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Brasil

Bolsonaro recuperó la estabilidad de Brasil: Los precios subieron sólo un 0,4% en noviembre y la inflación se derrumba al 5,9%

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La economía más importante de Sudamérica acumuló una inflación del 5,13% entre enero y noviembre y hasta 5,9% durante los últimos 12 meses. El programa económico de Bolsonaro ordenó las finanzas públicas, eliminó la dominancia fiscal y conquistó la estabilidad de precios. 

El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) confirmó que los precios minoristas tuvieron un aumento del 0,41% durante el mes de noviembre. Se registró una desaceleración en el ritmo de aumentos equivalente a 0,19 puntos porcentuales con respecto a la variación observada durante el mes de octubre. 

Los mayores aumentos mensuales fueron registrados en las tarifas de transporte (0,83%), y alimentos y bebidas (0,53%). Solo estos dos componentes lograron explicar hasta el 71% de los aumentos totales de noviembre.

Brasil recuperó las variaciones positivas sobre el IPC por segundo mes consecutivo, aunque en valores moderados y fácilmente compatibles con las metas anuales propuestas por el Banco Central. Antes de este episodio la economía había registrado un período de 3 meses con deflación, principalmente impulsada por la corrección de precios relativos a partir de las rebajas impositivas sobre los combustibles. 

La inflación interanual se derrumbó al 5,9% con respecto al mismo mes del año pasado, lo cual supone una caída de 6,2 puntos porcentuales con respecto a la inflación de abril. 

Asimismo, la desinflación del índice de precios de Brasil demostró ser mucho más robusta de lo que sugerían las expectativas de mercado relevadas a mediados de este año. Los mercados esperaban que la inflación del país cerrara el año en torno al 6,5%, pero a la luz de las nuevas observaciones el dato real se acercará al 5%. 

Se debe tener en consideración que el esquema de metas de inflación dispuesto por el presidente de la autoridad monetaria de Brasil, Roberto Campos Neto, fija un parámetro de 3,5% de variación interanual para diciembre de 2022 pero con un rango de error aceptado de 1,5 puntos porcentuales.

Esta meta implica un límite superior de 5% de inflación para fin de año, y la cifra es compatible con las observaciones de precios correspondientes a noviembre. El dato efectivo para diciembre podría fácilmente acercarse a la meta y, con ello, robustecer aún más la reputación del banco central. 

Trayectoria de la inflación de Brasil desde 2019.

El plan económico del presidente Jair Bolsonaro consiguió recuperar la estabilidad de precios, en un contexto en donde ni siquiera las economías desarrolladas lograron hacerlo. Las claves del éxito pueden sintetizarse en dos componentes principales: disciplina fiscal y disciplina monetaria.

Bolsonaro impulsó una histórica reforma para garantizar la independencia del Banco Central de cualquier influencia del poder político de turno. La ley prohibió el despido del Presidente del banco central sin causa, le garantiza un mandato de 4 años divorciado de los plazos del jefe de Estado, y amplió las cláusulas de estabilidad para los 8 directores que pautan la política monetaria del país. 

Pero para eliminar la dominancia fiscal sobre la política monetaria, desde el ministerio de Economía el ministro Paulo Guedes logró arribar al superávit primario más importante registrado desde 2014. El déficit financiero de Brasil se compone exclusivamente del pago de intereses de deuda pública, pero el Gobierno federal es superavitario en sus operaciones corrientes con criterios de devengado y base caja. 

Limitando el déficit fiscal, Bolsonaro le garantiza a la sociedad brasileña que el banco central obedecerá exclusivamente a su mandato legal para estabilizar los precios (ahora con expresa garantía de independencia), y no será necesario monetizar ningún tipo de desequilibrio del Tesoro. Esta constituye la piedra angular del programa que logró tumbar la inflación de Brasil. 

Brasil

Fuerte caída de la actividad económica en Brasil: Se acumuló una retracción en los últimos 5 meses y Lula prepara un impuestazo para 2024

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La economía de Brasil sufrió una importante desaceleración desde el segundo trimestre del año, en línea con la dureza de la política monetaria y la política tributaria del Gobierno socialista. Las expectativas de crecimiento para fin de año volvieron a caer, y son aún más bajas para el año próximo.

El Banco Central de Brasil confirmó que el índice de actividad económica mensual (IBC-Br) registró un retroceso del 0,1% al término de septiembre, después de haberse desplomado casi un 1% en el mes anterior. Este indicador se encuentra cada vez más resentido, y en particular desde el segundo trimestre del año.

La economía brasileña acumuló una muy fuerte caída del 2,13% entre mayo y septiembre, y el promedio móvil de 4 meses permaneció prácticamente estancado desde aquel entonces. Se perdió la mayor parte del dinamismo que había sido heredado de la gestión de Jair Bolsonaro.

El crecimiento trimestral de la economía alcanzó el 1,4% en los primeros 3 meses de 2023, cayó al 1% en el segundo trimestre, y el tercer trimestre registró un ligero aumento de tan solo el 0,1%, explicado en mayor medida por el arrastre estadístico de marzo y abril.

Todo esto significa un escenario más adverso para la economía argentina en 2024, ya que Brasil se constituye como el principal destino de las exportaciones argentinas llegando a representar más del 14% del total (por encima de China y Estados Unidos).

La actividad responde negativamente a la dureza de la política monetaria que dirige Roberto Campos Neto desde el Banco Central con el fin de controlar definitivamente el proceso inflacionario. Por otra parte, la política tributaria del Gobierno de Lula da Silva tampoco ayudó a afianzar la expansión económica.

El socialismo estableció nuevos impuestos sobre las ganancias de criptoactivos, apuestas online, ganancias de capital, exportadores de hidrocarburos, importaciones desgravadas por Bolsonaro, y tarifas de combustibles. Todo esto avanzó en la dirección favorable para resentir el nivel de actividad.

Índice de actividad económica de Brasil entre 2012 y 2023.

Las expectativas de crecimiento del FMI sugerían un alza del 3,1% para el PBI de Brasil en 2023, pero los mercados financieros esperan un incremento más modesto en torno al 2,8% con respecto al año pasado, concentrado principalmente en el primer semestre del año. Para 2024 las expectativas empeoran drásticamente a un alza de solo el 1,4% según el FMI.

El Gobierno socialista prepara el lanzamiento de su reforma tributaria a partir de enero de 2024, y entre otros lineamientos se dispondrá de un “Super-IVA” fijado en el 27,5% (el más alto del mundo), nuevos impuestos a las ganancias de capital para contribuyentes de altos rendimientos y las inversiones financieras en el exterior (con tasas del 8% al 22,5%), y la habilitación a los Estados locales para crear nuevos impuestos.

El rediseño del sistema impositivo está en línea con la nueva regla fiscal que ata el techo legal del gasto público a la recaudación efectiva. Se eliminan los límites nominales (vigentes entre 2016 y 2022), y se aplica una nueva regla que habilita a gastar indiscriminadamente, siempre y cuando se logre compensar esas nuevas erogaciones con una mayor presión tributaria sobre familias y empresas.

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Brasil: El socialista Lula da Silva estableció un impuesto del 15% sobre las ganancias por criptomonedas

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La nueva reglamentación del impuesto a las Ganancias de capital incluyó el tratamiento de las criptomonedas sobre un umbral mínimo de R$ 6.000 reales y en adelante. El nuevo impuesto tendrá vigencia a partir de enero de 2024.

La política tributaria del Gobierno de Lula da Silva es cada vez más voraz. El oficialismo logró la aprobación del Senado para una nueva modificación de la ley del impuesto a las Ganancias para personas físicas y jurídicas (empresas y fondos de inversión), esta vez en relación a las ganancias de capital. 

Se estableció un nuevo recargo impositivo del 15% sobre las ganancias vinculadas a la compra y venta de criptomonedas, para los brasileños que declaren estos activos en el exterior sobre un umbral mínimo fijado en los R$ 6.000 reales (equivalentes a US$ 1.200 dólares).

El nuevo esquema fiscal iguala el tratamiento de las ganancias de capital tanto en el exterior como a nivel doméstico, por lo que muchos fondos de inversión que hasta ahora tributaban un 8% por ganancias en criptomonedas pasarán a ser alcanzados por la tasa del 15% a partir del 1 de enero de 2024.

Esta medida llega en conjunto con un paquete fiscal implacable con el objetivo de subir la carga tributaria de Brasil. El Gobierno socialista apunta a llevar unificar una serie de impuestos internos a las ventas para lanzar un IVA integrado con un tasa del 27,5%, oficialmente la más alta del mundo.

Superará al 27% que aplica Hungría, al 25% que aplican Noruega y Dinamarca, al 24% de Finlandia, Grecia y Rumania, y al 21% que se aplica en la Argentina, España y Paraguay, entre otros países. Esto significa un costo sideral para los consumidores de Brasil, los principales damnificados por la reforma.

También se propone aumentar el impuesto aplicado a sucesiones y donaciones, aplicado tanto para personas físicas como para sociedades. Se dejará de aplicar una tasa unificada en el 8% como hasta ahora, y se propondrá un sistema de alícuotas progresivas que penaliza la acumulación de capital y fomenta la huida de grandes patrimonios del país.

Cabe señalar que el incentivo que tiene el Gobierno de Lula en producir semejante elevación de impuestos responde fundamentalmente a la nueva regla fiscal que Brasil comenzará a aplicar a partir del 2024.

El llamado “calabozo fiscal” es una regla que elimina virtualmente el techo de gastos asignado entre 2017 y 2022, y en su reemplazo establece que las erogaciones no pueden crecer sistemáticamente por encima de la recaudación, y esta última no está atada a ninguna condición en particular. 

Por lo tanto, siempre y cuando el Gobierno logre aumentar la recaudación vía impuestos, también se eleva automáticamente el techo legal de gastos presupuestarios a disposición. 

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Millones de brasileños salieron a las calles luego de que un prisionero político de Lula muriera en la cárcel

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Cleriston Pereira, un manifestante bolsonarista que fue arrestado en enero, falleció la semana pasada por problemas de salud en la cárcel de máxima seguridad, luego de que la Corte Suprema no quisiera darle prisión domiciliaria.

Este domingo, millones de brasileños llenaron la Avenida Paulista, en el centro de São Paulo, en protesta contra el gobierno dictatorial de Lula da Silva y de la Corte Suprema dominada por el lulismo (9 de 11 jueces fueron puestos por el partido de Lula).

En particular, la manifestación reclamó por la muerte a Cleriston Pereira, quien murió en la prisión de máxima seguridad de Papuda. “Clezão“, como lo llamaban sus amigos, fue uno de los manifestantes bolsonaristas detenidos durante las protestas del 8 de enero en contra del fraude electoral.

El hombre era un empresario de 46 años y miembro de una familia de políticos del interior de Bahía, quien fue golpeado violentamente por la Policía y estaba detenido desde enero tras participar en la invasión de los edificios de Três Poderes.

En estos 10 meses como prisionero político en Papuda, fue diagnosticado con diabetes e hipertensión y fue monitoreado por un equipo médico. La defensa de Cleriston había pedido al juez Alexandre de Moraes su liberación provisional y arresto domiciliario por los problemas de salud que le habían descubierto.

El 1ro de septiembre, la Procuraduría General de la República (PGR) emitió dictamen a favor de Cleriston y aceptó que continúe su detención sin juicio en su casa, pero el juez Moraes, considerado un dictador en Brasil por sus abusos del Poder Judicial, nunca firmó la solicitud.

Desde septiembre estuvo empeorando su situación, pero la Corte Suprema rechazó ponerle la firma al pedido de la familia, hasta finalmente falleció por estos problemas el pasado lunes 20 de noviembre, en la Penitenciaría de Papuda, en Brasilia.

Diputados y senadores de derecha como Magno Malta (PL-ES), Marcos Pontes (PL-SP), Jorge Seif (PL-SC), Bia Kicis (PL-DF), Coronel Tadeu (PL-SP), Marcel van Hattem (Novo – RS), Nikolas Ferreira (PL-MG), y Gustavo Gayer (PL-GO) estuvieron presentes en la manifestación.

A pesar de aparecer en un video de convocatoria al evento, difundido en los últimos días, el ex presidente Jair Bolsonaro (PL) no participó del evento realizado en São Paulo, mientras enfrenta un durísimo juicio iniciado por el gobierno de Lula que resultó en su proscripción política.

Los manifestantes gritaban consignas como “Bolsonaro vuelve”, “Lula, ladrón, perteneces a la cárcel”, “nuestra bandera nunca será roja” y “Xandão fuera”. En sus discursos, los parlamentarios pidieron justicia en el caso de los detenidos por los hechos del 8 de enero, especialmente por la muerte de Cleriston, y criticaron a los ministros del Supremo Tribunal Federal (STF). “Alexandre de Moraes, Brasil no te tiene miedo“, dijo el diputado Nikolas, que también pidió un aplauso en honor a Cleriston.

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