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Economía

Apertura de importaciones: Una a una, todas las medidas adoptadas por el Presidente Milei para abrir la economía en favor del bolsillo de los argentinos

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Desde el 10 de diciembre del año pasado el Gobierno adoptó una serie de medidas para eliminar restricciones que impedían el paso de importaciones al país. La más importante de ellas fue la eliminación del fatídico sistema SIRA implementado por la gestión Massa.

El Gobierno del Presidente Javier Milei inauguró un nuevo período de apertura comercial desde diciembre del año pasado. En solo tres meses se adoptaron múltiples disposiciones que derogan restricciones cuantitativas, cambiarias e impositivas, con el fin de abaratar el precio relativo de los productos de primera necesidad en beneficio de los consumidores argentinos.

Hasta ahora, el proteccionismo imperante durante la era kirchnerista provocó una redistribución regresiva del ingreso desde la amplia mayoría de la Argentina hacia unos pocos empresarios prebendarios. El nuevo Gobierno se propuso ponerle fin a este sistema nocivo para el desarrollo del país.

Una por una, todas las medidas adoptadas para abrir la economía

Eliminación del sistema SIRA

La nueva administración presidida por el equipo del ministro Luis Caputo resolvió eliminar el fatídico sistema SIRA de importaciones que había lanzado el exministro y candidato Sergio Massa a finales del año 2022

Este régimen suponía en la práctica la generalización de las licencias no automáticas para el 100% de las posiciones arancelarias, muy similar al sistema de declaraciones juradas imperante entre 2012 y 2015. La actividad industrial fue especialmente damnificada por el sistema, ya que muchos insumos necesarios para sostener el nivel de actividad fueron virtualmente parados en la aduana.

La magnitud del cierre de la economía llegó a tal extremo, que incluso los medicamentos oncológicos y ciertos fármacos comenzaron a escasear en las instituciones médicas de todo el país. La política económica estrafalaria del kirchnerismo puso en riesgo la salid de miles de personas.

El equipo de Caputo eliminó las SIRAs, y en su lugar estableció un nuevo sistema bautizado como SEDI con el objetivo de flexibilizar los controles. Fueron consideradas las disposiciones más importantes de la nomenclatura de la Organización Mundial del Comercio (OMC), así como también el reglamento de otros acuerdos comerciales firmados por Argentina.

Como parte del SEDI, el nuevo esquema de prioridades para importar sigue los siguientes parámetros:

  • 0 días – Importación inmediata: Derivados del petróleo y energía eléctrica (además, 0% de arancel).
  • 30 días para financiar la importación: Productos farmacéuticos, insumos, alimentos para consumo humano, fertilizantes y fitosanitarios (además se elimina el impuesto PAIS para el caso de los insumos).
  • 180 días para financiar la importación: Autos, motos, aeronaves, embarcaciones, bebidas, máquinas para minar criptomonedas y consolas de videojuegos.
  • Resto de los bienes: Pago inicial del 25% del valor de la operación al cambio oficial a una cierta cantidad de días, que puede variar de 30 a 120 respectivamente.

Es necesario recalcar que el Gobierno apunta a eliminar completamente todas las barreras cuantitativas para la importación, y esto solo será posible cuando se consuma la liberalización del mercado cambiario. El orden no es trivial, ya que mientras el cepo siga vigente, las importaciones deben suscribirse al tipo de cambio oficial y utilizar al BCRA como intermediario.

Liberalización de las importaciones para alimentos y medicamentos

El Ministro de Economía anunció un amplio proceso de apertura focalizado en productos básicos y de consumo masivo, con el fin de abaratar su precio en términos reales para el mercado interno. Estas medidas contribuyen a aliviar el bolsillo de millones de personas.

La Secretaría de Comercio resolvió que las importaciones seleccionadas para la apertura estarán exentas del pago del IVA adicional, ni tampoco la percepción del impuesto a las Ganancias por un plazo de hasta 120 días. Asimismo, se reducen notablemente los plazos de pago desde el Banco Central para financiar estas importaciones (a través del tipo de cambio oficial).

El listado provisto por las autoridades incluyen una amplia gama de productos, y entre ellos los siguientes: Carnes bovinas, porcinas, aviar, y derivados; Pescados y derivados; Lácteos y derivados; Huevos, Hortalizas, Legumbres, Frutas, Verduras, Frutos secos y demás alimentos primarios, Especias, Cereales y sus derivados, Oleaginosas y sus derivados, Grasas y aceites, Preparaciones alimenticias, Insumos alimenticios, Cervezas y Bebidas sin alcohol.

Las disposiciones también alcanzan a una canasta de por lo menos 800 medicamentos que disfrutarán del alivio impositivo y de la apertura comercial. También se verán incluidos productos de higiene personal y de limpieza.

Eliminación de la Declaración Jurada de Composición de Producto (DJCP)

Se trata de una regulación absurda que anteriormente aplicaba para fabricantes nacionales de la industria textil, las prendas de vestir y el calzado. Todo esto suponía una carga adicional en contra de la competitividad de las empresas argentinas frente a la competencia importada, o bien penalizando las exportaciones de nuestro país (y con ello la generación de divisas).

Consistía en una serie de exigencias de información sobre la composición de cada producto, así como también su origen. Esta información es redundante, puesto que puede es adjuntada en las etiquetas de las prendas en cuestión.

La Secretaría de Comercio estima que solo por estas declaraciones juradas, la industria textil cargó con un costo de por lo menos 5 millones de dólares cada año, y generó cerca de 1 millón de trámites solamente en el año 2023. Este sistema caótico fue finalmente desbaratado por la nueva administración.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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