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Economía

Emergencia económica: Los cambios impositivos que prepara el Gobierno para gestionar la crisis del kirchnerismo

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El equipo del ministro Caputo enviará al Congreso una serie de medidas impositivas sobre Ganancias y Bienes Personales, así como el despliegue de un nuevo blanqueo de capitales y un plan de moratorias para regularizar deudas con la AFIP.

El ministro de Economía Luis Caputo anunció un paquete de ajuste fiscal por el equivalente de los 5,1 puntos porcentuales del PBI. De este total, 2,2 puntos del producto se corresponden con aumentos de la recaudación tributaria (aproximadamente el 40% del total de ajuste) proyectado para diciembre del año próximo.

Se apunta al equilibrio financiero del Gobierno nacional por primera vez en 16 años, y a estos efectos el equipo económico enviará oportunamente el paquete de medidas al Congreso. El ajuste al sector privado vía impuestos será transitorio, mientras que la reducción del tamaño del Estado tendrá un carácter permanente a lo largo de la presidencia de Milei.

Las modificaciones sobre Ganancias

El Ministro Caputo ratificó la marcha atrás con la reforma del impuesto a las Ganancias para la cuarta categoría de los ingresos (los trabajadores en relación de dependencia y jubilados con altos ingresos). Según el tributarista Guillermo Pérez, el proyecto del oficialismo haría que el impuesto alcance a las personas con ingresos mensuales superiores a los $976.000.

En otras palabras, la reversión de la reforma provocaría que comience a tributar un universo de personas que percibe ingresos por más del doble que el promedio general del mercado laboral. Este impuesto tiene la ventaja de ser relativamente sencillo de aplicar y recaudar.

Se estudia la posibilidad de extender los tramos del nuevo impuesto que podría ser sancionado en enero, a fin de que las escalas progresivas no se tornen excesivamente distorsivas.

Cambios en Bienes Personales

La apuesta del Ministro Caputo será el lanzamiento de un plan de pagos anticipados a cuenta de Bienes Personales, de carácter completamente voluntario para todos aquellos contribuyentes que quieran adherirse. La lógica detrás de estas medidas no será la persecución fiscal como hizo siempre el kirchnerismo, sino más bien la importancia de los incentivos.

El nuevo Régimen Especial de Ingreso del Impuesto sobre los Bienes Personales (REIBP) ofrecerá tasas reducidas para los contribuyentes que adelanten el impuesto hasta diciembre de 2027.

Sobre un adelanto de 5 años a cuenta de BBPP, se le ofrecerá a los contribuyentes ser gravados con una tasa reducida del 0,75% por año, en contraste con el 1,75% que aplicaba la administración Fernández sobre los bienes localizados en el país y el 2,25% para los declarados en el exterior.

Además, se ofrece un incentivo adicional: las personas que ingresen voluntariamente al REIBP serán alcanzados por un régimen de estabilidad fiscal para un período de 12 años, comprendidos entre el 1° de enero de 2028 y el 31 de diciembre de 2040. Durante este período de tiempo, el Gobierno nacional no podrá cobrar una tasa superior al 0,75%.

Paralelamente, el Gobierno de Milei también llevará a cabo una reducción gradual del impuesto de Bienes Personales, para favorecer los efectos laffer y disminuir la presión al sector privado. Las tasas del impuesto quedarán dispuestas de la siguiente manera:

  • Diciembre de 2023: Tasas entre el 0,5% y 1,5%
  • Diciembre de 2024: Tasas entre 0,75% y 1,3%
  • Diciembre de 2025: Tasas entre 0,75% y 1,1%
  • Diciembre de 2026: Tasas entre 0,75% y 1%
  • Diciembre de 2027: Alícuota uniforme del 0,75% para todos los contribuyentes alcanzados

Blanqueo de capitales

Caputo anunció un nuevo blanqueo para residentes en el país o en el exterior, que decidan voluntariamente ingresar sus divisas al sistema bancario argentino. También se podrán blanquear tenencias de moneda nacional sin declarar, inmuebles, acciones, derechos de beneficiarios y fideicomisarios, títulos valores, bonos u obligaciones negociables, créditos y cualquier otro tipo de activo sujeto a impuestos.

Se aplicaría una tasa reducida del 0% para el blanqueamiento de activos con un tope de US$ 100.000, y una tarifa unificada del 5% sobre cualquier monto superior. Estas condiciones son significativamente más flexibles que cualquier otro blanqueo de capitales que se haya desplegado en el país durante los últimos años.

Plan de Moratorias impositivas

El Gobierno ofrecerá una serie de incentivos para alentar a los contribuyentes a regularizar su situación ante el fisco y nuevamente, la lógica detrás de esto no será la persecución sino la influencia sobre el comportamiento de los usuarios.

Este nuevo régimen de moratorias incluirá a todo tipo de impuestos nacionales, con la excepción de aportes y contribuciones a las Obras Sociales, deudas por ART, deudas vinculadas con regímenes promocionales, y deudas por aportes y contribuciones para personal de casas particulares. Todo lo demás, será incluido en el programa.

Se establece un esquema de condonación de intereses resarcitorios y punitorios, con las siguientes disposiciones dependiendo del tiempo de regularización de cada contribuyente:

  • La regularización en los primeros 60 días tendrá un descuento del 50%
  • La regularización en los primeros 60 días y pagando en cuotas tendrá un descuento del 30%
  • La regularización en un plazo de 61 a 120 días tendrá un descuento del 10%

El plan de cuotas de ofrece el Estado exige un depósito inicial por el equivalente al 20% de la deuda impositiva en cuestión, y luego un período de 24 cuotas mensuales ajustadas por una tasa de interés de descuentos comerciales que fija el Banco Central.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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