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Economía

Uruguay arribó al superávit fiscal primario y Lacalle anuncia la primera rebaja tributaria del país en 15 años

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Las cuentas públicas consolidaron el superávit fiscal de la administración central, mientras que el resultado global fue el más equilibrado de los últimos 7 años. El oficialismo se prepara para lanzar su primera gran reforma tributaria, prometiendo bajar el IRPF y el impuesto a las jubilaciones.

Uruguay se compromete con la disciplina fiscal como principal herramienta para contener la inflación. El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) anunció que el Gobierno central obtuvo un superávit primario equivalente al 0,47% del PBI en septiembre del año pasado, y los datos preliminares para el último trimestre sugieren que la tendencia positiva persiste.

El país volvió al superávit primario por primera vez desde septiembre de 2019. Asimismo, el resultado global del Sector Público no monetario marcó un déficit de 1,63% del PBI en el acumulado de 12 meses para septiembre de 2022. Se trata del resultado más equilibrado desde junio de 2016.

El déficit financiero acumula un ajuste de casi 4 puntos porcentuales del producto desde marzo de 2021, momento en donde se aprobó el último paquete de ayuda fiscal para familias y empresas por la emergencia sanitaria. La disciplina fiscal del Gobierno permite equilibrar el stock de deuda pública como proporción del PBI, y proyectar una ligera reducción de la misma para los próximos años.

Déficit fiscal de Uruguay entre 2015 y 2022.

Los primeros pasos para la reforma tributaria

El Gobierno anunció oficialmente sus intenciones para producir la primera rebaja impositiva en el país desde el año 2008. Desde entonces, los sucesivos Gobiernos de Uruguay aumentaron o dejaron sin alteración la estructura tributaria, en ocasiones por situaciones de emergencia fiscal (como el período 2001-2002) o por dogmatismo ideológico (los Gobiernos del Frente Amplio).

Se estudia una reforma para simplificar y reducir el impuesto a las Ganancias de personas físicas (excluyendo a las empresas), que actualmente mantienen una estructura progresiva que va del 10% a un máximo de 36%.

El oficialismo pretende dar marcha atrás (al menos parcialmente) con la última reforma tributaria del Frente Amplio aprobada en el año 2016 y puesta en vigencia desde 2017, por medio de la cual la alícuota superior escaló drásticamente desde el 30% al 36%, y la tasa promedio aumentó del 17,75% al 21%.

La ministra de Economía y Finanzas del Uruguay, Azucena Arbeleche, confirmó que se hará efectiva la rebaja impositiva, pero el oficialismo evitó publicar mayores detalles hasta el debate con la totalidad de la “Coalición Multicolor” que retiene la mayoría en ambas cámaras legislativas

Hasta ahora, el Gobierno se limitó a producir actualizaciones sucesivas sobre el monto del mínimo no imponible de Ganancias, en ocasiones por encima de la inflación. El último tramo no imponible se estableció en los $39.621 mensuales a partir de febrero de 2023. También se produjo una actualización para la deducción estándar en el impuesto a las Jubilaciones, que ascendió a los $45.280 mensuales.

Negativa para bajar el gasto público

La ministra de Economía fue interpelada por los esfuerzos insuficientes del Gobierno a la hora de recortar y reformar el gasto público, y confirmó que efectivamente es algo fuera de agenda para el Gobierno.

Arbeleche anunció que el gasto nominal crecerá con un límite fijado en el 2% anual para el año fiscal 2023, previendo que el ritmo de crecimiento de la economía sea superior y de esa manera disminuyendo su peso relativo. Pero no se producirá ningún ajuste nominal a los montos presupuestados hacia el futuro.

El ajuste fiscal de 2021 se limitó a ponderar los gastos de emergencia y de índole transitorios aprobados durante la pandemia, y la relación entre erogaciones y PBI se vio enormemente favorecida por el crecimiento de la economía.

El índice de actividad CERES confirmó que la economía de Uruguay acumuló un crecimiento del 8,13% desde que Lacalle Pou se hizo cargo del Gobierno, habiéndose superado completamente el shock provocado por la pandemia en 2020.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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