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Lo que la izquierda no quiere que sepas: La relación del Proceso con Fidel, la URSS y el Partido Comunista Argentino

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Todos los 24 de marzo, la Izquierda argentina sale a repudiar el golpe de Estado que se produjo en 1976. cruzando los dedos para que la gente siga olvidándose de las relaciones del Proceso de Reorganización Nacional con países y dirigentes de su ideología.

Mitos, mentiras o verdades a medias hay muchas sobre lo sucedido en los años 70. Como todos los 24 de marzo, los medios y los equipos de comunicación de distintos políticos se llenan de palabras hablando de «Memoria», pero ¿realmente se acuerdan lo que pasó?

Uno de los grandes mitos instalados en la sociedad (y que prácticamente se puede considerar de sentido común a esta altura) es que la última dictadura militar fue una de carácter anti-comunista y opuesta a las corrientes de izquierda, y, por lo tanto, una dictadura de derecha.

El gobierno de facto efectivamente combatió la considerada “subversión”, guerrillas urbanas y rurales que asolaban el país con atentados, copamientos a bases militares, asesinatos, entre otras cosas, que claramente se identificaban con postulados socialistas y comunistas, incluso habiéndose entrenado en países comunistas, principalmente en Cuba, desde donde recibieron apoyo logístico y estratégico para desatar la ola de ataques terroristas. (Montoneros, ERP, FAR, FAP, etc)

Pero el Proceso de Reorganización Nacional no persiguió a ningún dirigente de los partidos comunistas o de izquierda que no tuvieran vínculos con la guerrilla, tampoco rompió relaciones con países como la URSS o Cuba, por el contrario, las reforzó.

A las autoridades argentinas de facto no les interesaba per se, que los dirigentes políticos sean de izquierda, incluso se les permitió a muchos intendentes, legisladores y gobernadores tanto peronistas como radicales simpatizantes con estas ideas seguir en sus cargos.

El Partido Comunista Argentino

El Partido Comunista Argentino (PCA) no sólo no fue ilegalizado durante la dictadura, sino que también apoyó abiertamente el Golpe de Estado realizado el 24 de marzo de 1976. En un comunicado, un día después de la asunción al poder de Jorge Rafael Videla, dijo que “la situación había llegado a un límite extremo” en referencia al gobierno de María Estela Martínez de Perón.

Debido a su incapacidad para gobernar el país en el contexto de crisis que había, los dirigentes comunistas se preguntaba si la nueva dictadura instaurada iba a ser diferente a las otras, en la defensa, según ellos, de los «latifundios improductivos y en aumentar la dependencia del país«.

«Es fundamental que las Fuerzas Armadas sepan ser factor de liberación, no instrumento de dependencia. […] El Partido Comunista considera una necesidad política e histórica la participación de las Fuerzas Armadas, en igualdad de condiciones con los civiles, en un gobierno cívico militar«, publicó el día del golpe de Estado el Partido Comunista.

Durante el gobierno de Videla y, a partir de 1977, el PCA defendería al gobierno militar de las denuncias de Estados Unidos por las violaciones de los Derechos Humanos. El entonces presidente Jimmy Carter, apoyando las acciones de organizaciones de los DD.HH. estadounidenses, comenzó a denunciar a Argentina en el plano internacional.

Como respuesta a esto, el PCA sacó un comunicado donde defendía a la Argentina de una Estados Unidos que “erigida en un tribunal supremo se atribuye el derecho de juzgar a las demás naciones del mundo».

«Estados Unidos ha interferido en asuntos internos de nuestro país esgrimiendo hipócritamente el argumento de la violación de los derechos humanos (…) Negamos sinceridad y autoridad moral al imperialismo yanqui para defender los derechos humanos más allá de su frontera”, escribieron en un comunicado oficial en plena dictadura.

También hay que decir que dirigentes del comunismo argentino como Athos Fava, quien sería Secretario General del Partido Comunista a partir de 1980, y Fernando Nadra, vocero del PCA, obtuvieron visas para viajar, en 1978, a Estados Unidos, en donde se reunieron con otros dirigentes de izquierda y dieron conferencias defendiendo al Proceso de las acusaciones del gobierno de Carter.

Entre otras cosas, decían que el gabinete que había sido armado provenía de una «amplia coalición democrática y cívico-militar», y que las autoridades de facto solo estaban buscando una «transición democrática«.

En discursos que quedaron grabados y bien documentados, los dirigentes del PCA argumentaban que el Proceso era muy diferente a la dictadura de Pinochet en Chile, que «era fundamentalmente un régimen anticomunista»; y la comparaban, en su lugar, con la Revolución de los Claveles de Portugal.

También destacaron que a diferencia de otras dictaduras militares en la región, en ningún momento se prohibió a los catedráticos comunistas dejar de enseñar ideas marxistas o revolucionarias, siempre y cuando éstas denunciaran los movimientos armados guerrilleros.

Esta defensa provenía directamente de las directrices que se ordenaban desde Moscú, donde años después quedó en evidencia que se les había ordenado no atacar a la dictadura del Proceso debido a que la consideraba “moderada y progresista” (mismas palabras que se leían en los comunicados del Partido Comunista), y que no querían que Argentina cayera en un régimen como el de Augusto Pinochet, que era claramente y abiertamente anticomunista y enemiga de la Unión Soviética, y una aliada fundamental de los Estados Unidos.

Es importante aclarar que el 24 de marzo de 1976, fueron ilegalizados otros partidos mas pequeños como el Partido Comunista Revolucionario (Ley 21.269), pero la agrupación fue legalizada nuevamente unos meses después, el 9 de junio, y la misma adoptó la misma línea discursiva que el PCA (Ley 21.324).

Por último, también hay que agregar que, pasados los años y aumentando el descontento de la población hacia la Junta Militar, el Partido Comunista se haría más crítico del gobierno militar, pero que lo hicieron recién después de que medios considerados de derecha como La Prensa empezaran a publicar las listas de nombres de personas desaparecidas.

Incluso el economista liberal Álvaro Alsogaray se expresó públicamente en contra del Proceso antes que el Partido Comunista, oponiendose a la instalación de un gobierno de facto desde antes que se produjera. Como mencionamos, por alguna razón que excede el análisis de este artículos, estos hechos son olvidados por la historia.

Unión Soviética y Argentina: relaciones carnales

La Unión Soviética y la República Argentina nunca rompieron relaciones diplomáticas durante el Proceso de Reorganización Nacional. En línea con lo mencionado acerca de la no-proscripción de dirigentes de izquierda, el embajador de Argentina en Moscú fue Leopoldo Bravo, un histórico dirigente político sanjuanino, uno de los más famosos «peronistas de izquierda«, que ya había sido embajador de Argentina en la URSS durante la segunda presidencia de Perón, entre 1953 y 1955.

Una muestra de esta política fue la exposición que hicieron 65 funcionarios soviéticos de su industria en el Centro de Municipal de Exposiciones de la Ciudad de Buenos Aires, que, aunque autorizada por el gobierno peronista anterior, fue ratificada y efectivamente se realizó en pleno Proceso, con la participación de dirigentes de izquierda opositores al régimen militar.

Económicamente, la Argentina encontró en la Unión Soviética uno de sus mayores aliados comerciales. El comercio bilateral pasó de US$ 486 millones de dólares en 1978 a US$ 3.000 millones de dólares en 1981, enviando a los rusos un tercio del total de los granos que Argentina exportaba en el mundo. El economista Mario Rapoport confirmaría luego que la URSS fue la principal compradora de carnes durante el período 1980-1982 y había sido segunda en el 79.

Esta relación tuvo un trasfondo muy importante: la invasión del Ejército Rojo a Afganistán le había dado la posibilidad histórica a Estados Unidos de imponer un embargo masivo contra la Unión Soviética, quien recurrió a la Argentina para seguir sustentándose.

Si bien Argentina votó condenando la invasión soviética y accedió al boicot de los Juegos Olímpicos en Moscú de 1980, el Proceso rechazó sumarse al embargo estadounidense y profundizó las relaciones comerciales con Moscú.

Curiosamente, acorde al relato oficial, el gobierno de facto de la Junta Militar fue «neoliberal«, un rótulo que se otorga a los gobiernos que apoyan el ingreso indiscriminado de capital extranjero, las privatizaciones y los bajos impuestos. Realmente otro mito argentino, ya que el Proceso denegó el ingreso de millonarias inversiones extranjeras por su pelea por los DD.HH. con Estados Unidos y Europa, a la vez que presentó un tímido programa de privatizaciones y no hizo más que aumentar impuestos.

No sería hasta 1989, con la asunción del peronista Carlos Menem, preso durante todo el Proceso de Reorganización Nacional, que el verdadero «neoliberalismo», como se define mediáticamente en estos días, llegara a instalarse en Argentina.

Cuba y Argentina: favores y silencio

Otras relaciones del Proceso que merecen un análisis más riguroso son con la dictadura castrista en Cuba. Las relaciones entre estos dos países siempre se mantuvieron cordiales y la diplomacia nunca se pinchó. Incluso la Cancillería cubana respaldó a la Argentina en los foros internacionales.

En realidad, todo el Movimiento de Países No Alineados fue cómplice de la dictadura militar argentina, tal como lo señala Gabriel Salvia, presidente del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL): «Parece escapar a la memoria de varios funcionarios del gobierno nacional, legisladores, periodistas y activistas de derechos humanos de la Argentina el hecho de que el régimen cubano de Fidel Castro fue un actor decisivo para bloquear la condena a la dictadura militar argentina en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, para lo cual operó junto a los países del Movimiento de No Alineados y del extinto Bloque Socialista, evitando la condena internacional promovida por los Estados Unidos de América».

Castro jamás condenó las desapariciones en Argentina y cuando hablaba del país en los años que gobernó el Proceso, se refería a éste como «el gobierno» y no como «la dictadura«, cosa que sí hacía (y siempre hacía el esfuerzo de remarcarlo) para los regímenes en Chile o en Brasil.

Esta complicidad de Cuba con el Proceso fue recordada recientemente por un sobrino del propio Che Guevara. Martín Guevara es hijo del menor de los hermanos del Che, Juan Martín, y a los 10 años de edad, se exilió con su familia a La Habana, donde pasó buena parte de su vida, hasta 1988, donde se mantuvo como un asesor directo de los Castro.

Su testimonio en este sentido es contundente. Durante su exilio en Cuba, fue testigo directo de la complicidad de Fidel con Videla como pago por los suministros de cereales argentinos a la Unión Soviética, un aporte alimentario que fue más apreciado aún cuando Moscú comenzó a padecer el embargo dictado por Washington tras la invasión de Afganistán.

A Martín Guevara le tomó mucho tiempo poder hacer esta denuncia, pero hoy sabemos la verdad. Recién en el año 2010 publicó un artículo sobre el tema: «Durante muchos años y por razones de lealtad familiar, y quizá cierto adoctrinamiento de izquierda, renuncié a mi derecho a contarlo«.

Una verdad muy difícil de aceptar para quienes ven en La Habana, todavía al día de hoy, un faro que ilumina el comunismo en el continente. Cuba en los 70s demostró en esa conducta que no era más que un satélite soviético, sin el menor margen para diferenciarse. Y Fidel Castro no era más que un lacayo de Moscú, que se mantuvo callado mientras la Junta Militar en Argentina exterminaba a los guerrilleros que sus mismas Fuerzas Armadas habían entrenado y enviado al país sudamericano para propiciar un cambio de régimen.

La dictadura en Cuba ni siquiera movió un dedo cuando dos cubanos en Argentina, vinculados al terrorismo guerrillero, desaparecieron en septiembre del 76. Castro recién recordó la situación varios años después, cuando ya había vuelto la democracia a la Argentina, cuando en 1984 citó a Estela de Carlotto, la referente de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, a La Habana.

Lo curioso es que ni Estela de Carlotto ni la combativa Hebe de Bonafini jamás le reprocharon a los líderes cubanos la complicidad con el Proceso ni en ese viaje ni en las decenas de viajes que hicieron en los años posteriores.

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El radicalismo se enojó con el kirchnerismo por «mancharle» la marcha universitaria y no le dio quórum para votar una suba del presupuesto

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“La marcha se desvirtuó”: el día después a la masiva movilización universitaria, militantes estudiantiles de Franja expresaron su descontento porque referentes de UxP coparon la Plaza de Mayo y politizaron la movilización.

El bloque de Unión por la Patria (UxP) pidió este miércoles una sesión especial para discutir proyectos vinculados al financiamiento de la universidad pública, como la suba de su presupuesto, la reintroducción del Fondo de Incentivo Docente (Fonid) y cambios en la movilidad jubilatoria.

Sin embargo, y a pesar de que menos de 24 horas antes habían marchado juntos para pedir más fondos para las universidades públicas, una gran parte de la Unión Cívica Radical (UCR) no bajó al recinto y se negó a darle quórum al kirchnerismo.

Y es que, sacando al sector amigable con el gobierno de Javier Milei del radicalismo, el sector que responde a Emiliano Yacobitti está molesto con el kirchnerismo por haberle «manchado» la movilización del martes con la presencia del exministro Sergio Massa, del gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, Madres de Plaza de Mayo y hasta la CGT.

Con cinco legisladores menos de los necesarios para abrir el debate en mayoría, el presidente de la Cámara baja, Martín Menem, dio por caída la sesión al no haber suficientes diputados sentados en sus bancas. Cuando la sesión ya estaba levantada, se sumó Maximiliano Ferraro, de la Coalición Cívica, y Gabriela Brouwer de Koning, de la UCR, pero todavía estaban lejos de los 129 presentes requeridos para empezar una sesión.

Hacemos Coalición Federal, el bloque de Miguel Ángel Pichetto, tampoco dio quórum con todo su espacio, y le propuso al kirchnerismo postergar la convocatoria de la sesión para después del debate de la Ley Bases. La fecha que se barajó fue el 8 de mayo, con la idea de que para ese momento las reformas de Milei ya hayan superado la Cámara de Diputados y no haya conflictos. Sin embargo, UxP quiso llevar al recinto la épica de la movilización universitaria y se rehusó a modificar su cronograma.

Descontento en Franja Morada por la presencia del kirchnerismo

En las filas de Franja Morada esperaban que agrupaciones estudiantiles kirchneristas hicieron presencia en la marcha, pero no les gustó nada que el kirchnerismo, especialmente referentes nacionales de Unión por la Patria participaran y se llevaran el foco de atención. Además, el kirchnerismo copó la Plaza de Mayo, en vez de las agrupaciones universitarias.

Las agrupaciones políticas se mandaban por calles internas y llegaban directo a la Plaza de Mayo. Entonces las universidades, que veníamos todas juntas, nos planchamos ahí”, admitió Francisco Grecco, referente estudiantil en Ciudad Universitaria.

La marcha de desvirtuó, se metieron un montón de grupos políticos que no tenían nada que ver. Después vimos en la tele que había hablado una madre de Plaza de Mayo. Hubiese estado bueno que no se mezclaran las consignas para que el mensaje fuera claro. Por eso nosotros llevamos un libro o apuntes”, acotó en una entrevista para LA NACIÓN.

LA NACIÓN también confirmó la bajada política de los profesores el día después de la marcha. Este miércoles, antes de ingresar a dar clases en un aula de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA (FADU, también en Ciudad Universitaria), el profesor de Introducción al Pensamiento Científico, Ricardo Ibáñez, habló la convocatoria de ayer.

“Hace más de 30 años que soy docente, fui a varias marchas universitarias en la época de De la Rúa, de Menem. Recuerdo especialmente una muy grande contra el recorte de presupuesto universitario de López Murphy» aseguró, obviando que Massa les congeló el presupuesto por 18 meses con una inflación de más del 200% y no marcharon ni una sola vez.

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La Corte Suprema vuelve a rechazar otro recurso en contra del DNU de Javier Milei

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Los cuatro jueces del tribunal supremo han rechazado un recurso de per saltum presentado por el abogado Andrés Gil Domínguez contra el decreto desregulador, argumentando que no había un caso concreto, una causa o una controversia que justificara su intervención.

En una decisión unánime, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha declarado inadmisible un «per saltum» presentado por el abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez contra el DNU 70/23 impulsado por el presidente Javier Milei. La fundamentación principal del rechazo radica en la ausencia de un «caso concreto», «causa» o «controversia» que justificara la intervención del tribunal en este asunto.

El recurso presentado por Gil Domínguez buscaba promover un «proceso autosatisfactivo», instando a la Cámara de Diputados y al Senado de la Nación a que abordaran de manera inmediata el tratamiento del DNU 70/23, con el fin de su aprobación o rechazo en un plazo máximo de 30 días, según lo establecido por la ley 26.122.

Este reclamo llegó a los tribunales después de que fuera rechazado inicialmente por el Juzgado Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal N°1, a cargo de Rodolfo Facio, quien desestimó el planteo por ausencia de legitimación activa y falta de «caso» o «controversia».

El fallo de la Corte Suprema, dado a conocer ayer, cuenta con las firmas de los cuatro integrantes del máximo tribunal: Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti. En su decisión, los ministros argumentaron que la petición de Gil Domínguez no presentaba una afectación concreta y particularizada, por lo que las razones esgrimidas por el demandante resultaban «insuficientes» para configurar un caso o controversia.

Esta decisión de la Corte Suprema refleja un patrón similar al de casos anteriores relacionados con el DNU de Milei. La Justicia rechazó de manera unánime, hace unos días, dos planteos contra el DNU 70/23 de Javier Milei, argumentando que no existía un «caso concreto», «causa» o «controversia» que justificara su intervención.

Uno de los fallos corresponde al recurso extraordinario presentado por el abogado Jorge Rizzo, en representación de la Asociación Civil Gente de Derecho, en diciembre de 2023, poco después del anuncio del decreto en cadena nacional por parte del presidente, solicitando la anulación total del DNU.

Por otro lado, la misma pretensión tuvo la medida cautelar presentada por el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, a través de sus representantes legales Raúl Ferreyra y Eugenio Zaffaroni, quienes en febrero de este año promovieron una acción declarativa de certeza contra el Estado Nacional con el objetivo de poner fin al estado de incertidumbre derivado de la supuesta «inconstitucionalidad» del decreto.

El presidente del tribunal, Horacio Rosatti, ha expresado en diversas ocasiones que es necesario darle tiempo a la política para resolver estos asuntos, aunque ha dejado claro que, si no se resuelven, lo hará la Justicia. Rosatti ha manifestado su preferencia por evitar la judicialización prematura de temas políticos.

Sin embargo, aún quedan pendientes otros reclamos relacionados con el DNU, siendo el más significativo el referido a la reforma laboral incluida en el Capítulo IV del mismo, que tiene como objetivo eliminar el trabajo en negro y modernizar el mercado laboral. Además, según un relevamiento, la Corte tiene cerca de 30 reclamos de 16 provincias que reclaman por recortes de fondos, sumando un total de aproximadamente 1.000 millones de dólares.

Por otro lado, Javier Milei anunció la semana pasada a través del Boletín Oficial su propuesta para que Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla integren la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en reemplazo de la vacante dejada por Elena Highton de Nolasco y el cupo que se abrirá debido a la jubilación de Juan Carlos Maqueda, respectivamente. Este anuncio abre un período de quince días para que la ciudadanía y diversas organizaciones presenten sus posturas respecto a los candidatos propuestos, antes de su eventual designación por el Senado.


De Kevin Frank para La Derecha Diario.

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Furor por el nuevo libro acerca de Milei escrito por Nicky Márquez y Duclos: Su vida, su historia y su ascenso al poder

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El libro escrito por Nicolás Márquez y Marcelo Duclos será distribuido en más de 15 países y tendrá su presentación el 8 de mayo en la Feria del Libro. En él, se recrea la vida, el contexto histórico y el rápido ascenso del primer presidente libertario del mundo.

El libro «Milei, la revolución que nadie vio venir» ofrece una visión única del fenómeno político encarnado por Javier Milei. Desde sus raíces biográficas hasta su ascenso como figura central en la política argentina, el texto abarca no solo una biografía, sino también una reconstrucción del contexto histórico y la difusión de un conjunto de ideas y autores en su mayoría desconocidos.

Los autores, Nicolás Márquez y Marcelo Duclos, se propusieron describir la trayectoria vital, profesional e ideológica del presidente, así como su ascenso meteórico y el impacto que ha tenido en la política tanto dentro como fuera de las fronteras argentinas.

El libro busca enmarcar a Milei dentro del contexto de sus ideas políticas y económicas, definiéndolo como un liberal libertario de la Escuela Austríaca. Esta perspectiva lo posiciona en una visión más radical y disruptiva que el liberalismo tradicional argentino. La obra, editada por Hojas del Sur y que estará disponible en las librerías a fin de mes, explora cómo Milei desafió las categorías políticas convencionales, generando desconcierto y a la vez atracción, tanto en Argentina como en el extranjero.

Milei, la revolución que no vieron venir” reconstruyó el ascenso vertiginoso de Milei, basado en un carisma extraordinario, un estilo provocador y una habilidad para desafiar las normas políticas y económicas establecidas. El libro explora cómo su capacidad para generar debate y confrontación lo convirtieron en un referente para aquellos que buscaban alternativas a los sistemas políticos tradicionales, dentro y fuera de Argentina.

Milei encarna más que un simple cambio de gobierno, representa un cambio de era. Va más allá de la mera alternancia política prevista en la Constitución. Por eso usamos la palabra ‘revolución’ en el libro. Marca un punto de inflexión en Argentina que desconcierta a todos”, expresó Nicolás Márquez. Se estima que el libro sea presentado el 8 de mayo a las 20:30 en la Sala Cortázar de la Feria del Libro.

En esta perspectiva, Marcelo Duclos afirmó: «Javier Milei ha trascendido las fronteras de Argentina, ya no hay dudas al respecto. No se trata solamente del presidente argentino o del representante del liberalismo en el país, sino que, probablemente sin pretenderlo, se ha convertido en un referente de las ideas de libertad en el mundo occidental«.

Por su parte, Nicolás Márquez agregó que «si Milei tiene éxito, indudablemente generará un efecto dominó a nivel global, ya que se convertirá en un punto de referencia, y surgirán fenómenos similares en otras partes del mundo«.

En este momento, el libro se encuentra en preventa en 12 países, pero recientemente se han sumado cuatro países más a la lista. Además, se está trabajando en traducirlo al portugués, italiano, inglés y polaco, ampliando así su alcance y llegando a un público aún más diverso.

Tapa del libro junto a sus dos autores, con prólogo de Agustín Laje.

Nuevamente, como señala Duclos, Javier Milei se ha convertido en un fenómeno que ha trascendido las fronteras de Argentina. Ya no se trata solamente del presidente argentino ni del representante del liberalismo en el país, sino que, probablemente sin pretenderlo, se ha convertido en un referente de las ideas de libertad en el mundo occidental.

Lejos ha quedado la infame frase del diputado Ricardo López Murphy que lo trató despectivamente como un «fenómeno barrial«, asegurando que sus ideas no podrían trascender los espacios de debate de la Ciudad de Buenos Aires. Refutándolo de una manera sin igual, Milei es un fenómeno mundial.

Es sorprendente cómo alguien que, hace algún tiempo, expresaba que «el único cargo que aceptaría en la política sería la dirección del Banco Central para cerrarlo«, ahora sea objeto de tanta atención y demanda en el mundo libre.


De Kevin Frank para La Derecha Diario.

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