Argentina
Argentina tendrá gas este invierno gracias a Bolsonaro: El trasfondo del acuerdo que no quiere revelar Alberto Fernández
Guzmán se reunirá el viernes en San Pablo con el Ministro de Energía de Bolsonaro para concretar la compra de gas barato a Brasil.

A Alberto Fernández le llovió del cielo una solución para uno de los problemas que más podría haber damnificado a los argentinos. Según las propias declaraciones del secretario de Energía, Darío Martínez, Argentina llegaría a junio sin la suficiente producción de gas para abastecer la demanda interna.
Esto no es la primera vez que pasa en el país, pero debido a la guerra en Ucrania y los altos niveles de inflación mundial, el precio del gas se ha ido por las nubes y Argentina simplemente no tiene los dólares para importar el gas del extranjero.
Así es como entra en escena el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien tras una larga negociación con el embajador Daniel Scioli, acordó venderle a Argentina el gas que se había comprometido a comprarle a Bolivia para este año, a precio preferencial.
Probablemente Alberto Fernández esté de licencia cuando se firme este acuerdo, por el parto de su novia Fabiola Yáñez, y quienes harán el anuncio serán el propio Scioli y el ministro Martín Guzmán.
Según reportan fuentes con conocimiento de los hechos, Guzmán se percató a principios de marzo que Argentina llegaría al mes de junio con cortes de gas y luz en todo el país. Estos informes no eran tan privados, el secretario de Energía, Darío Martínez, envió una carta en marzo al presidente y principales ministros que se filtró a la prensa.
Tras analizar las posibilidades y ser rechazado por varios productores en Medio Oriente, que aseguran estar con todo su gas vendido para el año, terminó llamando a Daniel Scioli para que indague la posibilidad de comprarle gas a Brasil, país que gracias a la exitosa gestión de Bolsonaro, tiene abundantes reservas hidroeléctricas para este año y puede prescindir del gas que ya había firmado comprarle a Bolivia.
Scioli puso en contacto a Guzmán con el el titular de Minas y Energía brasileño, Bento Costa Lima, con quien cerró el traslado de gas boliviano a la Argentina, y además se puso en contacto con el propio Jair Bolsonaro para pedirle que autorizara el favor.
Guzmán tuvo una reunión en privado con Bento Costa Lima en París, en el marco del Encuentro Ministerial de la Agencia Internacional de Energía, tal vez lo más importante de ese viaje, donde llegó a un pre-acuerdo para hacer este emprendimiento.
Guzmán viajará este viernes a San Pablo para reunirse con Bento Costa Lima, donde espera finalmente ponerle la firma al acuerdo y garantizar el suministro de gas para un invierno que algunos funcionarios ya estaban viendo con cortes de energía.
Es bastante irónico que sea Brasil, y no la propia Bolivia, la que salve al kirchnerismo de tal vez una de las crisis energéticas más graves desde el regreso a la democracia. El contrato que Néstor Kirchner firmó con Evo Morales algunas décadas atrás demostró ser poco confiable, además de caro, y ahora el gobierno boliviano pide un precio más alto para mantener el suministro.
Bolivia atraviesa su propia crisis económica, con el presidente Luis Arce, delfín político de Evo Morales, gobernando con un dictador, con presos políticos, expropiaciones, y una Santa Cruz de la Sierra al borde de la secesión. Lo que menos puede hacer es pensar en ayudar a la Argentina.
Solo gracias al gesto de Bolsonaro, quien hará esta “redirección” de gas a un precio más bajo que el que pedía Bolivia, los argentinos podrán prender la estufa y bañarse con agua caliente este invierno.
Varios medios afines al gobierno, o no tan afines como Clarín, ya están publicando que Argentina logró un acuerdo con Bolivia para este gas, lo cual es falso, y solo será posible gracias a que Bolsonaro autorizó a prescindir de 6 millones m3 por día de un gas que ya había comprado.
Y no faltará el mensaje de Alberto Fernández agradeciendo al dictador Luis Arce por el gas, cuando al que debería agradecer es a Bolsonaro, pero la humildad para hacer no la tiene.
Por su parte, Cristina Kirchner, principal responsable de la deplorable matriz energética de Argentina, también debería agradecerle a Bolsonaro. Tal vez podría aprender de Perón, quien hacia el fin de su segundo gobierno, entendiendo que había cometido un error garrafal con su economía dirigista, había firmado convenios con la Standard Oil para privatizar el sistema energético.
Argentina
El Gobernador de Santa Fe Pullaro anunció públicamente su apoyo a la privatización de la obra pública de Milei
El próximo Gobierno prepara una masiva oleada de licitaciones para la obra pública en curso, de manera que el sector privado pueda adjudicarse la administración de rutas y caminos con peaje para hacer rentable su construcción. A partir del 10 de diciembre el ajuste fiscal al sector público.

El presidente Javier Milei anunció los principales lineamientos de ajuste fiscal que serán lanzados a partir del 10 de diciembre: la racionalización y privatización de la obra pública, la privatización de las empresas del Estado y el recorte de las transferencias discrecionales para las provincias.
Se apunta al déficit financiero cero en el primer año de gestión, es decir, la generación de un superávit primario lo suficientemente robusto como para compensar todos los cargos por servicios de deuda pública.
Bajo este esquema, el Gobernador Maximiliano Pullaro ratificó su apoyo para la privatización de las obras públicas que actualmente se encuentran en marcha, muchas de las cuales se localizan en la Provincia de Santa Fe.
“Todo lo que sea beneficioso para Santa Fe, y que nos saque de esta situación de terrible desidia que nos ha dejado el kirchnerismo en los últimos años, me van a encontrar primero en la lista defendiéndolo”, explicó el Gobernador radical.
El apoyo de Juntos por el Cambio resulta fundamental para poder poner en marcha el programa de privatizaciones del nuevo Gobierno. Esto permitiría no solamente eliminar el flujo de recursos destinados a mantener las funciones de las empresas estatales, sino además recuperar importantes acreencias (por única vez) como resultado de las ventas.
Cabe señalar que durante la década de 1990 los ingresos por privatizaciones llegaron a representar entre un 0,4% y hasta un 1% del PBI en recursos adicionales para el fisco cada año. Estos recursos pueden ser útiles para cancelar deudas, robustecer las reservas del Banco Central o financiar obras públicas donde el sector privado no tenga interés para invertir, entre muchas otras posibles aplicaciones.
La nueva administración propone un amplio llamado a licitaciones para que el sector privado pueda comenzar a hacerse cargo de las obras en curso, sin nuevos costos para el Estado hacia adelante. A cambio, el Estado ofrece un marco regulatorio flexible para que las empresas puedan recuperar su inversión mediante el cobro de peajes en rutas y caminos.
“Si el Gobierno nacional viene con un plan, y ese plan es aprobado por el Congreso y a Santa Fe le viene bien, lo vamos a aprobar. Ese es el programa que plantea el Gobierno nacional. Ellos ven rentabilidad en rutas y autopistas nacionales y entienden que con fondos privados se podrían llevar adelante esas importantes obras”, anunció Pullaro.
Se trata de la primera fase de aplicación del sistema de iniciativa privada que opera exitosamente en Chile desde hace décadas. Asimismo, la obras pública planificada pero no ejecutada que no resulte una prioridad será recortada, y todos los proyectos en donde el sector privado pueda tener interés inversor serán transferidos al mismo como ocurre en Chile.
Argentina
Milei confirmó que su gobierno no aplicará los fallidos controles de precios y que se cerrará la mafiosa Secretaría de Comercio Interior
El presidente electo abandonará la fallida estrategia del kirchnerismo y del macrismo que intentó por dos décadas bajar los precios desde la Secretaría de Comercio. El único que puede bajar los precios es el Banco Central.

En una entrevista para el medio de Majul, El Observador, esta mañana, el presidente electo Javier Milei calificó a la regulación de precios como “una aberración”, y recordó que los controles y congelamientos de precios fallaron en todas y cada una de las veces que se los aplicó en los últimos 4.000 años.
En este sentido, el próximo presidente argentino confirmó que en su gobierno no habrá Secretaría de Comercio Interior, una dependencia del Estado que se creó con el fin de controlar los precios interno y el comercio entre las provincias.
Y agregó que piensa liberar “todos los precios que pueda”, aunque admitió que hay algunos productos de Precios Justos que tardarán algunos meses en eliminar “por las características de las bombas que dejó plantadas el Gobierno actual“.
Cabe recordar que el actual secretario de Comercio es Matías Tombolini, un economista cercano a Sergio Massa, que se la pasó toda su carrera criticando los controles de precios pero que no dudó en implementarlos al instante que obtuvo el cargo.
Previamente, la Secretaría estuvo en manos de Roberto Feletti y Paula Español, quienes habían relanzado en múltiples ocasiones el programa de Precios Cuidados, también sin ningún tipo de éxito.
Durante el “primer kirchnerismo”, la Secretaría había tomado especial relevancia de la mano de Guillermo Moreno, quien además tomó control del INDEC e incluso de una parte del Ministerio de Economía y se encargó unilateralmente de bajar la inflación, amenazando y hasta yéndose a las piñas con los empresarios si era necesario.
Moreno se fue en 2013 y su lugar fue tomado por Augusto Costa, alfil de Axel Kicillof, quien también fracasó en el cargo. La Secretaría también existió durante el gobierno de Macri, y estuvo en manos del Miguel Braun, primo de Marcos Peña. De más está decir que también fracasó estrepitosamente en evitar que suban los precios de la canasta básica.
A pesar de la buena voluntad, o la violencia de cada uno, ningún secretario de Comercio Interior prosperó en la tarea de bajar los precios porque básicamente no es algo que se pueda lograr técnicamente desde ese cargo.
La única entidad del Estado que puede bajar los precios, o evitar que suban, es el Banco Central de la República Argentina. Los precios no suben porque los comerciantes son codiciosos o malvados, lo que pasa es que la unidad monetaria argentina pierde valor debido a la mega emisión del BCRA, y cada vez se necesitan más pesos para comprar los mismos productos.
Ni el kirchnerismo ni Mauricio Macri fueron capaces de entender este concepto tan básico de la economía, que se conoce y se estudia desde por lo menos el siglo XVII. Todo indica que Javier Milei será el primer presidente argentino en décadas en intentar bajar los precios sin una Secretaría de Comercio.
Argentina
El desastre económico que deja Massa: Se perdieron US$ 16.300 millones en reservas y la deuda del BCRA se disparó un 550%
La tasa de interés que fija el Banco Central para los pasivos remunerados no dejó de crecer durante la administración Massa. La cantidad de pesos en circulación creció un 263% y los precios se más que duplicaron. El sistema cambiario se encuentra al borde del colapso y proliferan las situaciones de desabastecimiento.

Los 16 meses de la administración de Sergio Massa al frente de la cartera de Economía dejaron un saldo dramático para el país. Las principales variables macroeconómicas se desequilibraron, y especialmente el sobrante de pesos en la economía.
El stock de pasivos remunerados del Banco Central, conformado por las Leliq, la posición neta de Pases, las Notaliq y Legar, entre otros instrumentos, llegó a superar los 30,6 billones de pesos en los últimos días de noviembre y acumuló un crecimiento del 548% desde que Massa asumió la dirección económica del Gobierno.

Asimismo, la cantidad de pesos en circulación creció casi un 264% desde agosto del año pasado, y contabilizando las reservas de los bancos encajadas en el BCRA por regulación de este último, la base monetaria llegó a expandirse un 210% en el mismo período. Al mismo tiempo los precios minoristas subieron más de un 250%, se más que duplicaron en un año y medio.
Como resultado de todo esto, los pasivos remunerados llegaron a representar más del 334% de la base monetaria en noviembre, nunca antes se había visto una relación semejante. Incluso se superaron los niveles observados en el año 1989 en la previa de la peor hiperinflación de la historia argentina.
La demanda de pesos no deja de caer, sin importar cómo se la mida. Todos los agregados monetarios pierden cada vez más participación con respecto al PBI (lo cual sugiere desmonetización y caída de la demanda de dinero), al mismo tiempo en que la cotización del dólar paralelo batió todos los récords.

La tasa de política monetaria aplicada sobre las Leliq escaló del 60% al 133% nominal anual (y más de 250% en términos efectivos) desde agosto de 2022, pero ni así se logró incentivar la tenencia de pesos. Por otra parte, la tasa aplicada para los Pases pasivos a 1 día (la opción a la cual están migrando los bancos) saltó del 55% al 126% nominal anual a lo largo de la gestión de Massa.
Las reservas brutas del Banco Central disminuyeron en 16.300 millones de dólares entre agosto de 2022 y noviembre de 2023, pero el estado de las reservas netas es aún peor: ya se registra un rojo de por lo menos US$ 10.000 millones descontando los recursos del swap con China, el Fondo de Resiliencia y SEDESA, y los dólares que respaldan los depósitos en moneda extranjera.
Los sucesivos programas de fomento exportador fracasaron irremediablemente, el cepo cambiario impidió cualquier acumulación de divisas. La gestión de Sergio Massa deja al BCRA en un estado crítico y completamente quebrado, el peor nivel de reservas netas que se haya visto en la democracia.

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