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Economía

El decreto de Milei flexibiliza el mercado laboral, le quita privilegios al sindicalismo y se otorgan más oportunidades a los trabajadores

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El proceso de desregulación amplía las capacidades del sector privado para impulsar la generación de puestos de trabajo formales. Se le quitan privilegios al sindicalismo y se amplían los derechos y las libertades para los trabajadores.

El decreto desregulador firmado por el Presidente Javier Milei impulsa nuevos cambios en materia de legislación laboral, los cuales apuntan a fomentar la creación de empleo privado formal, y terminar con más de un siglo de un mercado laboral rígido y que le quita oportunidades a los trabajadores.

Este sector del mercado laboral se encuentra virtualmente estancado desde mediados de 2011, y en este periodo de tiempo únicamente creció el empleo independiente o el empleo en el Estado. La legislación vigente es disfuncional, y urge ser modificada.

La desregulación laboral del decreto tiene dos objetivos: mantener la cobertura para los trabajadores en caso de contingencias o despidos, y por otra parte ampliar la seguridad y las facilidades para los empleadores, de forma tal que se pueda crear más trabajo registrado. Para ello, se disponen las siguientes medidas:

  • Se levantan las regulaciones para poder implementar un seguro de desempleo en reemplazo de la indemnización, de carácter estrictamente voluntario entre los convenios colectivos de trabajo
  • La vigencia de la Ley de contrato de trabajo pasa a tener un carácter supletorio
  • Se fija un tope del 8% sobre el pago mensual a cuenta del empleador destinado para el fondo de desempleo, siguiendo el sistema de la UOCRA. El gremio de los gastronómicos podría ser uno de los primeros en implementar el sistema
  • Se habilita el uso de los fondos por cese laboral para el pago de indemnizaciones
  • Se establece que la educación y la salud como servicios esenciales, por lo que no habrá posibilidad de paro que pueda poner en riesgo la vida o la formación de las personas
  • Se establecen como “actividades trascendentales” la producción de alimentos, los bancos, el transporte y la gastronomía, por lo que tendrán que tener cobertura laboral obligatoria (sin hacer paros) por al menos un 50%
  • Se agregan causales para el despido con causa (sin indemnización), por ejemplo si afectan la libertad de trabajo de quienes no adhieran a la medida de fuerza
  • Se elimina la ultra-actividad de convenios colectivos sobre salarios, pero no así sobre la negociación de condiciones de trabajo
  • Se habilita que cada trabajador independiente pueda contar con hasta 5 trabajadores independientes para llevar adelante un emprendimiento productivo, de acuerdo a un régimen especial y unificado para estos casos
  • Se duplica la indemnización por despido discriminatorio
  • Las Obras Sociales pierden el monopolio para la recepción de aportes obligatorios, las prepagas podrán ingresar al mismo régimen

Estas medidas permitirán reactivar la generación de empleo, en un contexto de severa crisis económica y social. La legislación laboral obsoleta que se mantenía hasta el momento fue virtualmente responsable de que 5 de cada 10 personas trabajando se encuentren en condiciones de informalidad.

Casi el 40% de los asalariados no disponen de descuento jubilatorio según las mediciones del INDEC, y la cifra aumenta más si se tiene en cuenta a los trabajadores independientes que no están registrados y que no efectúan aportes al sistema de seguridad social.

La tasa de desocupación abierta reportada por el INDEC permanece en niveles relativamente bajos, pero esto no es más que la consecuencia de la brutal erosión del poder adquisitivo de los salarios. Si esta situación se normaliza y se lograse contener la inflación, el aumento del desempleo volvería a ser un problema, y la modernización de la legislación laboral apunta precisamente a evitarlo.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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