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Japón

El gobierno en Japón lanza una masiva expansión de sus capacidades militares y prepara la reforma constitucional

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Tras el triunfo en las urnas, el primer ministro Fumio Kishida anunció su intención de reformar la constitución para poder lanzar un rearme urgente ante la amenaza china, rusa y norcoreana en la región.

Retomando una de las iniciativas políticas principales de Shinzo Abe, asesinado hace pocas semanas, el primer ministro Fumio Kishida anunció su deseo de impulsar una reforma constitucional y profundizar el debate sobre la necesidad drástica de reforzar la defensa del país frente a un panorama regional complejo.

Esta propuesta de reforma constitucional significaría el primer cambio que se haría a la Carta Magna japonesa desde su promulgación en 1947, redactada posterior a la Segunda Guerra Mundial con tutela de las autoridades de ocupación estadounidenses.

Hace unas semanas, el derechista Partido Liberal Democrático (PLD), dirigido acutalmente por Kishida, se quedó con 119 bancas en el Senado (subiendo de las 109 que tenía). Por su parte, su socio legislativo, el partido de derecha Komeito, se quedó con 27 bancas, y ambos forman un bloque de 146 senadores, superando considerablemente la mayoría simple (125 bancas) pero quedándose cortos de la mayoría absoluta, los 2/3 del Senado (167 bancas), necesarios para cualquier tipo de reforma constitucional.

Fumio Kishida, segundo de izquierda a derecha, primer ministro de Japón y presidente del Partido Liberal Democrático (PLD), coloca una rosa de papel sobre el nombre de un candidato del PLD para indicar un triunfo en los comicios de la cámara alta.

Esta iniciativa significaría la reforma del emblemático artículo 9, en cuyo texto se establece que “el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como derecho soberano de la nación y a la amenaza o al uso de la fuerza como medio de solución en disputas internacionales“.

A pesar de la existencia de este artículo, el mismo fue reinterpretado y adaptado durante los últimos años por la constante amenaza china, rusa y norcoreana en la región. Primeramente, se creo el Ministerio de Defensa y, luego, durante el gobierno de Abe se estableció un Consejo de Seguridad Nacional dentro de la oficina del primer ministro para coordinar las políticas de seguridad.

En 2014, el Congreso aprobó una reinterpretación del artículo 9 que decía que las Fuerzas de Autodefensa japonesas, si era necesario para la seguridad y la supervivencia de Japón, podían usar la fuerza para ayudar a otras naciones, como Estados Unidos o Australia, por ejemplo.

Al año siguiente, se redactó una nueva ley basada en esa reinterpretación. Así, las Fuerzas de Autodefensa obtuvieron la posibilidad de usar la fuerza en apoyo de otros países si ello era necesario para la seguridad de Japón, algo que empezó a hacer inmediatamente en los territorios marítimos cercanos.

Coincidentemente, esta semana se oficializó el documento anual del Ministerio de Defensa de Japón. En las conclusiones del mismo se observa con preocupación la posibilidad de que la guerra en Ucrania anime a China a “romper el statu quo” y consolidar sus ambiciones territoriales en el Pacífico, comenzando por su reclamación histórica de Taiwán.

El desafío ruso al orden internacional no solo es problema de Europa. China sigue intentando cambiar de forma unilateral la situación en la región” expresó el ministro de Defensa japonés Nobuo Kishi.

Según el documento, “la estabilidad de Taiwán es importante no solo para la seguridad de Japón, sino también para la estabilidad de la comunidad internacional”.

“Si se permite la agresión rusa, aparecerá la impresión errónea de que las alteraciones unilaterales del ‘statu quo’ también podrán ocurrir en otras regiones sin permiso”, se lee en el informe.

El documento destaca además la posibilidad de que Japón pueda incrementar sus capacidades defensivas frente a la amenaza norcoreana e incluso contempla la adquisición de “recursos de contraataque” como una medida de contención más enérgica no solo hacia China, sino también contra Corea del Norte.


Por Nicolas Promanzio, para La Derecha Diario.

Economía

Despega la economía japonesa: Se dispara el crecimiento y Japón recibe a miles de empresas que abandonan China

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Japón recuperó una vigorosa tasa de crecimiento, alentada en gran medida por la fuerte recepción de capitales extranjeros provenientes de China, muchos de los cuales huyen de las políticas del régimen de Xi Jinping y la perspectiva de un derrumbe económico sin precedentes.

En contra de todo pronóstico, la economía de Japón registró una tasa de crecimiento de hasta el 1,5% solamente en el segundo trimestre del año, la variación porcentual más significativa para un trimestre desde la primera mitad de 2015.

Japón registró una de las tasas de crecimiento trimestral más relevantes en el mundo, solo por detrás de Estados Unidos en lo que respecta a las economías desarrolladas. Superó fácilmente a la expansión económica de China, que solo alcanzó a crecer un 0,8% en el segundo trimestre del año.

El PBI japonés acumuló una tasa de crecimiento en torno al 2% con respecto al mismo trimestre del año pasado, pero se espera que esta variación aumente conforme avanza el 2023. El país podría registrar el mayor crecimiento anual desde el año 2010.

Una gran parte de este despegue económico se debe a la masiva recepción de capitales extranjeros que buscan invertir en el país. Japón se convirtió en el mercado favorito para la inversión extranjera directa de Asia, dejando atrás a China (que había liderado el podio en los últimos 20 años).

Cada vez es más común que inversores de gran calibre decidan abandonar sus posiciones bursátiles en la bolsa de Beijing y Hong Kong para invertir en la plaza bursátil de Tokio. Un ejemplo notorio de este fenómeno es el accionar del fondo Allianz Oriental Income, que aumentó sus tenencias accionarias en Japón a expensas de China.

La economía de China se ve amenaza por un histórico derrumbe del mercado inmobiliario (el sector que lideró activamente el crecimiento del país desde la crisis de 2008), y el aborto al proceso de apertura bajo el régimen de Xi Jinping deterioraron en gran medida la confianza de los inversores.

Por otra parte, la crisis geopolítica entre China y Taiwán provocó un gran pánico entre los inversores de este último país ante la posibilidad real de una invasión militar. En respuesta, cada vez más empresas fabricantes de chips deciden trasladarse a Japón, que ofrece una mayor estabilidad jurídica para la inversión y garantiza una relación estable con Occidente para la exportación de tecnología.

La firma IBM decidió incrementar la inversión en Japón por un total de US$ 150 millones para el impulso de las relaciones comerciales con Estados Unidos, mientras que la firma TSMC anunció una inversión por US$ 7.400 millones para la apertura de una segunda fábrica de chips en el país, entre muchos otros ejemplos destacables.

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Economía

El Gobierno de derecha en Japón lanza un plan de ajuste para llegar al equilibrio fiscal en 2025 y eliminar la deuda pública

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El déficit fiscal del Estado japonés se redujo al 5% del PBI en el primer trimestre del año, el resultado más modesto de los últimos 11 trimestres. Fumio Kishida apunta a concretar el equilibrio fiscal primario para el año 2025, y estabilizar el stock de la deuda pública.

El Gobierno de Fumio Kishida impulsa un drástico ajuste fiscal para estabilizar las deterioradas finanzas públicas de Japón en tiempo récord. A través de un plan de recortes presupuestarios y tras haber aprobado la más reciente reforma tributaria, el déficit financiero de Japón se redujo al 5,07% del PBI en el primer trimestre del año.

Se registró el resultado fiscal más modesto en los últimos 11 trimestres, aunque aún se encuentra muy lejos de alcanzar los niveles que tenía antes de la pandemia. La corrección fiscal permitirá estabilizar el ratio de la deuda pública japonesa con respecto al PBI, que adquirió dimensiones históricas tras el estallido de la pandemia.

El objetivo propuesto por Kishida es que el año 2026 sea el límite para alcanzar el equilibrio fiscal primario, algo que Japón no logra concretar desde 1992. Sin embargo, el Primer Ministro prepara un fuerte ajuste fiscal para poder arribar a la meta en el año fiscal 2025 de no producirse mayores contingencias.

Déficit fiscal de Japón desde 1996.

“No abandonaremos la bandera de la reforma fiscal. No hay cambios en la postura del Gobierno de esforzarse por lograr un superávit presupuestario primario en el año fiscal 2025”, anunció el ministro Kishida.

Las proyecciones fiscales asumen un modesto crecimiento del 2% anual sobre el nivel de actividad económica en términos reales, y hasta un 3% en términos nominales.

La reforma tributaria de Kishida aumenta los recargos impositivos sobre los tramos superiores del impuesto a las Ganancias y de sociedades, al mismo tiempo en que baja impuestos para la inversión (especialmente en investigación y desarrollo), la oferta laboral, la remuneración bruta de salarios y las nuevas contrataciones.

El Gobierno impulsa una importante reorganización del gasto público, no solo para acelerar la transición hacia el equilibrio fiscal sino también para financiar el crecimiento del gasto en defensa.

En respuesta a las capacidades militares más agresivas por parte de China y Corea del Norte, la derecha japonesa impulsó un aumento del 26% sobre el presupuesto en defensa para 2023, totalizando los 6,8 billones de yenes con respecto a los 5,4 billones desembolsados hace un año.

El gasto en defensa seguirá aumentando hasta llegar a los 9 billones de yenes en 2027 (66.000 millones de dólares), equivalentes al 2% del PBI estimado para entonces. Esto convertirá a Japón como el país con el tercer presupuesto militar más grande del planeta, solo por detrás de Estados Unidos y China, superando a Rusia e India en los próximos años.

Para financiar estos aumentos, el Gobierno autorizó recortes en el presupuesto para organismos y direcciones del sector público, personal, universidades estatales, prestaciones sociales (excepto las vinculadas con la natalidad) y gastos en el sistema de salud.

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Economía

Japón lanza una fuerte reforma fiscal y tributaria para favorecer la inversión y poder expandir el gasto en Defensa

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El primer ministro Kishida prepara una reforma del sistema impositivo que combina aumentos y desgravaciones, y comprende un aumento neto de ingresos fiscales que serán destinados para alcanzar a duplicar el gasto público en defensa en 2027.

La administración del derechista Partido Liberal Democrático japonés, presidida por el primer ministro Fumio Kishida, lanzó oficialmente una gran reforma fiscal y tributaria que afecta a los principales impuestos del país, entre ellos Ganancias de Personas Físicas, Sociedades, Patrimonios y Consumo.

La reforma oficialista combina rebajas tributarias específicas destinadas a favorecer la inversión privada, y al mismo tiempo aumentos impositivos discrecionales para financiar la duplicación del gasto público en defensa nacional. Se estima que el gasto en defensa logre superar el 2% del PBI para el año 2027. Se trata de una reforma de índole mixto, ni expansiva ni contractiva en relación al nivel de actividad.

Impuestos corporativos

La reforma contempla una amplia revisión de los incentivos sobre la inversión en investigación y desarrollo (I+D). Las bonificaciones fiscales sobre la actividad inversora se amplían por 3 años más, y la tasa mínima para los créditos subsidiados caja del 2% al 1% anual.

También se modifica el monto máximo de crédito fiscal que puede suscribir una empresa. Hasta ahora existía un tope por el 25% de la obligación tributaria anual, pero ahora se aplicará un sistema de límites variables dependiendo del grado de inversión en investigación y desarrollo y se podrán permitir límites más altos.

Se amplían las bonificaciones impositivas por un período de 5 años para empresas que aumenten sus ventas anuales en 1,7 veces, o que alcancen una facturación anual superior a los 3.300 yenes, entre otros requisitos posibles para acceder al beneficio.

Por otra parte, se extiende por un período de 2 años la tributación rebajada para las empresas pymes en Japón, con una tasa reducida de 15% en lugar del 30,6% aplicable para las empresas con una facturación anual superior a los 4 millones de yenes.

Desde el punto de vista contractivo, la reforma crea una sobretasa que varía entre el 4% y el 4,5% sobre el impuesto general de sociedades. Al mismo tiempo se añade una deducción estándar general de 5 millones de yenes anuales para que las empresas pymes no se vean afectadas por el sablazo fiscal.

El llamado “Impuesto sobre la renta especial de reconstrucción”, destinado para asegurar recursos por desastres naturales, tendrá una rebaja del 1% sobre su alícuota nominal aplicable a empresas y cooperativas. También se extenderá su duración hasta más allá del año 2037 (como originalmente estaba previsto).

Impuesto a las Ganancias, sucesiones y consumo

El Gobierno japonés creará una nueva deducción estándar equivalente a los 1,1 millones de yenes sobre el impuesto de sucesiones y donaciones, lo cual facilita que muchas personas dejen de pagar el tributo. Pero por otra parte, se amplía de 3 a 7 años el período de exigencia en el cual se deben incluir las donaciones percibidas para el cómputo del impuesto al momento de producirse la herencia.

El impuesto a las Ganancias para personas físicas tendrá un recargo máximo del 1% sobre las alícuotas marginales más elevadas, que ya de por sí fueron aumentadas del 50,8% a casi el 56% durante la reforma impositiva del año 2016.

Otra gran fuente de recursos para financiar el aumento del gasto militar será el aumento impositivo al tabaco hasta 3 yenes por cigarrillo, implementado progresivamente en 3 etapas. Aún así, no se incluyeron modificaciones sobre el Impuesto al Valor Agregado (IVA). 

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