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Australia

Locura en Australia: el Ejército fue enviado a Sídney para asegurar la cuarentena

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A pesar de haber sido uno de los países que aplicó medidas sanitarias más flexibles, el gobierno ha dado un giro rotundo en su control de la pandemia por la variante delta y ahora obliga con las Fuerzas Armadas a que la gente se quede en sus casas.

A pesar de que en un principio el gobierno australiano del conservador Scott Morrison había liderado en cuarentenas voluntarias y respetando las libertades individuales en plena pandemia, los últimos meses se han convertido en un infierno para los ciudadanos de Sídney, el centro urbano más grande del país.

El gobierno nacional ha desplegado a las Fuerzas Armadas en las calles de Sídney, para controlar que se cumplan las órdenes de aislamiento por el brote de contagios de la variante delta del coronavirus de Wuhan.

La localidad empezó un confinamiento total el pasado 26 de junio, lo que desató una serie de manifestaciones en repudio a lo largo de todo el mes de julio, la más fuerte habiendo sido la semana pasada. Esta masiva protesta en contra de las restricciones llevó a que el gobierno enviara al Ejército a mantener la medida, hasta por lo menos el 27 de agosto próximo.

El primer ministro Scott Morrison, que estaba esperanzado con la pronta apertura de fronteras contemplada en un plan de regreso a la normalidad que diagramó en cuatro etapas, puso un freno a las medidas de liberación e indicó que no abrirá los aeropuertos hasta que el 80% de la población adulta no se encuentre vacunada. El objetivo es lejano, ya que a pesar de que prácticamente toda la población de riesgo completó su vacunación, solo el 18% de los adultos se dieron las 2 dosis.

Los cinco millones de habitantes de Sídney se encuentran bajo aislamiento total, que incluyen testeos obligatorios casa por casa y el uso de barbijos al aire libre para las personas esenciales que tengan que salir, algo que Australia había dejado de requerir hace casi un año.

Días atrás, manifestantes salieron a las calles de Sídney y Melbourne a repudiar las restricciones impuestas por el primer ministro Morrison. (Foto: Sydney Low / ZUMA Press Wire / dpa)
Días atrás, manifestantes salieron a las calles de Sídney y Melbourne a repudiar las restricciones sanitarias.

Unos 300 miembros de las Fuerzas Armadas ayudarán a la policía a ir puerta en puerta para asegurarse que las personas que hayan dado positivo en las pruebas estén aisladas.

Las fuentes policiales detallaron, en declaraciones públicas, que los soldados serán formados para esta tarea durante el fin de semana, y que acompañarán a los policías en el rastreo de contactos estrechos y el control de la restricción al desplazamiento a partir del lunes. 

Según el gobierno, los soldados irán desarmados y no podrán efectuar arrestos, pero los últimos días a medida que siguen llegando efectivos a la ciudad ubicada en la provincia de Nueva Gales del Sur, los residentes de la metrópolis australiana han avistado a los militares armados.

Tenemos dos mil puertas que tenemos que tocar, por lo que traer a los soldados tiene un sentido logístico, aseguró Mick Fuller, el encargado de la policía de la región. El despliegue de los militares tendrá foco en al menos ocho comunidades del oeste y suroeste de Sídney, donde se impusieron las medidas más estrictas y solo está habilitada la circulación del personal esencial.

Australia había manejado la crisis del coronavirus mucho mejor que otros países desarrollados, con poco más de 34.000 casos y menos de mil muertes, cifras que se consiguieron tras el cierre estricto de las fronteras, pero sin comprometer las libertades de la población local.

El nivel de casos definitivamente no justifica este nivel de avasallamiento de libertades. La ciudad australiana tiene solamente 13 muertes por la variante delta desde que empezó este nuevo brote. Y el récord de casos diarios es de 239 personas, en una ciudad con 5 millones de habitantes.

Entre las determinaciones que tomó el primer ministro Morrison y que estará controlando los soldados, está que los ciudadanos circulen únicamente dentro de un radio de 5 kilómetros alrededor de sus domicilios, y que, quienes realizan tareas esenciales, se sometan a testeos cada tres días. También se les concedió la potestad de cerrar los negocios que incumplen con las reglas.

Australia

El gobierno socialista de Australia le da 28 días a Twitter para «eliminar contenido de odio» o recibirá una multa de $700.000 por día

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Elon Musk se enfrenta a multas por cientos de miles de dólares por día en Australia por promover la libertad de expresión en Twitter.

El gobierno socialista de Anthony Albanese en Australia le envió una notificación a la red social de Elon Musk, Twitter, pidiéndole explicaciones acerca de por qué cambió su política de moderación de contenido y exigiendo que implemente una «política de combate al contenido de odio«, o se enfrentará a multas de AU$ 700.000 dólares australianos por cada día que no lo haga.

La comisionada de seguridad electrónica de Australia, Julie Inman Grant, dijo que alrededor de un tercio de las quejas que recibió su agencia sobre el odio en línea involucraron contenido en Twitter, y señaló un «aumento en las publicaciones dañinas» desde que Musk compró la plataforma el año pasado.

A partir de este jueves, Twitter tiene 28 días para cumplir con el aviso de «por favor explique», o enfrentar multas de casi US$ 500.000 dólares norteamericanos por cada día que no cumpla con la fecha límite.

Cualquier usuario de Twitter desde hace mucho tiempo ha visto desde que Elon Musk se hizo cargo de la compañía en octubre del año pasado que su feed se ve muy diferente, se ve mucho más tóxico”, agregó en el comunicado el gobierno de Albanese.

Elon Musk argumentó que según sus propias métricas, el contenido llamado «de odio» ha bajado un 30% en Twitter desde su asunción como CEO, y ha dicho que si bien ha eliminado la política de suspender cuentas que publiquen contenido criticando a ciertos grupos raciales o a la comunidad gay, el nuevo algoritmo de la red social le reduce el alcance.

En abril, durante una entrevista con la BBC, el periodista de izquierda James Clayton le preguntó sobre el supuesto aumento del discurso de odio en Twitter, a lo que Musk le pidió que brinde ejemplos específicos, pero el reportero no pudo. «Acabas de mentir», le reprochó Elon Musk. «No sabes de lo que estás hablando«.

El gobierno laborista australiano comunicó que estaba particularmente preocupado por el «contenido antisemita» y «las publicaciones dañinas dirigidas a los indígenas australianos y miembros de la comunidad LGBTIQ+«, pero tampoco brindaron ejemplos.

Inman Grant citó una investigación del Centre for Countering Digital Hate que sugería que Twitter no actuaba repetidamente sobre el contenido dañino publicado por las cuentas de Twitter Blue, el servicio de suscripción de la plataforma, pero tampoco dio ejemplos.

Es importante aclarar que la CCDH, y otros informes como el publicado en diciembre del año pasado por Media Matters y GLAAD miden el «contenido de odio» como la cantidad de publicaciones que se registran con palabras clave, pero que no representan «odio» de ninguna manera.

Por ejemplo, para justificar que ha subido el contenido de odio, en el mencionado informe dicen que el uso de la palabra «groomer», que refiere a pedófilos que engañan a sus víctimas haciéndose pasar por personas menores de edad que resultan ser hombres mayores, ha subido un 1.200%.

Si bien el dato es certero, no tiene ningún sentido decir que las personas que usan esta palabra divulgan contenido de odio. Además, la suba se debe simplemente a que Twitter antes suspendía cualquier cuenta que publicara un tweet con esta palabra.

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Australia

Alerta Roja: Australia expande su programa de Defensa y medios aseguran que se está preparando para una guerra con China

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Australia se prepara frente a la amenaza militar china y cierra con Estados Unidos y Reino Unido el mayor proyecto de Defensa del país oceánico en la historia.

El ascenso de China como potencia en el Pacífico y en Oceanía durante las últimas décadas ha encendido las alarmas de todos los países occidentales que creyeron que la apertura económica de la dictadura comunista durante los 70’ implicaría una posterior democratización. Tras darse cuenta que estuvieron completamente equivocados, en los últimos años los países occidentales han decidido cambiar el enfoque en su política exterior respecto al gigante asiático.

En busca de hacer frente a los avances de China en el Indo-Pacífico, en 2021 surgió entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos una alianza estratégica militar bautizada como AUKUS.

Este pacto de seguridad trilateral abarca la cooperación en muchas tecnologías militares de punta y también compromete a los socios a ayudar a Australia a adquirir submarinos de propulsión nuclear.

Tan solo un año y medio después de anunciado el AUKUS, este lunes 13 de marzo trascendió el anuncio de un mega plan que aumentará trascendentalmente la capacidad submarina australiana y que asentará al AUKUS en la discusión de seguridad internacional del Indo-Pacífico durante la próximas décadas.

Este plan, que costará a Australia unos US$ 245.000 millones de dólares para 2055 y se convertirá así en el proyecto de defensa más grande de la historia del país, consta de desarrollar la capacidad submarina de propulsión nuclear de Australia a través de la venta de submarinos estadounidenses y de la construcción de una nueva clase de submarinos de manera conjunta entre los aliados de AUKUS.

El plan, dividido en pasos progresivos, prevé en primer lugar que, a partir de 2027, un submarino del Reino Unido y hasta 4 submarinos estadounidenses operen desde la base naval HMAS Stirling en Perth.

Según el acuerdo, Estados Unidos tiene la intención de vender a Australia tres submarinos de propulsión nuclear de la clase Virginia construidos por General Dynamics para principios de la década de 2030, con una opción para Australia comprará dos más si es necesario.

Por otro lado, este plan cerrado por los 3 mandatarios culminaría con la creación de una nueva clase de submarinos trilateralmente desarrollados bautizados SSN-AUKUS. Gran Bretaña construirá el primer submarino SSN-AUKUS para 2038 y Australia entregará su primera construcción en 2042, desde donde se finalizará uno cada tres años hasta que la flota llegue a ocho. Todo esto con tecnología estadounidense de vanguardia y la construcción en Reino Unido y Australia por Bae Systems y Rolls-Royce.

Es importante aclarar que un submarino con propulsión nuclear consiste de un submarino que funciona con un pequeño reactor nuclear en su interior, permitiendo al buque mantenerse debajo del agua hasta por 20 años sin la necesidad de tocar puerto ni recargar combustible.

Esto no significa que el submarino contenga ojivas nucleares, las cuales no están previstas para este plan puesto que Australia no tiene desarrollada armas nucleares ni planea desarrollarlas en el futuro. Estos submarinos nucleares, sin embargo, pueden ser extremadamente mortíferos en el estrecho de Taiwán, y es el principal foco de las preocupación de Beijing.

En total, el programa crearía 20.000 puestos de trabajo altamente calificados para las próximas tres décadas, en un plan que la oposición misma australiana anunció que apoyaría “contra viento y marea”.

«Esta será una capacidad soberana australiana, construida por australianos, comandada por la Marina Real Australiana y sostenida por trabajadores australianos en astilleros australianos», dijo el primer ministro australiano en una conferencia en California. Allí, en San Diego, fue desde donde se reunieron los mandatarios de Estados Unidos, Joe Biden, del Reino Unido, Rishi Sunak, y de Australia, el laborista Anthony Albanese, para hacer el anuncio en conjunto.

El primer ministro australiano dijo que el programa comenzaría con una inversión de US$ 4.000 millones de dólares durante los próximos 4 años para expandir la capacidad de recibir submarinos en sus bases y construirlos en sus astilleros, como así también para capacitar a trabajadores calificados.

Esta noticia del AUKUS no cayó muy bien en Beijing, y el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, dijo que «Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia, en pos de sus intereses geopolíticos, siguen un camino arriesgado«.

El primer ministro australiano, Anthony Albanese, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, anuncian su acuerdo de submarino nuclear en San Diego, California, el 13 de marzo de 2023.

En la propia Australia, los medios también interpretaron el anuncio como una nueva era de tensiones con China, Los periódicos más importantes del país publicaron un reporte en conjunto titulado «Alerta Roja«, advirtiendo de cómo el nuevo AUKUS pregona un enfrentamiento militar directo con el Ejército Popular de Liberación chino.

The Sydney Morning Herald y The Age estimaron que dentro de los próximos 3 años, Australia debe estar preparada una guerra abierta con China, citando de fuente a cinco analistas y expertos en seguridad, a saber, Alan Finkel, Peter Jennings, Lavina Lee, Mick Ryan y Lesley Seebeck. El informe fue publicado por el grupo de medios Nine Entertainment.

En el reporte, los expertos señalan que un conflicto que involucre a Taiwán y China es mucho más probable de lo que la mayoría de los ciudadanos australianos creen, y que cuando comience esa guerra, Australia no va a poder mantenerse al margen, algo que el Partido Comunista Chino sabe muy bien, por lo que podría atacar de manera preventiva.

Nuestra evaluación del riesgo de guerra se basa en la postura agresiva del presidente Xi Jinping y la rápida acumulación militar”, se lee en el informe Red Alert, que sugiere un marco de tiempo de tres años porque, según el análisis, se alcanzará «un punto de inflexión» alrededor de 2027, después del cual «Beijing tendrá superioridad militar sobre Estados Unidos en el Estrecho».

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Australia

Los laboristas australianos imponen retenciones a las exportaciones de carbón de hasta un 40%

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La primera ministra del Estado de Queensland determinó un drástico sablazo tributario con la instalación de un nuevo sistema de retenciones móviles para la exportación de carbón.

De manera inédita la primera ministra del Estado australiano de Queensland, la laborista Annastacia Palaszczuk, decidió implementar un brutal aumento impositivo sobre las exportaciones de carbón, de las llamadas «royalties» o retenciones.

Se termina así con el período de congelamiento en las retenciones a la exportación de carbón, que hasta ahora mantenían una tasa móvil entre el 0% y el 15%, siendo esta última alícuota de aplicación únicamente para precios del bien exportable fueran superiores a 150 dólares australianos.

Con la misma justificación que utilizó el presidente Alberto Fernández en Argentina, los laboristas de Palaszczuk alegaron la necesidad de capturar una “renta extraordinaria” y establecieron un sistema que grava con el 20% las exportaciones de carbón para precios superiores a AU$ 175, 30% para precios superiores a AU$ 225 y hasta 40% cuando sean superados los AU$ 300.

El proyecto alega que los precios internacionales del carbón se encuentran por encima del promedio de los últimos diez años, y por ese motivo la aplicación de retenciones más altas.

Además del sesgo anti-exportador, el proyecto no tiene en consideración que una parte sustancial de los aumentos se deben a la inflación registrada en la mayor parte de los países desarrollados, y no a un aumento del carbón en términos reales. Aunque el precio real retrocediera al nivel que mantuvo en la última década, su valor nominal seguiría siendo más elevado a causa de la inflación y las retenciones aplicadas seguirían siendo mayores.

A pesar de que el Partido Laborista de Queensland había prometido no subir ni crear nuevos impuestos en su campaña del año 2020, Palaszczuk no dudó en traicionar a su propio electorado, envalentonada por la reciente victoria a nivel nacional del laborista Anthony Albanese, quien llegó al poder con una agenda mucho más radical.

El secretario del Tesoro del Estado, el también laborista Cameron Dick, intentó defender a la primer Ministra y afirmó secamente que “la promesa no era válida para las empresas”.

La drástica diferencia con el sistema anterior generó una profunda desestabilización en la economía local, pues el carbón es uno de los principales productos de exportación de Queensland junto con los metales, los minerales, el azúcar y la carne vacuna.

Las empresas productoras de carbón más grandes del Estado registraron una violenta reversión en el precio de sus acciones: reportaron caídas de hasta el 40% para las empresas cotizantes en la plaza bursátil australiana. 

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