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Economía

A pesar de la suba de impuestos, se desplomó la recaudación en julio, y Massa se queda sin ideas para cumplir con el Fondo

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El acuerdo con el FMI mantiene la meta fiscal en torno al 1,9% del PBI para fin de año, pero el desempeño de la recaudación y la falta de ajuste del Gobierno la ponen en duda. Los derechos de exportación se desplomaron hasta un 73,6% en términos reales durante los últimos 12 meses.

La recaudación tributaria sigue cayendo a pesar de que el Gobierno kirchnerista aumentó los impuestos sobre los productos electrónicos, las ganancias empresariales y las importaciones. Las arcas del fisco registraron una acreencia de $3.571.198 millones al cierre de julio, marcando un incremento del 104,6% interanual con respecto al mismo mes del año pasado.

Los ingresos tributarios crecieron sistemáticamente por debajo de la inflación, y para julio sufrieron una caída interanual del 4,5% en términos reales. La sequía y la recesión fueron los principales factores explicativos de la baja de los ingresos del sector público, que ya acumula la séptima caída interanual consecutiva.

Los ingresos por retenciones a la exportación se desplomaron un 43,5% en términos nominales con respecto a julio de 2022, marcando así una brutal caída del 73,6% ajustada por la inflación de los últimos 12 meses. Esto resume el impacto fiscal de la sequía, que el Gobierno no fue capaz de compensar por ningún otro tributo o recorte presupuestario.

La recaudación del impuesto PAIS también fue una de las más rezagadas dentro del total de las partidas, incluso a pesar de que el ministro Sergio Massa dispuso su generalización con un recargo del 7,5% para la mayor parte de las importaciones a través del Decreto 377/2023. Con estas medidas, Argentina se convirtió oficialmente en el país más proteccionista de la región y uno de los más cerrados en todo el mundo.

Los ingresos por este impuesto distorsivo solo crecieron un 56,8% interanual, y si se ajusta por la tasa de inflación acumulada se observa una caída de por lo menos el 26,6%. La recaudación sobre los aranceles de importación y la tasa estadística del 3% sobre las mismas escaló un 92,8% interanual, nuevamente por debajo de la inflación.

Estas últimas retracciones responden a las políticas erráticas del kirchnerismo, ya que el equipo económico decidió ampliar las restricciones cuantitativas para la entrada de productos importados, principalmente a través de las Licencias no Automáticas (LNA). Un caso notable es la importación de autos, que se prohibió completamente hasta fin de año.

El impuesto a los combustibles solamente consiguió incrementar sus ingresos en un 21,6% en los últimos 12 meses, más de 43 puntos porcentuales por debajo de la inflación. Esto se debe a que el Gobierno aplica un impuesto unitario de suma fija e independiente del precio de las tarifas, y el equipo económico decidió ralentizar las actualizaciones para contener el traslado a precios.

La recaudación del IVA impositivo creció hasta un 155,9% en los últimos 12 meses, aunque los ingresos por el impuesto a los débitos y créditos bancarios (muy vinculado al nivel de actividad formal) creció un 107% y no logró superar a la tasa de inflación acumulada desde entonces.

Sin ajuste en el plano fiscal y con la recaudación cada vez más golpeada, la meta con el Fondo Monetario Internacional (FMI) luce inalcanzable. Se deberá cumplir con un límite de déficit de no más del 1,9% del PBI para diciembre, pero hasta junio ya se consumió hasta más del 57% del tope.

Economía

El Banco Central encontró pérdidas adicionales por US$ 45.000 millones de dólares que el kirchnerismo había dejado escondidas

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Se trata de la valuación de las Letras Intransferibles deliberadamente encajadas al Tesoro computando valores ficticios y artificiales, una maniobra iniciada durante la gestión del expresidente Kirchner pero que profundizó Massa en su paso como Ministro de Economía. 

Tras años de maquillaje en las estadísticas del Banco Central, el presidente Santiago Bausili al frente de la institución decidió llevar a cabo un sinceramiento monetario para mostrar el verdadero resultado del balance según las normas contables vigentes.

De acuerdo a las correcciones exhaustivas llevadas a cabo, el BCRA sumó un quebranto a su balance de por lo menos US$ 45.000 millones como resultado de las pésimas administraciones kirchneristas en los últimos 20 años.

Este resultado se debe a la valuación de las Letras Intransferibles que el Tesoro utilizó para hacerse de las divisas en el BCRA en la gestión del expresidente Néstor Kirchner, práctica que se continuó desde el año 2007.

Estos instrumentos se utilizaron para canjear deliberadamente las reservas del Central a cambio de un papel sin mayor importancia y meramente ceremonial en los asientos contables, una práctica que impulsó el entonces ministro de Economía Sergio Massa a todo vapor.

“El principal impacto de esta adecuación se observa en los criterios de valuación de las Letras Intransferibles y Otras Letras del Tesoro Nacional en dólares estadounidenses, así como de los Adelantos Transitorios al Gobierno Nacional”, resalta el comunicado de la autoridad monetaria.

Se calcula que la verdadera valuación de las Letras Intransferibles es hasta un 60% inferior al resultado que hasta ahora se contemplaba en la hoja de balance del BCRA, y como resultado se obtiene el “costo de sinceramiento” por la suma equivalente a los US$ 45.000 millones de dólares respectivamente.

Asimismo, la administración de Bausili dispuso de un nuevo cambio en el funcionamiento de la institución y su comportamiento con respecto al Tesoro: se detendrá abruptamente el envío de transferencias de utilidades al Tesoro Nacional, ya que estas simplemente constituían un artilugio contable que escondía la monetización del déficit fiscal.

Lo que ocurría anteriormente es que el Banco Central reportaba supuestas “ganancias” por la mera tenencia de divisas en su poder, ya que estas se veían revaluadas en pesos con cada devaluación ejecutada sobre el cambio oficial. Pero estas ganancias fueron meramente contables, jamás existieron y no se explicaron por la propia operativa del banco.

Desde el 10 de diciembre del año pasado el BCRA también abortó cualquier tipo de transferencia por concepto de Adelantos Transitorios, la principal fuente de monetización fiscal por vía directa. Son pasos necesarios para 

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Brasil

Desastre del socialismo en Brasil: Lula destruyó las finanzas del Estado, puso al país bajo déficit y se espera una explosión de deuda

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El Gobierno brasileño abandonó rápidamente el superávit primario heredado de la gestión de Bolsonaro, y el déficit financiero ya es el más alto desde el estallido de la pandemia. Las metas fiscales trazadas por el Ministro Haddad se desdibujan cada vez más.

El socialismo brasileño promulgó una agenda fiscal extremista y completamente irresponsable, que condujo al desequilibrio de las finanzas públicas de Brasil en tiempo récord.

Solamente en los primeros 6 meses de gestión del Presidente Lula da Silva se agotó todo el superávit primario que había dejado Jair Bolsonaro. Al cabo de 15 meses, el último dato publicado por el IBGE y convalidado por el Banco Central de Brasil registró un déficit primario equivalente al 2,47% del PBI para el término de marzo de 2024. Cuando Lula asumió la presidencia, había un superávit en torno al 0,56% del producto respectivamente.

Asimismo, en conjunto con el pago de intereses de la deuda pública, el Gobierno federal de Brasil registró un déficit financiero del 7,5% del PBI en marzo, 3,2 puntos porcentuales por encima del que recibió en enero de 2023. 

La recaudación tributaria se vio favorecida por la introducción de nuevos impuestos, pero la agenda socialista desde el punto de vista de las erogaciones simplemente agotó cualquier posibilidad de saneamiento presupuestario.

El Ministro de Finanzas Fernando Haddad anunció un “bloqueo” de gastos por al menos R$ 2.900 millones de reales, entre inversión pública y gastos prescindibles en el corto plazo. Sin embargo, el déficit fiscal se encuentra en los niveles más altos desde la pandemia, el núcleo radicalizado y de extrema izquierda dentro del oficialismo avanza sobre el posicionamiento de Haddad para profundizar la agenda extremista.

Pese a que el Ministro se comprometió con el déficit primario cero para fin de año, esta meta parece completamente imposible de cumplir. El Gobierno federal incurrió en un desequilibrio de hasta R$ 114.000 millones de reales en febrero, y R$ 63.000 millones adicionales en marzo, pese al tenue superávit por R$ 22.000 millones correspondiente a enero.

El superávit primario puntual en el mes de enero se debe a un efecto propio de la estacionalidad del mes, ya que ciertos impuestos impactan de manera directa en dicho período. Pero el saldo observado en enero de 2024 fue inferior al que se registró en el mismo mes de 2023, 2022 e incluso en comparación con enero de 2021 (en plena pandemia).

La mayor parte de las consultoras privadas de Brasil sugieren que la meta fiscal de Haddad carece de fundamentos, y fundamentalmente de apoyo político interno dentro de la coalición oficialista.

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Economía

El Gobierno va camino a reportar superávit fiscal en abril: Se consolida la disciplina fiscal para erradicar la inflación

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Los depósitos del Sector Público Nacional se incrementaron en $2,2 billones de pesos al cierre del mes pasado, una cifra superior a la registrada en marzo. Esta tendencia sugiere la consolidación de un nuevo superávit incluso más grande que el de marzo.

Incluso a pesar de la sanción o el rechazo de la Ley Bases, el Gobierno del Presidente Javier Milei está logrando ejecutar un ajuste fiscal pocas veces visto en la historia argentina. La disciplina fiscal es el principal baluarte del programa económico para combatir la inflación, ya que es la única manera para garantizar la verdadera independencia del Banco Central del poder político.

Pese a que aún no existen datos fiscales oficiales correspondientes al pasado mes de abril, se sabe que los depósitos del sector público se incrementaron en $2,2 billones con respecto a marzo, la tercera cifra más importante en lo que va de la presidencia de Milei.

Con cada aumento de la cantidad de depósitos del sector público es plausible esperar una mejora del resultado fiscal, con lo cual estas cifras preliminares sugieren que el Gobierno podría haber alcanzado el superávit financiero en abril y sería incluso más grande que el del mes de marzo.

Se debe tener en cuenta que en marzo el incremento de los depósitos del sector público fue de $1,62 billones de pesos, y se registró un superávit financiero en torno a los $276.638 millones respectivamente. En otras palabras, el superávit primario fue tan importante que incluso logró más que compensar el pago neto de intereses por la deuda pública.

Si el Gobierno lograra nuevamente el superávit, el resultado del déficit primario acumulado de 12 meses podría acercarse nuevamente al equilibrio en relación al PBI, algo que no se veía desde noviembre de 2019 hacia el final de la administración Macri.

Lo que la gestión de Cambiemos logró ejecutar al cabo de 2 años de lento gradualismo, el Gobierno del Presidente Milei lo logró en tan solo 4 meses. El decidido ordenamiento de las finanzas públicas permitió que el Banco Central pudiera cortar de cuajo la emisión de Adelantos Transitorios para financiar el rojo del Tesoro.

Otra manera de anticipar el posible resultado fiscal de abril consiste en observar las licitaciones llevadas a cabo por el Tesoro. En este mes, el Gobierno aprobó colocaciones por 5,7 billones de pesos y tuvo vencimientos por 3,3 billones de pesos, arrojando un financiamiento neto positivo de $2,4 billones

Y pese a observarse un incremento con respecto al saldo neto del mes anterior, la mayor parte de estas colocaciones se utilizaron para postergar vencimientos de la deuda interna a plazos más razonables, y para absorber pesos de circulación cancelando deuda contra el Banco Central.

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