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Asia

¿Se viene la primer guerra de Biden? El Presidente estadounidense amenazó con "tomar acción" contra Myanmar tras el Golpe de Estado

La Casa Blanca de Joe Biden amenazó al nuevo gobierno militar de Myanmar tras el golpe de Estado que depuso a Aung San Suu Kyi, y no descartó sanciones económicas y una invasión directa al país asiático.

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A pesar de los fuertes rumores que circulaban los días anteriores, en la noche del domingo y la mañana de este lunes 1ro de febrero, la calma en las calles de Myanmar fue interrumpida por un rápido y organizado golpe de Estado contra la primer ministro Aung San Suu Kyi de parte de las Fuerzas Armadas del país.

El motivo fue el resultado de las polémicas elecciones del pasado 8 de noviembre de 2020, en la que el gobierno de Suu Kyi fue acusado de llevar a cabo un masivo fraude electoral contra el partido opositor, que tenía el respaldo del Ejército.

En un par de horas, los militares tomaron las principales ciudades del país y arrestaron al Presidente, la Primer Ministra, casi una decena de miembros del gabinete nacional y varios líderes y referentes políticos afiliados al oficialismo, llevandolos a bases militares como prisioneros.

Para evitar la difusión de mensajes de protesta o subversión en su contra, el Ejército intervino y controló también las emisoras de radio y televisión y bloqueó por varias horas el internet.

A su vez, por las vías de la prensa militar, los nuevos líderes nacionales anunciaron la formación de un gobierno de transición por un año, tiempo máximo en el que prometer llamar a elecciones libres y dejarán el poder.

Militares cortando una ruta de acceso a una carretera de importancia nacional tras el golpe de Estado.

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Las reacciones extranjeras no tardaron en llegar, y en pocas horas las Naciones Unidas (ONU) expresaron su preocupación y exigieron la liberación de la mandataria.

La respuesta del país fronterizo India no fue tan contundente, y a pesar de que expresaron su "profunda preocupación", afirmaron que están observando los hechos y que piden a los militares que mantengan la paz en el país y no quiebren la división de poderes.

Por su parte, Tailandia expresó un mensaje neutral y poco contundente como el de la India y afirmó que están atentos a ver en que desembocan los hechos. 

Sin embargo, hubo un país que se salió totalmente del molde de los comunicados de países asiáticos. Filipinas, fuerte potencia regional en Asia del Sur, apoyó la actuación de los militares y afirmó que no es un golpe de Estado si no un "exitoso movimiento de ajedrez".

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En Estados Unidos, un país que fue clave en posicionar a Aung San Suu Kyi como Primer Ministra en 2015 durante el mandato de Obama, el nuevo gobierno obamista reaccionó de la peor manera posible.

Lejos de llamar al diálogo o mantenerse neutral, el gobierno de Biden calificó el golpe como un "asalto directo a la democracia de Myanmar" y amenazó con "tomar acción" contra el país y aplicar graves sanciones a los militares si no abandonan el poder de "forma inmediata", y liberando a todos los detenidos.

Más temprano, el Secretario de Estado, Antony Blinken, había amenazado en un comunicado conjunto con Australia, Japón, Canadá, Reino Unido y la Unión Europea la liberación de los prisioneros.

Del otro lado del charco, China aseguró que están monitoreando la situación y pidieron la liberación de Suu Kyi, una aliada suya, aunque tampoco condenaron al nuevo gobierno militar.

Dentro de las Fuerzas Armadas de Myanmar hay una fuerte creencia que China fue parte instrumental del fraude electoral llevado a cabo por Suu Kyi, y el nuevo Jefe de Gobierno militar, Min Aung Hlaing, buscará recuperar la soberanía entregada a China en los últimos años.

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China y el Tatmadaw (el nombre del Ejército de Myanmar) habían tenido históricamente una buena relación. Sin embargo, en los últimos años el dictador chino Xi Jinping comenzó a apostar por Suu Kyi, entendiendo que la mandataria gobernaría el país vecino por los próximos años.

De todos modos, también hay rumores de una reunión el mes pasado entre el máximo diplomático de China, Wang Yi, y Min Aung Hlaing, donde el General le habría informado que si no podían exponer el fraude, ellos darían el golpe.

Tal vez los chinos no dieron ningún permiso expreso al General para dar el golpe, pero el liderazgo militar pensó que podrían hacer que Beijing saliera en su defensa de todos modos

El cálculo del alto mando militar sería que China rara vez pierde la oportunidad de expandir su influencia en Asia a expensas de Estados Unidos, por lo que sin importar quien gobierne el país, China apoyará un gobierno expresamente contrario a los intereses de Washington D.C.

"Beijing podría resentirse de verse obligado a apoyar los diseños políticos internos de un Estado cliente como Myanmar, y podría estar abierto a cooperar para derrotar al Tatmadaw, lo que en el peor de los casos conduciría a que Myanmar se retirara una vez más al completo aislamiento, pero más probable a una restauración de la Constitución democrática y el gobierno civil, a raíz de lo que probablemente serán protestas públicas masivas sin parar durante las próximas semanas", escribió Azeem Ibrahim, corresponsal de FP en Asia.

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Corea del Norte

Kim Jong-Un arranca el 2024 advirtiendo a Biden que planea "aniquilar por completo" a Corea del Sur este año

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En la peor manera de empezar el año, Corea del Norte amenazó con destruir a Corea del Sur con un ataque nuclear sin precedentes si Estados Unidos se compromete con el plan del Grupo de Consulta Nuclear (NCG).

En la última reunión del 2023, el dictador comunista norcoreano Kim Jong-Un lanzó una brutal advertencia a Joe Biden, luego de que su llegada al poder hace 3 años derribara el tratado de paz que había logrado alcanzar el ex presidente Donald Trump.

Rodeado de sus altos mandos militares, Kim anunció que en 2024 empleará la fuerza máxima para "aniquilar por completo" a Corea del Sur, si continúan las provocaciones por parte de los sureños, en referencia a los recientes acuerdos armamentísticos entre Seúl y Washington DC.

Si el enemigo opta por la confrontación militar contra la RPDC (Corea del Norte), nuestro ejército debe asestar un golpe mortal para aniquilarlos por completo mediante la movilización de los medios más fuertes sin titubeos”, expresó Kim ante las cámaras de la cadena estatal KCNA.

Lejos han quedado los acuerdos de paz que había conseguido Donald Trump, en los que Corea del Norte había aceptado frenar su desarrollo nuclear y suspender las pruebas misilísticas a cambio de un masivo programa de inversiones tanto del sector privado norteamericano como surcoreano.

Pero las confrontaciones con China durante la pandemia y el ascenso al poder de Biden en 2021 derribaron lo que quizás iba a ser el mayor acuerdo de paz de la historia desde la Segunda Guerra Mundial.

Ahora, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, un "halcón" de la guerra, prometió en su campaña mantener a raya las provocaciones militares del Norte, y así lo pretende hacer en el poder. Unos meses atrás firmó con Biden un sistema de disuasión ampliado que entrará en vigor a inicios de 2024.

En su mensaje de Año Nuevo, Yoon dijo que ese sistema “disuadirá fundamentalmente cualquier amenaza nuclear y de misiles norcoreana”. El plan consiste en implementar un sistema de respuestas a las provocaciones de la nación comunista, lo que implicaría una fuerte escalada en el conflicto.

La llamada "disuasión extendida" es el mecanismo por el cual Washington se compromete a proteger a Seúl de un ataque de Pyongyang con respuestas directas si un misil norcoreano impacta en Corea del Sur o su extensión marítima. Según confirmaron, las respuestas incluyen también la opción nuclear.

Para la primera mitad de este año, completaremos el marco de disuasión extendida fortalecido de la República de Corea y EEUU para disuadir de manera fundamental cualquier amenaza nuclear y de misiles de Corea del Norte”, afirmó el mandatario en su discurso.

Yoon destacó que la actual situación en la península, con Pyongyang dando la espalda al diálogo e invirtiendo cada vez más en la modernización de sus arsenales y fuerza armadas, exige una muestra de fuerza que garantice “una paz genuina y duradera”.

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Nueva Zelanda

Gana la derecha en Nueva Zelanda y destrona a la izquierda de Jacinda Ardern en una victoria arrolladora

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Nueva Zelanda eligió al conservador Christopher Luxon como primer ministro después de seis años de gobierno del laborismo. Se espera que se una con los libertarios y los nacionalistas para formar un gobierno de derecha.

El empresario Christopher Luxon, quien ingresó en política en el año 2020 en medio de una fuerte crisis del Partido Nacional, logró ordenar a la agrupación política conservadora y derrocó al Partido Laborista, que gobernaba Nueva Zelanda hace casi una década, en las elecciones de este fin de semana.

Luxon, quien se desempeñó como director ejecutivo de Unilever Canadá y Air New Zealand a lo largo de su carrera como empresario famoso, fue electo como Primer Ministro este sábado, con el 39% de los votos, luego de que la gente votara por un cambio después de seis años de un gobierno de izquierda encabezado durante la mayor parte de ese tiempo por Jacinda Ardern.

El sucesor de Ardern, Chris Hipkins, obtuvo tan solo el 27% de los votos, marcando una de las peores elecciones para el laborismo en años. El Partido Verde obtuvo el 11% de los votos, mientras que el partido de derecha libertaria, ACT, obtuvo el 9% de los votos y el partido de derecha conservadora nacionalista, NZ First, obtuvo el 7% de los votos.

A pesar de ser considerada una reformista y de tener altísimos niveles de aprobación cuando llegó al poder, mezclando una agenda de izquierda en cuestiones sociales y liberal en términos económicos, Ardern tuvo un fuerte giro tras el brutal tiroteo en la mezquita de Christchurch en 2019, que cambiaría profundamente su manera de gobernar.

La mandataria instaló un Estado policial, parecido al que instaló George Bush en Estados Unidos tras el ataque a las Torres Gemelas, facultando a varias agencias del gobierno a espiar a la población. Además, lanzó una prohibición masiva contra la posesión de armas de fuego, y promovió un desarme compulsivo de toda la población.

Estas medidas dejaron a la joven funcionaria con una imagen política que no le encajaba. Pasó de mostrarse joven y reformista a sombría y autoritaria; una imagen dictatorial que solo se acentuó durante la pandemia de Covid en 2020.

Las fronteras de Nueva Zelanda se cerraron el 20 de marzo de 2020 y no se volvieron a abrir hasta mediados del 2022. Los ciudadanos que regresaron tuvieron que soportar varias semanas de cuarentena en un hotel, y los extranjeros que habían intentado ingresar quedaron varados allí por meses.

La primera cuarentena comenzó el 26 de marzo y duró hasta el 27 de mayo, pero resultó bastante más flexible que la de otros países y que las próximas que vendrían a las islas. En ese momento, Ardern anuncia “una nueva manera de enfrentar la pandemia” y liberó las restricciones en todo el país.

Pero esto sería solamente una medida electoralista, para obtener una victoria electoral aplastante el 17 de octubre de 2020, ganando 65 escaños en el parlamento de 120 miembros de Nueva Zelanda y haciendo campaña en contra de las cuarentenas.

Esta posición le duraría casi un año, hasta que en agosto del 2021, bajo la excusa de la aparición de la variante Delta, reintrodujo las restricciones a pesar de que gran parte de la población ya estaba vacunada.

En ese momento, impuso una de las más brutales cuarentenas, incluso instruyendo a la policía arrestar a cualquier persona que apareciera caminando por la calle, algo que llevó a que los neozelandeses ni siquiera puedan comprar comida en supermercados o para llevar como podían hacerlo en Australia y otros países también estrictamente acuarentenados.

Los mandatos de vacunación y las duras cuarentenas provocaron meses de masivas protestas frente al Parlamento en Wellington y en otros lugares. La cuarentena duró en distintas partes del país hasta el 3 de diciembre del 2021, y la obligación de usar barbijo o presentar el pase sanitario duró hasta septiembre del 2022.

Las estrictas medidas incluyeron el establecimiento de campos de concentración para los contagiados, fuertes controles para los contactos cercanos, y hubo miles de casos de personas que fueron llevados por la fuerza a las unidades de aislamiento a pesar de no tener síntomas ni dar positivo del virus.

A pesar de los altos niveles de popularidad que gozó en un principio, la gente empezó a cansarse de las medidas autoritarias. La imagen de los laboristas quedó fuertemente desgastada, y Ardern renunció el 25 de enero de este año.

En el mejor momento de los laboristas, los Nacionales no encontraban rumbo, disputándose un giro hacia el centro para competir contra Ardern, Luxon entró intempestivamente al partido en 2020, ganó una banca de diputado y tomó las astas del liderazgo con una fuerte agenda de derecha.

Luxon volvió a imponer una agenda de bajos impuestos, recortar el gasto público, servicio militar obligatorio para los presos juveniles, mano dura contra la inseguridad, desarmar el esquema de bienestar que creó el laborismo, y rechazar políticas progresistas como la ideología de género y el aborto.

De esta manera, ordenó al Partido Nacional, resolvió fuertes disputas internas en la dirigencia y se impuso como el líder indiscutido de la formación. Además, ordenó terminar las discusiones internas en el partido sobre la co-gobernancia de los maoríes, confirmando que se opondrían tajantemente y que buscarían eliminar los cupos para indígenas en el Parlamento.

Luxon ha prometido recortes de impuestos para las personas de ingresos medios y medidas radicales contra el crimen, una problemática que volvió a quitarle el sueño a los neozelandeses después de la pandemia.

También prometió que le quitaría los privilegios que crearon los laboristas con los indígenas maoríes. Por ejemplo, prometió eliminar la Autoridad de Salud Maorí, un ministerio paralelo al Ministerio de Salud Nacional controlado por indígenas.

Luxon tendrá 50 bancas en el Parlamento, pero necesitará 61 para formar gobierno. Tiene dos partidos con los que se puede juntar para crear una coalición para asumir el Poder Ejecutivo. Por un lado está el partido ACT, que engloba a libertarios de derecha, que obtuvo 11 bancas en las elecciones.

Pero también está el partido Nueva Zelanda Primero (NZ First), que obtuvo 8 bancas y podría ser parte del gobierno para darle una mayor solidez a la mayoría parlamentaria.

El partido engloba a nacionalistas de derecha, pero que por ejemplo entre 2018 y 2020, formó coalición con el Partido Laborista de Jacinda Ardern, quien los usó para mostrarse como una liberal más de centroderecha, aunque terminó goberbando como de extrema izquierda.

El mandatario electo empezará a partir de este lunes las negociaciones con ACT y con NZ First para formar un gobierno, pero se espera que el gobierno que encabezará Christopher Luxon será el más de derecha de la historia de Nueva Zelanda.

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Canadá

Trudeau acusa a Modi de haber mandado a matar un líder sikh en Canadá y amenaza con una guerra contra la India

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El primer ministro acusó al gobierno indio de estar detrás de la muerte de Hardeep Singh Nijjar, un ciudadano canadiense considerado como líder terrorista en la India.

Después de varios meses de investigación interna, el primer ministro de Canadá, el izquierdista Justin Trudeau, dio una discurso donde reveló que el gobierno de derecha de Narendra Modi de India, estaría detrás del asesinato del líder sikh canadiense Hardeep Singh Nijjar.

Nijjar fue asesinado a tiros frente a un templo sikh el pasado 18 de junio en Columbia Británica (BC), lo que enfureció a la comunidad sikh en Canadá y otros lugares. Si bien en un primer momento se creyó que había sido un intento de robo o un asesinato vinculado a cuestiones personales del líder religioso, Trudeau dijo que la inteligencia canadiense ha identificado un vínculo creíble entre su muerte y el Estado indio.

El sijismo, es una religión monoteista con origen en la India, que siguen los mandamientos del libro que consideran sagrado "Sri Gurú Granth Sahib Ji", muy popular en la región del Punyab, en la India, en Pakistán, y con una comunidad muy importante en Canadá.

"Cualquier participación de un gobierno extranjero en el asesinato de un ciudadano canadiense en suelo canadiense es una violación inaceptable de nuestra soberanía", amenazó Trudeau el lunes en la Cámara de los Comunes.

"Es contrario a las reglas fundamentales por las que se conducen las sociedades libres, abiertas y democráticas", afirmó, y no descartó acciones "fuertes, contundentes y claras" contra la India. Luego sus funcionarios confirmaron que se limitarían a sanciones económicas "comparables con sanciones de guerra".

Nijjar era el líder sikh más importante de Canadá, y desde el país norteamericano promovía el separatismo de la región del Punyab y la creación de un estado khalistaní separado a la India. Ya había sido blanco de amenazas debido a su activismo en el pasado, pero nunca se había identificado al Estado indio detrás de los ataques.

El gobierno de Narendra Modi lo tenía catalogado oficialmente como un terrorista y había presentado evidencia en el pasado que, desde Canadá, dirigía un grupo guerrillero separatista en la región, y les envíaba financiamiento para que hagan ataques subversivos contra el Estado indio.

Trudeau dijo que su gobierno considera que agentes de inteligencia indios estuvieron en Canadá planeando el asesinato de Nijjar y que lo ejecutaron a través de intermediarios locales, que están bajo investigación de las agencias de seguridad canadienses.

Hardeep Singh Nijjar.

El mandatario de izquierda reveló que habló de este tema con Modi en la cumbre del G20 celebrada en Nueva Delhi la semana pasada, donde esperaba que el primer ministro indio le aclarase la situación, pero que el mandatario de la India no dio respuestas creíbles.

Por el momento, la ministra de Asuntos Exteriores canadiense, Melanie Joly, reveló que esta tarde se expulsó a un alto diplomático indio del país como represalias, pero no dio nombres ni confirmó si se trata del embajador indio Sanjay Kumar Verma.

Las acusaciones de que un representante de un gobierno extranjero pudo haber estado involucrado en el asesinato de un ciudadano canadiense aquí en Canadá, en suelo canadiense… son totalmente inaceptables”, expresó la funcionaria.

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