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Coronavirus

La vacuna contra la tuberculosis podría tener la llave para enfrentar el coronavirus

Un ensayo clínico llevado a cabo por un instituto de investigación australiano podría dar resultados muy positivos sobre el uso de la vacuna contra un tipo muy común de tuberculosis, que elevaría significativamente las defensas contra el coronavirus.

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El mundo está en vilo esperando una solución urgente de la pandemia de coronavirus. Los mercados están destruidos, la sociedad en pánico y los sistemas de salud colapsados. Sin embargo, la única solución conocida por el hombre es la vacuna; una inyección única que inmunizará al usuario para siempre contra esa cepa del virus.

Las vacunas tardan hasta 18 meses desde que empiezan las pruebas en humanos y llegan las dosis a los centros de inyección. Estados Unidos prometió una vacuna entre 3 y 12 meses, aunque se espera que esté mucho más cerca de este útlimo número que del primero. Es por esto que la OMS recomienda que lo conveniente es buscar vacunas alternativas que mejoren las defensas generales del cuerpo humano y preparen mejor a las personas para enfrentar una posible infección de SARS-CoV2.

En consecuencia, la OMS está alentando a diversos grupos internacionales a buscar una posible vacuna alternativa, principalmente bajo el liderazgo de Nigel Curtis, jefe de investigación de enfermedades infecciosas del Instituto de Investigacion Infantil de Murdoch, en Melbourne, Australia.

En Australia se está evaluando emplear el uso de la vacuna contra un tipo de tuberculosis (el bacilo de Calemette-Guerin, Mycobacterium bovis) para contrarrestar el nuevo virus chino.

"Puede estimular el sistema inmune para que se defienda mejor contra una amplia gama de infecciones diferentes, una gran variedad de diferentes virus y bacterias de una manera mucho más generalizada" afirmó el Dr. Nigel Curtis

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Durante ya mucho tiempo se ha estado empleando esta vacuna contra el BCG para aplicaciones fuera de su rango oficial de uso, un ejemplo es que se usa como un tratamiento de inmunoterapia contra la fase temprana del cáncer de vejiga, pero ahora parece también tener un efecto de primera línea de defensa contra infecciones virales diversas.

Al personal voluntario del Royal Children’s Hospital de la ciudad de Melbourne, se le aplicaron dosis de vacunas de tanto la gripe estacional, como de la tuberculosis, esto de forma aleatoria, ya que se busca realizar una estadística con resultados significativos y para esto es necesario tener un grupo con placebo y el otro con la vacuna real con el fin de verificar la efectividad de esta nueva hipótesis.

Este ensayo clínico recién empieza, sin embargo, promete muy buenos resultados debido a los antecedentes exitosos que trae la vacuna contra la tuberculosis en el sistema inmunodefensivo.

La expectativa que genera este estudio es grande, ya que si se descubre que la vacuna contra un tipo muy común de tuberculosis es suficiente para mejorar las defensas contra el coronavirus, podría apalearse de manera importante esta pandemia.

Además, esta vacuna es fácil de producir, ya existe, y muchos países del mundo podrían adquirirla y repartirla en sus hospitales rápidamente.

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Coronavirus

¿Pandemia de los vacunados? A diferencia de lo que dijo Fauci, los vacunados representan la mayoría de las muertes por Covid

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Los datos indican que no existe más la "pandemia de los no vacunados", y por el contrario, cada vez hay una mayor proporción de muertes por Covid entre los vacunados que los no vacunados.

Mientras las autoridades de salud de la Casa Blanca, encabezadas por el infame Dr. Anthony Fauci, aseguran que estamos viviendo una "pandemia de los no vacunados", los datos indican un panorama completamente diferente.

Según un análisis publicado este miércoles por Cynthia Cox, vicepresidente de la Kaiser Family Foundation, para el boletín Health 202 de The Washington Post, la mayoría de los estadounidenses que mueren de Covid-19 recibieron al menos las dosis iniciales de la vacuna.

Según los datos, el 58% de las muertes por covid en agosto de este año fueron de personas vacunadas con las dos dosis iniciales o incluso con una o dos dosis de refuerzo. Según el estudio, esta es una continuación de una tendencia que surgió el año pasado pero que se empezó a ver bien este año.

A medida que aumentaron las tasas de vacunación y aparecieron nuevas variantes, la proporción de muertes de personas vacunadas aumentó constantemente. En septiembre de 2021, las personas vacunadas representaban solo el 23% de las muertes por coronavirus. Para febrero de este año, el indicador subió al 42%.

Como mencionamos, en agosto de este año, el número ya está en 58% y continúa al alza. Ya hay más personas muriéndose con vacunas que sin vacunas, lo cual va en contra del relato del gobierno de Estados Unidos que asegura que las inyecciones de Pfizer y Moderna tienen un 95% de efectividad.

Según el Centro de Control de Enfermedades (CDC), un 80% de la población está vacunada con al menos dos dosis, mientras que un 34% tienen por lo menos una dosis de refuerzo. Pero los datos indican que estas personas no tienen la protección que creen tener. La autora del estudio afirmó que “ya no podemos decir que esto es una pandemia de los no vacunados”.

En Estados Unidos, las agencias de salud han recomendado que las personas se mantengan al día con la vacuna, recibiendo regularmente dosis de refuerzo, tal como lo establece el calendario oficial, sin embargo, esto parecería no tener el impacto que se dice que tiene.

El asesor de salud pública de la Casa Blanca, el Dr. Anthony Fauci, quien afortunadamente se jubilará el próximo mes, instó a las personas a vacunarse en su última conferencia de prensa antes de su retiro. "Por su propia seguridad y la de su familia, obtenga su vacuna Covid-19 actualizada tan pronto como sea elegible", dijo y agregó: "No sea parte de la pandemia de los no vacunados".

Cynthia Cox, como muchos expertos, pone en duda los dichos de Fauci. Cabe aclarar que Cox está lejos de ser una conspiranoica anti-vacunas. Como vicepresidente de la KFF, trabajó en el desarrollo del Obamacare durante el último gobierno demócrata, y es una de las más vocales promotoras de las vacunas.

"Las vacunas no son tan efectivas ni duraderas como se las promociona. Las vacunas son altamente eficacias pero su protección dura poco tiempo, y los refuerzos no están teniendo los efectos deseados, especialmente con la aparición de las variantes", aseguró en un reciente tweet.

Y completó: "En este punto de la pandemia, la mayoría de los estadounidenses han recibido al menos su serie primaria de vacunas contra el Covid. Por lo tanto, tiene sentido que las personas vacunadas representen una mayor proporción de muertes, pero no debería estar pasando que la proporción de personas que se mueren con la vacuna aumente todos los meses".

Hay una competencia entre el hecho nominal que hay más personas vacunadas por lo que debería haber una mayor proporción de muertes, pero al mismo tiempo si las vacunas son efectivas en un 95% como se dice, este número debería estar amortiguado. La tendencia apunta a que las vacunas no son tan efectivas como se dice, por lo que cada vez hay menos diferencia de protección entre los vacunados y no vacunados.

Además, la subvariante BA.5 omicron se volvió dominante en julio y representó constantemente la mayoría de las nuevas infecciones por coronavirus en los Estados Unidos y todo el mundo desde entonces. La cepa altamente transmisible provocó una ola de nuevas infecciones, aunque esta resultó considerablemente menos letal que la cepa original, lo que se cree que fue la verdadera razón que terminó la pandemia, al menos en mayor medida que la vacunación.

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Brasil

Nuevo estudio con revisión por pares demuestra que la Ivermectina reduce el riesgo de muerte por COVID en un 92%

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Un estudio de casi 90.000 pacientes en Brasil demostró que el antiparasitario reduce significativamente las muertes por COVID-19 cuando se lo utiliza regularmente como profiláctico.

Un nuevo estudio realizado por el médico brasilero Flávio A. Cadegiani (MD, MSc, PhD), revisado por pares y publicado en la prestigosa revista médica Cureus, demostró que el uso regular de ivermectina antes y durante los primeros días de una infección de coronavirus reduce en un 92% el riesgo de morir por COVID-19.

El estudio además cuenta con una enorme muestra, ya que se realizó en una población estrictamente controlada de 88.012 personas de la ciudad de Itajaí en Brasil. Las personas que usaron ivermectina como profilaxis o tomaron el medicamento antes de infectarse con COVID experimentaron reducciones significativas en muerte y hospitalización.

Según el estudio, aquellos que tomaron ivermectina regularmente tuvieron una reducción del 92% en su riesgo de muerte por COVID en comparación con los que no lo tomaron, e incluso un 84% menos que quienes lo tomaron de manera irregular.

"La tasa de hospitalización se redujo en más del 90% en los usuarios regulares en comparación con los usuarios irregulares y los no usuarios", indicó el estudio.

La impresionante reducción para los usuarios habituales de ivermectina fue evidente incluso teniendo en cuenta que los pacientes que tomaron ivermectina de manera regular tenían de por sí un mayor riesgo de muerte por COVID ya que eran mayores de edad, e incluso había una mayor prevalencia de diabetes tipo 2 e hipertensión en este grupo.

El estudio definió a los usuarios regulares como aquellos que usaron más de 30 tabletas de ivermectina durante cinco meses. La dosis de ivermectina estaba determinada por el peso corporal, pero "la mayoría de la población usaba entre dos y tres tabletas diarias durante dos días, cada 15 días por cinco meses".

Por su parte, los pacientes que tomaron de manera irregular la ivermectina, o sea menos de 30 tabletas de ivermectina durante cinco meses pero mayor que cero, registraron una reducción de la tasa de mortalidad un 37% menor que quienes nunca tomaron. Ambos resultados son significativos estadísticamente y representan una reducción que solo se puede asociar al uso de este fármaco.

"La falta de uso de ivermectina se asoció con un aumento de 12,5 veces en la tasa de mortalidad y un riesgo siete veces mayor de morir por COVID-19 en comparación con el uso regular de ivermectina", se lee en el estudio.

Cadegiani cree que el estudio mostró un "efecto dosis-respuesta", lo que significa que el aumento de los niveles de ivermectina disminuyó el riesgo de hospitalización y muerte por COVID-19. "Esta eficacia dosis-respuesta refuerza los efectos profilácticos de la ivermectina contra la COVID-19".

El doctor brasileño escribió en Twitter : "Un estudio observacional con el tamaño y el nivel de análisis como el nuestro difícilmente se logra y no es factible realizarlo como un ensayo clínico aleatorizado. Las conclusiones son difíciles de refutar. Los datos son datos, independientemente de sus creencias".

Cabe recordar que Twitter y Facebook suspendieron usuarios por hablar de los efectos positivos que la ivermectina podría tener en pacientes con COVID-19. De hecho, la cuenta en Twitter de La Derecha Diario, @laderechadiario, fue suspendida en julio del 2020 debido a la publicación de esta información. El tiempo nos dio la razón.

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Coronavirus

¿Dónde están los ambientalistas? El negocio de los barbijos de plástico por encima del Medio Ambiente

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Mientras los gobiernos del mundo insisten en sus políticas "verdes", se olvidan que los mandatos de uso obligatorio de barbijo están generando una contaminación, especialmente en los mares, como nunca se ha visto en la historia.

Hace unos días se descubrió un barbijo descartable en las heces de una tortuga marina en peligro de extinción en la costa noreste de Japón, lo que alarmó a varias agrupaciones ambientalistas sobre el alto impacto que tiene la contaminación de la pandemia en el ecosistema.

Si bien es sabido que las tortugas suelen comer plástico por accidente, nunca antes se habían encontrado restos de una mascarilla sanitaria en sus desechos. Esto alarmó no sólo a ambientalistas sino a varios especialistas de protección marina que critican lo mal que se planificó las consecuencias de la pandemia y su impacto ambiental

Los barbijos desechables están hechos con una tela a base de fibras continuas de polipropileno, un tipo de plástico que se descompone recién a los 20 o 30 años.

Además, las mascarillas disponibles comercialmente contienen estabilizadores para evitar que el plástico se deteriore con la exposición a rayos ultravioleta. Estos estabilizadores son disruptores endocrinos, lo que significa que interferirá con los sistemas hormonales de los organismos de los animales que los consuman o tengan contacto con ellos.

Aquí es cuando uno debe preguntarse: ¿Dónde están los alarmistas del cambio climático y los ecologistas que piden reducir la producción mundial hasta de insumos básicos para reducir la contaminación?

El barbijo desechable encontrado dentro de una tortuga en Japón que despertó la polémica.

Se ha demostrado que los barbijos que se venden comercialmente tienen poros más grandes que el tamaño del virus del COVID-19, y algunos de peor calidad incluso tampoco frenan las micro-gotitas de saliva que suelen ser uno de los mayores vectores de contagio por contener el coronavirus.

Con gran parte de la población mundial vacunada, no se entiende en un primer análisis por qué se sigue obligando a la gente a usar barbijos, especialmente gobiernos que han puesto un enorme énfasis en políticas verdes, como los de Alemania o Canadá.

Mientras proyectos de inversiones multimillonarias que darían trabajo a miles de personas son trabados por años gracias a estudios de impacto ambiental, no se realizaron planificaciones previas sobre el impacto que el uso desmedido de barbijos, guantes y demás desechos plásticos sanitarios tendrían sobre el medio ambiente.

Si bien en un primer momento la pandemia era una "emergencia" y se tuvieron que tomar "medidas drásticas", dos años después ya sabemos prácticamente todo sobre el virus y aún así los gobiernos nunca hablaron del impacto ambiental de todo esto.

No por nada existen tan pocos estudios sobre el impacto ecológico de la pandemia y aquellos que se atreven a publicarlos son acusados de negacionistas. ¿Será por eso que casi ninguna ONG ecologista ha hablado sobre este tema?

Las ironías de la pandemia y por qué sigue siendo obligatorio el barbijo

En las primeras semanas de la pandemia, en marzo del 2020, el Departamento de Salud de los Estados Unidos recibió una carta de la Asociación de la Industria del Plástico solicitando un anuncio público del gobierno elogiando los beneficios para la salud y la seguridad de los barbijos de plásticos desechables y refiriéndose en contra de las prohibiciones de estos tipos de materiales.

No es difícil recordar la cantidad de campañas que vimos en todo el mundo recomendando el uso de barbijos desechables, guantes de plástico y demás material sanitario plástico incluso después de que se comprobó en un estudio de que el virus podía sobrevivir más tiempo en superficies plásticas por sobre la de otros materiales. 

Un detalle no menor es que las medidas de confinamiento redujeron drásticamente la demanda de petróleo en todo el mundo, y sus precios llegaron a caer a mínimos históricos. Como resultado, el costo de producir plásticos vírgenes se hizo menor al de los materiales reciclados.

Pero por la alta demanda, los precios de los productos plásticos no solo no se redujeron, sino que aumentaron a precios ridículamente altos, generando ganancias millonarias a los productores de plásticos y a los laboratorios farmacéuticos, que continúan haciendo lobby para que los gobiernos no saquen el mandato de uso obligatorio de barbijos.

Lo cierto es que con la pandemia de Covid no importó el medio ambiente que tanto desvela a muchos como suelen decir y fue una pantalla oportuna para que determinados sectores aumenten sus ganancias a costa de obligaciones decretadas por el Estado.

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