrol posterior al derrocamiento y linchamiento público del sanguinario dictador Muammar Gaddafi en 2011.

Desde aquél entonces, siguiendo el vacío de poder que generó la eliminación de Gaddafi, múltiples actores aparecieron en escena. Un gobierno medianamente estable se pudo formar en 2012 y el gobierno de Obama trató de impulsar un sistema democrático en el país. 

Sin embargo, a principios de 2014, tras unas elecciones que dieron vencedor a la oposición pero con un 18% de participación electoral, se formó un quiebre entre el Poder Ejecutivo, que terminó siendo liderado por el GAN, y el Poder Legislativo, que terminó trasladándose a Tobruk, y liderado por el General Haftar. Desde entonces, ambos bandos están en guerra total por el control de todo el territorio del país.

Después de 6 años de una guerra brutal sin un claro vencedor, la región avanzó hacia un acuerdo de paz desde que Turquía, a principios de este año, ingresará con mucha fuerza al conflicto del lado del GAN. Este impulso militar les permitió romper el bloqueo alrededor de la ciudad de Tripoli y por primera vez en 3 años salir a la ofensiva contra Haftar. Viendo que Rusia le soltó la mano, el General libio finalmente se escapó a Egipto y llamó a la comunidad internacional a iniciar los proceso de paz.

Desde julio que se estuvo tratando de sentar a las partes, y no fue recién este mes que la influencia de Donald Trump en el asunto logró que los líderes beligerantes se sientes a negociar. 

El acuerdo finalmente fue llevado a cabo y negociado en un plazo de cinco días y con rondas de negociaciones entre cinco representantes de ambos bandos, con la presencia de la Representante Especial de la ONU, Stephanie Williams.

Mesa de diálogo de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza. 

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Antes del acuerdo, hubo varios meses de incertidumbre y estancamiento tanto diplomático como militar, ya que los avances del GAN que venían siendo imparables por sobre el Ejercito Nacional de Libio (ENL, brazo armado del régimen de Haftar), de pronto cesaron. 

Por ejemplo, de mayo a julio, las tropas del GAN produjeron importantes avances y tomaron por completo Trípoli, toda la frontera con Túnez y toda la costa noroccidental de Libia con el Golfo de Sidra. Pero de julio a octubre, el GAN rodeó la ciudad Sirte pero nunca invadió, y casi no obtuvo nuevos territorios desde entonces.

Esta división territorial que se generó internamente por el avance del GAN daría lugar a una solución que se propuso en la mesa de negociación de la ONU, y esto es dividir al país en dos: Libia Occidental, controlada por el GAN con Fayez al-Sarraj a la cabeza, y Libia Oriental, con Jalifa Haftar al mando.

En verde, el territorio controlado por el GAN, que se convertiría en Libia Occidental, y en rojo el territorio controlado por Haftar, que sería Libia Oriental.

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Esta división generaría un cambio de paradigma en la región. Siguiendo el mapa, los pozos de petróleo quedarían casi en su totalidad en manos de Haftar y los rusos. Mientras que la Libia Occidental pasaría a tener que depender posiblemente del turismo y las industrias manufactureras.

De todos modos, es entendible que el GAN acepte este acuerdo. La guerra civil dejó al país devastado, con índices de pobreza y mortalidad infantil que no se veían desde antes de la Segunda Guerra Mundial. La economía estaba paralizada por los combates y los constantes bombardeos, mientras que la crisis política a comienzos de la guerra había dado pie para la aparición de ISIS en el país.

Cuencas petrolíferas de Libia.

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Esta división, aunque parezca muy artificial, tiene un respaldo histórico. Durante los largos siglos que la región libia estuvo en manos de Roma, luego del Imperio Bizantino, luego de los árabes, Imperio Otomano y finalmente Italia hasta su independencia, estuvo dividida en 3 regiones muy parecidas a las que quedarían de darse este acuerdo.

Lo que vendría a ser Libia Occidental, abarca las regiones de Tripolitania y Fezán, y la Libia Oriental la región de Cirenaica. Estas divisiones se mantuvieron administrativamente pero también culturalmente, los tripolitanos siempre fueron más internacionalistas, abiertos al comercio marítimo, con grandes centros urbanos y albergando inmigrantes de todo el mundo.

Por su parte, los habitantes de Cirenaica son descendientes de los beréberes, con un dialecto propio, un nacionalismo más latente y posteriormente más fanáticos del dictador Muamar Gaddafi.

Tal vez Libia Occidental pase a llamarse Tripolitania, y Libia Oriental permanezca como Libia. Todavía no se discutieron los detalles pero las partes estarían de acuerdo con sentarse a hablar sobre una resolución del conflicto que incluya una división nacional de esta manera.

Mapa de las tres regiones administrativas y culturales de Libia.

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Según la ONU, esto es "un importante punto de inflexión hacia la paz y la estabilidad en Libia, un momento que pasará a la historia y ayudará a garantizar un futuro más pacífico para los hijos e hijas de Libia".

Rusia también se mostró favorable al acuerdo, y el Kremlin manifestó que esto es un "paso importante" hacia una paz duradera e instó a ambos bandos a cumplir plenamente el pacto. En concordancia, el Gobierno estadounidense del presidente Donald Trump también se pronunció de forma optimista y a favor del acuerdo, y lo calificó como "histórico".

Empero, el acuerdo no fue aplaudido por todos, ya que se detalla que los mercenarios y combatientes extranjeros tendrán que abandonar el territorio libio en los próximos tres meses, algo que perjudica seriamente a Turquía que tiene una importante presencia militar en la zona del GAN y buscaba hacerse con el control de los pozos petrolíferos de la región.

La negativa turca al alto al fuego no fue algo oculto, ya que tras los anuncios, la Cancillería de Turquía afirmó que "el acuerdo es inestable" y "no nos parece aplicable". 

Tropas del mariscal Jalifa Haftar en Sirte.

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