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China

Así fue como el gobierno chino condenó a la muerte al médico que reveló el coronavirus

Esta es la historia del Dr. Li Wenliang, el primer médico en descubrir el coronavirus en Wuhan, quien fue censurado por el gobierno chino y murió infectado del virus que quiso revelar al mundo.

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China finalmente levantó su cuarentena en la ciudad de Wuhan y también en todo el país, sin embargo, dejó un camino de sangre en lo que fueron los 4 meses más represivos del país en, por lo menos, 30 años.

Cientos de miles de muertes, seguramente muchas más de las que dicen, información oculta, persecución a periodistas y groseras violaciones de los derechos humanos. Pero como frutilla del postre, el heróico médico que denunció la manipulación del gobierno chino terminó siendo censurado y murió solo, infectado de coronavirus, y sin ayuda de nadie.
El Dr. Li Wenliang, un oftalmológo del Hospital Central de Wuhan que se terminaría convirtiendo en un héroe, fue el primero en notar la serie de casos que habían llegado a cuidados intensivos en el hospital y que, sin duda, estaban infectados de un virus que el mundo nunca antes había visto. 
El 30 de diciembre de 2019 la directora de Emergencias, la Dra. Ai Fen, envió una foto de un diagnóstico de un paciente suyo a un grupo de WeChat (el WhatsApp del gobierno chino). El informe estaba titulado como “SARS coronavirus”, y Ai Fen le había circulado en rojo el nombre “SARS”, ya que le parecía extraño que una persona en China esté infectado de SARS habiendo vencido a este virus en 2003.
Esta foto circuló por WeChat entre los médicos del hospital hasta que llegó a las manos del Dr. Li, quien notó que, en los pasillos del hospital, se venía hablando por lo bajo de una cantidad atípica de casos de SARS, e investigando un poco a los pacientes descubrió que todos tenían vínculos con el mercado mayorista de alimentos de Huanan, donde la gente come todo tipo de animales, crudos, hervidos y cocinados, siendo uno de los focos infecciosos más preocupantes de China. Rápidamente, le pidió a sus colegas y familiares que empiecen a usar elementos de protección, porque temía lo peor.
El 3 de enero de 2020, las autoridades del Partido Comunista de Wuhan se contactaron con el Dr. Li y le pidieron que se quedara en su casa ese día. A la tarde, fue visitado por policías en su domicilio, donde fue acusado de filtrar información confidencial y de inspirar el miedo entre sus colegas. La policía en ese momento le hizo firmar un papel donde prometía no hablar más sobre el tema y dejar de divulgar información que puede causar pánico en la sociedad. Lo que no sabía Li es que dos días antes, el 1 de enero, las mismas autoridades habían clausurado el mercado de Huanan por “preocupaciones sanitarias”.

El documento que la policía china le hizo firmar al Dr. Li, diciendo que había mentido y que “no divulgaría falsos rumores nunca más”.

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Al día siguiente, el Dr. Li volvió a trabajar. Comenzó el día atendiendo pacientes e ignorando a sus colegas que le preguntaban por su ausencia el día anterior. Siguió en silencio unos días más, hasta que el 8 de enero atendió un paciente que tenía glaucoma. A este paciente le encontró algunos síntomas que ahora sabemos que son insignes del coronavirus; tos fuerte pero seca, dolor de cabeza, pérdida del olfato, conjuntivitis y dificultades para respirar. Lo derivó a emergencias.

El 10 de enero, el Dr. Li quien, por ordenes del Partido Comunista Chino no pudo avisar a sus colegas de la enfermedad que había descubierto y tuvo que seguir atendiendo pacientes sin medidas de protección, empezó a presentar síntomas. Se había convertido en portador de la misma enfermedad que descubrió y había querido revelar al mundo.
El 12 de enero entró en terapia intensiva, la carga viral que tenía era altísima, seguramente por la constante exposición a infectados de coronavirus que tuvo, quién sabe por cuánto tiempo. El 30 de enero publicó en internet la verdad de lo que había ocurrido, desde una cama hospitalaria y conectado a un respirador. En el portal Weibo escribió:

“Mi nombre es Li Weinlang, soy un médico en el hospital de Wuhan. Luego de recibir pacientes con una neumonía causada por un nuevo coronavirus, empecé a toser el 10 de enero, tuve fiebre el 11 y el 12 ya tuve que ser hospitalizado. […] Yo firmé un documento así que no sé cuánto puedo contar. Pero ahora vivo en la UCI [unidad de cuidados intensivos]. Me hicieron tests que dieron negativos, pero este es un virus nuevo. Todavía tengo problemas para respirar y apenas me puedo mover. Antes de entrar al hospital estuve en contacto con mis padres, con el supervisor, con colegas.”

El 31 de enero dio una entrevista por WeChat a Elsie Chen, una periodista del New York Times. Por miedo a las represalias del gobierno chino, el diario no publicó esta nota hasta el 7 de febrero. En la nota, Li cuenta con más detalle lo ocurrido, cuenta un poco de su vida, su afiliación al Partido Comunista y cómo fue traicionado. Finalmente dijo que esperaba mejorarse y volver a tratar a sus pacientes.
El 1 de febrero todo salió a la luz. Tras un mes de ocultar información y censurar, el gobierno chino admitió que el virus que andaba dando vueltas era una nueva cepa del SARS coronavirus que había afectado al país en 2002, y que ya había infectado a 14.830 personas, casi todos en la ciudad de Wuhan.
Ese mismo día se le hizo un nuevo test al Dr. Li, que inmediatamente le dio positivo por COVID-19.
El 5 de febrero, la condición de Li se hizo crítica, la saturación en sangre había caído a 85%, aún con asistencia de oxígeno sentía que se ahogaba. El 6 de febrero, a las 21:30 hs, su corazón se paró. El hospital emitió un comunicado con estos datos, pero rápidamente fue eliminado de las redes. Al día siguiente, tras varias denuncias en las redes de censura, un nuevo comunicado confirmó su muerte, pero cambió los datos; habría muerto a las 2:58 a.m. del día 7 de febrero, tras unas horas bajo tratamiento de oxigenación por membrana extra-corpórea.

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Mientras todo esto ocurría, la Dra. Ai Fen, enterada de que el Dr. Li había enfermado, trató de avisarle a sus superiores de la posibilidad de un nuevo SARS-CoV el 11 de enero, hasta envió muestras a laboratorios para que sean analizadas. Estas primeras muestras jamás fueron estudiadas por órdenes directas de los directores del hospital, y el 16 de enero le dijeron a Ai Fen que deje de decir que este supuesto nuevo virus podía ser transmitido de humano a humano. 

El 21 de enero la volvieron a convocar para decirle que ahora sí podía decir que el virus se transmitía de humano a humano, luego de 5 días en los que no se tomaron medidas de protección por esta escandalosa mentira de la dirección del hospital, que depende directamente del Partido Comunista de Wuhan. Debido a la naturaleza exponencial del contagio, decenas de miles de infectados podrían haberse salvado si no se ocultaba la información por esos 5 días cruciales.

Desde entonces, la Dra. Ai Fen ha dado múltiples entrevistas que fueron fuertemente censuradas en las redes sociales chinas. Ai Fen obtuvo el reconocimiento de una gran parte de la sociedad china por ser una de las principales luchadoras por la verdad junto a Li Weinlang. 
En los últimos días, tras el levantamiento de la cuarentena en Wuhan, muchos ciudadanos salieron a protestar contra el gobierno, lo que desencadenó que la justicia exonerara oficialmente al Dr. Li después de su muerte de cualquier ilegalidad cometida, convirtiéndolo en un mártir. 
Sin embargo, la Dra. Ai Fen no tuvo la misma suerte. Luego de una entrevista para la revista People del 10 de marzo, donde se enalteció su figura como una heroína que desafió al gobierno comunista chino, la nota fue eliminada de la página web, tanto en las publicaciones en China como en el resto del mundo. Esta desmedida demostración de fuerza del Partido Comunista contra Ai Fen solo engrandeció su figura, y la convirtió en un ícono de los movimientos anti-comunistas en el país. Lamentablemente, así como al Dr. Li lo mató el virus chino, parece que a Ai Fen la mató el gobierno chino.

La Dra. Ai Fen, en su despacho del Hospital Central de Wuhan, en una entrevista que fue transmitida por redes sociales y que reveló la censura del gobierno.

Desde el 29 de marzo que colegas del Hospital Central de Wuhan denunciaron que Ai Fen está desaparecida, sus familiares lo corroboraron y dicen que temen que haya sido arrestada de manera clandestina. El medio opositor Radio Free Asia confirmó que desde esa fecha que no responde mensajes por teléfono y que su domicilio se encuentra vacío.
El comunismo chino ha oprimido a su población, asesinado a dos de sus más valientes detractores y, una vez más, la progresía mundial sale en su defensa, más horrorizados por el lenguaje empleado que en los hechos concretos, una vez más demostrando su complicidad con un régimen asesino.
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Argentina

Base China en Neuquén: Los vecinos denuncian un hermetismo total y efectivos militares en suelo argentino

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Un especial de TN logró grabar por primera vez las caras de los operarios de la base espacial china, y son miembros del Ejército Popular de Liberación, la rama militar del Partido Comunista Chino.

En medio del desierto neuquino, la Estación de Espacio Lejano China aparece como un punto de extrema curiosidad para los locales que viven en las zonas lindantes. Si bien la base tiene fines científicos, o al menos eso prometieron cuando Cristina Kirchner en 2012 les cedió el terreno por 50 años, la estación depende del Ejército Popular de Liberación del Partido Comunista Chino.

Esto queda clarísimo para los vecinos de la zona, que denuncian que la base, que supuestamente debería tener solamente 8 científicos chinos operando allí dentro, tiene mucho movimiento militar. China se escuda en que la Administración Nacional Espacial China (CNSA) que opera la base es una rama de sus Fuerzas Armadas, y por eso todos los operarios son integrantes del Ejército.

Pero esto no convence a los expertos: Argentina tiene múltiples bases espaciales de otros países, pero todas son operadas de manera remota, y el personal en las bases siempre son de nacionalidad argentina, y en general empleados de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). En este caso, militares chinos son volados desde el continente asiático a la Argentina para operar la estación.

En este caso, si bien la CONAE y el Ministerio de Defensa argentino pueden hacer inspecciones de la base, prácticamente nunca se ha hecho, y definitivamente nunca se ha hecho por un gobierno no alineado al kirchnerismo, que tomó la decisión original de cederle territorio nacional.

Si bien la Embajada china ha asegurado que cualquier argentino puede pedir una visita guiada de la estación, por el momento nadie lo ha hecho. El equipo de TN intentó hacerlo esta semana, pero fue tajantemente rechazado.

Un notero de TN logró acercarse hasta el portón principal, y al tocar un timbre, apareció un oficial de la policía neuquina que tienen una garita justo fuera de la base para tomar los datos del periodista. Tras consultar por unos minutos, el policía quedó grabado diciendo que era necesario solicitar un permiso a la embajada de China en la Argentina.

Mientras el periodista hablaba con el policía, se captó a dos militares chinos que habían salido del “hotel” que existe dentro del complejo llegar en un auto blanco hasta la puerta para averiguar qué era lo que sucedía. Casi sorprendidos por encontrarse con un periodista, le informaron a que el pedido de ingreso correspondía a la CONAE, el órgano nacional dependiente de Jefatura de Gabinete que está a cargo de las inspecciones técnicas a la base.

En un breve diálogo de unos 10 minutos y en un español muy básico, estas dos personas aseguraron que, aunque vestían atuendos militares, no eran soldados sino ingenieros, que lo único “que se hace en la estación es estudiar la luna”, y confirmaron que no hay argentinos viviendo en la base espacial.

La grabación de TN se trata de la primera vez que se ve el rostro de las personas que allí trabajan. Ambas personas fueron confirmadas como miembros del Ejército Popular de Liberación, la rama militar del Partido Comunista Chino, creadas en 1927 por Mao Tse Tung.

Las preocupaciones de los vecinos

“No sabemos cuántos son, prácticamente no los vemos en el pueblo, no interactuamos con ellos, es todo muy hermético”, relató Alfredo “Chucho” Garrido, exconcejal de Las Lajas, un pequeño municipio a 50 kilómetros de la estación espacial que es el pueblo más cercano que hay de la base.

Garrido continuó explicando: “El camino de tierra que se desprende de la Ruta 40 y que lleva hasta la base espacial no tiene ninguna señalización de la instalación. No hay carteles, indicaciones ni mucho menos banderas chinas, algo que sí se podía ver durante los años de construcción. Las cámaras de seguridad empiezan a estar a la vista a unos 70 metros del predio. La vigilancia es total“.

Los elementos que hacen que haya dudas en torno a la estación radica en el contexto en el que fue firmado el proyecto, la falta de control y la falta de saber realmente el uso que se le da a la antena y los beneficios que esta antena traía para todos los neuquinos no son tales”, aseguró Nicolás Montero, concejal de Neuquén.

Por su parte, Martín Pedemonte, docente universitario y referente político de la región de Zapala, aseguró que originalmente las autoridades provinciales y nacionales habían prometido a los pueblos lindantes que la base traería beneficios económicos para los locales. “El impacto económico que tuvo en Neuquén fue casi nulo”, sentencia.

Prometieron mayor movimiento económico, que las escuelas iban a poder usar el gimnasio, que iba a haber más servicios y movimiento de turismo y educación, pero nada se vio reflejado”, concluyó.

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China

Atraparon a un chino intentando entrar a una base militar en California y sospechan que se trata de un espía comunista

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Crecen las sospechas de una masiva infiltración de espías chinos en suelo estadounidense. Solo en los últimos 6 meses, ingresaron a Estados Unidos unos 22.000 chinos indocumentados vinculados al Partido Comunista Chino.

Un ciudadano chino sin los documentos para estar en los Estados Unidos fue atrapado intentando ingresar a una base militar del Cuerpo de Marines en California. Según confirmaron autoridades locales, el hombre condujo hasta la base en auto e intentó escabullirse.

Al ser encontrado por los marines, se negó a salir y debió ser removido por la fuerza tras un enfrentamiento. “A pesar de que el personal de seguridad de la instalación le pidió que saliera por la puerta Cóndor, el individuo entró en la instalación sin autorización. Las autoridades militares fueron notificadas inmediatamente y detuvieron al individuo“, dijo un portavoz del Comando de Entrenamiento y Educación del Cuerpo de Marines. 

Según reportes del canal de noticias local News Channel 3, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (USCBP, por sus siglas en inglés) verificó el arresto, revelando que el individuo se encontraba en el país ilegalmente.

El agente jefe de patrulla de la USBP, Gregory K. Bovino, recurrió a la plataforma de redes sociales X para compartir una foto del individuo detenido, enfatizando que el individuo ingresó a la base sin permiso e ignoró las órdenes de salir.

Aún se están investigando el propósito y la intención detrás de sus acciones“, escribió Bovino, a medida que surgen fuertes interrogantes acerca de la persona detenida. El hecho de que haya logrado entrar sin documentos, y haya sabido la ubicación de la base y haya logrado acercarse en auto y luego saber las vías de ingreso para intentar hacerlo de manera sigilosa, despierta severas dudas acerca de si se trata de un espía del Partido Comunista Chino (PCCh).

Si bien este tipo de infiltraciones de espionaje quedaron en el pasado, y hoy en día China concentra sus ataques en hackeos cibernéticos contra la infraestructura de los Estados Unidos, los republicanos en el Congreso vienen denunciando hace años una alta cantidad de ciudadanos chinos en el país que han sido identificados como parte de la inteligencia del PCCh.

La base militar estadounidense en Guam, por ejemplo, enfrenta serias preocupaciones de seguridad nacional después de informes de un número cada vez mayor de ciudadanos chinos que ingresan ilegalmente a la isla

El presidente de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, Mark Green, expresó su preocupación por esta tendencia creciente y afirmó: “Simplemente no sabemos con qué propósito vienen estos individuos“.

Los inmigrantes chinos son actualmente el grupo de más rápido crecimiento que intenta cruzar la frontera sur hacia los Estados Unidos, infiltrándose dentro de las grandes caravanas de inmigrantes latinoamericanos.

Fox News informó recientemente sobre más de 22.000 encuentros de este tipo desde el 1 de octubre del año pasado, lo que generó preocupación entre los funcionarios estadounidenses sobre una posible infiltración de personas alineadas con los intereses del Partido Comunista Chino.

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China

China reescribe la historia para poder reclamar territorios de otros países: La estrategia a largo plazo para quedarse con todo Asia

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La dictadura de Xi Jinping tiene entre sus objetivos quitarle territorio a India, Rusia, Taiwan, Brunei, Indonesia, Japón, Malasia, Filipinas y Vietnam.

Las aspiraciones territoriales de China han ganado polémica recientemente con la actualización de su Mapa Estándar en agosto de 2023, una cartografía que es utilizada como la visión oficial del régimen para determinar cuáles son las fronteras que ellos consideran como propias.

El nuevo mapa incluye territorios actualmente en disputa con India y Rusia, así como Taiwan y vastas áreas del Mar de China Oriental y Meridional, disputadas también por Brunei, Indonesia, Japón, Malasia, Filipinas y Vietnam.

Este movimiento no solo refleja la postura del Partido Comunista Chino (PCC) frente a sus controvertidas reivindicaciones territoriales, sino que también destaca su estrategia de utilizar narrativas históricas selectivas para respaldar sus pretensiones, algo que siempre hizo pero que ahora acumuló un poder militar que cada vez más respalda estas afirmaciones.

La justificación de China respecto a sus aspiraciones territoriales se basa en una interpretación sesgada de su historia. Por dar un ejemplo, Beijing afirma que las Islas Senkaku, bajo administración japonesa pero reclamadas por China, han sido parte inherente del territorio chino desde tiempos antiguos, lo cual es mentira.

Una retórica similar se emplea para sostener su derecho sobre partes de Arunachal Pradesh en India y sobre su soberanía en el Mar de China Meridional, basándose en mapas históricos propios que no tiene respaldo geopolítico ni histórico.

A lo largo de la historia, muchas de las reivindicaciones territoriales del comunismo chino se remontan al periodo final de la dinastía Qing y a los tratados desiguales posteriores a las derrotas militares y la presión diplomática de potencias occidentales, rusas y japonesas.

La situación ha evolucionado con el tiempo. Descubrimientos de reservas de petróleo cerca de las Islas Senkaku en la década de 1970 y la devolución de estas islas a Japón por parte de Estados Unidos llevaron a China a reafirmar su reclamo sobre ellas, a pesar de haberlas reconocido previamente como parte de las Islas Ryukyu de Japón.

Además, aunque China y Rusia resolvieron una disputa sobre la Isla Heixiazi en 2004, China ha reavivado su reclamo ahora que la isla cobra una importante ventaja geopolítica, mostrando cómo el Partido Comunista retiene ciertos intereses fundamentales y espera momentos oportunos para afirmarlos.

El premio mayor: Taiwan

En cuanto a Taiwan, una reclamación constante del PCC, la unificación con la isla se ha convertido en un componente crucial de la visión política de Xi Jinping para consolidar su mandato. Esta situación no solo subraya la importancia estratégica de Taiwan, sino que también destaca cómo su identidad autónoma representa un desafío directo al relato comunista.

El problema es que la situación de Taiwan y las reclamaciones del PCC sobre diversas entidades marítimas no solo tienen implicaciones para la política interna y la autonomía taiwanesa, sino que también presentan un desafío significativo para el orden marítimo internacional.

Estados Unidos, Taiwán y Japón han ido construyendo un cordón maritimo en la zona en las últimas décadas, no solo político sino que económico y cultural, donde se intenta blindar el avance del comunismo como identidad nacional. Estas reclamaciones apuntan a desarmar este bloque.

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