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Brasil

El Gobierno de Lula rompe un nuevo récord de déficit fiscal en Brasil: Superó el -6% del PBI por primera vez en años

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Las finanzas públicas de la economía brasileña fueron completamente desbaratadas desde que el socialismo volvió al poder en enero. El techo del gasto público fue eliminado y los desequilibrios aumentaron a pesar de los aumentos impositivos que Lula logró aprobar en lo que va del 2023.

El Gobierno de Lula da Silva desmanteló completamente las finanzas públicas de Brasil a pesar de llevar tan solo 11 meses en el poder. El presidente socialista heredó un superávit primario equivalente al 0,6% del PBI en enero de este año, y un resultado financiero deficitario en torno al 4,4% del producto respectivamente.

En los primeros 9 meses de gestión, el superávit primario fue completamente desmantelado y se convirtió en un déficit que escaló al 0,92% del PBI al cierre de septiembre, según las estadísticas recopiladas por el Banco Central de Brasil y estimadas por el IBGE.

Por otra parte, el déficit financiero del Gobierno federal (sin contabilizar Estados locales) se disparó al 6% del PBI, oficialmente el resultado más desequilibrado desde agosto de 2021, cuando el país aún sufría los efectos de la pandemia internacional.

El resultado consolidado del sector público nacional y el Banco Central sumó un déficit que llegó al 6,62% del PBI, y la diferencia surge por el saldo causi-fiscal del Banco Central que aún dirige el presidente Roberto Campos Neto. Nuevamente, este resultado es el más drástico de los últimos 2 años, principalmente impulsado por la responsabilidad del Gobierno nacional.

Todo esto sucedió a pesar de que el Gobierno, y en particular el ministro de Economía Fernando Haddad, impulsó una serie de aumentos impositivos a lo largo del año, gravando los combustibles, las apuestas online, las exportaciones de hidrocarburos, remesas, y aumentando las contribuciones a la seguridad social, entre muchas otras disposiciones. 

Tan pronto como llegó al poder, Lula eliminó el techo de gasto público nominal que habían implementado Michel Temer y Jair Bolsonaro en las últimas dos administraciones, la cual había sido la regla fiscal por excelencia para llevar confianza y garantizar la independencia del Banco Central (algo que se efectivizó por ley a partir de 2021).

Lula reemplazó esta regla fiscal por otra que vincula al gasto con el crecimiento de los ingresos federales (estos últimos sin ninguna atadura legal). Pero como la reforma entra en vigencia a partir del año fiscal 2024, para lo que resta del año el oficialismo adquirió vía libre para actuar sin mayores limitaciones.

El grueso del ajuste sobre las finanzas públicas tendrá lugar en el año próximo, y recaerá exclusivamente sobre el sector privado por medio de una reforma tributaria que está a punto de obtener el visto bueno del Senado (después de haber sido convalidad por el Congreso de Diputados).

La reforma de Lula propone elevar el IVA al 27,5% (la tasa más alta del mundo) unificando una serie de impuestos internos a las ventas, al mismo tiempo en que adopta el impuesto mínimo del 15% sobre los ingresos de las empresas multinacionales, entre otras modificaciones.

Argentina

Jair Bolsonaro estará en la asunción de Milei y viene acompañado por gobernadores, diputados y senadores brasileños

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Llegará con su esposa y sus dos hijos, Eduardo y Flavio, además de los gobernadores de San Pablo y el de Río de Janeiro, quienes se perfilan para ser sus sucesores en 2026. Lula Da Silva no participará.

El ex presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, uno de los mayores aliados de Javier Milei en Brasil, confirmó que vendrá a la Argentina para participar de la asunción del presidente entrante, que tendrá lugar este domingo 10 de diciembre.

Jair llegará al país con una comitiva integrada por gobernadores, diputados, senadores y miembros de su familia y su círculo más íntimo, como Eduardo Bolsonaro, quien mantiene una estrecha amistad con Milei.

Estará acompañado por su esposa Michelle y sus hijos Eduardo y Flavio, diputado y senador, respectivamente. Además, vendrá con los diputados Bia Kicis, el capitán Alberto Neto, Gilberto Silva, Fernanda de Siqueira, Daniela Reinehr, Bibo Nunes y Junio Amaral, entre otros.

Entre los gobernadores que vendrán con Bolsonaro se destacan Tarcísio de Freitas, de San Pablo, Cláudio Castro, de Río de Janeiro, Jorginho Mello, de Santa Catarina, y Ronaldo Caiado, de Goiás. Además, será acompañado por los senadores Jorge Seif, Magno Malta, Ciro Nogueira y Marcos Rogerio.

El vínculo entre ambos dirigentes es estrecho, donde juega un papel clave el consultor político Fernando Cerimedo, y se afianzó en los últimos años, durante el gobierno de Bolsonaro y el ascenso del líder libertario en Argentina.

A pesar de que desde el equipo de Milei le extendieron la invitación formal, el actual presidente brasileño Lula da Silva rechazó viajar a la asunción, por lo que el líder del Foro de Sao Paulo no estará presente en las ceremonias y actos de traspaso de mando.

La futura canciller Diana Mondino hizo un último intento por traer a Lula y evitar que el mandatario de izquierda generará otro choque ideológico como el que existió entre Alberto Fernández y Jair Bolsonaro, con un viaje relámpago a Brasilia, donde se reunió con Daniel Scioli y funcionarios de Lula.

Si bien Lula rechazó nuevamente el viaje a la Argentina, confirmó que estarán en la asunción el canciller Mauro Vieira y embajador brasileño en Argentina, Julio Bitelli, entre otros diplomáticos del actual gobierno de Brasil.

Lula está enojado porque la victoria de Milei implica que estará acorralado en el Mercosur frente a tres mandatarios de derecha. Además de Milei, Uruguay tendrá a Lacalle Pou por 2 años más y Paraguay a Santiago Peña por 4 años.

A parte, Lula teme que el ascenso de Milei sea una señal de que el bolsonarismo resurgirá en su país en los próximos años, como ocurrió luego de la victoria de Mauricio Macri en 2015. Es por ello que gastó tantos recursos en ayudar a Sergio Massa, pero sin éxito.

A pesar de ello, la actitud de Lula en Argentina se ve como una caprichosa respuesta de un mal perdedor, especialmente luego de las dos invitaciones que ya le extendió la canciller entrante en menos de una semana. Otro de los invitados que rechazaron la invitación fue el dictador chino Xi Jinping, quien está enojado porque Milei finalmente no permitirá que Argentina ingrese al BRICS.

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Brasil

Fuerte caída de la actividad económica en Brasil: Se acumuló una retracción en los últimos 5 meses y Lula prepara un impuestazo para 2024

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La economía de Brasil sufrió una importante desaceleración desde el segundo trimestre del año, en línea con la dureza de la política monetaria y la política tributaria del Gobierno socialista. Las expectativas de crecimiento para fin de año volvieron a caer, y son aún más bajas para el año próximo.

El Banco Central de Brasil confirmó que el índice de actividad económica mensual (IBC-Br) registró un retroceso del 0,1% al término de septiembre, después de haberse desplomado casi un 1% en el mes anterior. Este indicador se encuentra cada vez más resentido, y en particular desde el segundo trimestre del año.

La economía brasileña acumuló una muy fuerte caída del 2,13% entre mayo y septiembre, y el promedio móvil de 4 meses permaneció prácticamente estancado desde aquel entonces. Se perdió la mayor parte del dinamismo que había sido heredado de la gestión de Jair Bolsonaro.

El crecimiento trimestral de la economía alcanzó el 1,4% en los primeros 3 meses de 2023, cayó al 1% en el segundo trimestre, y el tercer trimestre registró un ligero aumento de tan solo el 0,1%, explicado en mayor medida por el arrastre estadístico de marzo y abril.

Todo esto significa un escenario más adverso para la economía argentina en 2024, ya que Brasil se constituye como el principal destino de las exportaciones argentinas llegando a representar más del 14% del total (por encima de China y Estados Unidos).

La actividad responde negativamente a la dureza de la política monetaria que dirige Roberto Campos Neto desde el Banco Central con el fin de controlar definitivamente el proceso inflacionario. Por otra parte, la política tributaria del Gobierno de Lula da Silva tampoco ayudó a afianzar la expansión económica.

El socialismo estableció nuevos impuestos sobre las ganancias de criptoactivos, apuestas online, ganancias de capital, exportadores de hidrocarburos, importaciones desgravadas por Bolsonaro, y tarifas de combustibles. Todo esto avanzó en la dirección favorable para resentir el nivel de actividad.

Índice de actividad económica de Brasil entre 2012 y 2023.

Las expectativas de crecimiento del FMI sugerían un alza del 3,1% para el PBI de Brasil en 2023, pero los mercados financieros esperan un incremento más modesto en torno al 2,8% con respecto al año pasado, concentrado principalmente en el primer semestre del año. Para 2024 las expectativas empeoran drásticamente a un alza de solo el 1,4% según el FMI.

El Gobierno socialista prepara el lanzamiento de su reforma tributaria a partir de enero de 2024, y entre otros lineamientos se dispondrá de un “Super-IVA” fijado en el 27,5% (el más alto del mundo), nuevos impuestos a las ganancias de capital para contribuyentes de altos rendimientos y las inversiones financieras en el exterior (con tasas del 8% al 22,5%), y la habilitación a los Estados locales para crear nuevos impuestos.

El rediseño del sistema impositivo está en línea con la nueva regla fiscal que ata el techo legal del gasto público a la recaudación efectiva. Se eliminan los límites nominales (vigentes entre 2016 y 2022), y se aplica una nueva regla que habilita a gastar indiscriminadamente, siempre y cuando se logre compensar esas nuevas erogaciones con una mayor presión tributaria sobre familias y empresas.

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Brasil

Brasil: El socialista Lula da Silva estableció un impuesto del 15% sobre las ganancias por criptomonedas

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La nueva reglamentación del impuesto a las Ganancias de capital incluyó el tratamiento de las criptomonedas sobre un umbral mínimo de R$ 6.000 reales y en adelante. El nuevo impuesto tendrá vigencia a partir de enero de 2024.

La política tributaria del Gobierno de Lula da Silva es cada vez más voraz. El oficialismo logró la aprobación del Senado para una nueva modificación de la ley del impuesto a las Ganancias para personas físicas y jurídicas (empresas y fondos de inversión), esta vez en relación a las ganancias de capital. 

Se estableció un nuevo recargo impositivo del 15% sobre las ganancias vinculadas a la compra y venta de criptomonedas, para los brasileños que declaren estos activos en el exterior sobre un umbral mínimo fijado en los R$ 6.000 reales (equivalentes a US$ 1.200 dólares).

El nuevo esquema fiscal iguala el tratamiento de las ganancias de capital tanto en el exterior como a nivel doméstico, por lo que muchos fondos de inversión que hasta ahora tributaban un 8% por ganancias en criptomonedas pasarán a ser alcanzados por la tasa del 15% a partir del 1 de enero de 2024.

Esta medida llega en conjunto con un paquete fiscal implacable con el objetivo de subir la carga tributaria de Brasil. El Gobierno socialista apunta a llevar unificar una serie de impuestos internos a las ventas para lanzar un IVA integrado con un tasa del 27,5%, oficialmente la más alta del mundo.

Superará al 27% que aplica Hungría, al 25% que aplican Noruega y Dinamarca, al 24% de Finlandia, Grecia y Rumania, y al 21% que se aplica en la Argentina, España y Paraguay, entre otros países. Esto significa un costo sideral para los consumidores de Brasil, los principales damnificados por la reforma.

También se propone aumentar el impuesto aplicado a sucesiones y donaciones, aplicado tanto para personas físicas como para sociedades. Se dejará de aplicar una tasa unificada en el 8% como hasta ahora, y se propondrá un sistema de alícuotas progresivas que penaliza la acumulación de capital y fomenta la huida de grandes patrimonios del país.

Cabe señalar que el incentivo que tiene el Gobierno de Lula en producir semejante elevación de impuestos responde fundamentalmente a la nueva regla fiscal que Brasil comenzará a aplicar a partir del 2024.

El llamado “calabozo fiscal” es una regla que elimina virtualmente el techo de gastos asignado entre 2017 y 2022, y en su reemplazo establece que las erogaciones no pueden crecer sistemáticamente por encima de la recaudación, y esta última no está atada a ninguna condición en particular. 

Por lo tanto, siempre y cuando el Gobierno logre aumentar la recaudación vía impuestos, también se eleva automáticamente el techo legal de gastos presupuestarios a disposición. 

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