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Japón

La aprobación del gabinete del nuevo primer ministro de Japón cae estrepitosamente pero se mantiene líder en las encuestas para 2021

La aprobación del pueblo japonés hacia el gabinete del sucesor de Shinzo Abe, Yoshihide Suga, cae casi un 15% en un solo mes. Suga, también de centro-derecha liberal, se enfrenta a acusaciones de mal manejo de la pandemia y corrupción de su predecesor.

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Desde la rápida asunción de Yoshihide Suga como primer ministro de Japón, recibiendo 377 de los 534 votos dentro del partido oficialista, la imagen de su nuevo gabinete ministerial se ha venido reduciendo estrepitosamente.
Suga asumió este 16 de septiembre tras la dimisión del popular Shinzo Abe por motivos de salud, precisamente una enfermedad crónica intestinal. Yoshihide ha sido por muchos años la mano derecha de Abe e incluso su Jefe de Gabinete, por lo que no hubo cambios en las políticas del Gobierno, pero sí en la imagen del gobernador.
A principios del mes de noviembre, a apenas unas 6 semanas del comienzo del mandato de Suga, la aprobación de su gabinete elegido era de aproximadamente el 63%, un número muy positivo y claramente conciliador. Sin embargo, tan solo un mes después, a principios de noviembre, el número se ha visto reducido a aproximadamente un 50%, y se cree que caerá hasta un 40% para fin de año.
Entre las principales causas de la caída de la aprobación pública hacia el gabinete del nuevo líder del Partido Liberal Democrático son el supuesto mal manejo de la pandemia del COVID-19 y las acusaciones de corrupción de Shinzo Abe que ahora han recaído sobre Suga.
Parlamentarios japoneses aplaudiendo al nuevo mandatario, Suga. 

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Sobre el desmanejo de la pandemia, según los números de las últimas encuestas, aproximadamente un 55% de la población no apoya ni considera apropiadas las políticas aplicadas por el Gobierno nacional para enfrentar a la pandemia del COVID-19.

Una de las políticas claramente más rechazadas por el pueblo de la nación asiática es el plan «Go Go Travel«, impulsado recientemente por Suga, que fomenta el turismo para restaurar la economía.

Muchos ciudadanos japoneses afirman que fomentar el turismo ahora solo perjudicará el sistema sanitario, algo que se demuestra en la encuesta con tan solo un 11% de apoyo al programa en cuestión.

Por su parte, el 76% de los ciudadanos consideran que la mayor prioridad del Gobierno debería ser combatir la propagación del virus chino y esperar a que éste sea vencido completamente para comenzar la recuperación económica. Como en países de Europa o de Sudamérica, todo indica que los japoneses prefieren seguir pasando un terrible momento económico antes que arriesgar su vida por un virus que tiene menos del 1% de mortalidad.

En adición a la seria dificultad que recae sobre el gobierno de Yoshihide, se le suma las vinculaciones a las causas de corrupción de su predecesor, Abe. 

Una de las principales causas contra Abe es sobre el desvío de fondos públicos, precisamente 382 mil dólares, para el financiamiento de eventos políticos para los simpatizantes de su partido que fueron llevados a cabo entre 2013 y 2019.

Shinzo Abe (Izquierda) con Yoshihide Suga (Derecha).

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A pesar del intento de Suga de desvincularse de las acusaciones y considerarlas falsas, según las nuevas encuestas un 60% de la población exige abiertamente que se interrogue e investigue profundamente los cargos a los que se acusa al ex-mandatario Abe y a su sucesor. El reclamo de los japoneses ya ha sido efectivamente escuchado por la justicia japonesa, ya que la fiscalía citó a Abe a un interrogatorio, al que ya confirmó su asistencia.

La confianza de los japoneses en Suga será puesta en prueba en las próximas elecciones nacionales, que están planificadas para octubre de 2021. En estas, Suga competirá como líder y candidato del PLD para lograr obtener su primer mandato completo.

A pesar de todos estos números, las encuestas de intención de voto hechas en octubre de este año, aseguran que Suga lograría imponerse en 2021 con entre 40 y 47% de los votos, frente a un fuerte pero no suficiente Partido Democrático Constitucional, de centro-izquierda, que obtendría 22% de los votos, bajo el liderazgo de Yukio Edano.

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Economía

Despega la economía japonesa: Se dispara el crecimiento y Japón recibe a miles de empresas que abandonan China

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Japón recuperó una vigorosa tasa de crecimiento, alentada en gran medida por la fuerte recepción de capitales extranjeros provenientes de China, muchos de los cuales huyen de las políticas del régimen de Xi Jinping y la perspectiva de un derrumbe económico sin precedentes.

En contra de todo pronóstico, la economía de Japón registró una tasa de crecimiento de hasta el 1,5% solamente en el segundo trimestre del año, la variación porcentual más significativa para un trimestre desde la primera mitad de 2015.

Japón registró una de las tasas de crecimiento trimestral más relevantes en el mundo, solo por detrás de Estados Unidos en lo que respecta a las economías desarrolladas. Superó fácilmente a la expansión económica de China, que solo alcanzó a crecer un 0,8% en el segundo trimestre del año.

El PBI japonés acumuló una tasa de crecimiento en torno al 2% con respecto al mismo trimestre del año pasado, pero se espera que esta variación aumente conforme avanza el 2023. El país podría registrar el mayor crecimiento anual desde el año 2010.

Una gran parte de este despegue económico se debe a la masiva recepción de capitales extranjeros que buscan invertir en el país. Japón se convirtió en el mercado favorito para la inversión extranjera directa de Asia, dejando atrás a China (que había liderado el podio en los últimos 20 años).

Cada vez es más común que inversores de gran calibre decidan abandonar sus posiciones bursátiles en la bolsa de Beijing y Hong Kong para invertir en la plaza bursátil de Tokio. Un ejemplo notorio de este fenómeno es el accionar del fondo Allianz Oriental Income, que aumentó sus tenencias accionarias en Japón a expensas de China.

La economía de China se ve amenaza por un histórico derrumbe del mercado inmobiliario (el sector que lideró activamente el crecimiento del país desde la crisis de 2008), y el aborto al proceso de apertura bajo el régimen de Xi Jinping deterioraron en gran medida la confianza de los inversores.

Por otra parte, la crisis geopolítica entre China y Taiwán provocó un gran pánico entre los inversores de este último país ante la posibilidad real de una invasión militar. En respuesta, cada vez más empresas fabricantes de chips deciden trasladarse a Japón, que ofrece una mayor estabilidad jurídica para la inversión y garantiza una relación estable con Occidente para la exportación de tecnología.

La firma IBM decidió incrementar la inversión en Japón por un total de US$ 150 millones para el impulso de las relaciones comerciales con Estados Unidos, mientras que la firma TSMC anunció una inversión por US$ 7.400 millones para la apertura de una segunda fábrica de chips en el país, entre muchos otros ejemplos destacables.

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Economía

El Gobierno de derecha en Japón lanza un plan de ajuste para llegar al equilibrio fiscal en 2025 y eliminar la deuda pública

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El déficit fiscal del Estado japonés se redujo al 5% del PBI en el primer trimestre del año, el resultado más modesto de los últimos 11 trimestres. Fumio Kishida apunta a concretar el equilibrio fiscal primario para el año 2025, y estabilizar el stock de la deuda pública.

El Gobierno de Fumio Kishida impulsa un drástico ajuste fiscal para estabilizar las deterioradas finanzas públicas de Japón en tiempo récord. A través de un plan de recortes presupuestarios y tras haber aprobado la más reciente reforma tributaria, el déficit financiero de Japón se redujo al 5,07% del PBI en el primer trimestre del año.

Se registró el resultado fiscal más modesto en los últimos 11 trimestres, aunque aún se encuentra muy lejos de alcanzar los niveles que tenía antes de la pandemia. La corrección fiscal permitirá estabilizar el ratio de la deuda pública japonesa con respecto al PBI, que adquirió dimensiones históricas tras el estallido de la pandemia.

El objetivo propuesto por Kishida es que el año 2026 sea el límite para alcanzar el equilibrio fiscal primario, algo que Japón no logra concretar desde 1992. Sin embargo, el Primer Ministro prepara un fuerte ajuste fiscal para poder arribar a la meta en el año fiscal 2025 de no producirse mayores contingencias.

Déficit fiscal de Japón desde 1996.

“No abandonaremos la bandera de la reforma fiscal. No hay cambios en la postura del Gobierno de esforzarse por lograr un superávit presupuestario primario en el año fiscal 2025”, anunció el ministro Kishida.

Las proyecciones fiscales asumen un modesto crecimiento del 2% anual sobre el nivel de actividad económica en términos reales, y hasta un 3% en términos nominales.

La reforma tributaria de Kishida aumenta los recargos impositivos sobre los tramos superiores del impuesto a las Ganancias y de sociedades, al mismo tiempo en que baja impuestos para la inversión (especialmente en investigación y desarrollo), la oferta laboral, la remuneración bruta de salarios y las nuevas contrataciones.

El Gobierno impulsa una importante reorganización del gasto público, no solo para acelerar la transición hacia el equilibrio fiscal sino también para financiar el crecimiento del gasto en defensa.

En respuesta a las capacidades militares más agresivas por parte de China y Corea del Norte, la derecha japonesa impulsó un aumento del 26% sobre el presupuesto en defensa para 2023, totalizando los 6,8 billones de yenes con respecto a los 5,4 billones desembolsados hace un año.

El gasto en defensa seguirá aumentando hasta llegar a los 9 billones de yenes en 2027 (66.000 millones de dólares), equivalentes al 2% del PBI estimado para entonces. Esto convertirá a Japón como el país con el tercer presupuesto militar más grande del planeta, solo por detrás de Estados Unidos y China, superando a Rusia e India en los próximos años.

Para financiar estos aumentos, el Gobierno autorizó recortes en el presupuesto para organismos y direcciones del sector público, personal, universidades estatales, prestaciones sociales (excepto las vinculadas con la natalidad) y gastos en el sistema de salud.

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Economía

Japón lanza una fuerte reforma fiscal y tributaria para favorecer la inversión y poder expandir el gasto en Defensa

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El primer ministro Kishida prepara una reforma del sistema impositivo que combina aumentos y desgravaciones, y comprende un aumento neto de ingresos fiscales que serán destinados para alcanzar a duplicar el gasto público en defensa en 2027.

La administración del derechista Partido Liberal Democrático japonés, presidida por el primer ministro Fumio Kishida, lanzó oficialmente una gran reforma fiscal y tributaria que afecta a los principales impuestos del país, entre ellos Ganancias de Personas Físicas, Sociedades, Patrimonios y Consumo.

La reforma oficialista combina rebajas tributarias específicas destinadas a favorecer la inversión privada, y al mismo tiempo aumentos impositivos discrecionales para financiar la duplicación del gasto público en defensa nacional. Se estima que el gasto en defensa logre superar el 2% del PBI para el año 2027. Se trata de una reforma de índole mixto, ni expansiva ni contractiva en relación al nivel de actividad.

Impuestos corporativos

La reforma contempla una amplia revisión de los incentivos sobre la inversión en investigación y desarrollo (I+D). Las bonificaciones fiscales sobre la actividad inversora se amplían por 3 años más, y la tasa mínima para los créditos subsidiados caja del 2% al 1% anual.

También se modifica el monto máximo de crédito fiscal que puede suscribir una empresa. Hasta ahora existía un tope por el 25% de la obligación tributaria anual, pero ahora se aplicará un sistema de límites variables dependiendo del grado de inversión en investigación y desarrollo y se podrán permitir límites más altos.

Se amplían las bonificaciones impositivas por un período de 5 años para empresas que aumenten sus ventas anuales en 1,7 veces, o que alcancen una facturación anual superior a los 3.300 yenes, entre otros requisitos posibles para acceder al beneficio.

Por otra parte, se extiende por un período de 2 años la tributación rebajada para las empresas pymes en Japón, con una tasa reducida de 15% en lugar del 30,6% aplicable para las empresas con una facturación anual superior a los 4 millones de yenes.

Desde el punto de vista contractivo, la reforma crea una sobretasa que varía entre el 4% y el 4,5% sobre el impuesto general de sociedades. Al mismo tiempo se añade una deducción estándar general de 5 millones de yenes anuales para que las empresas pymes no se vean afectadas por el sablazo fiscal.

El llamado “Impuesto sobre la renta especial de reconstrucción”, destinado para asegurar recursos por desastres naturales, tendrá una rebaja del 1% sobre su alícuota nominal aplicable a empresas y cooperativas. También se extenderá su duración hasta más allá del año 2037 (como originalmente estaba previsto).

Impuesto a las Ganancias, sucesiones y consumo

El Gobierno japonés creará una nueva deducción estándar equivalente a los 1,1 millones de yenes sobre el impuesto de sucesiones y donaciones, lo cual facilita que muchas personas dejen de pagar el tributo. Pero por otra parte, se amplía de 3 a 7 años el período de exigencia en el cual se deben incluir las donaciones percibidas para el cómputo del impuesto al momento de producirse la herencia.

El impuesto a las Ganancias para personas físicas tendrá un recargo máximo del 1% sobre las alícuotas marginales más elevadas, que ya de por sí fueron aumentadas del 50,8% a casi el 56% durante la reforma impositiva del año 2016.

Otra gran fuente de recursos para financiar el aumento del gasto militar será el aumento impositivo al tabaco hasta 3 yenes por cigarrillo, implementado progresivamente en 3 etapas. Aún así, no se incluyeron modificaciones sobre el Impuesto al Valor Agregado (IVA). 

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