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Economía

Biden contra las cuerdas: Los republicanos piden un ajuste de US$ 4,5 billones al gasto público

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Ante la inminente caída en default, los republicanos hacen valer su mayoría en el Congreso y le exigen un histórico recorte de 10 puntos del presupuesto para firmar la extensión de deuda.

Las negociaciones entre republicanos y demócratas persisten a pesar de que se acerca la fecha límite a partir de la cual el Gobierno de Estados Unidos entraría en un dramático e histórico default. El presidente Joe Biden comenzó a ceder a la presión de la oposición y se acerca la concreción de una acuerdo, aunque todavía existe una brecha entre ambas partes.

El déficit fiscal del Gobierno federal superó el 7,2% del PBI en abril contabilizando el pago neto de intereses de deuda y el resultado primario entre ingresos y egresos corrientes. Es el desequilibrio más drástico observado desde 2012 sin contabilizar el shock que provocó la pandemia. 

Biden desequilibró completamente las finanzas públicas a raíz de su propuesta irresponsable para rescatar préstamos estudiantiles en agosto del año pasado, y los recientes rescates bancarios desembolsados por el Seguro Federal de Depósitos arrojaron aún más presión al déficit.

La propuesta de la oposición

Los republicanos encabezados por Kevin McCarthy ofrecen aumentar el techo legal de la deuda pública federal hasta los US$ 31,4 billones de dólares para los próximos dos años, pero a cambio exigen una estricta agenda de recortes presupuestarios y disciplina fiscal que evite una mayor disparada de la deuda en los próximos años.

Se debe tener en cuenta que sin los recortes de los republicanos y bajo las previsiones del presupuesto actual de Biden, la deuda pública llegaría a representar el 118% del PBI para 2033 y más del 195% para el año 2053. Estados Unidos no registra superávit primario desde 2007, y resulta completamente imprescindible ordenar las cuentas públicas para estabilizar el stock de deuda.

La propuesta presentada por McCarthy incluye una fuerte reducción sobre los gastos discrecionales que no están vinculados con la defensa y la seguridad nacional. Un plan de ajuste por US$ 4,5 billones de dólares, que incluye un recorte nominal del 9% sobre el presupuesto de 2023 para llevar las erogaciones al mismo nivel que el año pasado, y a partir de 2024 se fija un tope de aumento del 1% nominal sobre el presupuesto (el gasto disminuirá constantemente su participación sobre el PBI).

Para lograrlo, los republicanos proponen rescindir completamente de todos los fondos asignados para el Covid-19 que en la práctica no fueron utilizados pero que aún se conversan en el Presupuesto. Esto puede suponer un ahorro de hasta 30.000 millones de dólares de forma inmediata, y Biden ya anticipó que accederá a esta petición reconocida por ambas partes como algo totalmente razonable.

Por otra parte, se propone establecer nuevos requisitos para el acceso al Medicaid y otros programas sociales como el SNAP. Se propone incluir que los adultos sanos y sin hijos deban buscar activamente empleo o capacitarse en programas oficiales para poder hacerlo. También se apunta a aumentar la edad mínima jubilatoria para personas inscriptas en el programa SNAP de 50 a 55 años, una compensación razonable por el envejecimiento poblacional.

Se propone eliminar aproximadamente hasta 315.000 millones de dólares en rescates federales a préstamos estudiantiles, una medida que había disparado el déficit fiscal en casi 2 puntos del PBI entre agosto y septiembre del año pasado. Es uno de los recortes presupuestarios más importantes de la propuesta, con un impacto casi inmediato en las finanzas mensuales de “base caja”.

También se incluyen propuestas desde el punto de vista de los ingresos y los organismos recaudadores. Se propone un recorte de hasta 80.000 millones de dólares sobre los fondos nacionales que Biden había otorgado de manera discrecional al Servicio de Impuestos Internos.

La derogación de los créditos fiscales y las exenciones impositivas para vehículos eléctricos, ambas normativas previstas en la llamada “Ley de Reducción de la Inflación” sancionada en 2022. Se incluye una reforma sobre los permisos de energía y minería para flexibilizar las regulaciones sobre los combustibles fósiles, y con ello afianzar la recaudación tributaria asociada a estas actividades.

Economía

La Eurozona entró oficialmente en recesión: La actividad económica se contrajo por dos trimestres seguidos

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El derrumbe de la economía alemana arrastra a la totalidad del bloque de la zona Euro, ya que representa hasta el 29% del PBI del bloque. Las fuertes caídas observadas sobre el consumo y las exportaciones lideraron el proceso recesivo.

El desempeño de la economía europea es cada vez más decepcionante, ahogada por regulaciones y elevados márgenes impositivos. El PBI ponderado para el total de los 19 países europeos que adoptan el Euro cayó un 0,1% en el primer trimestre del año, y de esta manera la Eurozona entró oficialmente en recesión después de haber sufrido una caída similar en el último cuarto de 2022.

Se observó un desplome del 0,3% sobre los gastos de consumo privado para el bloque, mientras que los explicados por el sector público (infraestructura, inversión y gasto en defensa) aumentaron un 0,9%. 

Las exportaciones de la Eurozona sufrieron una caída trimestral del 0,1%, y las importaciones llegaron a caer hasta un 1,3% (principalmente explicadas por la baja en el sector energético). Este bloque representa uno de los tres grandes motores de la economía mundial, junto con China y Estados Unidos, por lo que la tendencia recesiva enciende las alarmas por una eventual recesión internacional.

La economía alemana fue virtualmente responsable de una gran parte de la incidencia sobre el bloque general, ya que por sí sola representa hasta el 29% del total. Alemania entró oficialmente en recesión después de que su PBI cayera un 0,3% en el primer trimestre de 2023 y 0,5% en el cuarto trimestre de 2022.

Por otra parte, se observó una fuerte tendencia hacia el estancamiento en Francia y España, que juntos alcanzan a representar hasta el 30% del PBI de la Eurozona. En otras palabras, casi el 60% de la economía del bloque se encuentra en recesión o en una situación de estancamiento.

La fuerte caída de la actividad económica en la economía de Holanda (alrededor del 0,7% en el primer trimestre) también fue un factor con mucha incidencia en la merma del bloque europeo para este período, aunque el país todavía evita la recesión técnica.

Asimismo, la tasa de inflación interanual para la Eurozona alcanzó el 6,1% en el mes de mayo, y si bien se mantiene en un sendero bajista desde octubre del año pasado lo cierto es que todavía permanece en niveles muy por encima de la meta de 2% que fija el Banco Central Europeo.

La tasa de política monetaria dispuesta por Christine Lagarde se ubica en el 3,75% anual, por lo que en términos reales sigue siendo negativa y aún insuficiente para controlar la inflación de manera definitiva.

El frente fiscal del bloque europeo tampoco luce prometedor, ya que las finanzas públicas arrojan desequilibrios crecientes en Alemania, Francia, España y Portugal, a pesar de las contadas excepciones como Grecia e Italia (ambos bajo Gobiernos del signo político de la derecha).

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Argentina

Se agranda el Estado y se achica la Nación: El déficit de las empresas públicas alcanzó los US$ 4.000 millones en los últimos 12 meses

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Las pérdidas operativas del conglomerado de empresas estatales ya superaron el 0,73% del PBI sobre el acumulado anual de abril. La administración kirchnerista prácticamente duplicó el déficit desde diciembre de 2019.

De acuerdo al último balance de base caja publicado por el Ministerio de Economía, el déficit operativo de las empresas del Estado alcanzó los $108.700 millones solamente en abril de 2023, y hasta $882.143,6 millones para el acumulado total de los últimos 12 meses.

El déficit acumulado durante los primeros cuatro meses del año registró un brutal aumento del 246,33% con respecto al acumulado del mismo período para 2022, una cifra que supera cómodamente a la tasa de inflación interanual de abril en torno al 108,8% (según la última medición del INDEC). Asimismo, el déficit acumulado en el último año subió un 118,5% respectivamente. 

Al tipo de cambio oficial de referencia para abril el desequilibrio representa un rojo de 3.991,6 millones de dólares en un año. La misma operación para el déficit acumulado de hace un año arroja un monto de US$ 3.533 millones, por lo que sin importar cómo se lo mida la tendencia alcista es más que evidente.

El Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner llevó al déficit de las empresas del Estado al equivalente del 0,73% del PBI en abril de 2023, prácticamente el doble de lo que recibieron en diciembre de 2019, a pesar de que una de las promesas de campaña del Presidente era precisamente atacar estas pérdidas.

Una de las empresas más implicadas en la generación de déficit es ENARSA, una empresa de energía creada en 2003 por iniciativa de Néstor Kirchner. Los ferrocarriles se perfilan como la otra gran fuente de déficit que se traslada al bolsillo de los contribuyentes, en gran medida debido a la apertura de nuevos ramales económicamente inviables.

Desde 2003 se abortó completamente cualquier avance en dirección a la privatización de empresas del Estado. Los sucesivos Gobiernos terminaron su mandato con déficits igual o superiores a los que heredaron sin excepción, incluyendo la última gestión de Cambiemos (que no produjo ningún cambio en este aspecto).

Déficit operativo de las empresas del Estado entre 1993 y 2023.

Pero no solo se mal-administraron las entidades que ya se tenían, sino que incluso se crearon nuevas. En 2020 el Gobierno kirchnerista anunció la estatización de todas las rutas nacionales con peaje, y trató de crear una empresa estatal para intervenir el mercado de granos aunque afortunadamente la medida quedó trunca.

A mediados del año 2021 el oficialismo nuevamente avanzó hacia la estatización, esta vez con la mira puesta en la histórica Hidrovía Paraná-Paraguay, el transporte nacional de ferrocarril de cargas. Más tarde, en 2022 se decidió eliminar completamente todos los contratos de concesión por obra pública con participación público-privada (PPP).

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Colombia

Petro anuncia una peligrosa reforma de los servicios públicos para manipular las tarifas a discreción

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Tras el rechazo del tribunal supremo de Colombia al decreto que intervenía las tarifas, el Presidente socialista va por todo y presentará una reforma en el Congreso para boicotear la independencia de las comisiones reguladoras de manera definitiva.

El Gobierno de la extrema izquierda colombiana presidido por Gustavo Petro encabeza un nuevo capítulo en el avance contra la seguridad jurídica. El Poder Ejecutivo debió retroceder con su Decreto 0227 por medio del cual intervenía todas las tarifas de los servicios públicos, debido a un fallo del Consejo de Estado de Colombia (el tribunal supremo del país).

El decreto dotaba al Presidente de poderes especiales para asumir el control y la dirección de las facultades delegadas en las comisiones reguladoras de servicios públicos, entre ellas encargadas de relevar la provisión de agua potable y saneamiento, la electricidad y el sector energético.

Las medidas le permitían a Petro el poder para fijar tarifas a discreción, modificar deliberadamente las condiciones pactadas para la liberalización gradual de la competencia en los mercados regulados, la definición misma para la metodología sobre los cálculos tarifarios, y la determinación de los cargos por servicios de despacho y coordinación en los servicios alcanzados. Esto implicaba una lisa y llana violación de los contratos de concesión con las empresas prestadoras de servicios.

Ante la negativa de la Justicia, el Gobierno del socialismo anunció públicamente que presentará una reforma integral sobre el sistema de servicios públicos del país, precisamente para convalidar todas las potestades que enunciaba el fallido decreto, pero ya no con un carácter meramente transitorio como antes (que se limitaba un período de 3 meses).

Un total de 15 exministros de Energía, 2 exviceministros y 8 excomisionados de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) advirtieron por las consecuencias catastróficas que provocarían las medidas que pretende aprobar el presidente Petro.

Este grupo de implicados y expertos en energía y regulación de servicios expidió una carta abierta al público, en donde señalaron lo siguiente: “La intención anunciada por el Gobierno de retomar las facultades regulatorias de la CREG, de llegar a materializarse, es una medida que vulnera la institucionalidad del sistema, la ejecución de proyectos, las inversiones necesarias para garantizar el abastecimiento de electricidad del país, así como la calidad del servicio de gas y electricidad para todos los colombianos”.

Se corre el riesgo de producir un deterioro sobre la capitalización y el mantenimiento de los servicios afectados, de la misma manera en que ocurrió en Argentina y Venezuela cuando las tarifas fueron deliberadamente intervenidas.

La distorsión de precios relativos demostró ser una herramienta increíblemente ineficaz para combatir la inflación, y con brutales costos en materia de asignación eficiente de recursos. Este tipo de medidas fracasan irremediablemente en todas las experiencias del “socialismo del siglo XXI”.

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