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Economía

Arrasa el modelo de la dolarización en Ecuador: Guillermo Lasso le deja una economía sin inflación a Noboa

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El candidato Daniel Noboa logró una contundente victoria en las urnas defendiendo la dolarización y prometiendo ratificar el sistema frente a la incertidumbre que plasmaba la candidata del correísmo.

El empresario Daniel Noboa finalmente se impuso en las elecciones con casi el 52% de los sufragios, derrotando a Luisa González, la candidata de la extrema izquierda, que prometía volver a instaurar el régimen correísta en Ecuador.

El presidente-electo logró triunfar en los comicios gracias a mostrarse favorable al sector privado y levantando como un estandarte la ratificación a la dolarización, luego de que Luisa designara como candidato a vicepresidente a Andrés Arauz, uno de los pocos políticos que se han expresado públicamente en contra del dólar en el país.

De esta manera, no quedan dudas que la dolarización constituye la normativa más popular en el país. Se estima que entre el 85% y el 90% de los ecuatorianos están firmemente a favor de la dolarización, y de ninguna manera aceptarían canjear sus ahorros o sus salarios en dólares por cualquier tipo de moneda emitida por los políticos (como en su momento lo fue el fallido Sucre).

Noboa llevó en su campaña la promesa de “fortalecer y proteger la dolarización”, mientras que González plasmaba dudas acerca de la continuidad del sistema monetario sin inflación. La frase de que "en Ecuador es un suicidio político oponerse al dólar" quedó nuevamente confirmada.

El propio Arauz perdió una elección imposible en el año 2021, siendo derrotado por el actual presidente Guillermo Lasso, y ahora los ecuatorianos nuevamente demuestran que la dolarización es innegociable.

El Presidente electo no llevó una plataforma reformista muy clara, y su coalición política incluyó algunas figuras cercanas a la centro-izquierda como el Movimiento MOVER que responde al expresidente Lenin Moreno. Sin embargo, y a pesar de no tener posiciones tan definidas como las que sí tuvo Lasso, su apoyo a la dolarización fue suficiente para inclinar la balanza a su favor.

Las elecciones en Ecuador representaron la voluntad de los ciudadanos por preservar el sistema de la dolarización, en lugar de romperlo y volver al inflacionismo como pretendía la corriente cada vez más radicalizada del correísmo. La estabilidad de precios no solamente permitió sentar las bases de un proceso de crecimiento sólido, sino que además fue la punta de lanza para la recuperación del crédito inmobiliario a largo plazo y el mantenimiento del poder adquisitivo de los salarios.

Cómo deja Guillermo Lasso el Ecuador después de su gestión

Una vez superado el impacto de la pandemia en 2020, la actividad económica recuperó el crecimiento y las reformas del presidente Lasso alentaron ese proceso. La disciplina fiscal permitió morigerar el crecimiento del Riesgo País, las rebajas impositivas y la apertura comercial alentaron la oferta agregada, y el proceso de desregulación se profundizó notablemente en los últimos años.

El Gobierno de Lasso logró equilibrar las finanzas públicas en tiempo récord. El déficit financiero de Ecuador oscilaba el 6% del PBI en mayo de 2021, mientras que el resultado primario marcaba un déficit del 3,8% del producto. El déficit primario fue completamente erradicado en los primeros 9 meses de administración de Lasso, mientras que a partir de julio de 2022 Ecuador registró pleno equilibrio fiscal por primera vez desde el año 2008.

La apertura comercial fue una gran prioridad para el oficialismo. Logró acordar un histórico acuerdo de libre comercio con China, y al mismo tiempo acercó posiciones para hacer lo propio con los Estados Unidos. De esta forma, y en tiempo récord, la administración de Lasso apuntó a eliminar barreras arancelarias con las dos economías más importantes del planeta.

Su gestión también apostó por la simplificación y reducción de impuestos. Tras el Decreto 741 conocido como “Muerte Cruzada”, el oficialismo decretó una histórica rebaja sobre el Impuesto a la Renta (IR) a través de ampliar las deducciones sobre la mayor parte de los contribuyentes, y eliminó los impuestos directos para las empresas pymes como parte de la reforma del Régimen para Emprendedores y Negocios Populares (RIMPE).

Su gestión avanzó con la eliminación del fatídico Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) creado en el 2007 por el correísmo (similar al impuesto PAIS de Argentina). Se trazó un sendero de reducción gradual de la alícuota del impuesto, que llegaba al 3,75% al comienzo de la gestión de Lasso y finalizará en el 2%. Se programó su completa eliminación para principios de 2025.

En el aspecto de la desregulación de la economía ecuatoriana, el presidente Lasso impulsó la apertura del sector aéreo, eliminando una serie de barreras sobre la competencia como por ejemplo los límites arbitrarios de frecuencias. También se impulsó la privatización de 45 estaciones de servicio de Petroecuador, la primera gran apuesta de traspaso al sector privado para los hidrocarburos en las últimas décadas.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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