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Economía

El colapso de la economía planificada en la Unión Soviética: La caída del sistema que esclavizó a millones de personas por 70 años

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La economía centralizada fracasó irremediablemente, y su caótico desenlace sumió a Rusia en una de las peores crisis económicas de la historia. El legado socialista dejó un saldo dramático marcado por la miseria, la desesperación y el hambre.

La desintegración definitiva de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) marcó el fin de una era marcada por el totalitarismo, y significó el mayor fracaso manifiesto de las ideas de la ideología comunista y las corrientes de la izquierda.

El derrumbe político de la URSS no fue sino la consecuencia de un masivo colapso económico, un episodio que dio inicio a una de las crisis más severas de la historia, y cuyas secuelas persistieron a lo largo de la década de los 90s en Rusia. El fin de la cortina de hierro inspiró la necesidad de reformismo tanto en países post-soviéticos como en múltiples economías emergentes.

¿Por qué dejó de crecer la economía socialista? 

La Unión Soviética experimentó un importante crecimiento económico entre las décadas de 1950 y 1960, ya que aún asignando arbitrariamente los recursos, el Estado creó desde cero sectores que de otro modo hubieran sido impensables (por ejemplo el desarrollo de la industria pesada en un país predominantemente agrícola). Asimismo, la brecha tecnológica entre la URSS y Occidente era relativamente baja tras el final de la Segunda Guerra Mundial, entre otras cosas por la expansión del comercio con la Europa Oriental y con China.

Aún así, esta expansión no tuvo nada de excepcional si se la compara con países que partieron de una situación muy atrasada en términos relativos durante en la década de 1950, como España, Portugal, Grecia e incluso Brasil. Otro punto a tener en cuenta es que el alza inicial del PBI per cápita soviético no necesariamente reflejaba una mejoría de las condiciones materiales de vida de sus ciudadanos, porque al no haber un sistema de precios eficiente no había manera de interpretar las preferencias por ciertos bienes en detrimento de otros, simplemente se le obligaba a la población a aceptarlos por la fuerza.

Y fue precisamente la falta de un sistema de precios lo que irremediablemente terminó boicoteando todo el esquema. Sin un sistema de precios capaz de reflejar las preferencias de las personas o asignar los recursos, y frente a la total carencia de incentivos compatibles con la iniciativa individual, la economía planificada no fue capaz de identificar eficientemente ni cuánto, ni cómo, ni qué producir exactamente.

Crecimiento del PBI Per cápita de Rusia en la Unión Soviética, desde 1922.

Se establecieron pautas de producción dentro de programas quinquenales, y los ciudadanos eran reducidos a ser una mera materia prima dentro de un plan de acción centralizado, una suerte de “productivismo forzoso”.

En una economía moderna el capital fluctúa entre sectores a través de las señales que marca el sistema de precios, pero en el régimen soviético las asignaciones se realizan con criterios políticos, con pautas arbitrarias o incluso con tecnicismos que no cuentan con la suficiente información.

La Unión Soviética enfrentó un largo proceso de descapitalización y atraso tecnológico acumulativo, que culminó con el estancamiento de la productividad de los factores para las décadas de 1970 y 1980. El auge de los años 60s se convirtió en un pesado estancamiento.

Las reformas de Gorbachov y el colapso insalvable de la economía centralizada

Consciente de las causas del estancamiento, el Secretario General Mijaíl Gorbachov trató de hacerles frente mediante la flexibilización del sistema planificador, en un vago intento por descentralizar pero sin abandonar el socialismo de Estado propiamente dicho.

Para revertir la baja productividad, Gorbachov estableció el “principio de autofinanciamiento en las operaciones empresariales”, por el cual las empresas estatales recibieron más autonomía de los recursos financieros que recaudaban y al mismo tiempo se hacían responsables de planificar sus propios gastos (tanto en salarios, insumos, bienes finales, etc).

Para atacar la abrumadora brecha tecnológica que condenaba al país al fracaso, se decidió flexibilizar el monopolio estatal sobre el comercio exterior, permitiendo que las empresas estatales y los ministerios pudieran acceder al comercio exterior, y se legalizó la inversión extranjera directa para ciertos sectores específicos. Asimismo, se legalizaron las cooperativas independientes al Estado.

Las tímidas reformas fueron un fracaso absoluto. La contracara de la mayor autonomía financiera para las empresas estatales fue la brutal caída de la recaudación del Gobierno central (ya que las ganancias de las empresas eran ingresos contables para el Estado). El déficit general aumentó al 2,3% del PNB en 1985, 6% en 1986, 7% en 1987, más de 10% para 1988, y superó el 15,8% en 1991

Colapso fiscal de la economía soviética a finales de la década de 1980.

Estos desequilibrios se cubrieron enteramente con emisión monetaria directa del Gosbank (el Banco Central de la Unión Soviética). Los gastos del Estado siguieron aumentando, y el grado de centralización de la URSS alcanzó su punto más alto en los años 80s. El balance financiero total del Estado llegó a representar el 90% del PNB en 1990, y los gastos presupuestarios (la parte más importante del balance) superaron el 75% del Producto Neto material (una forma de medir de la producción en las economías socialistas).

Como los precios eran reprimidos y fijados arbitrariamente por el Estado, las situaciones de desabastecimiento se multiplicaron exponencialmente. La disparidad entre el crecimiento de la oferta monetaria y la oferta de bienes y servicios provocó un problema de “sobrante monetario” que sumió a la población en una situación de subsistencia y miseria.

Centralización de la economía soviética entre 1924 y 1991.

La administración Gorbachov respondió al desabastecimiento con una reforma monetaria a gran escala. Se autorizó un aumento del 63% sobre los precios mayoristas en enero de 1991 pero solo 6% sobre los minoristas. La cantidad de precios fijos pasaron del 90% al 55% del total, y el resto pasaban a ser “administrados”.

Por otra parte, se firmó un decreto confiscatorio para retirar rublos en circulación, al mismo tiempo en que se estableció un corralito de hasta 1.000 rublos mensuales por persona para los depósitos en la Caja de Ahorros de la Unión Soviética.

Estallido inflacionario de la Rusia soviética entre 1988 y 1992.

En respuesta, la gente desesperada se lanzó masivamente a comprar divisas en el mercado negro para salvaguardar sus ahorros, y la brecha cambiaria escaló de 316% a más de 500% en febrero (el tipo de cambio oficial no se ajustaba desde la década de 1960). El Gobierno se vio obligado a devaluar hasta un 372% el tipo de cambio legal a partir de abril.

En ese mismo mes los precios minoristas subieron un 63,5% y la inflación superó los 3 dígitos. La economía entró en recesión ante la imposibilidad de solventar las ineficiencias del sistema, el desabastecimiento persistió incluso después de los fuertes aumentos, y la actividad industrial se derrumbó un 21% entre diciembre de 1988 y diciembre de 1991.

Colapso industrial de la Unión Soviética.

Para diciembre de ese mismo año, los faltantes de carne superaban el 52,6% en las tiendas oficiales, 20% en la leche, 70% en vegetales y 54% en azúcar, y precios disparándose con cada vez más violencia. La Unión Soviética se derrumbó el 25 de diciembre y el sistema de represión de precios colapsó en enero de 1992 con un salto del IPC en torno al 245% tras la reforma Pávlov.

Tenemos mucho de todo: tierra, petróleo, gas, otras riquezas naturales, y tampoco Dios nos ofendió en cuanto a inteligencia y talentos. Pero vivíamos bastante peor que en los países desarrollados. La razón de esto era evidente: la sociedad estaba asfixiada por las tenazas de un sistema burocrático y autoritario. Así no se podía seguir viviendo, todo tenía que cambiar radicalmente”, admitió públicamente Gorbachov como parte de su discurso de renuncia en diciembre de 1991.

Economía

Desesperado por las elecciones, Massa anunció un arsenal de medidas para contener la crisis en autónomos, monotributistas y pymes

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Se trata de un conjunto de medidas con aplicación automática, incluyendo nuevos alivios fiscales y la extensión de los que ya fueron anunciados. También se anunció una simplificación tributaria para pequeñas empresas.

El ministro de Economía y candidato por el oficialismo, Sergio Massa, comunicó oficialmente una serie de alivios fiscales para un umbral aproximado de 701.000 personas. Se trata de un manotazo de ahogado desesperado, en medio de la inminente debacle electoral por la crisis que deja el kirchnerismo en el país.

El paquete de medidas combina nuevas disposiciones y simplificaciones impositivas, pero también extiende todas las que ya fueron anunciadas anteriormente. Nuevamente, esto supondrá una nueva profundización del déficit fiscal y su financiación por vía inflacionaria. Todos los beneficios presentes pasarán factura en el futuro, en forma de un violento aumento de precios.

Los anuncios de Massa

Profesionales inscriptos en el régimen de autónomos

  • Se extiende la prórroga del pago de aportes personales (ingresos para la seguridad social) para septiembre, octubre, noviembre y diciembre
  • Se entiende la prórroga para el pago del IVA como parte de la cuota mensual hasta el mes de diciembre
  • Se actualizan los importes de la escala de retención del impuesto a las ganancias, para evitar recategorizaciones solo por el hecho del aumento nominal de los ingresos
  • Se eleva el monto no sujeto a retención hasta los $160.000 mensuales

Monotributistas

  • Se suspenden las exclusiones por superar el límite de facturación hasta la actualización de la escala el año que próximo
  • Se suspenden las bajas automáticas por falta de pago también hasta el año próximo

Empleados informales

El Gobierno confirmó que se estudia la implementación de un nuevo IFE de suma fija para un cierto umbral de trabajadores en relación de dependencia que no están registrados (que no realizan aportes personales y tampoco reciben aportes patronales).

Sin embargo, el ministro Massa todavía no dio precisiones sobre el alcance, los requisitos y el monto de la suma fija que eventualmente se lanzará en los próximos días. El sector de los informales aún no fue alcanzado por ninguna de las medidas que dispuso el Gobierno, aún siendo un universo de personas mucho más grande en comparación a los autónomos y los monotributistas.

Empresas Pyme

Se anunció un programa de pagos más flexible para regularizar deudas pendientes con el fisco, el cual sigue las siguientes disposiciones:

  • Un total de 120 cuotas mensuales (hasta 10 años de plazo para pagar la deuda)
  • La posibilidad de entrar en el programa vence el 31 de diciembre de 2023
  • Permite incluir Obligaciones vencidas hasta el 31 de agosto de 2023
  • Permite incluir planes caducos
  • Se fija una tasa de interés del 4,14% mensual (equivalente al 70% anual)
  • Se incluye un régimen de simplificación tributaria opcional para profesionales, por medio del cual se realiza una única declaración jurada en enero de cada año

Nuevo régimen simplificado para micro y pequeñas empresas, distinto al monotributo

El sistema operaría para autónomos comerciantes, profesionales prestan servicios, con una lógica muy similar al esquema del monotributo. Quienes perciban una suma de ingresos mensual de hasta 15 salarios mínimos podrán optar por integrarse a este sistema, con las siguientes características:

  • Se establecerá un único pago mensual que incluirá el IVA, el aporte personal a la seguridad social y el impuesto a las Ganancias en caso de corresponder
  • El pago se determinará como un porcentaje de la facturación, a diferencia del monotributo que constituye un impuesto de suma fija

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Economía

El último presidente del Banco Central: Milei anunció que Ocampo dirigirá el proceso de dolarización si gana las elecciones

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El candidato de la Libertad Avanza confirmó que el ideólogo de la dolarización será nominado a ocupar la dirección del Banco Central en caso de llegar a la Casa Rosada. Su tarea será llevar a cabo la dolarización del país, el desarme del déficit cuasi-fiscal y eventualmente poner fin a la institución.

En una entrevista exclusiva con el periodista Esteban Trebucq, el candidato a presidente Javier Milei precisó más detalles sobre algunos de sus colaboradores que lo acompañarán en caso de llegar a la presidencia de la Nación en las elecciones generales.

De esta manera, ratificó de manera oficial que Emilio Ocampo será el Presidente del Banco Central en un eventual gobierno suyo. Pero también confirmó que no solo será el próximo presidente de la entidad monetaria si no que será el último, ya que tendrá a su cargo dirigir el proceso de dolarización y luego cerrarlo.

Si bien el andamiaje técnico para poder llevar a cabo la dolarización está condicionado al punto de partida de la economía el próximo 10 de diciembre (y por lo tanto es imposible conocer con certeza cuál será la estrategia al día de hoy), Ocampo tiene un plan junto con Nicolás Cachanosky que se puede cumplir en un periodo de hasta 2 años.

Entre otras potestades, el economista será el encargado de dar una solución definitiva al problema de los pasivos remunerados en el Banco Central, una condición necesaria e indispensable para poder dolarizar la economía.

Habiéndose consumado ese proceso, Milei confirmó que Ocampo tendrá la tarea de cerrar el Banco Central como lo conocemos hoy. Es posible que la institución sobreviva con otro nombre, con otra estructura y con funciones extremadamente acotadas, como por ejemplo la superintendencia bancaria, pero se anulará la maniobrabilidad para hacer política monetaria discrecional, o sea, emitir dinero.

La meta de Milei es clara y ambiciosa: se apunta a terminar definitivamente con la inflación antes de las elecciones de medio término del 2025, consolidando así el capital político necesario para seguir impulsando el proceso de reformas estructurales que necesita el país. En este sentido, la dolarización podría concretarse en un lapso de 9 a 24 meses a partir del 10 de diciembre.

El candidato liberal aún no dio a conocer cuál será su Ministro de Economía en caso de llegar a la presidencia, pero asegura que este cargo ya está definido y será comunicado oportunamente al país cuando se considere necesario.

Entre los muy probables colaboradores del equipo de Milei, se conoce que la economista del CEMA Diana Mondino ocupará un rol importante a cargo de la Cancillería argentina, el exrepresentante de Argentina ante el BID Guillermo Francos resuena para el Ministerio del Interior, y Sandra Pettovello podría estar al frente del eventual Ministerio de Capital Humano.

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Economía

El kirchnerismo se une a los radicales nuevamente para aprobar un dictamen que terminará de destruir el crédito hipotecario

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El proyecto propone lisa y llanamente acabar con las cláusulas del sistema UVA para reemplazarlas por el coeficiente de actualización de los salarios. Se sientan las bases para la erradicación definitiva del crédito inmobiliario en Argentina.

La bancada kirchnerista en el Senado impulsa un proyecto con el potencial de terminar de destruir el escasísimo crédito hipotecario que aún sobrevivía en el país. El proyecto apunta directamente a modificar (otra vez) los términos y condiciones de los contratos UVA, nuevamente para subsidiar a un pequeño grupo de personas en detrimento del acceso a la vivienda propia para el resto del país.

Se trata de un dictamen que propone modificar el proyecto que originalmente presentó la bancada radical dentro de Juntos por el Cambio a través del diputado Julio Cobos, un proyecto que también amenaza con acabar con el crédito hipotecario y significa una lisa y llana violación de los contratos.

Sin embargo, la versión kirchnerista del proyecto es incluso más extrema y Juntos por el Cambio se muestra dividido, sin ninguna posición oficial al respecto. Queda en evidencia una vez más que el espacio de Patricia Bullrich no tiene los consensos que dice tener, ni siquiera para algo tan básico como la regulación para un mercado en particular.

El proyecto kirchnerista consta de las siguientes disposiciones:

  • Se propone virtualmente eliminar las UVA como mecanismo de actualización, y en su lugar indexar el valor de las cuotas por el índice de variación salarial que publica el INDEC. De esta manera se elimina completamente la única herramienta que permitía que este mercado sobreviviera (a duras penas) de la estampida inflacionaria

  • Se modifican la tasa de interés de los créditos UVA, y se fijan valores arbitrarios que varían del 3,5% al 10% anual

  • Se impone para las cuotas mensuales equivalente al 30% de los ingresos declarados del deudor, pero aún no se determina qué sucede en caso de exceder este tope. Por ejemplo la diferencia podría ser cubierta o bien por el Estado o bien de manera forzosa por los bancos (con los incentivos dañinos que todo esto implica)

El crédito hipotecario en la Argentina se encuentra en mínimos históricos, a punto de desaparecer por completo. A duras penas consiguió representar tan solo el 0,3% del PBI considerando al total de los préstamos al cierre del mes de abril, y considerando los créditos estrictamente orientados para la vivienda familiar estos tan solo llegaron a representar el 0,14% del PBI.

La Argentina llegó a tener un crédito hipotecario superior al 5% del PBI durante el Gobierno de Carlos Menem, pero tras el desastre inflacionario provocado por el kirchnerismo y Juntos por el Cambio, hoy en día es más de 35 veces inferior.

Sin estabilidad y con una permanente violación de los contratos previamente establecidos, la previsión se hace imposible para las entidades financieras y, por lo tanto, el crédito hipotecario no puede desarrollarse como sí lo hace en cualquier país de la región.

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