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China

La "Nueva Ruta del Emperador": el proyecto de China para dominar el comercio mundial

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A través de la Belt and Road Iniciative, el más ambicioso y complejo plan de desarrollo comercial de la historia, Xi Jinping está logrando conectar todas las rutas comerciales con China y generar una interdependencia sin precedentes entre el mundo y el gigante asiático.

La Belt and Road Iniciative, mediáticamente conocida como la Nueva Ruta de la Seda, fue presentada por el dictador chino Xi Jinping en 2013, con la intención de renovar y amplificar viejos caminos comerciales e invertir en infraestructura a lo largo del mundo para interconectar de manera naval, aérea y terrestre al gigante asiático con el resto de las naciones y así generar una interdependencia global para con China.

Las modalidades en las que China desarrolla esta iniciativa pueden ser variadas, ya sea construyendo infraestructuras desde 0, aumentando o mejorando la infraestructura ya existente como puede ser la expansión de un puerto, por ejemplo, dando prestamos económicos y también haciendo inversiones en empresas públicas o privadas de países en vías de desarrollo.

Canales comerciales en desarrollo en la Belt and Road Iniciative, vía CLINGENDAEL INSTITUTE

La masividad de este programa y la falta de transparencia hacen que los números de las inversiones totales sean estimados, pero se conocen más de 2600 proyectos en más de 100 países del mundo en estos momentos, alcanzando una enorme parte de la población mundial.

Actualmente, se estima que China ha invertido más de 500 mil millones de dólares en este proyecto, que equivale al dinero necesario para estar en el top 30 de países con mayor PBI. El valor estimado de la BRI para el 2030 se espera en más de 1,3 billones de dólares.

China faces wave of calls for debt relief on 'Belt and Road' projects |  Financial Times

No es menor que en el mundo, la deuda ha crecido de manera exorbitante en los últimos años, y de los 33 países que están en riesgo por su deuda, 25 entran en el esquema del BRI chino.

China, a través de los contratos de las infraestructuras con estos países, acuerda quedarse con el 51% del control de la infraestructura construida en el programa en caso de que no puedan cumplir con el pago de las deudas que genera la millonaria infraestructura, una jugada que le termina saliendo totalmente beneficiosa a la potencia asiática.

Un ejemplo claro de esto es lo sucedido en 2016, cuando Cosco Shipping Ports, una empresa china especializada en la administración de infraestructura portuaria, invirtió mil millones de dólares en la compra y mejora del puerto griego de El Pireo, del cual es hoy el accionario mayoritario y ha abierto una puerta de entrada a la Unión Europea para productos chinos. La misma empresa compró puertos en Bélgica, España e Italia.

Dos inversiones estratégicas de China por el mundo en mapas
Puertos parcial o totalmente controlados por China en la ruta comercial hacia Europa

Es de esta manera que también China tiene sus propias “chinas” en África, que utiliza como mano de obra barata (en algunos casos inclusive con mano de obra esclava) para construir enormes proyectos de infraestructura que Xi Jinping le “regala” a los dictadores africanos, a cambio de su sumisión y lealtad.

El Partido Comunista Chino obtiene una enorme influencia sobre los países cuando el dictador o gobierno de turno se da cuenta que no tiene manera de pagar por estas obras más que entregando su soberanía el Estado chino.

Debemos entender que China, además de generar vínculos políticos mucho más fuertes con los países donde invierte, también saca un enorme provecho económico-financiero.

Estos proyectos tienen una tasa de interés aproximada del 6%, mientras que China es uno de los mayores prestatarios del Banco Mundial con 16 mil millones de dólares en préstamos pendientes a tasa del 1%, sacando un margen muy significativo de estas operaciones.

Así, entre el año 2000 y el año 2020, China se impuso como el principal socio comercial de la gran mayoría de los países del mundo, desplazando a Estados Unidos, sacándolo incluso de Europa.

Fuente: The Economist

En su libro ‘La Nueva Ruta del Emperador: China y el Proyecto del Siglo’, el investigador Jonathan Hillman aborda los retrasos y cuellos de botella de la Nueva Ruta de la Seda. “El proyecto se ha convertido en un tren sin conductor. Su ritmo ya ha superado la capacidad de China para medirlo con precisión. La corrupción y la búsqueda de rentas prosperan en el caos”, describe Hillman.

El autor explica cómo la asociación ruso-china se ha profundizado y la amenaza que esto representa para Occidente. Estados Unidos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial ha buscado evitar el dominio de la masa continental euroasiática por una sola potencia, y esta vez Xi Jinping tiene las llaves comerciales y el respeto diplomático de Putin para alcanzar sus objetivos.

Xi, Putin hail deepening Sino-Russian cooperation - Chinadaily.com.cn
Xi Jinping y Vladimir Putin el 13 de noviembre de 2019

Por otro lado, estos proyectos careces de transparencia y sostenibilidad. La consecuencia para China de un proyecto mal construido es una pérdida de confianza de la población local que ve cómo las infraestructuras prometidas nunca se terminan, algo muy común por ejemplo en Brasil. La implementación del Belt and Road Iniciative ha ofrecido oportunidades para el soborno, comisiones ilícitas y el robo.

Hasta el momento, el único "esfuerzo" para contrarrestar el BRI es el proyecto presentado por Joe Biden en el G7 llamado “Build Back Better World” o B3W, que fue aprobada en la cumbre de ese grupo que se llevó a cabo el pasado 11 de junio, en Cornwall, Inglaterra.

Un análisis más detallado del B3W, revela que muchos de estos proyectos tienen capital chino, por lo que en definitiva no es un plan para neutralizar a China si no que hace que se comparta la torta con Estados Unidos y Europa. De todos modos, el proyecto de Biden ni siquiera tiene un plazo de lanzamiento, mientras que el BRI está en pleno desarrollo.


Por Nicolas Promanzio, para La Derecha Diario

China

China reescribe la historia para poder reclamar territorios de otros países: La estrategia a largo plazo para quedarse con todo Asia

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La dictadura de Xi Jinping tiene entre sus objetivos quitarle territorio a India, Rusia, Taiwan, Brunei, Indonesia, Japón, Malasia, Filipinas y Vietnam.

Las aspiraciones territoriales de China han ganado polémica recientemente con la actualización de su Mapa Estándar en agosto de 2023, una cartografía que es utilizada como la visión oficial del régimen para determinar cuáles son las fronteras que ellos consideran como propias.

El nuevo mapa incluye territorios actualmente en disputa con India y Rusia, así como Taiwan y vastas áreas del Mar de China Oriental y Meridional, disputadas también por Brunei, Indonesia, Japón, Malasia, Filipinas y Vietnam.

Este movimiento no solo refleja la postura del Partido Comunista Chino (PCC) frente a sus controvertidas reivindicaciones territoriales, sino que también destaca su estrategia de utilizar narrativas históricas selectivas para respaldar sus pretensiones, algo que siempre hizo pero que ahora acumuló un poder militar que cada vez más respalda estas afirmaciones.

La justificación de China respecto a sus aspiraciones territoriales se basa en una interpretación sesgada de su historia. Por dar un ejemplo, Beijing afirma que las Islas Senkaku, bajo administración japonesa pero reclamadas por China, han sido parte inherente del territorio chino desde tiempos antiguos, lo cual es mentira.

Una retórica similar se emplea para sostener su derecho sobre partes de Arunachal Pradesh en India y sobre su soberanía en el Mar de China Meridional, basándose en mapas históricos propios que no tiene respaldo geopolítico ni histórico.

A lo largo de la historia, muchas de las reivindicaciones territoriales del comunismo chino se remontan al periodo final de la dinastía Qing y a los tratados desiguales posteriores a las derrotas militares y la presión diplomática de potencias occidentales, rusas y japonesas.

La situación ha evolucionado con el tiempo. Descubrimientos de reservas de petróleo cerca de las Islas Senkaku en la década de 1970 y la devolución de estas islas a Japón por parte de Estados Unidos llevaron a China a reafirmar su reclamo sobre ellas, a pesar de haberlas reconocido previamente como parte de las Islas Ryukyu de Japón.

Además, aunque China y Rusia resolvieron una disputa sobre la Isla Heixiazi en 2004, China ha reavivado su reclamo ahora que la isla cobra una importante ventaja geopolítica, mostrando cómo el Partido Comunista retiene ciertos intereses fundamentales y espera momentos oportunos para afirmarlos.

El premio mayor: Taiwan

En cuanto a Taiwan, una reclamación constante del PCC, la unificación con la isla se ha convertido en un componente crucial de la visión política de Xi Jinping para consolidar su mandato. Esta situación no solo subraya la importancia estratégica de Taiwan, sino que también destaca cómo su identidad autónoma representa un desafío directo al relato comunista.

El problema es que la situación de Taiwan y las reclamaciones del PCC sobre diversas entidades marítimas no solo tienen implicaciones para la política interna y la autonomía taiwanesa, sino que también presentan un desafío significativo para el orden marítimo internacional.

Estados Unidos, Taiwán y Japón han ido construyendo un cordón maritimo en la zona en las últimas décadas, no solo político sino que económico y cultural, donde se intenta blindar el avance del comunismo como identidad nacional. Estas reclamaciones apuntan a desarmar este bloque.

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China

Un asesor de Trump asegura que la estrategia de China es "derrotar a Estados Unidos sin disparar una sola bala"

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Entrevistado por Breitbart, el socio de Steve Bannon aseguró que China está buscando generar la discordia en Estados Unidos, destruir la cohesión social y llenar al país de fentanilo.

Peter Schweizer, parte del cuerpo de asesores de Steve Bannon y autor de "Dinero Sangriento: ¿Por qué los Poderosos tienen ojos ciegos mientras China mata a los estadounidenses", reveló la postura del Partido Comunista Chino para ganar la nueva "guerra fría" que está teniendo lugar entre la potencia asiática y los Estados Unidos de América.

Los militares chinos están empezando lo que describe como una “guerra de desintegración”, muy similar a la de la Unión Soviética en la década del ’60, pero con un especial hincapié a promover el caos y la división social en Estados Unidos y sus aliados, a través de políticas que la debilitan en todos sus aspectos.

“Esta estrategia es: ‘¿Por qué tener una guerra cinética en la que nosotros matamos a estadounidenses y ellos nos matan a nosotros? Nos dañamos. ¿Por qué no intentar simplemente derrotarlos en la guerra sin que parezca que estamos en guerra?", explica Schweizer quien entrevistó a varios ex funcionarios chinos para escribir el libro.

"Lo que eso significa es que van a desarrollar y utilizar, y lo están haciendo, estrategias diseñadas para dividir a los estadounidenses, fomentar el caos social, poner a Estados Unidos contra Estados Unidos”, dijo, y aseguró que el caos social en Estados Unidos es “magnificado por China”.

Schweizer explicó que esto no ocurre solamente a nivel político, sino que ocurre también a nivel digital, en las redes sociales. El autor asegura que tiene evidencia de por lo menos una instalación en China donde tienen miles de oficiales militares, y cada uno tiene miles de cuentas de redes sociales a cargo, que “se hacen pasar por estadounidenses”.

"Y básicamente la mitad de estas cuentas de redes sociales dicen ‘Estados Unidos es una sociedad racista’ y la otra mitad dice ‘Sólo me gustan los blancos’, y está diseñado para magnificar", aseguró.

La estrategia, como dicen, es: ‘Derrotemos a Estados Unidos sin tener que disparar un solo tiro’. Y esa es esencialmente su estrategia”, continuó el autor de Blood Money, quien agregó que: "Lo han estado haciendo durante la última década, y se manifiesta de muchas maneras".

Tik Tok, la red social más famosa del momento, es propiedad del Partido Comunista Chino, y no tiene como objetivo obtener ganancias ni ofrecer un bueno producto de videos, si no que busca promover la discordia en Estados Unidos, tapando a quienes podrían revelar esta trama.

Scheizer asegura que intentaron publicar anuncios de su libro, Blood Money, en TikTok, pero a pesar de múltiples intentos donde incluso ofrecieron más dinero del que se requería, los rechazaron una y otra vez.

“Para mí está claro que la razón por la que no querían que se publicaran estos anuncios es porque se centraban en el hecho de que TikTok está directamente vinculado al PCCh y, como señalamos en el libro, lo están utilizando explícitamente para socavar la cohesión social en Estados Unidos y como herramienta de propaganda contra los jóvenes, y son muy explícitos acerca de cómo lo hacen”, dijo Schweizer.

Tuvimos acceso a revistas y publicaciones militares chinas. Un oficial militar llama a TikTok el caballo de Troya que están usando contra Occidente. Y hubo ejemplos específicos de cómo usan las emociones y otras herramientas para enviar mensajes subconscientemente a los jóvenes estadounidenses y lograr que rechacen los valores con los que fueron criados”, continuó el autor siete veces best seller del New York Times.

Por último, en sus investigaciones, Schweizer asegura que los chinos están fomentando, e incluso subsidiando, el ingreso de fentanilo a Estados Unidos, una de las drogas más adictivas y más nocivas para el ser humano en estos momentos, con el único objetivo de destruir a la sociedad estadounidense.

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China

China retrocede 100 años en libertad financiera: El dictador Xi Jinping endurece las restricciones para la compra y venta de acciones

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La bolsa de Shanghai se desplomó más de un 18% desde julio de 2021 y todavía sigue sin encontrar un piso. La dictadura comunista adoptó medidas represivas para contener la debacle, y el país pierde cada vez más atractivo por parte de la inversión extranjera directa.

La reforma económica para la liberalización y modernización de China perdió su impulso con el ascenso de Xi Jinping al frente de la dictadura comunista. El país perdió su tendencia de crecimiento previa al shock provocado por la pandemia en 2020, y enfrenta las consecuencias de una profunda crisis en el mercado inmobiliario.

Los principales activos de las empresas chinas, representados en el SSE Composite Index de la bolsa de Shanghai, llegaron a retroceder más de un 18% desde julio de 2021. El régimen respondió por medio del lanzamiento de nuevas regulaciones que limitan la compra y venta de acciones a corto plazo.

La Comisión Reguladora de Valores de China informó que se prohíbe expresamente la reducción neta de tenencia de acciones por parte de inversores institucionales en los primeros y los últimos 30 minutos de cada negociación diaria. También se profundizará el rastreo de las operaciones de venta de activos a corto plazo.

Hacia el mes de enero de este año, la dictadura de Xi Jinping endureció los controles para la salida de capitales para la inversión en fondos extraterritoriales. Se trata de otra medida desesperada para contener la caída en el precio de las empresas chinas, las cuales pierden atractivo frente a otros destinos más seguros.

La llegada de inversión extranjera directa al gigante asiático totalizó los US$ 33.000 millones de dólares al término de 2023, lo cual representa un derrumbe histórico de hasta el 82% con respecto a la afluencia de capitales del año 2022.

Para tratar de revertir este efecto nocivo sobre la inversión, las autoridades anunciaron una cierta extensión de la movilidad de capitales para las “zonas especiales” en Shanghai y Beijing, una suerte de zona piloto de libre comercio que busca captar más inversión extranjera. Pero los esfuerzos fueron insuficientes.

China ya no ofrece las condiciones de inversión que mantenía hace 20 años. El costo laboral se incrementó notoriamente y superó con facilidad al promedio de otros países vecinos.

Por otra parte, el creciente riesgo geopolítico y el estancamiento (o la marcha atrás en muchos casos) de la reforma económica pro-mercado disuaden a los inversores de seguir apostando por China. Como si todo esto no fuera suficiente, el país atraviesa la crisis demográfica más importante de su historia, por lo que el crecimiento de la actividad económica se encuentra seriamente comprometido para los próximos años.

Las famosas “tasas chinas” están en proceso de desaparecer. El FMI y otras instituciones multilaterales estiman que el aporte de China para el crecimiento económico mundial seguirá menguando en las próximas décadas, hasta prácticamente equipararse al crecimiento de los países europeos (partiendo de un nivel de vida mucho más bajo).

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