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Economía

Gestión Massa: El déficit fiscal aumentó más de un 300% en el último año y acumuló $1 billón de pesos hasta abril

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El déficit primario marcó un rojo de $331.373 millones al cierre de abril, el cuarto aumento consecutivo en términos del PBI. Los pésimos resultados fiscales del ministro Massa amenazan con desarticular la meta del acuerdo con el FMI pautada para el segundo trimestre.

El Gobierno debe lidiar con una crisis que se ramificó muy rápidamente en tres frentes: la crisis sobre las reservas del Banco Central, el creciente ritmo de aumento en el déficit fiscal y su contracara con una mayor necesidad de financiarlo a través de emisión monetaria.

El Ministerio de Economía confirmó que el déficit primario ascendió a los $331.373 millones al cierre de abril, marcando un brutal aumento superior al 300% con respecto al mismo mes de 2022. Se registró un déficit financiero de $407.388 millones contabilizando el pago de intereses por la deuda pública, y en este caso el aumento interanual llegó a representar el 178% contra abril de 2022.

De esta manera, el informe del Ministerio reconoce oficialmente que el déficit primario acumulado al primer cuatrimestre alcanzó los $1.021.301 millones y representó hasta el 0,59% del PBI de referencia. Se trata del cuarto aumento consecutivo sobre el déficit primario medido con respecto al PBI, una dinámica extremadamente peligrosa que no solo compromete la estabilidad de precios sino además el acuerdo mismo con el FMI.

Con estas estadísticas, al Gobierno solamente le resta un saldo excedente por $160.000 millones como margen para el déficit primario hasta que finalice junio, pero las perspectivas es que la meta no pueda cumplirse de la misma manera en que tampoco pudo respetarse la pauta para el primer trimestre. Sin prácticamente nada que mostrar en materia fiscal y de reservas, las negociaciones con el FMI para la normalización de los desembolsos se recrudecen.

El equipo del ministro Sergio Massa fracasó irremediablemente en su objetivo de “orden fiscal” anunciado en agosto del año pasado. Los ingresos totales del Gobierno nacional ascendieron a los $1,8 billones de pesos y crecieron más de un 71% en los últimos 12 meses, quedando claramente rezagados con respecto a la inflación (estimada en 108,8%). 

Por otra parte, los gastos primarios llegaron a representar los $2,2 billones en abril y aumentaron hasta un 88,2% interanual, nuevamente por debajo de la inflación. De hecho, el gasto primario en términos reales se desplomó 9,7% interanual en abril, pero los ingresos cayeron aún más (hasta un 17,6% interanual). 

El proceso inflacionario es tan violento que el Gobierno está perdiendo el control sobre las finanzas públicas. La previsibilidad se torna prácticamente imposible, las cifras plasmadas en el Presupuesto 2023 ya no tienen sentido y la inflación erosiona cada vez más tanto los ingresos como los egresos del sector público.

La meta fijada por la cuarta revisión del acuerdo con el FMI preveía un déficit primario del 1,9% del PBI en diciembre, pero el Gobierno tendrá que negociar aumentarlo por lo menos al 2,4% del producto para poder cumplir, desarticulando así todo el programa y dejando al país sin ningún tipo de ancla para domar la inflación.

Pero incluso cumpliéndose las metas anteriores, al problema fiscal se le añade la bomba por los pasivos remunerados en el Banco Central. El pago de intereses por estos instrumentos ya casi rompe la barrera del 5% del PBI tomando los últimos 12 meses, lo cual equivale a prácticamente el doble de lo que representa el déficit primario. Sobre esta última partida Massa se queda sin recetas, y aún se resiste a tomar medidas para contener el crecimiento de la deuda remunerada en el BCRA. 

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Bear Market Total: La actividad económica se desplomó un 3,8% en el mes de abril en medio del estallido cambiario

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Las estimaciones de la consultora Orlando Ferreres advierten por una fuerte reversión del nivel de actividad por la sequía, la caída del consumo y el violento aumento de la inflación. La recuperación prometida por el equipo de Massa no aparece.

Aunque el Secretario de Industria de Massa, José de Mendiguren, insiste en que uno de los objetivos fundamentales del equipo económico es “sostener el nivel de actividad”, las estadísticas más recientes dan cuenta de que la realidad es diametralmente opuesta a esto. La recuperación que promete el Gobierno no solo no llega, sino que se profundizan los síntomas recesivos.

El índice de actividad económica elaborado por la consultora Orlando Ferreres cayó fuertemente hasta un 1,8% en el mes de abril, según la serie desestacionalizada del indicador. Por otra parte, la actividad sufrió un derrumbe de hasta el 3,8% en comparación con el mismo mes del año pasado. No se veía una caída interanual semejante desde octubre de 2020.

Asimismo, se registró un retroceso del 0,4% en los primeros cuatro meses de 2023 en comparación con el mismo período de 2022. Si bien el primer trimestre sorprendió al mostrar un nivel de actividad ligeramente superior a lo que sugerían las previsiones, el segundo trimestre avanza en dirección opuesta y el país vuelve a sumirse por el camino de la recesión.

Como era de esperarse, la caída interanual más violenta se observó en el rubro de la agricultura, ganadería, caza y silvicultura que alcanzó el 39,5%. También se observó una profunda caída del 11,5% en servicios de electricidad, gas y agua, mientras que la intermediación financiera cayó un 2,5% interanual, el transporte y comunicaciones hasta un 2,4%, y las ventas de comercio minorista retrocedieron un 0,8% en los últimos 12 meses.

La producción industrial sufrió una caída interanual del 0,4%, aunque acumuló un repunte del 1,1% en la comparación anual de los primeros 4 meses de 2023 y el mismo período del año pasado.

Para los próximos meses anticipamos una tendencia similar a la del mes en análisis, con el agro liderando la caída y el resto de los sectores más fríos. Mirando la segunda mitad del año la incertidumbre es muy alta y el devenir de la actividad dependerá de la evolución de la macroeconomía, y de las definiciones que se den en materia política”, advierte el informe de la consultora.

El panorama de crecimiento y recuperación que patrocina el oficialismo no existe. El mes de abril se vio marcado, además, por un violento estallido cambiario: el dólar paralelo se disparó hasta un 25% entre el 10 y el 25 de abril, alcanzando un récord de $495.

Massa perdió toda la confianza que había ostentando en la segunda mitad del año pasado, y el tipo de cambio paralelo permanece en valores lindantes a los $500. La inflación de abril alcanzó el 8,4% y la variación interanual llegó a casi el 109%, un escenario que se habría vuelto a repetir según las estimaciones sugerentes para el mes de mayo.

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Economía

Massa endeuda a la Argentina por US$ 21.000 millones de dólares con China para llenar las reservas del Banco Central

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El Gobierno confirma una masiva ampliación del swap con China, y las reservas de libre disponibilidad se duplican de 5.000 a 10.000 millones de dólares. También se aprobó un crédito por US$ 3.000 millones para obras de infraestructura, energía y transporte público.

El Gobierno kirchnerista decidió profundizar brutalmente el endeudamiento externo con la dictadura china, a fin de postergar una mayor devaluación sobre el tipo de cambio oficial. La gira del ministro Sergio Massa en China terminó por renovar el swap con este país por otro período de 3 años.

De esta forma el swap con China aumenta hasta un total de 18.000 millones de dólares, que en definitiva constituye un préstamo que tarde o temprano deberá ser afrontado. El Banco Central amplía sus reservas de libre disponibilidad en el swap de US$ 5.000 millones hasta US$ 10.000 millones.

La ampliación de las reservas disponibles en el BCRA servirá a dos objetivos principales: por un lado continuar financiando importaciones y operaciones de comercio exterior (principalmente con China y Brasil), y en segundo lugar para facilitar una mayor intervención del dólar en los mercados alternativos legales como el CCL o el dólar MEP

El endeudamiento externo es la principal (y prácticamente la única) herramienta que le queda al Gobierno para seguir postergando un fuerte salto discreto sobre el tipo de cambio oficial.

Por otra parte, el régimen comunista que encabeza Xi Jinping aprobó una línea de crédito de hasta US$ 3.000 millones para financiar diversos proyectos en obras de infraestructura, energía y transporte público. Se trata de un préstamo pensado como parte del programa de la “Ruta de la Seda”, que se dedica a financiar proyectos de infraestructura en todo el mundo.

Estos adquirieron un reciente relevancia por la frontal iniciativa de la Primera Ministra Giorgia Meloni por retirar a Italia de este acuerdo lo más pronto posible. Argentina sigue el camino diametralmente opuesto y profundizará su dependencia geopolítica con Beijing.

Nuevamente, la principal vocación del Gobierno para suscribir este crédito no es ni fomentar la infraestructura ni mucho menos el comercio internacional, sino simplemente hacerse de una nueva fuente de dólares frescos con los cuales poder seguir sosteniendo la sangría de reservas del BCRA.

En total, la gira de Massa amplió el endeudamiento externo con China hasta los 21.000 millones entre el swap y los créditos diferenciales para infraestructura. En pocas horas, el ministro de Economía aumentó la carga de la deuda con el régimen chino en una suma equivalente a la mitad del préstamo con el Fondo Monetario Internacional.

Por otra parte, el Ministro también apunta a acelerar los desembolsos del FMI para seguir robusteciendo las reservas internacionales y llegar a las elecciones sin un caos cambiario tan pronunciado.

Massa y el FMI negocian el cierre de un acuerdo definitivo para las próximas dos semanas, ya que los lineamientos anteriores (los que corresponden a la cuarta revisión del programa) se encuentran totalmente boicoteados: el Gobierno incumplió prácticamente todas las metas, incluyendo las fiscales, las monetarias y las pautas de acumulación de reservas.

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Economía

El milagro económico polaco: Las reformas que derrumbaron el comunismo y el nazismo introduciendo el libre mercado

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La economía polaca enterró el dirigismo estatal para abrazar el libre mercado. Las masivas privatizaciones, la desregulación, la apertura comercial y la reforma del Estado fueron los grandes pilares del milagro.

El profundo proceso de transformación y cambio que desempeñó la economía polaca en la década de 1990 es considerado como uno de los milagros económicos más impactantes del mundo, y ya no tan solo entre las economías que lograron salir de la cortina de hierro soviética.

De hecho, el caso polaco es tenido como el ejemplo más sobresaliente en lo que a reformas post-comunistas respecta, superando a países como Hungría e incluso comparable con la apertura de China a partir de los años 80s.

El logro de Polonia es doble, ya que no solo logró en unos años reformar toda la economía comunista, si no que también eliminó todos los atisbos de la economía Nazi que habían sido introducidos durante su ocupación durante la Segunda Guerra Mundial.

Colapso del sistema comunista y reformas estructurales

Para la década de 1980 la economía planificada entró en una situación de estancamiento sistémico, mientras que la dictadura socialista debió lidiar con importantes problemas de abastecimiento como contraparte de una situación de sobrante monetario (un problema típico entre las economías socialistas).La administración de los “precios políticos” y la represión financiera condujo a una inflación oficial que fluctuó entre 14% y 80% hasta 1988.

La situación se volvió completamente inmanejable a pesar de las remarcaciones oficiales, y el sistema estatal de fijación de precios colapsó en agosto de 1989. El IPC aumentó violentamente un 39,5% en agosto, 55% en octubre y casi 80% en enero de 1990. La inflación interanual se disparó del 185% en agosto de 1989 a casi el 1200% para abril del año siguiente.

Si bien el sistema político del comunismo quedó desarticulado en agosto de 1989, las reformas estructurales a gran escala tuvieron lugar en 1990, entre ellas la total liberalización de precios, el levantamiento del monopolio estatal sobre el comercio exterior, la unificación y liberalización del tipo de cambio, y la apertura comercial al mercado mundial. Para junio de ese año se suspendieron aranceles aduaneros sobre 4.500 posiciones, y se fijó una tasa nominal reducida de sólo el 5,5% promedio para las importaciones.

PBI industrial e inflación mensual en Polonia desde 1985.

Se llevó a cabo una drástica reforma del Estado que llevó el tamaño del sector público desde el 70% del PBI en 1990 al 45% para 1994, y para el año 1999 la participación cayó por debajo del 43% del PBI. Mediante el llamado “Plan Balcerowicz”, Polonia emprendió un programa de masivas privatizaciones, incluyendo las telecomunicaciones, la distribución de gas, electricidad, agua potable, el aparato industrial, e incluso el sistema previsional.

El déficit presupuestario del Gobierno fue completamente erradicado a partir del primer trimestre de 1990, lo que permitió sentar la base para establecer un programa de estabilización anti-inflacionario con rotundo éxito. El Banco Nacional de Polonia fue reformado, dejó de ser una mera dependencia del Gobierno y adquirió independencia, algo que más tarde fue ratificado con la ley bancaria de 1997.

Los resultados del Consenso de Washington

Los resultados concretados por la economía polaca siguen siendo un caso de estudio internacional al día de hoy, ya que significó un precedente histórico para una salida ordenada del comunismo (muy a diferencia de lo que ocurrió en Rusia y Ucrania).

La producción industrial protagonizó un despegue explosivo y llegó a multiplicarse por 6 entre enero de 1992 y marzo de 2023. Las ventas del comercio minorista crecieron más de un 300% en el mismo período. La reactivación económica fue tan contundente que ni siquiera se detuvo por el shock que provocó la crisis de las punto.com entre 2000 y 2001,la gran recesión internacional entre 2008 y 2009.

El PBI polaco acumula un drástico crecimiento del 203,8% entre 1995 y 2023. De ser un país con un ingreso real similar al del promedio mundial hacia 1990, la renta per cápita de Polonia supera hoy en día a la de Grecia, y es similar al ingreso de países como España y Portugal. Asimismo, el PBI per cápita pocalo solo representaba el 53% del ingreso promedio por habitante de Rusia, mientras para el año 2020 fue hasta un 22% superior

PBI industrial, ventas minoristas y desocupación en Polonia desde 1985.

La tasa de desocupación fluctuó entre el 10% y hasta el 20% durante la primera fase de reformas en la década de 1990, habiendo partido de una situación de pleno empleo bajo el comunismo (sin movilidad de factores, con salarios fijados por el Estado, restricción de sindicatos y un nivel de autoritarismo aplastante). 

Las sucesivas reformas para flexibilizar la legislación laboral permitieron adaptar el mercado laboral a las nuevas condiciones de la economía moderna. A partir de 2007 la desocupación cayó a un solo dígito, y desde 2017 se observa una situación de prácticamente pleno empleo, en gran medida existe desempleo friccional explicado por gente que cambia de trabajo (algo que bajo el sistema comunista se encontraba celosamente restringido).

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