Australia
El gobierno conservador australiano le ganó la pulseada a Facebook: la red social deberá pagar por usar contenido de otras plataformas
Australia logró pasar una ley que impacta negativamente sobre el control mediático que Facebook ejerce en el país. Ahora, el Reino Unido y Canadá analizan implementar la misma legislación en sus territorios.
Este jueves el Parlamento de Australia aprobó una ley que obliga a las redes sociales a pagar por usar el contenido digital elaborado por medios de comunicación. Páginas como Facebook, Google y Twitter utilizan notas de diferentes diarios para mostrar las noticias en su sección de actualidad; esto lo hacían sin pagar y muchas veces ni siquiera dando los créditos pertinentes.
Google y Twitter y otras empresas de redes sociales aceptaron esta decisión sin mayores inconvenientes, pero Facebook decidió ir a la guerra total contra el gobierno conservador de Scott Morrison por esta ley.
La semana pasada, en retribución por la media sanción al proyecto, la empresa de Mark Zuckerberg bloqueó de su red social las cuentas de todos los medios de comunicación australianos y cuentas gubernamentales, con el objetivo de presionar a Morrison para que vetara la ley.
La abrupta decisión de Facebook tuvo un impacto en varios servicios de emergencia australianos que utilizan la plataforma para informar sobre accidentes o advertir a la población ante la posibilidad de desastres medioambientales. Además, fueron bloqueadas las agencias de salud pública que promueven información confiable sobre COVID-19.
Ocho días después de la medida, Facebook se vio obligado a levantar la suspensión tras recibir duras críticas de todos los arcos políticos por lo ocurrido. Finalmente, la ley fue aprobada y Zuckerberg terminó cediendo ante el gobierno.
“El código garantizará que las empresas de medios de comunicación reciban una remuneración justa por el contenido que generan, lo que ayudará a mantener el periodismo de interés público“, dijeron el tesorero Josh Frydenberg y el ministro de Comunicaciones Paul Fletcher en un comunicado conjunto.
Mark Zuckerberg perdió la pulseada contra el gobierno de Scott Morrison.
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En la mesa de negociación, Morrison terminó incluyendo en la ley una cláusula de discreción del Poder Ejecutivo para liberar a las redes sociales de este pago si pueden demostrar una “contribución significativa” a la industria de noticias nacional, algo que por ahora no han hecho con ninguna entrada, según el gobierno.
Sin embargo, esto abre la puerta a que un futuro Primer Ministro de izquierda pueda otorgarle esta concesión a Facebook, algo que sin dudas el gigante tecnológico tendrá en cuenta a la hora de apoyar financiera y mediáticamente en las próximas elecciones del 2022.
A pesar de esta concesión, Morrison logró propinarle un duro golpe financiero al poderío de Facebook, que desde hace varios años viene ejerciendo su dominio sobre la opinión pública en todo el mundo de manera indisputada, mostrando solamente las noticias que quiere mostrar, censurando las voces que quiere censurar, y interfiriendo en elecciones en favor de los candidatos que quiere apoyar.
Este es tan solo el primer paso, los parlamentarios del Reino Unido y Canadá ya anunciaron que empezarán a tratar una versión de esta ley en sus países, que después podría ser replicada en todo Europa.
Zuckerberg además teme que estas ideas lleguen al Congreso de Estados Unidos. A pesar de tener mayoría demócrata (que defiende sus intereses en el país), el año que viene hay elecciones legislativas, donde se espera que los republicanos puedan recuperar el control del Senado, y esto sería el puntapié para que se legisle un proyecto así, en un país donde podría causar un verdadero dolor de cabeza a las finanzas de la empresa.
Ex primer ministro Malcolm Turnbull y actual premier Scott Morrison en el Parlamento, los dos cerebros del gobierno conservador que decidieron abrir una guerra contra la hegemonía de las empresas de redes sociales.
Australia
Alerta Roja: Australia expande su programa de Defensa y medios aseguran que se está preparando para una guerra con China
Australia se prepara frente a la amenaza militar china y cierra con Estados Unidos y Reino Unido el mayor proyecto de Defensa del país oceánico en la historia.

El ascenso de China como potencia en el Pacífico y en Oceanía durante las últimas décadas ha encendido las alarmas de todos los países occidentales que creyeron que la apertura económica de la dictadura comunista durante los 70’ implicaría una posterior democratización. Tras darse cuenta que estuvieron completamente equivocados, en los últimos años los países occidentales han decidido cambiar el enfoque en su política exterior respecto al gigante asiático.
En busca de hacer frente a los avances de China en el Indo-Pacífico, en 2021 surgió entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos una alianza estratégica militar bautizada como AUKUS.
Este pacto de seguridad trilateral abarca la cooperación en muchas tecnologías militares de punta y también compromete a los socios a ayudar a Australia a adquirir submarinos de propulsión nuclear.
Tan solo un año y medio después de anunciado el AUKUS, este lunes 13 de marzo trascendió el anuncio de un mega plan que aumentará trascendentalmente la capacidad submarina australiana y que asentará al AUKUS en la discusión de seguridad internacional del Indo-Pacífico durante la próximas décadas.
Este plan, que costará a Australia unos US$ 245.000 millones de dólares para 2055 y se convertirá así en el proyecto de defensa más grande de la historia del país, consta de desarrollar la capacidad submarina de propulsión nuclear de Australia a través de la venta de submarinos estadounidenses y de la construcción de una nueva clase de submarinos de manera conjunta entre los aliados de AUKUS.
El plan, dividido en pasos progresivos, prevé en primer lugar que, a partir de 2027, un submarino del Reino Unido y hasta 4 submarinos estadounidenses operen desde la base naval HMAS Stirling en Perth.
Según el acuerdo, Estados Unidos tiene la intención de vender a Australia tres submarinos de propulsión nuclear de la clase Virginia construidos por General Dynamics para principios de la década de 2030, con una opción para Australia comprará dos más si es necesario.
Por otro lado, este plan cerrado por los 3 mandatarios culminaría con la creación de una nueva clase de submarinos trilateralmente desarrollados bautizados SSN-AUKUS. Gran Bretaña construirá el primer submarino SSN-AUKUS para 2038 y Australia entregará su primera construcción en 2042, desde donde se finalizará uno cada tres años hasta que la flota llegue a ocho. Todo esto con tecnología estadounidense de vanguardia y la construcción en Reino Unido y Australia por Bae Systems y Rolls-Royce.

Es importante aclarar que un submarino con propulsión nuclear consiste de un submarino que funciona con un pequeño reactor nuclear en su interior, permitiendo al buque mantenerse debajo del agua hasta por 20 años sin la necesidad de tocar puerto ni recargar combustible.
Esto no significa que el submarino contenga ojivas nucleares, las cuales no están previstas para este plan puesto que Australia no tiene desarrollada armas nucleares ni planea desarrollarlas en el futuro. Estos submarinos nucleares, sin embargo, pueden ser extremadamente mortíferos en el estrecho de Taiwán, y es el principal foco de las preocupación de Beijing.
En total, el programa crearía 20.000 puestos de trabajo altamente calificados para las próximas tres décadas, en un plan que la oposición misma australiana anunció que apoyaría “contra viento y marea”.

“Esta será una capacidad soberana australiana, construida por australianos, comandada por la Marina Real Australiana y sostenida por trabajadores australianos en astilleros australianos”, dijo el primer ministro australiano en una conferencia en California. Allí, en San Diego, fue desde donde se reunieron los mandatarios de Estados Unidos, Joe Biden, del Reino Unido, Rishi Sunak, y de Australia, el laborista Anthony Albanese, para hacer el anuncio en conjunto.
El primer ministro australiano dijo que el programa comenzaría con una inversión de US$ 4.000 millones de dólares durante los próximos 4 años para expandir la capacidad de recibir submarinos en sus bases y construirlos en sus astilleros, como así también para capacitar a trabajadores calificados.
Esta noticia del AUKUS no cayó muy bien en Beijing, y el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, dijo que “Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia, en pos de sus intereses geopolíticos, siguen un camino arriesgado“.

En la propia Australia, los medios también interpretaron el anuncio como una nueva era de tensiones con China, Los periódicos más importantes del país publicaron un reporte en conjunto titulado “Alerta Roja“, advirtiendo de cómo el nuevo AUKUS pregona un enfrentamiento militar directo con el Ejército Popular de Liberación chino.
The Sydney Morning Herald y The Age estimaron que dentro de los próximos 3 años, Australia debe estar preparada una guerra abierta con China, citando de fuente a cinco analistas y expertos en seguridad, a saber, Alan Finkel, Peter Jennings, Lavina Lee, Mick Ryan y Lesley Seebeck. El informe fue publicado por el grupo de medios Nine Entertainment.
En el reporte, los expertos señalan que un conflicto que involucre a Taiwán y China es mucho más probable de lo que la mayoría de los ciudadanos australianos creen, y que cuando comience esa guerra, Australia no va a poder mantenerse al margen, algo que el Partido Comunista Chino sabe muy bien, por lo que podría atacar de manera preventiva.
“Nuestra evaluación del riesgo de guerra se basa en la postura agresiva del presidente Xi Jinping y la rápida acumulación militar”, se lee en el informe Red Alert, que sugiere un marco de tiempo de tres años porque, según el análisis, se alcanzará “un punto de inflexión” alrededor de 2027, después del cual “Beijing tendrá superioridad militar sobre Estados Unidos en el Estrecho”.
Australia
Los laboristas australianos imponen retenciones a las exportaciones de carbón de hasta un 40%
La primera ministra del Estado de Queensland determinó un drástico sablazo tributario con la instalación de un nuevo sistema de retenciones móviles para la exportación de carbón.

De manera inédita la primera ministra del Estado australiano de Queensland, la laborista Annastacia Palaszczuk, decidió implementar un brutal aumento impositivo sobre las exportaciones de carbón, de las llamadas “royalties” o retenciones.
Se termina así con el período de congelamiento en las retenciones a la exportación de carbón, que hasta ahora mantenían una tasa móvil entre el 0% y el 15%, siendo esta última alícuota de aplicación únicamente para precios del bien exportable fueran superiores a 150 dólares australianos.
Con la misma justificación que utilizó el presidente Alberto Fernández en Argentina, los laboristas de Palaszczuk alegaron la necesidad de capturar una “renta extraordinaria” y establecieron un sistema que grava con el 20% las exportaciones de carbón para precios superiores a AU$ 175, 30% para precios superiores a AU$ 225 y hasta 40% cuando sean superados los AU$ 300.
El proyecto alega que los precios internacionales del carbón se encuentran por encima del promedio de los últimos diez años, y por ese motivo la aplicación de retenciones más altas.
Además del sesgo anti-exportador, el proyecto no tiene en consideración que una parte sustancial de los aumentos se deben a la inflación registrada en la mayor parte de los países desarrollados, y no a un aumento del carbón en términos reales. Aunque el precio real retrocediera al nivel que mantuvo en la última década, su valor nominal seguiría siendo más elevado a causa de la inflación y las retenciones aplicadas seguirían siendo mayores.
A pesar de que el Partido Laborista de Queensland había prometido no subir ni crear nuevos impuestos en su campaña del año 2020, Palaszczuk no dudó en traicionar a su propio electorado, envalentonada por la reciente victoria a nivel nacional del laborista Anthony Albanese, quien llegó al poder con una agenda mucho más radical.
El secretario del Tesoro del Estado, el también laborista Cameron Dick, intentó defender a la primer Ministra y afirmó secamente que “la promesa no era válida para las empresas”.
La drástica diferencia con el sistema anterior generó una profunda desestabilización en la economía local, pues el carbón es uno de los principales productos de exportación de Queensland junto con los metales, los minerales, el azúcar y la carne vacuna.
Las empresas productoras de carbón más grandes del Estado registraron una violenta reversión en el precio de sus acciones: reportaron caídas de hasta el 40% para las empresas cotizantes en la plaza bursátil australiana.
Australia
El izquierdista Anthony Albanese es el nuevo primer ministro de Australia: Cuáles son sus principales propuestas
Con una fuerte agenda en el cambio climático y en políticas sociales, Albanese parece más un socialista latinoamericano que un laborista australiano.

El laborismo australiano aprovechó la flaqueza del gobierno liberal de Scott Morrison, que dedicó los últimos 2 años a formar una dictadura sanitaria junto a los gobernadores territoriales y perdió el apoyo de la población, y arrasó en las elecciones del pasado domingo.
Con una extremadamente baja participación en los comicios, los históricos votantes conservadores del Partido Liberal Nacional no fueron a las urnas, enojados por las restricciones sanitarias que Morrison ideó, y el Partido Laborista llega al poder por primera vez en 10 años.
Anthony Albanese, como líder del laborismo, tomó la oficina de primer ministro este lunes y formará un nuevo gobierno en alianza con los verdes y algunos parlamentarios independientes de izquierda, buscando imponer una agenda progresista radical.
Albanese reconoce ser del bloque laborista conocido como “Labor Left“, o “laborismo de izquierda“, el ala más progresista e izquierdista del Partido Laborista, con ideas más cercanas al socialismo del siglo XXI que al laborismo clásico de centroizquierda.
El flamante primer ministro de Australia anunció el domingo antes del traspaso de mando que pondrá un fuerte foco en la política exterior como herramienta para combatir el cambio climático, y que se reunirá con los líderes de Estados Unidos, Japón e India en Tokio para firmar “acuerdos climáticos“, en contraposición a los acuerdos comerciales que Morrison tenía en el tintero para este viaje.
“Habrá cambios en política, especialmente en relación con el cambio climático y nuestra relación con el mundo en estos temas” expresó el nuevo mandatario, quien prometió acelerar las acciones australianas para reducir sus emisiones de carbono.
Un discurso de carrera política “cuesta arriba”
Albanese fue miembro del Partido Laborista desde la secundaria, y entró de lleno en la política tras ser elegido por primera vez para el Parlamento en 1996, por lo que nunca en su vida trabajó en el sector privado. Desde el primer momento uno de sus pilares discursivos fue haber sido criado en circunstancias económicas difíciles en una vivienda social de Sídney, siendo de origen obrero.
“Dice mucho de este país que alguien con mis antecedentes pueda presentarse hoy ante ustedes, con la esperanza de ser elegido mañana primer ministro” declaró en su discurso tras las recientes elecciones.
Albanese también fue hospitalizado el año pasado, después de que un vehículo todoterreno conducido por un adolescente chocara contra su auto. Hasta ese momento, los laboristas iban por detrás en las encuestas, muy lejos de los liberales. Según él, su experiencia cercana a la muerte le dio la energía necesaria para “cambiar todo”.
Propuestas destacadas para su gobierno:
Entre las principales promesas de campaña, el nuevo primer ministro habló de subir el salario mínimo, reconocer en la Constitución a los pueblos de las Primeras Naciones y principalmente una catarata de reformas y medidas en favor del medioambiente.
Otro de los apartados que ha distinguido en campaña la propuesta de su Partido Laborista es el de política exterior, ya que Albanese se ha comprometido a reconstruir las deterioradas relaciones con Francia.
Durante el gobierno de Morrison, el país europeo se enfureció tras la cancelación de un acuerdo de submarinos de 90.000 millones de dólares a favor del llamado “pacto de seguridad AUKUS” con Estados Unidos y Reino Unido.
Boris Johnson por su parte fue el primer mandatario en felicitar a Albanese, y expresó que “a medida que cosechamos los frutos de nuestro Acuerdo de Libre Comercio integral, la asociación AUKUS y la cercanía inigualable entre los pueblos británico y australiano, lo hacemos sabiendo que la única distancia entre nosotros es geográfica”.
Boris sabe muy bien que estos acuerdos están en peligro ahora que ha llegado Albanese al poder, y quiere hacer la mejor letra posible con el nuevo premier para mantener en pie tanto el libre comercio como la asociación militar que logró en los últimos años.
Por Nicolas Promanzio, para La Derecha Diario.
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