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Economía

El plan de Caputo para dolarizar la economía: Reestructuración del Banco Central, desregulación y ajuste fiscal de shock

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La consultora Bull Market Brokers anticipó algunas de las medidas que podrían ser adoptadas a partir del 10 de diciembre bajo el liderazgo de Luis Caputo en el Ministerio de Economía. Se pretende acelerar los tiempos para la concreción de la dolarización del país, sin incurrir en costos traumáticos ni violación de contratos con el sector privado.

A partir del 10 de diciembre comienza una nueva etapa reformista bajo el Gobierno de Javier Milei, y con un objetivo muy claro: avanzar hacia la dolarización de la economía y dar muerte al proceso inflacionario.

El plan de estabilización inicial será conducido por el economista y experto en finanzas Luis Caputo, nominado al frente del Ministerio de Economía, uno de los cargos más importantes de la administración sino incluso el más importante.

La consultora Bull Market Brokers publicó, en base a comentarios trascendidos, algunos de los lineamientos que podrían llegar a desplegarse por la administración de Milei y Caputo. El “Plan Caputo” buscará acelerar los tiempos para la concreción de la dolarización, y para ello será necesario reestructurar el Banco Central, flexibilizar las regulaciones del mercado cambiario para su posterior liberalización, y llevar a cabo una estricta señal de disciplina fiscal.

Reestructuración del Banco Central

Uno de los aspectos fundamentales para que pueda llevarse a cabo una dolarización ordenada y sin violación de contratos con privados es el saneamiento del Banco Central, una institución que quedó en ruinas después de los cuatro años de gestión kirchnerista. Se calcula que el saldo de reservas netas ya habría superado un rojo de por lo menos US$ 11.000 millones.

En principio, el Plan Caputo buscará destrabar fondos del exterior en una suma de por lo menos US$ 25.000 millones. Según dejó trascender la consultora, una posibilidad consiste en articular un swap con letras intransferibles por bonos soberanos de Medio Oriente con plazos de 2 a 7 años. 

Esta operación podría implicar el ofrecimiento de algún tipo de garantía, como por ejemplo los recursos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES, siguiendo una estrategia similar a la que había ideado Emilio Ocampo. La consultora sugiere que la operación de swaps podría destrabar un monto de entre US$ 12.000 y US$ 15.000 millones de dólares.

Asimismo, el apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI) también podría ser de gran utilidad. A diferencia de otros programas ofrecidos en garantía al FMI, la dolarización promete resultados muy concretos en materia de estabilización. El FMI podría aportar hasta US$ 3.000 millones adicionales en una primera etapa hasta marzo de 2024, y también se estudia la posibilidad de habilitar los recursos del Fondo de Resiliencia (aproximadamente otros US$ 1.600 millones).

Por su parte, las entidades agropecuarias prometieron una liquidación de exportaciones por US$ 5.000 millones a través del cambio oficial (el cepo no se levantará inmediatamente), pero para que esto sea posible el dólar deberá ajustarse a una paridad más competitiva.

Habiéndose destrabado estos fondos la dolarización es más factible a un tipo de cambio de mercado, cercano a los $1.000 según sugiere la consultora (aunque realmente es imposible anticiparlo). Los pasivos remunerados del BCRA totalizan los US$ 25.000 millones a una cotización de $1.000, mientras que la base monetaria representa US$ 7.000 millones. 

Caputo lograría retener fondos por US$ 23.000 millones, y buscaría además un acuerdo con los bancos privados locales (principales tenedores de los pasivos remunerados) para una operación de canje voluntario con letras y bonos del Tesoro. A partir del mes de febrero de 2024 podría prepararse el lanzamiento de una ley para el cambio de régimen monetario y cambiario.

Posible “Perdón Popular de Mercado”

Dadas las características recesivas que podría conllevar los primeros meses de aplicación del programa económico de Milei, una posibilidad para contener estos efectos podría ser la puesta en marcha del llamado “Perdón Popular de Mercado” que formuló el economista Carlos Rodríguez, con el objetivo de que salgan a la circulación una gran cantidad de dólares que los argentinos mantienen guardados en el colchón. Esto podría dinamizar la inversión para compensar, al menos parcialmente, la caída del consumo publico

La propuesta consiste en ofrecer “vales” que habilitan el blanqueo (con la exención automática de pagar cualquier tipo de impuesto) por una cierta suma de dólares, y la apertura de un mercado secundario de vales para que estos puedan intercambiarse. 

Aquellos usuarios con mayor “necesidad de blanqueo” podrían remunerar a aquellas personas que no disponen de fondos en dólares para hacerlo. En otras palabras, la “ganancia” del Perdón Popular de Mercado no se la quedaría el Estado sino que iría a los estratos de la sociedad con ingresos más bajos.

Existe un gran potencial para este programa. La consultora Bull Market Brokers señaló que solamente en el país existen tenencias de dólares por US$ 113.000 millones en cash guardados en el colchón, de los cuales el 50% no están declarados por el peso confiscatorio del Estado. También existen otros US$ 72.000 millones en el exterior.

Desregulación progresiva del mercado cambiario

El Plan Caputo apuntaría a una rápida eliminación de las siguientes normativas sobre el sistema cambiario dispuestas por el Banco Central y la Comisión Nacional de Valores (CNV):

  • A7072 Restricción a la transferencia a bancos (límites de 1 a 5 por mes)
  • A7340 Restricción a la transferencia a bancos si clientes hicieron Dólar MEP
  • RG-979 Parking de 5 días deuda ley extranjera y 30 días sin poder aplicar los USD a
  • otros instrumentos post realizar MEP.
  • RG-969 Rulo CI vs 48hs (BCRA no operaría mas, no tiene mas sentido la normativa)
  • RG-959 Restricción para comprar MEP teniendo caución tomadora / SENEBI cartera propia
  • A7609 Cobertura de empresas agrarias en MEP no afectará estrategia cambiaria.
  • A7606 Prohibición de comprar dólares para quienes reciben subsidios
  • RG-957 Permiso previo de parking
  • RG-953 Obligación para carteras propias por operar únicamente en BONAR

También se estudia un salto cambiario del dólar oficial (el que perciben los exportadores) sobre la zona de los $650, lo cual implicaría una devaluación superior al 70% con respecto al dólar exportador actual. Es una condición indispensable para asegurar la liquidación del campo. A partir de este salto inicial, se iniciaría un proceso de convergencia gradual para unificar todas las paridades cambiarias a lo largo del año 2024.

Existen una serie de obstáculos que deberán abordarse, como el efecto del Impuesto PAIS sobre la compra de divisas y el tipo de cambio efectivo para la mayor parte de las importaciones, especialmente para bienes suntuarios que son alcanzados con una tasa del 30%.

Ajuste fiscal de shock como ancla

El Plan Caputo prepara un fuerte ajuste fiscal apuntando a lograr la eliminación total del déficit primario del Sector Público Nacional para el primer año de gestión, sobre un nivel de desequilibrio estimado en los 3 puntos del PBI para el cierre de 2023. 

El objetivo integral será la concreción del déficit financiero cero (un ajuste equivalente a los 5 puntos del PBI), pero la consultora privada sugiere que aún con fuertes esfuerzos fiscales, lo más probable es que el resultado financiero continúe marcando un ligero déficit hasta 2025.

A estos efectos se propone un fuerte recorte de transferencias discrecionales, gastos en obra pública (licitación de obras en curso y privatización de obras futuras), un ambicioso programa de privatizaciones sobre las empresas deficitarias del SPN, la racionalización de la planta de personal del Estado, y la reducción de subsidios económicos a través del rediseño de los pliegues de licitación con la empresas reguladas.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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