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Economía

Estampida inflacionaria: Llega diciembre con aumentos del 7% en prepagas, 40% en transporte, 80% en alquileres y 14% en colegios

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El implacable avance de la inflación se profundizará aún más en diciembre por el destape de precios regulados. El nivel general de precios acumulará un violento aumento anual superior al 100%. 

La llegada del mes de diciembre compromete un arsenal de violentos aumentos confirmados sobre prácticamente todos los precios con algún tipo de pauta regulatoria del Estado.

A esto se añade la ya muy elevada evolución de los precios que no están sujetos a regulaciones. Para este último segmento de los precios suele considerarse la medición del IPC online, que arrojó una fuerte suba del 7,52% solo en octubre y una inflación interanual del 88,4%

Uno a uno, todos los aumentos confirmados para diciembre

Prepagas

Los servicios de medicina prepagada tendrán un aumento de hasta el 6,9% solamente en diciembre. La fórmula de actualización de los precios, acorde a un relevamiento sobre costos, estipulaba una suba original del 13,9% para ese mes. Pero tras la disconformidad de la Vicepresidente, el Gobierno optó por aplicar la suba de manera equitativa entre diciembre y enero

El aumento anual acumulado para el 2022 alcanzará el 100%, un resultado muy aproximado a la evolución del promedio general de precios. Sin embargo, para 2023 y en pleno año electoral, el Gobierno modificará la fórmula de actualización para atar las facturas de las prepagadas al índice RIPTE de evolución de los salarios formales. Esta decisión pone en peligro la calidad de los servicios y el abastecimiento de insumos médicos

Colegios privados

Todos aquellos colegios privados que cuenten con algún tipo de subsidio estatal sobre las cuotas, tendrán fijada una suba del 14,5% para la Capital Federal y 10% para la Provincia de Buenos Aires. Se acumulará una inflación del 89% interanual en comparación con diciembre de 2021. 

Constituye un arsenal de aumentos que afecta principalmente a las familias tipo de clase media, que generalmente optan por los servicios de educación privada en lugar de la estatal. 

Transporte público

El Ministerio de Transporte confirmó que las tarifas para trenes y colectivos en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) tendrán un aumento aproximado al 40%, pero esta actualización podría ser aplicada o bien en diciembre o bien desde enero del año próximo. También existe la posibilidad de repartir el aumento del mismo modo en que se hizo con las prepagas. 

Pero ya sea en diciembre o en enero, el boleto de los colectivos para el tramo más corto aumentará de $25,2 a más de $35, los viajes intermedios de entre 3 y 6 kilómetros pasarán de $28 a $39,2, y los más largos subirán de $29,4 a $41,2. Cifras aún muy alejadas del promedio que se paga en las Provincias del interior del país, que no cuentan con subsidios directos. 

Los pasajes de tren para las líneas Mitre, Sarmiento y San Martín treparía de $17,25 a $24,15, el boleto de la línea Urquiza aumentaría de $11,25 a $15,75, el boleto de las líneas Roca y Belgrano Sur pasaría de costar $10,75 a $15,05, y finalmente la tarifa del Belgrano Norte dejaría de valer $9,5 para aumentar a $13,3

Alquileres

El ajuste previsto por la polémica ley de alquileres impulsada por el diputado bonaerense Daniel Lipoveztky se transforma en una carga brutal para los inquilinos. El índice de actualización supera el 77,5% en la mayor parte de los distritos del país, ya que el valor de los contratos se encuentra nominalmente fijado desde hace un año. 

En todo este tiempo, el drama para alquilar no provino de aumentos desmesurados por la actualización prevista en la ley sino por la fuerte retracción de la oferta de propiedades en alquiler, en vista de las pésimas condiciones que la ley estampa contra los propietarios. 

En otras palabras, el precio promedio de los alquileres aumentaba porque cada nuevo contrato celebrado incluía precios cada vez más elevados por la falta de oferta, esta es la única manera que tienen los propietarios para defender sus derechos de propiedad ante la imposibilidad de ajustar los precios libremente en el futuro.

A partir de diciembre la cuestión se torna diferente, y esta vez el shock inflacionario tendrá un fuerte componente por la mera actualización del valor de los contratos, mientras que la oferta de inmuebles se sigue derrumbando. 

Combustibles

El Ministerio de Economía forzó un acuerdo con YPF (que mantiene hasta el 55% del mercado energético doméstico) para aplicar un aumento del 4% a partir de diciembre sobre las naftas y el gasoil

Las negociaciones buscaron acercarse a la meta del ministro Sergio Massa en torno a una inflación mensual del 4% para el próximo mes de marzo, en conjunto con el lanzamiento de los numerosos controles y “acuerdos” de precios sobre hasta 2.000 productos de consumo masivo. 

Servicios públicos

El Gobierno avanzará con la reducción de subsidios económicos sobre las tarifas de electricidad, agua y gas. Los aumentos dependen de la zona geográfica del usuario, así como de su nivel de ingresos declarados. 

Los sectores de ingresos catalogados como “altos” tendrán un aumento acumulado en el 2022 de hasta el 100% sobre las tarifas públicas en las regiones geográficas subvencionadas, mientras que los sectores de ingresos medios tendrán una suba acumulada del 43%. 

Estos aumentos aplican sobre los usuarios residenciales de la Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), así como también los comercios y las industrias que dependen de los servicios. 

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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