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Economía

El milagro económico polaco: Las reformas que derrumbaron el comunismo y el nazismo introduciendo el libre mercado

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La economía polaca enterró el dirigismo estatal para abrazar el libre mercado. Las masivas privatizaciones, la desregulación, la apertura comercial y la reforma del Estado fueron los grandes pilares del milagro.

El profundo proceso de transformación y cambio que desempeñó la economía polaca en la década de 1990 es considerado como uno de los milagros económicos más impactantes del mundo, y ya no tan solo entre las economías que lograron salir de la cortina de hierro soviética.

De hecho, el caso polaco es tenido como el ejemplo más sobresaliente en lo que a reformas post-comunistas respecta, superando a países como Hungría e incluso comparable con la apertura de China a partir de los años 80s.

El logro de Polonia es doble, ya que no solo logró en unos años reformar toda la economía comunista, si no que también eliminó todos los atisbos de la economía Nazi que habían sido introducidos durante su ocupación durante la Segunda Guerra Mundial.

Colapso del sistema comunista y reformas estructurales

Para la década de 1980 la economía planificada entró en una situación de estancamiento sistémico, mientras que la dictadura socialista debió lidiar con importantes problemas de abastecimiento como contraparte de una situación de sobrante monetario (un problema típico entre las economías socialistas).La administración de los “precios políticos” y la represión financiera condujo a una inflación oficial que fluctuó entre 14% y 80% hasta 1988.

La situación se volvió completamente inmanejable a pesar de las remarcaciones oficiales, y el sistema estatal de fijación de precios colapsó en agosto de 1989. El IPC aumentó violentamente un 39,5% en agosto, 55% en octubre y casi 80% en enero de 1990. La inflación interanual se disparó del 185% en agosto de 1989 a casi el 1200% para abril del año siguiente.

Si bien el sistema político del comunismo quedó desarticulado en agosto de 1989, las reformas estructurales a gran escala tuvieron lugar en 1990, entre ellas la total liberalización de precios, el levantamiento del monopolio estatal sobre el comercio exterior, la unificación y liberalización del tipo de cambio, y la apertura comercial al mercado mundial. Para junio de ese año se suspendieron aranceles aduaneros sobre 4.500 posiciones, y se fijó una tasa nominal reducida de sólo el 5,5% promedio para las importaciones.

PBI industrial e inflación mensual en Polonia desde 1985.

Se llevó a cabo una drástica reforma del Estado que llevó el tamaño del sector público desde el 70% del PBI en 1990 al 45% para 1994, y para el año 1999 la participación cayó por debajo del 43% del PBI. Mediante el llamado “Plan Balcerowicz”, Polonia emprendió un programa de masivas privatizaciones, incluyendo las telecomunicaciones, la distribución de gas, electricidad, agua potable, el aparato industrial, e incluso el sistema previsional.

El déficit presupuestario del Gobierno fue completamente erradicado a partir del primer trimestre de 1990, lo que permitió sentar la base para establecer un programa de estabilización anti-inflacionario con rotundo éxito. El Banco Nacional de Polonia fue reformado, dejó de ser una mera dependencia del Gobierno y adquirió independencia, algo que más tarde fue ratificado con la ley bancaria de 1997.

Los resultados del Consenso de Washington

Los resultados concretados por la economía polaca siguen siendo un caso de estudio internacional al día de hoy, ya que significó un precedente histórico para una salida ordenada del comunismo (muy a diferencia de lo que ocurrió en Rusia y Ucrania).

La producción industrial protagonizó un despegue explosivo y llegó a multiplicarse por 6 entre enero de 1992 y marzo de 2023. Las ventas del comercio minorista crecieron más de un 300% en el mismo período. La reactivación económica fue tan contundente que ni siquiera se detuvo por el shock que provocó la crisis de las punto.com entre 2000 y 2001,la gran recesión internacional entre 2008 y 2009.

El PBI polaco acumula un drástico crecimiento del 203,8% entre 1995 y 2023. De ser un país con un ingreso real similar al del promedio mundial hacia 1990, la renta per cápita de Polonia supera hoy en día a la de Grecia, y es similar al ingreso de países como España y Portugal. Asimismo, el PBI per cápita pocalo solo representaba el 53% del ingreso promedio por habitante de Rusia, mientras para el año 2020 fue hasta un 22% superior

PBI industrial, ventas minoristas y desocupación en Polonia desde 1985.

La tasa de desocupación fluctuó entre el 10% y hasta el 20% durante la primera fase de reformas en la década de 1990, habiendo partido de una situación de pleno empleo bajo el comunismo (sin movilidad de factores, con salarios fijados por el Estado, restricción de sindicatos y un nivel de autoritarismo aplastante). 

Las sucesivas reformas para flexibilizar la legislación laboral permitieron adaptar el mercado laboral a las nuevas condiciones de la economía moderna. A partir de 2007 la desocupación cayó a un solo dígito, y desde 2017 se observa una situación de prácticamente pleno empleo, en gran medida existe desempleo friccional explicado por gente que cambia de trabajo (algo que bajo el sistema comunista se encontraba celosamente restringido).

Economía

La Argentina que dejó el kirchnerismo: Milei recibió un país sin consumo privado, sin inversión y sin exportaciones

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El modelo kirchnerista demostró un agotamiento notable que finalmente condujo a la recesión desde la segunda mitad de 2022. La crisis se profundizó a lo largo del año pasado, y el cuatro trimestre de 2023 finalizó con los principales indicadores macroeconómicos en rojo.

El INDEC anunció los resultados sobre el avance del nivel de actividad y sus principales componentes correspondientes al cuarto trimestre del año 2023, el último de la administración del exministro y fallido candidato Sergio Massa.

Los resultados publicados demuestran el agotamiento de un modelo económico obsoleto. El organismo oficial de estadísticas determinó que la variación desestacionalizada del PBI (a precios constantes) marcó un rojo del 1,9% en el último trimestre del año pasado. El principal termómetro de la economía argentina registró un magro resultado hacia el final de la gestión massista.

La producción industrial sufrió una caída de hasta el 6% interanual en el último cuarto de 2023, el sector del comercio minorista y mayorista registró un retroceso del 3,9%, la producción de electricidad, gas y agua se desplomó un 5,1% interanual, los servicios de intermediación financiera cayeron un 4,4%, y la construcción sufrió un declive de casi un 1% en el mismo período.

No obstante, y pese al arsenal de medidas artificiales y cortoplacistas adoptadas por el exministro, el consumo del sector privado se desplomó hasta un 1,5% entre octubre y diciembre de 2023. 

Los paliativos de corto plazo, las ayudas y los subsidios temporales, poco y nada pudieron hacer para compensar la estampida inflacionaria y la erosión del poder adquisitivo de los salarios (especialmente en el sector informal).

La inversión real de la economía argentina se contrajo casi un 11% en el cuarto trimestre de 2023, superando holgadamente a la variación negativa del mismo período pero del 2022 (que había llegado al 4,5% respectivamente).

El país dejó de invertir cada vez más en renovación de maquinaria, infraestructura, tecnología, etc. Bajo las reglas de juego del exministro Massa, la Argentina se había convertido en un destino fallido para el desarrollo de la iniciativa privada y la inversión a largo plazo.

En otras palabras, el nuevo Gobierno del Presidente Javier Milei no solo heredó una economía en recesión y estanflación (con los precios aumentando a un ritmo del 1% diario), sino que además el retroceso de la inversión en formación bruta de capital deterioró la capacidad instalada del país para poder recuperarse de la crisis. La Argentina se descapitalizó por cuatro años.

Todo esto se suma a la oleada de desequilibrios fiscales, cambiarios, monetarios y de precios relativos que dejó plantados el Gobierno anterior. Al menos un 200% de brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo, un saldo de reservas netas en rojo por US$ 11.000 millones de dólares, un stock de pasivos remunerados equivalente a casi el 300% de la base monetaria (11 puntos del PBI) y un déficit fiscal nacional superior al 6% del producto. Se trata de una de las peores herencias macroeconómicas de la historia argentina.

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Economía

Se desarma la bomba de pasivos remunerados que caen al 5% del PBI y se acerca la salida del cepo

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El stock de las letras del Banco Central se redujo a la mitad desde que el Presidente Milei asumió la dirección del país el pasado 10 de diciembre. También disminuyó notoriamente la emisión monetaria a cuenta de los intereses asociados a los pasivos remunerados.

Las condiciones macroeconómicas idóneas para la liberalización total del mercado cambiario están cada vez más cerca de ser una realidad. Desde el 10 de diciembre del año pasado el Gobierno desplegó un amplio programa de saneamiento sobre el balance del Banco Central, al mismo tiempo en que el Ministerio de Economía equilibró sus finanzas y mitigó la dominancia fiscal sobre la política monetaria.

En solo tres meses de gestión, la administración de Santiago Bausili al frente del BCRA logró reducir el stock de pasivos remunerados del 10,5% al 5% del PBI según estimaciones de las consultoras privadas. La carga por la “bola de nieve” de las Leliq se reconvirtió en el stock de Pases, y este último se vio rápidamente licuado por la evolución inflacionaria.

En tiempo récord, la magnitud de la emisión monetaria a cuenta de pagar los intereses por los pasivos remunerados también se redujo a la mitad, del 10% al 5% del PBI respectivamente desde diciembre de 2023. Este monto también es conocido como el “déficit cuasi-fiscal”, y significaba un verdadero peligro para la estabilización de la economía.

Para poder liberalizar los controles cambios y permitir la libre compra-venta de divisas, el Gobierno apuntó primero a operar sobre los desequilibrios de sobrante de pesos que dejó la gestión anterior. 

Ante una liberalización cambiaria, los agentes (bancos, pequeños ahorristas, etc) podrían verse atraídos por huir del peso hacia el dólar de manera rápida y violenta, provocando así un colapso de la demanda de pesos y de la renovación de los pavos remunerados. 

Esto llevaría rápidamente a la hiperinflación, ya que la cantidad de dinero en circulación podría incrementarse de forma dramática en poco tiempo (y cuando más elevada es la inflación, más rápido es el efecto de la emisión de dinero en el sistema).

El Gobierno del Presidente Milei se propuso evitar a toda costa un escenario hiperinflacionario, por lo que el saneamiento del balance del BCRA haría posible una muy pronta liberalización cambiaria sin el riesgo de provocar la violenta espiral inflacionaria.

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Economía

Las jubilaciones subirán 7 puntos por encima de la inflación en abril y luego aumentarán según IPC de manera automática

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Entre el aumento por inflación, el adicional del 12,5% y el bono de $70.000, las jubilaciones subirán un 62% en abril, lo cual le ganará a la inflación por 7 puntos en términos reales, y se darán incrementos cada mes.

El vocero presidencial Manuel Adorni explicó con más detalles la nueva fórmula previsional, publicada este lunes a través del Decreto 274/24 en el Boletín Oficial, la cual establece que los jubilados y pensionados van a cobrar los aumentos mensuales ajustados por el Índice de Precios al Consumidor.

En conferencia de prensa en la Casa Rosada, Adorni destacó que a la nueva fórmula se le va a adicionar el 12,5% de recomposición y el bono de $70.000 pesos, lo que suma un incremento de aproximadamente 62% en lo que va del año, unos 7 puntos por encima de la inflación acumulada del 55% entre enero y marzo.

Esto cambia radicalmente lo que iba a pasar con los haberes si no se cambiaba la fórmula. El aumento a los jubilados iba a ser de 0% en abril y en mayo”, advirtió el vocero. “En julio empieza a regir de manera plena esta nueva fórmula y se va a hacer el cálculo de cuánto hubiese sido el ajuste sólo aplicando la fórmula anterior, y si hay alguna diferencia se le va a abonar a los jubilados”.

“Esta nueva fórmula es absolutamente coyuntural y apelamos nuevamente a que la política esté a la altura y que en el Pacto de Mayo podamos tener discutida una reforma previsional y una reforma laboral más integrales que hagan que el sistema jubilatorio sea sustentable”, concluyó.

En la misma línea, el comunicado oficial de la Oficina del Presidente anunció el lanzamiento de una nueva fórmula previsional para ajustar los haberes a partir de junio de manera automática, con el objetivo de detener la masiva pérdida de poder adquisitivo en la que se vieron alcanzados los jubilados en los últimos cuatro años.

El equipo económico presidido por el ministro Luis Caputo dispuso que a partir de abril, todos los haberes previsionales (sin ninguna excepción) serán actualizados por la evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC), ese mes y en mayo, el ajuste será por decreto, mientras que a partir de junio se hará de manera automática sin la necesidad de una intervención presidencial.

Este último aumento tiene el objetivo de evitar que la transición entre la nueva fórmula previsional y la anterior pueda provocar cualquier tipo de erosión sobre el poder adquisitivo de los jubilados (como por ejemplo ocurrió entre el último trimestre de 2017 y el primero de 2018).

En otras palabras, el poder adquisitivo de los jubilados dejará de licuarse con las nuevas reglas de juego del sistema, al mismo tiempo en que se espera un fuerte descenso de la tasa de inflación para los próximos meses. Conforme disminuya la inflación, las jubilaciones podrían aumentar en términos reales debido a que la fórmula siempre se ajusta por el dato del IPC del mes anterior (y viceversa cuando la inflación aumenta).

Asimismo, el nuevo esquema presentado garantiza una mayor estabilidad en la relación del gasto previsional con respecto al PBI. De esta manera se facilita la tarea de confeccionar presupuestos, y de destinar los recursos correspondientes a los jubilados y pensionados sin incurrir en errores por falta de actualización.

La fórmula previsional kirchnerista ajustaba los haberes de acuerdo al índice RIPTE de salarios (el cual perdió contra la evolución de los precios en los últimos 15 años), y al mismo tiempo se componía por la recaudación de la seguridad social (también muy inestable debido a la gran cantidad de empleo informal). Esta fórmula fue directamente responsable de que el poder adquisitivo de una jubilación mínima cayera casi un 40% entre diciembre de 2019 y diciembre de 2023.

El Gobierno anterior desplegó una serie de bonos adicionales para tratar de compensar (parcialmente) la debacle sobre las jubilaciones, pero estos únicamente se aplicaron sobre el haber más bajo. Las jubilaciones medias y altas no se vieron alcanzadas por los bonos, y esto deterioró todavía más los escasos incentivos existentes para aportar al sistema previsional.

La legislación laboral vigente demostró ser abiertamente disfuncional en vista a la tamaña proporción del empleo no registrado en relación al total del trabajo de la Argentina, y los incentivos nocivos del sistema de reparto estatal no hacen más que acrecentar la tendencia.

El Gobierno también apunta a erradicar el déficit del sistema previsional operando desde el punto de vista de sus ingresos. En este sentido, se apunta a la flexibilización de la legislación laboral (más puestos formales potenciales para aportar al sistema) y la mejora de los incentivos para el esfuerzo.

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