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Economía

Fracaso del “Estado de Bienestar” en la Unión Europea: La economía se estancó y la inflación duplica el nivel de antes de la pandemia

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El bloque europeo rezagó su tasa de crecimiento desde la crisis internacional de 2008, y jamás logró retornar a la normalidad. El impacto de las políticas fiscales y monetarias durante la pandemia siguen teniendo efecto negativo todavía.

El modelo de “Estado de Bienestar” en las economías que conforman la Unión Europea da indicios de agotamiento. El nivel de vida de la población ya no mejora año tras año, a diferencia de lo que ocurre en otros países desarrollados como Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Canadá.

La actividad económica de la Eurozona a duras penas consiguió un magro crecimiento del 0,1% en el segundo trimestre del año, después de haberse expandido por una cuantía similar en el primer trimestre. La economía alemana ya entró oficialmente en recesión, y otros países como Francia y España experimentan una situación de estancamiento secular notable.

Las previsiones para este año sugieren que la UE en su totalidad solo podrá crecer como mucho hasta un 0,6% con respecto al 2022. En contraste, las estimaciones sugieren un crecimiento del 1,6% para Estados Unidos y Australia, 1,5% para Canadá y Corea del Sur, y un 1,3% para Japón, entre otros ejemplos. La única excepción al estancamiento europeo es Irlanda, que podría llegar a registrar una expansión superior al 5% anual.

Al mismo tiempo en que la actividad deja de crecer, la tasa de inflación dista mucho de volver a ser “normal”. El IPC de la Eurozona marcó una variación interanual del 5,3% en agosto, y las estimaciones de Bloomberg para la totalidad del año sugieren que los precios aumentarán un 5% respecto del año anterior.

La tasa de inflación continúa arrojando valores que fácilmente duplican a los que había antes de la pandemia. El arsenal de estímulos fiscales y monetarios fue efectivo para amortiguar el impacto meramente inicial de la pandemia, pero fueron inútiles a la hora de reactivar el crecimiento de la economía.

El keynesianismo volvió a fracasar. La mayor parte de los cheques otorgados durante la pandemia fueron ahorrados en un primer momento (las personas se dieron cuenta de que era un ingreso meramente transitorio), y de estas forma se mitigó el “estímulo” que se pretendía dar.

Por otra parte, al momento de la reapertura de actividades estos cheques fueron progresivamente desahorrados, y como las políticas monetarias y fiscales continuaron siendo lapsas hasta mediados de 2022, la inflación se abrió camino con facilidad.

El Plan de Crecimiento y Empleo sancionado en el año 2009, junto con el Plan Juncker, el Nuevo Pacto Verde y el programa Europa Próxima Generación, son solo algunos ejemplos de los muchos planes de “estímulo fiscal” que finalmente fracasaron en revertir el estancamiento relativo de Europa frente a otras regiones del mundo.

Las metas fiscales dispuestas en los acuerdos de Maastricht tampoco pudieron ser cumplidas en tiempo y forma por ninguno de los miembros de la UE. Ni siquiera Alemania logró completar estos objetivos de déficit y deuda pública a través del tiempo.

Economía

Argentina incumple con el FMI: El Gobierno quiere tomar más deuda externa para evitar un default, y el Riesgo País se disparó a los 2.400 puntos

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El “plan platita” del ministro Massa significó la ruptura definitiva de los lineamientos acordados con el FMI. El organismo no aprobará el último desembolso previsto para fin de año, y el kirchnerismo quiere apostar al endeudamiento externo para cancelar los vencimientos de noviembre y evitar el default.

La estrategia del ministro Sergio Massa le está costando muy caro al país, y dejará secuelas preocupantes ya no tan solo al próximo Gobierno, sino tan pronto como termine la contienda electoral en el mes de noviembre.

En los hechos, el lanzamiento del “plan platita” rompió con los lineamientos del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Todas las metas trimestrales fueron incumplidas en lo que va del año, y nada hace pensar que no vuelvan a ser violentadas para el último tramo que resta hasta diciembre.

Se estima que las medidas de Massa, entre reducciones impositivas y el sideral aumento del gasto público, tendrá un impacto fiscal de por lo menos el 1% del PBI, pero la cifra crece todos los días conforme se van agregando más y más medidas en favor de la campaña del candidato kirchnerista. 

El acuerdo con el FMI establece un tope del 1,9% del PBI para el déficit primario de fin de año, un número imposible de alcanzar con los parámetros que llevó a cabo este Gobierno. En consecuencia, tampoco será posible llegar a la meta de asistencia monetaria, y del mismo modo la acumulación de reservas netas en el BCRA también podría ser insuficiente.

Debido a estas condiciones, se descuenta casi como un hecho que el FMI no aprobará el próximo desembolso previsto para la Argentina en US$ 2.500 millones, que en teoría debe realizarse en el último bimestre del año. Todo indica que la cadena de desembolsos sólo podrá ser restaurada en un próximo Gobierno, con más credibilidad y con un plan consistente. 

Este incumplimiento deja al país al borde del default, con todas las consecuencias que ello implica. El Gobierno de Alberto Fernández tratará de recurrir al endeudamiento externo para financiar los vencimientos restantes del año (ya que no podrán ser cancelados con los desembolsos como se hacía hasta el momento), y la fuente para hacerlo podría volver a ser la CAF y las líneas de crédito de corto plazo que ofrece Qatar.

Cabe destacar que entre finales de 1988 y principios de 1989, uno de los elementos que disparó la hiperinflación fue la ruptura de la cadena de desembolsos que mantenía el país con el Banco Mundial, después de que el Gobierno de Alfonsín incumpliera las metas acordadas.

El índice de Riesgo País se disparó a los 2.375 puntos básicos al cierre del día jueves, mientras que los bonos soberanos sufrieron una verdadera paliza y cayeron entre 2% y 5%. Llevan retrocediendo toda la semana, y el panorama se torna cada vez más adverso.

Por su parte, el índice bursátil S&P Merval sufrió una estrepitosa caída de hasta el 6% al término del día jueves, incluso cuando la Reserva Federal decidió no subir las tasas de interés en Estados Unidos. El riesgo argentino ya no se explica por ningún shock externo, sino por la disfuncional política fiscal de Sergio Massa, Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

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Economía

Papelón de Bullrich: A pesar de haber prometido eliminar las retenciones “el día 1” en las PASO, ahora su equipo admite que podría demorar hasta 6 años

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Lo confirmó Guillermo Bernaudo, uno de los asesores de la candidata de Justos por el Cambio en relación al agro. Muy lejos de sus promesas originales, ahora se plantea un cronograma de rebajas graduales similar al que había implementado Macri en 2018.

La cantidada de Juntos por el Cambio Patricia Bullrich volvió a desdibujar su discurso, y las promesas que había hecho durante la campaña de las PASO se quedan cada vez más lejos. Una de las diferencias que trató de marcar con Horacio Rodríguez Larreta fue precisamente la velocidad en la quita de las retenciones, a lo cual Bullrich prometía un shock “inmediato”.

En un principio prometió que se eliminarían el día 1 después de asumir, aunque compensado por una suerte de “ahorro forzoso” que más tarde se devolvería. Pero las últimas declaraciones de Guillermo Bernaudo, asesor en temas agropecuarios, sugirieron más bien una estrategia extremadamente gradualista que podría demorar entre 5 y 6 años para quitar las retenciones.

Queda en evidencia que realmente no había ninguna diferencia entre el programa de Larreta y el de Bullrich, y que la candidata decidió mentirle descaradamente a los que fueron originalmente sus votantes en las PASO, pensando que apoyaban a algo diferente a su contrincante en la interna.

La candidata de JxC también aceptó la figura de Carlos Melconian como eventual ministro de Economía, otra vez en contradicción con sus allegados más cercanos durante la campaña de las primarias.

El principal problema con el cronograma de reducción gradual para las retenciones es la continuidad en el tiempo. El expresidente Mauricio Macri instrumentó una estrategia similar a partir de enero de 2018, mediante el llamado “Plan de Fortalecimiento de las Economías Regionales”, que incluía a las exportaciones más relevantes como la soja, el trigo, el maíz, el girasol y sus derivados.

De acuerdo al plan de Macri, las retenciones disminuían a razón de un 0,5% por mes (6 puntos por año), hasta verse eventualmente eliminadas entre 2020 y 2021. El cronograma de reducciones fue rápidamente abandonado en septiembre de ese mismo año ante la menor contingencia, y fue Carlos Melconian uno de los asesores que recomendó explícitamente el fin del plan.

La sola idea de continuidad durante períodos de tiempo tan extensos luce poco plausible a la luz de los hechos de la anterior gestión de Cambiemos. La credibilidad del espacio es muy baja, y los productores podrían demorar años en responder a los incentivos que se les pretende dar, postergando las liquidaciones y esperando mejores condiciones para hacerlo en el futuro.

No solo se propone repetir el mismo camino fallido que se intentó en el pasado, sino que además se promete que el ejecutor de las medidas será nada menos que Melconian, el mismo que propuso boicotear el cronograma en 2018.

Por no mencionar que el discurso de Patricia Bullrich alrededor de las retenciones agropecuarias cambió incesantemente desde el comienzo de las elecciones primarias, dejando en claro que no existe un plan concreto en Juntos por el Cambio, como denunciaba el economista y asesor Ariel Coremberg.

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China

China lidera el ranking global de éxodo de empresas: Ya suman 13.500 las que abandonaron el país en 2023

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Se trata de una suma superior a la de cualquier otra economía del planeta. Las políticas de Xi Jinping paralizaron el proceso de apertura iniciado en 1978. En contraste, la economía de Estados Unidos sigue recibiendo inversiones y creció casi el doble que China en el segundo trimestre del año.

La llegada de Xi Jinping marcó el comienzo de una debacle en el proceso aperturista que experimentaba el país desde 1978. El peso de las empresas estatales en relación al total de la economía volvió a crecer paulatinamente desde 2016, y las estrictas regulaciones sobre la salida de capitales no fueron abandonadas como China había prometido en el año 2000.

Las empresas dirigidas por el Estado chino llegaron a representar el 80% de las ganancias industriales en el año 1978, y redujeron su participación al 20% para 2016, gracias a un ambicioso proceso de privatización y desregulación iniciado por Deng Xiaoping.

Sin embargo, a partir de 2017 el régimen de Xi Jinping torció el rumbo, y para mediados de 2018, la participación de las empresas estatales llegó al 30% y sigue creciendo hasta el día de hoy, ubicándose más cerca del 40%.

El creciente riesgo geopolítico de la dictadura también genera incertidumbre en los inversores, ya que incluso para los parámetros de ese país, la dirección de Xi Jinping demostró ser la más totalitaria y personalista en décadas.

La segunda economía más grande del mundo lidera el ranking mundial de inversores millonarios que deciden probar suerte en destinos más seguros, según un reciente sondeo de la firma Henley & Partners, especializada en la migración de inversiones.

Esta trayectoria también se ve reflejada en la estrepitosa caída de la inversión Greenfield, que se redujo a la mitad entre 2019 y 2022. Estos proyectos de Inversión extranjera directa (IED) involucran a un inversor no residente que construye desde cero las instalaciones para llevar a cabo un proyecto propio o subsidiario con socios locales.

El informe de Henley & Partners evidenció que Australia fue el destino más atractivo para la recepción de inversores, muchos de los cuales huyeron de China. Este país llegó a recibir hasta 5.200 inversores millonarios en lo que va del año. Otro destino destacado fue Singapur, que mantiene reglas de juego estables y amigables para la iniciativa privada.

En contraste del progresivo estancamiento de China, la economía de Estados Unidos llegó a atraer hasta 2.100 inversores millonarios en 2023. La economía más grande del mundo obtuvo un crecimiento sólido del 2,1% en el segundo trimestre del año, mientras que China a duras penas consiguió alcanzar el 0,8% en el mismo período.

Dadas las proyecciones de crecimiento anual para ambos países, la tan anticipada “convergencia” entre el PBI de China y Estados Unidos podría producirse de manera mucho más tardía de lo que anticipaban los expertos en los últimos 15 años. De hecho, existe la posibilidad de que no pueda llegar a producirse nunca.

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