Economía
Burrada de los conservadores británicos: El Reino Unido rechazó bajar impuestos para no subir el déficit fiscal, pero lo duplicó
El desequilibrio del Gobierno central superó el 2,6% del PBI por primera vez desde la pandemia, a pesar de que el primer ministro Rishi Sunak desmanteló las rebajas impositivas de su predecesora con la promesa de ordenar las cuentas públicas.

El fugaz paso de Elizabeth Truss, la líder del Partido Conservador británico que quería reactivar la economía después de la pandemia bajando impuestos, fue boicoteado por el “ala moderada” de los conservadores, y decidió nombrar al actual ministro Rishi Sunak en su reemplazo.
Los detractores dentro del oficialismo acusaron a Truss de carecer de responsabilidad fiscal, y Sunak llegó al poder con la promesa de desmantelar todas las rebajas y reducir el déficit. El jefe de los “conservadores moderados” inmediatamente derogó todas las reformas impositivas de Truss y dijo que su prioridad sería cuidar el déficit fiscal.
Pero esto probó ser un error, porque el resultado financiero del Reino Unido marcó un déficit récord equivalente al 2,64% del PBI en agosto de 2023 (el último dato oficial disponible), y se duplicó la cifra desde la recuperación de la pos-pandemia.

Sunak llegó al poder con un resultado primario (antes del pago de intereses) prácticamente equilibrado, arrojando un ligero superávit del 0,03% del PBI. Hacia el mes de agosto de este año, y a pesar de que todas las rebajas de Truss fueron anuladas, el déficit primario sobrepasó el 0,8% del PBI y retornó a los umbrales más altos en 17 meses.
La tasa marginal máxima para el impuesto sobre los ingresos de personas físicas se mantuvo inalterada en el 45%, mientras que el Gobierno congeló las actualizaciones de los mínimos no imponibles y los montos nominales del impuesto para expandir la base imponible de la recaudación. Se estima que estos congelamientos arrojaron ingresos adicionales de hasta 40.000 millones de libras para el Estado, pero ni así se logró bajar el déficit fiscal.
El gasto público del Gobierno central del Reino Unido (excluyendo jurisdicciones locales) aumentó del 20,2% del PBI en octubre del año pasado a más del 21,4% del producto en agosto de este año, principalmente debido a las ayudas suministradas para las tarifas energéticas residenciales.
Por su parte, la actividad económica solamente logró crecer un magro 0,4% entre octubre del año pasado y agosto de 2023. La recaudación impositiva asociada al nivel de actividad no disfrutó de un contexto favorable. La economía británica logró recuperarse del shock provocado por la pandemia de 2020 (a diferencia de otros países europeos como Alemania), pero no logró recuperar la tendencia de crecimiento previa a la crisis.
La tasa de inflación sigue apostada en el 6,2% según el último sondeo de agosto, y entre abril y julio se mantuvo en torno al 7% interanual. Estas cifras fueron superiores a las de Alemania (6,1%), Francia (4,9%) y España (2,6%), entre otros países de la región.
Los laboristas están volviendo a liderar las encuestas en el Reino Unido, con un discurso contrario a la apertura comercial que permitió la salida de la Unión Europa, y con propuestas para subir drásticamente los impuestos en el país. Los errores del Partido Conservador podrían significar el fin de 13 años de gobierno ininterrumpido.
Economía
Estanflación: La producción industrial volvió a caer en octubre y acumuló 11 meses de recesión
La producción de la industria manufacturera cerró el mes de octubre con una ligera caída del 0,3%, y acumuló un derrumbe del 3,7% desde que Massa asumió el Ministerio de Economía en agosto del año pasado.

La vicepresidente Cristina Kirchner se refirió al fenómeno de la estanflación como el peor escenario posible para una economía: una elevada y creciente tasa de inflación, y al mismo tiempo una recesión sobre el nivel de actividad real. Pero lo cierto es que Argentina entró en estanflación desde mediados de 2011, y en los últimos meses se profundizó bajo la gestión de Massa.
La producción de la industria manufacturera sufrió una caída mensual del 0,3% al cierre de octubre, según informó el IPI industrial del INDEC. Se observó un retroceso del 0,8% con respecto al mismo mes del año pasado, y la tendencia ciclo del indicador mostró una ligera caída del 0,1% respectivamente. Asimismo, se acumuló una caída del 0,4% comparando los primeros 10 meses del 2023 con el mismo período del año pasado.
La producción de alimentos y bebidas sufrió una caída del 2,3% interanual en octubre y fue una de las más afectadas por la tendencia recesiva, junto con la refinación del petróleo, químicos, productos de caucho y plástico (-2,4%), producción de automotores (-2,3%), y minerales no metálicos y metálicas básicas (-2,1%).
Desde que Massa asumió la cartera de Economía en agosto del año pasado la producción fabril acumuló un fuerte retroceso del 3,7%, principalmente impulsado por la escasez de insumos importados ante las restricciones del Banco Central y el sistema SIRA que el propio Massa se encargó de instrumentar.
En otras palabras, la actividad industrial acumuló 11 meses de recesión, y al mismo tiempo la tasa de inflación interanual escaló del 70% a más del 160%, y se dirige a finalizar el 2023 en un valor cercano al 200%. Argentina ya sufre el tan temido escenario descrito por Cristina Kirchner, y fue una de las razones fundamentales detrás de la estrepitosa derrota del oficialismo en las elecciones.
El sistema SIRA y las restricciones para el acceso al mercado de divisas paralizaron la producción en muchos rubros que necesitan componentes importados y bienes de capital para desarrollar sus actividades con normalidad.
Y si bien el INDEC aún no publicó la cifra para la actividad económica general correspondiente al mes de octubre (lo cual hará el próximo 21 de diciembre), la consultora Orlando Ferreres & Asociados anticipó que la economía se derrumbó un 1,2% solamente en octubre, y llegó a acumular una retracción total de hasta el 1,4% en comparación con los primeros 10 meses del año pasado.
De las 10 variaciones interanuales vinculadas al nivel de actividad del 2023, 7 fueron negativas, y la mayor parte de las mismas se registraron a partir del mes de abril. La recesión inflacionaria se profundizó en la gestión de Massa, pese a los numerosos estímulos fiscales y monetarios adoptados desde entonces.
Economía
Se derrumba la inflación en Uruguay: Los precios subieron sólo un 0,3% en noviembre y la inflación interanual cierra entorno al 5%
La tasa de inflación se situó incluso por debajo de lo que anticiparon los mercados. El país vecino a la Argentina podría apuntar a mantener una inflación con estándares internacionales a partir del año próximo.

Por primera vez en casi 20 años, la tasa de inflación de Uruguay parece converger hacia los estándares de las economías estables. El Instituto Nacional de Estadística (INE) del país vecino reveló que los precios minoristas subieron solamente un 0,34% en el mes de noviembre, ligeramente por debajo de las expectativas de mercado que proyectaban un alza mensual del 0,4%.
El precio de las carnes y sus productos derivados cayó un 0,17% en noviembre, y destacó la caída de la carne ovina que llegó a superar el 5%. Las frutas y frutos secos subieron un 2,9% por cuestiones estacionales de esta época del año, mientras que el rubro de las hortalizas, tubérculos y legumbres cayó un 0,07% en el mes. El transporte registró un aumento del 0,1%, y los artículos del hogar subieron un promedio del 0,06%.
Por cuestiones propias de la estacionalidad del mes habría sido esperable que la tasa de inflación interanual aumentara, y efectivamente esto fue lo que ocurrió, aunque la variación llegó al 4,96% y se ubicó muy por debajo de las expectativas.
De esta manera, el dato de inflación volvió a ubicarse por debajo del límite superior de la meta que establece el Banco Central de Uruguay (entre 4% y 6% respectivamente). En un régimen de metas de inflación en donde la tasa de interés fijada por la autoridad monetaria se constituye como la herramienta para disciplinar los precios, la generación de reputación resulta fundamental porque el canal de transmisión de esta política son las expectativas.
Los precios acumularon un alza del 5,04% desde el mes de enero, y las estimaciones del Banco Central sugieren que podría cerrar el año con un techo del 5,3% y un piso por debajo del 5% respectivamente.

La tasa de política monetaria del BCE continúa apostada en niveles muy superiores a la inflación interanual, pese a los sucesivos recortes perpetrados desde el mes de abril. Se fijó en el 9,25% nominal anual desde el pasado 11 de noviembre, más de 4 puntos porcentuales por encima de la variación interanual de los precios minoristas.
Asimismo, en el mercado mayorista el índice de precios registró una fuerte caída interanual del 3,2%, sumando así hasta 14 meses en una situación de deflación. Esto responde principalmente a la fuerte apreciación del tipo de cambio real de Uruguay, que impactó de lleno sobre los precios transables de la economía.
Los mercados esperan que la tasa de inflación minorista pueda retroceder a partir de diciembre, y para mediados del 2024 podría ubicarse por debajo del 4%, adaptándose a estándares internacionales.
Bolivia
Crisis en Bolivia: El Banco Central informó las reservas más baja de la historia y el Riesgo País se disparó a los 2.140 puntos
La prima de riesgo no deja de aumentar y ya supera a la de Argentina y Ecuador, en temor a una inminente devaluación del tipo de cambio que podría revaluar el costo de las deudas en dólares. Solo quedan US$ 2.147 millones en reservas netas en la autoridad monetaria boliviana, y el Gobierno socialista podría apostar por un cepo cambiario.

La crisis de divisas se hace cada vez más aguda en Bolivia, a medida que el Gobierno no toma medidas de corrección fiscal y el tipo de cambio fijo se hace imposible de mantener. El Banco Central de Bolivia (BCB) informó que el saldo de reservas netas correspondiente al mes de agosto fue de tan solo US$ 2.147 millones, la cifra más baja por lo menos en el último medio siglo.
La autoridad monetaria no tiene forma de mantener el tipo de cambio nominal sin alteración, a menos que el Gobierno socialista presidido por Luis Arce decida recurrir a un cepo cambiario similar al que aplica Argentina, pero esta maniobra pondría fin al régimen implementado en 2008.
De este cómputo informado, un total de US$ 1.629 millones se corresponden con las tenencias de oro, existe una posición de US$ 45 millones en Derechos Especiales de Giro (DEGs), y finalmente la tenencia estrictamente nominada en divisas (principalmente dólares) sólo alcanza los US$ 437,9 millones al cierre de agosto. Se estima que estas cifras no hicieron más que disminuir hasta el día de hoy.
Estas escalofriantes cifras precipitaron una disparada suba del Riesgo País, que alcanzó y superó los 2.140 puntos básicos según la medición de la firma JP Morgan. Es la segunda prima de riesgo más alta de la región latinoamérica, únicamente por detrás de los 18.000 puntos básicos que registra la dictadura chavista de Nicolás Maduro.
De hecho, la prima de riesgo de Bolivia ya supera a Ecuador (2.000 puntos) y a la Argentina (1.890 puntos), dos países que históricamente secundaron a Venezuela en los últimos años. También se encuentra muy por encima del riesgo de El Salvador, que se desplomó a sólo 700 puntos básicos tras la revaluación de reservas por la suba del Bitcoin y la consolidación de las finanzas públicas.
La tasa de Riesgo País tiene dos componentes principales, el más conocido es el riesgo por un incumplimiento (default), pero también existe el riesgo de devaluación que implica la revaluación automática de todas las obligaciones nominadas en divisas (tanto para el Estado como para el sector privado).
Este último componente es el que está detrás del aumento del riesgo crediticio de Bolivia, ya que el régimen cambiario parece a todas luces insostenible. La introducción de un cepo cambiario sólo afianzaría todavía más el aumento del riesgo, debido a que el Gobierno podría intervenir deliberadamente el giro de divisas para pagos al exterior (como ocurrió en la Argentina en los últimos 4 años).
Asimismo, el cepo cambiario podría abortar completamente el tenue crecimiento que todavía mantenía la economía boliviana, pese a ser el más acotado de los últimos 22 años. Por la vía de la devaluación (una posibilidad cada vez más cercana), el cambio de precios relativos podría volver a inclinar la balanza comercial hacia el superávit y la acumulación de divisas, pero el shock sobre la demanda interna podría provocar una recesión.
En cualquier caso, el “milagro boliviano” de los últimos 20 años parece próximo a llegar a su fin. El socialismo del siglo XXI destruyó los cimientos fundamentales que habían dejado las reservas pro-mercado efectuadas entre la década de 1980 y 1990. La implosión del socialismo ante la lucha de poder entre Arce y Morales tampoco ayuda a alinear las expectativas con vista al futuro.
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