Japón
Japón planea comprar misiles Tomahawk a Estados Unidos para tener “poder de contraataque” contra China
Japón reforzará su arsenal de misiles, pero pospone la decisión sobre armarse nuclearmente frente a la amenaza de China, Corea del Norte y Rusia.

En estas últimas semanas trascendió la intención de Japón de hacer un pedido masivo de misiles tipo crucero Tomahawk a los Estados Unidos. El gobierno de Fumio Kishida quiere reforzar su armamento y conseguir la capacidad de contraatacar objetivos a larga distancia, para disuadir las amenazas de sus adversarios como China, Rusia y Corea del Norte.
La decisión fue anunciada con la publicación de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional, y Japón entró en negociaciones con los Estados Unidos por la compra de hasta 500 misiles, también conocidos como TLAM (Tomahawk Land Attack Missile).
Como informó Zona Militar, la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón elegiría al BGM-109 Tomahawk Block V, última versión fabricada por Raytheon Missiles & Defense, la cual la US Navy comenzó a recibir desde el 2021.
Según los comentarios del primer ministro japonés frente a la comisión de presupuesto de la Cámara Baja del Poder Legislativo nacional, “los Tomahawk, que nuestro país planea comprar, son la última versión disponible, tienen varias habilidades, incluida la capacidad de evadir la intercepción”.
Kishida también destacó que la adquisición de este tipo de misiles se considera desde el punto de vista de la necesidad de aumentar la capacidad de defensa del país. El Tomahawk es un tipo de misil de crucero subsónico, con una autonomía máxima que varía según el tipo utilizado, pero por lo general no supera los 2.500 km.

El pasado 16 de diciembre de 2022, el gobierno japonés aprobó una nueva estrategia de seguridad nacional. En particular, este nuevo documento fundamental de la política de defensa prescribe el derecho a lanzar contraataques contra objetivos en el territorio de un enemigo potencial, aunque no se permite la aplicación de ataque preventivo en el territorio del supuesto enemigo.
Esta estrategia también oficializó un aumento en el gasto de defensa para 2027 al 2% del PIB, destinando en su presupuesto de defesa de 2023 hasta US$1.590 millones de dólares para su adquisición del armamento mencionado a través de Foreign Military Sales.
Según artículos de análisis en medios japoneses, se cree que las nuevas armas se colocarían en la isla sureña de Kyushu, la tercera más grande del archipiélago japonés y cercana a China, Corea del Norte y Rusia. Kyushu es ideal para proyectar poder en la región de Asia oriental, ya que incluso sin el despliegue de armas hipersónicas, la nación insular representará una seria amenaza para sus vecinos.

Además de la adquisición de Tomahawk, el medio local Sankei publicó sobre la intención de Estados Unidos de desplegar misiles balísticos hipersónicos que el propio Estados Unidos aún no tiene en servicio. El artículo se refiere al arma hipersónica de largo alcance (LRHW) Dark Eagle, proyecto en marcha y con un alcance declarado de 2.775 km. Sobre esto, no se ha hecho ningún anuncio oficial, pero se reporta la discusión entre ambos gobiernos.
Durante el debate en la Cámara Baja, el exministro de Defensa Shigeru Ishiba llamó al gobierno a discutir con Estados Unidos la posibilidad de la participación de Tokio en la planificación de decisiones relacionadas con las armas nucleares. Según el exjefe funcionario del departamento militar, tal fórmula de “propiedad conjunta” no violaría la negativa de Japón a poseer tales armas.
En cuanto a la utilización o despliegue de armas nucleares, Kishida dio una respuesta determinante ante la Cámara Baja el miércoles 15 de febrero: “Japón no planea participar en decisiones sobre el uso de armas nucleares de Estados Unidos”.
El primer ministro recordó a los legisladores que el gobierno de Japón no reconoce el principio de la llamada “propiedad conjunta” de las armas nucleares estadounidenses ni pretende participar en la toma de decisiones sobre su despliegue y uso.
Días previo a este acalorado debate en la sede del poder legislativo, el viceministro de Relaciones Exteriores de Japón, Tokyo Mori, señaló que al gobierno le preocupa la supuesta “retórica nuclear” de Rusia. Adelantó que “la situación en Ucrania será uno de los temas más importantes” en la cumbre del G7 a celebrarse en Hiroshima en mayo.
“Japón está seriamente preocupado por la amenaza de armas nucleares de Rusia. […] Tal amenaza es absolutamente inaceptable, y Rusia no debería usar armas nucleares bajo ninguna circunstancia” expresó Mori desde Washington.
Visita del secretario general de la OTAN a Japón
En los últimos días de enero, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, visitó al primer ministro japonés Fumio Kishida en la base militar Iruma, prefectura de Saitama, para fortalecer los lazos y cooperación militar. Stoltenberg dijo a los periodistas que una “una victoria rusa en Ucrania envalentonaría a China en un momento en que está fortaleciendo su ejército, intimidando a sus vecinos y amenazando a Taiwán”.
“Beijing está observando de cerca y aprendiendo lecciones que pueden influir en sus decisiones futuras. Lo que está sucediendo hoy en Europa podría suceder mañana en el este de Asia”, dijo el secretario general de la OTAN tras su reunión con Kishida en Japón.
“Permítanme expresar mi pleno apoyo para fortalecer la asociación entre Japón y la OTAN. Vivimos en un mundo cada vez más peligroso y cada vez más impredecible. Y es por eso que necesitamos asociaciones sólidas entre países y alianzas que crean en la libertad y la democracia”, expresó Stoltenberg.

Japón
Las consecuencias del expansionismo chino: La caída de Taiwán significaría también perder Japón
El gobierno japonés afianza su postura en favor a la seguridad e integridad de Taiwán mientras analiza los distintos escenarios del conflicto con China.

A medida que pasan los años, el ataque de China a Taiwán para “reunificar a las dos chinas” está cada vez más cerca. Según palabras del propio director de la CIA de los Estados Unidos, China invadirá la isla “antes del 2030”, algo que Japón también tiene muy en claro ya que la caída de Taiwán podría implicar el principio del fin de su nación.
Taiwán es hoy en día la piedra angular de los esfuerzos de contención naval de China. En caso de caer en manos de la dictadura comunista china, Japón perdería casi automáticamente el control de las rutas de suministros que abastecen el país, como así también la capacidad de mantener a la Armada del Ejército Popular de Liberación cercada contra su propia línea costera.
Desde 2023, tanto documentos oficiales como entrevistas dadas por funcionarios del Ministerio de Defensa de Japón dejan en claro la postura nipona frente al conflicto entre China y Taiwán: “La seguridad de Taiwán está directamente relacionada con la de Japón”. O dicho de otra manera, en Japón entienden mejor que nadie, que la subsistencia de Taiwán implica la seguridad regional.
Hoy, Japón participa junto a Estados Unidos, Australia e India del QUAD, desde donde procuran mantener los mares y espacios aéreos abiertos en el espacio Indo-Pacífico. En estas aguas circula el 80% del comercio japonés y genera una posición de vulnerabilidad en caso de desestabilizarse la región por una hipotética acción china.

En política internacional, abrir los mapas es una herramienta clave a la hora de comprender gran parte del accionar de los tomadores de decisión. En la imagen de MarineTraffic.com se puede ver clara y didácticamente la importancia que tiene para el comercio japones el espacio marítimo alrededor de Taiwán.
A lo largo de la historia, los lideres políticos y militares comprendieron la importancia de asegurar el comercio hacia el sur. En 1895, la Armada Imperial Japonesa insistió en la anexión de Taiwán y desde ese entonces, la isla ha sido una parte importante del pensamiento en defensa de Japón. Perder Taiwán significa darle a los chinos una influencia enorme sobre Japón y sobre toda la región.
El 16 de diciembre de 2022, el gobierno japonés aprobó su nueva Estrategia de Seguridad Nacional. En particular, este nuevo documento fundamental de la política de defensa prescribe el derecho a lanzar contraataques contra objetivos en el territorio de un enemigo potencial, aunque no se permite la aplicación de ataque preventivo en el territorio del supuesto enemigo.
“Taiwán es un socio extremadamente importante y un preciado amigo de Japón, con quien Japón comparte valores fundamentales, incluida la democracia, y tiene estrechos lazos económicos y personales”, asegura en el documento oficial.
Y agrega: “La paz y la estabilidad a través del Estrecho de Taiwán son un elemento indispensable para la seguridad y la prosperidad de la comunidad internacional. Japón continuará realizando varios esfuerzos basados en su posición de que se espera que los problemas a través del Estrecho se resuelvan pacíficamente”.
Siguiendo con este hilo conductor, a fines de febrero, el primer ministro Fumio Kishida confirmó que Tokio está buscando comprar hasta 400 misiles Tomahawk estadounidenses, con el objetivo de “fortalecer las capacidades de las fuerzas de autodefensa del país”.

Estados Unidos también entiende la importancia de Taiwán en la geopolítica del Indo-Pacífico. En febrero, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, anunció que un regimiento de artillería de la Marina con base en la isla japonesa de Okinawa se reorganizaría como un Regimiento del Litoral de la Marina para 2025.
Esto le permitirá a los Estados Unidos a poner un verdadero contingente capaz de enfrentarse a China. Desde ya, no está en sus planes inmediatos un conflicto armado con la República Popular China, pero el Pentágono lo ve como un elemento disuasivo clave para contener a las Fuerzas Armadas comunistas.

Japón
Japón duplica su gasto militar y empieza una carrera armamentística con China con apoyo de Estados Unidos
Tras años de presiones militares de China sobre el sur de Japón, el gobierno japonés duplicará el presupuesto para defensa y permitirá a Estados Unidos desplegar una nueva unidad móvil de los Marines en la militarizada isla de Okinawa.

En un contexto regional de alta complejidad y la preocupación por la escalada militar de China, los ensayos de misiles de Corea del Norte y la disputa por las Islas Kuriles con Rusia, Japón se afianza como aliado estadounidense en el Pacífico y comienza a tomar medidas serias por su seguridad nacional.
El pasado mes de diciembre, el Primer Ministro de Japón, Fumio Kishida, anunció su intención de duplicar los gastos de defensa del 1% al 2% del PIB, lo que significaría elevar los fondos destinados a las Fuerzas de Autodefensa a más de 300.000 millones de dólares. Para dar una referencia. esta inversión de Japón en Defensa equivale aproximadamente al 75% del PIB de Argentina.
Según expertos militares japoneses, en la actualidad la capacidad militar aérea y marítima de China es alrededor del 70% de la de Estados Unidos. Sin embargo, las fuerzas estadounidenses están desplegadas en todo el mundo, mientras que las de China están prácticamente todas en el Pacífico.
Esto hace que en el este de Asia la balanza se incline a favor de China en una proporción de 7 a 5, por lo que ahora Japón busca complementar a Estados Unidos con los 2 restantes, con una masiva expansión del gasto militar.

El alineamiento de los intereses de Japón en el Pacífico con los de Estados Unidos se revelan en la fuerte y vigente alianza de ambos países frente a sus enemigos comunes. En este escenario, la alta importancia geopolítica nipona entra en juego.
En el sur de Japón, la militarizada isla de Okinawa juega un papel clave en la contención china en la región. En esta isla, Estados Unidos anunció a comienzos de año el despliegue de una nueva unidad móvil de los Marines.
“Estados Unidos desplegará una nueva unidad móvil de la Infantería de Marina en la isla de Okinawa, en el sur de Japón, en un intento por responder mejor a las crecientes amenazas lideradas por China“, dijo el secretario de Defensa de los Estados Unidos, Lloyd Austin.
Esto sucede mientras China mantiene una gran cantidad de agentes operando en Okinawa, fomentando ideas nacionalistas y buscando abrir una brecha entre los aliados japoneses y norteamericanos, utilizando las mismas tácticas que Rusia en el Donbás y Crimea.


En Japón existe el la preocupación de que una posible ofensiva y desembarco chino en Taiwán también involucre la ocupación de las fuerzas armadas chinas de las Islas Senkaku, situadas en el extremo suroccidental de Japón y disputadas con China y Taiwán.
En este caso, la posición norteamericana está clara y el secretario de Defensa de Estados Unidos reafirmó el jueves 12 de enero que el artículo 5 del tratado de seguridad mutua entre Estados Unidos y Japón se aplica a las Islas Senkaku.
Este artículo compromete a los Estados Unidos a defender a Japón si es atacado por un tercero, por lo que involucraría legal y políticamente a las fuerzas armadas norteamericanas a intervenir en el posible conflicto armado.

Esa misma semana se celebró una cumbre en Washington entre Joe Biden y Fumio Kishida, los mandatarios de Estados Unidos y Japón.
En el comunicado conjunto que lanzaron después de la reunión, se opusieron a cualquier intento unilateral de cambiar el statu quo por la fuerza, como también acordaron fortalecer su potencial individual y colectivo.
Según el comunicado emitido el pasado viernes 13 de enero, las regiones de los océanos Índico y Pacífico ahora “enfrentan desafíos crecientes, desde las acciones de China incompatibles con los principios del orden internacional basado en reglas hasta las provocaciones de Corea del Norte”.
Economía
“Bazuca Monetaria”: Japón tiene la inflación más alta en 30 años mientras el Banco Central profundiza la emisión
El presidente de la autoridad monetaria, Haruhiko Kuroda, anunció para la sorpresa de los mercados que no habrá una suba de las tasas a pesar de la escalada de los precios, y ratificó una nueva expansión monetaria.

El Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones de Japón confirmó que el Índice de Precios al Consumidor registró una escalada mensual del 0,3% en diciembre de 2022, por lo que la inflación interanual alcanzó el 4%, un número bajo respecto al resto del mundo pero es el más alto en los últimos 33 años para el país asiático, históricamente deflacionario.
Las alarmas también sonaron porque los alimentos tuvieron una suba por encima del nivel general de precios, y escalaron un 7% interanual en diciembre. La última vez que se observó un episodio inflacionario semejante sobre los alimentos fue en el año 1991.
Asimismo, los precios mayoristas lideraron la escalada de aumentos por encima del mercado minorista, y registraron una suba interanual de hasta el 10,2% en diciembre del año pasado, la cifra más elevada observada desde diciembre de 1980. Todos los segmentos del mercado sugieren que la inflación de Japón adquiere dimensiones históricamente elevadas.
En Japón todos los ojos apuntan a una sola persona, el presidente del Banco Central de Japón (BOJ), Haruhiko Kuroda, quien tiene total independencia en sus políticas monetarias, y desde el inicio de la pandemia ha lanzado un programa bautizado informalmente como la “Bazuca Kuroda” o “Bazuca Monetaria”, por los masivos niveles de emisión.
Todos creían a fin del 2022 que Kuroda subiría la tasas de interés, para desincentivar el consumo y empezar a promover el ahorro nuevamente, una medida clásica para contener la escalada inflacionaria.
Sin embargo, sorprendió a los mercados con sus anuncios: La autoridad monetaria no modificará la tasa de interés fijada en el -0,1% nominal anual, y persistirá con el programa para seguir expandiendo los medios de pago en el país.
La tasa de corto plazo fijada en el terreno negativo también afecta a las tasas pautadas para la totalidad del sistema financiero japonés, desalentando el ahorro en moneda local. Por ejemplo, la tasa promedio para depósitos fluctúa entre el -0,1 y -0,2%, y la tasa de préstamos interbancarios se acerca al 0%. Todo esto mientras los precios aumentan a razón de 4% por año, por lo que no existe ninguna razón financiera en Japón actualmente para que la ciudadanía no gaste todos sus ingresos.
El BOJ seguirá expandiendo la oferta monetaria y abandonará la corrección sobre su hoja de balance. Los mercados muestran cierto nivel de preocupación por la falta de decisiones correctivas frente a la inflación más extrema de las últimas 3 décadas.
De hecho, la inflación interanual ya duplica la meta del 2% que fija el BOJ acorde a sus preferencias entre actividad y estabilidad. Hasta 2022, la “Bazuca Monetaria” había aumentado la inflación pero siempre manteniéndose por debajo de las metas anuales, pero este año la superó por el 100%.
El escenario actual es muy diferente al que se observó en los últimos años. Las expectativas inflacionarias a 12 meses relevadas por el propio BOJ ascendieron al 2,7% en diciembre de 2022, nuevamente superando el target objetivo de la política monetaria. Las expectativas se desanclaron por encima de la respuesta que pretendía generar el Banco Central y ahora Japón corre el riesgo de caer en una brutal espiral inflacionaria.
Los mercados interpretaron la señal del BOJ como una respuesta demasiado permisiva e irresponsable, por lo que la bolsa japonesa, el Nikkei 225 cayó un 2,5%, y la tasa de los bonos a 10 años saltó casi 25 puntos básicos tras los anuncios de Kuroda que no se subirían las tasas.
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