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Economía

El origen de las Leliq: La bomba hiperinflacionaria que hoy enfrenta Milei comenzó con Duhalde y Néstor en 2002

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El Banco Central comenzó a remunerar activamente pasivos a partir de la salida de la Convertibilidad en enero de 2002, bajo la gestión del expresidente Duhalde. El kirchnerismo abusó de esta medida y metió allí toda la montaña de deuda que está por explotar hoy.

La bomba de las Letras de Liquidez (Leliq), que hoy es la principal amenaza de una hiperinflación en Argentina, especialmente luego de que empezara a transformarse progresivamente en una montaña de deuda en Pases pasivos, que pueden colapsar de un día para el otro, no es el resultado de la gestión económica ni de Alberto Fernández ni de Mauricio Macri, si no que tuvo sus orígenes hace 20 años.

Ni Sergio Massa, ni Federico Sturzenegger ni Luis Caputo fueron responsables de generar la bomba monetaria más grande de la historia, que puede sumir a la Argentina en la hiperinflación más grande de la historia tuvo su génesis en la manera en la que Duhalde decidió salir de la Convertibilidad, y en cómo luego Néstor Kirchner decidió implementarla entre 2003 y 2007.

Para comprender esto, hay que remontarse al mes de enero del año 2002. El entonces presidente Eduardo Duhalde decretaba el fin de la Convertibilidad, y para ello debió pesificar deudas privadas en dólares y depósitos a tasas de cambio distintas (lo que se dio a conocer como pesificación asimétrica).

Esta operación requirió que el BCRA emitiera todos los pesos necesarios para hacerlo, provocando una violenta corrida cambiaria que llevó al dólar de $1 a más de $3 en cuestión de semanas, y una fuerte presión inflacionaria que ajustó los precios de la economía y dejó al 60% del país bajo la línea de la pobreza.

El origen: las Lebacs

Si bien actualmente se habla mucho de las Leliqs, el origen de esta montaña de pesos se originó bajo la administración de Mario Blejer y Eduardo Levy Yeyati, quienes crearon las famosas Lebacs (Letras del Banco Central), con el objetivo de retirar pesos de la economía y apreciar la moneda frente al dólar.

Esta estrategia monetaria era mala palabra en Argentina luego de que había llevado a una hiperinflación hacía poco menos de 15 atrás, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, pero Duhalde dio el visto bueno y los banqueros central del peronismo empezaron a remunerar pasivos por primera vez desde la hiperinflación de los 80s, sentando las bases para el déficit cuasi-fiscal que se sufre hoy en día.

La idea originalmente de Blejer, Yeyati y Duhalde era que durante la estabilización pos-2001, la demanda de pesos iba a subir y las Lebacs se irían desarmando solas, y ese era el plan de Carlos Menem de cara a las elecciones del 2003.

Pero se impuso el ala de izquierda del PJ, y el presidente Néstor Kirchner, ni bien asumió, impulsó otros planes. Kirchner instó al Banco Central, entonces presidido por Martín Redrado, a mantener el tipo de cambio nominal del dólar en un nivel artificialmente caro para “fomentar el crecimiento económico”.

Para poder comprar todos los dólares que ingresaban al país por el superávit de la cuenta corriente, el Banco Central tuvo que emitir nuevamente pesos para poder rescatarlos, pero como esta operación era abiertamente inflacionaria, una buena parte de los pesos emitidos fueron retirados del mercado colocando cada vez más Lebacs.

Lo más triste de esto es que la mega-emisión que lanzó Néstor Kirchner ni siquiera estaba dirigida a solventar los planes sociales o la obra pública que caracterizó al kirchnerismo, si no que la emisión de pesos tenía como objetivo comprar dólares y beneficiar a los industrialistas amigos.

Durante toda la gestión de Néstor Kirchner, mientras parecía que los indicadores económicos volaba, se estaba metiendo una bomba debajo de la alfombra. La deuda remunerada del BCRA creció del 15% de la base monetaria en mayo de 2003 a más del 80% para el primer trimestre de 2007, y la relación osciló entre el 40% y el 80% hasta el año 2015. 

De no haber sido por esta política irresponsable, el Banco Central de Argentina se hubiera mantenido en línea con la de otros países del mundo, que son capaces de controlar su moneda sin saltos inflacionarios.

La conversión de Lebac por Leliq

El stock de pasivos remunerados continuó creciendo hasta 2017, cuando primero Sturzenegger y luego Luis "Toto" Caputo intentaron desde el Banco Central desarmar la bomba. Ese año, empezaron a permitir un canje de Lebacs por Leliqs (Letras de Liquidez), un instrumento al que, a diferencia de las Lebacs que podían ser accedidas por cualquier, sólo pueden acceder los bancos y compañías financieras.

La idea de esto era tener las Leliqs en manos de "conocidos" con los que el gobierno podría negociar y evitar un repentino estallido inflacionario. Pero no funcionó, durante el macrismo la emisión siguió y las Leliqs se convirtieron en el único instrumento para evitar una suba más fuerte de la inflación.

El gobierno de Alberto Fernández, directamente convirtió a las Leliqs de una bomba convencional a una bomba atómica. Durante los 4 años, los ministros Martín Guzmán y Sergio Massa llevaron el stock de Leliqs y pases del 56% de la base monetaria en diciembre de 2019 a más del 344% en noviembre de este año, con lo cual el pago de intereses devengados llegó a superar los 10 puntos del PBI (el déficit cuasi-fiscal más alto de la historia argentina).

Actualmente, se está dando un pasaje de Leliqs a otros instrumentos de menor plazo, como los Pases, por lo que los bancos y compañías financieras podrían obtener esos pesos que hace años están "frenados" en las Letras de Liquidez, y volcarlos al circulante, lo que desataría una hiperinflación en un plazo extremadamente corto, incluso de una semana para la otra.

Este es el gran desafío de Javier Milei: evitar que esta bomba que empezó con Duhalde y con Néstor, 20 años después se convierta en la peor crisis de la historia argentina.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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