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Economía

Javier Milei insistió con la dolarización: Cómo quedaría tu salario si es elegido presidente

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El diputado y economista liberal reiteró su programa para la competencia de monedas y eventual dolarización de la economía ante el foro Llao Llao. La propuesta implica una oportunidad para defender el poder adquisitivo de los salarios y recuperar el crédito doméstico por primera vez en años.

El diputado Javier Milei reiteró que su programa de dolarización (que es en realidad una libre competencia de monedas en la que primará el dólar como la moneda que ya eligen los argentinos) se perfila como la única alternativa viable para recuperar la estabilidad de precios, preservar el poder adquisitivo de los salarios y recuperar el crédito doméstico a largo plazo con tasas razonables.

Así lo anunció frente al foro Llao Llao, como parte de un encuentro con las personalidades políticas más importantes del país y los posibles integrantes de un nuevo Gobierno constituido para diciembre.

El programa de Milei es duramente criticado por la izquierda kirchnerista y el troskismo, pero también fuertemente resistidos por sectores del radicalismo y Juntos por el Cambio (JxC) en general.

Es así que todos los medios alineados a estos sectores políticos están operando fuertemente en contra del candidato liberal. El caso más burdo se trata de C5N, medio kirchnerista que esta semana publicó una nota titulada de la misma manera que esta: “Javier Milei insistió con la dolarización: cómo quedaría tu salario si es elegido presidente“, donde esparcen una batería de mentiras y malas predicciones económicas sobre cómo variarían los ingresos con una dolarización.

¿A cuánto podría quedar realmente tu salario con una eventual dolarización?

Una de las principales críticas a la propuesta, sino la principal, es plantear que una operación de dolarización requiere el rescate de toda la base monetaria y la oferta amplia (que incluye plazos fijos, la deuda remunerada, etc) y como la reservas netas del Banco Central son extremadamente escasas, entonces se requeriría un tipo de cambio verdaderamente estratosférico para poder comprar esos dólares

Muchos economistas y periodistas kirchneristas se aventuraron a “calcular” cifras sobre un supuesto tipo de cambio que resultaría de la dolarización en $2.000 pesos por dólar, concluyendo así que los salarios nominados en dólares retrocederían a niveles irrisorios de menos de 100 dólares mensuales. Pero este planteo es apuntar contra algo que realmente no existe, porque ninguna propuesta seria de dolarización asume operar con ese tipo de cambio

Si bien existen múltiples propuestas para dolarizar la economía y las herramientas varían en consecuencia, uno de los planteos más famosos y pertinentes en esta materia es el que realizan los economistas Emilio Ocampo y Nicolás Cachanosky en su libro “Dolarización: Una Solución para la Argentina”.

Para los autores, una dolarización a tipos de cambio reales completamente disparatados (como por ejemplo los $2.000) sería un sinsentido, porque implicaría una respuesta de overshooting similar a la que ocurrió en Ecuador durante el primer año del programa (la inflación demoró hasta dos años en disminuir a tasas internacionales), y esto es precisamente lo que se pretende evitar para Argentina.

La propuesta de Ocampo y Cachanosky plantea un cambio de régimen y una primera instancia de transición hacia la unificación y liberalización cambiaria, para luego liquidar el balance del Banco Central (con las expectativas de un nuevo régimen) y efectuar la dolarización a un tipo de cambio de equilibrio razonable, más parecido al tipo de cambio blue que ya existe hoy en día

Además, se propone una ambiciosa reestructuración del Banco Central por la cual sus principales activos (adelantos transitorios del Tesoro y Letras intransferibles) serían canjeados por bonos con ley extranjera, mientras que el propio Estado argentino se haría cargo de la deuda remunerada del BCRA para que de esa manera se pueda evitar que el costo se traslade a los ahorristas o al sistema bancario (como ocurrió con el Plan Bonex en la década del 90). 

Con estas directrices principales, explicadas en mayor detalle en la obra de los autores, y dadas las condiciones actuales de la economía, una dolarización podría ser posible por medio de un tipo de cambio que fluctúa entre los $300 y los $400, incluso más bajo que lo que está el dólar blue este 19 de abril tras la fuerte suba.

De esta manera, es falso que el salario de una persona que gana $200.000 pesos por mes bajaría a US$ 100 dólares, si no que quedaría valuado entre US$ 500 y US$ 667 mensuales

No solamente el shock de una dolarización bien planteada podría ser relativamente ameno, sino que además la dinámica de largo plazo demostró ser positiva en todos los países que aplicaron dolarizaciones incluso como la de Ecuador. Los salarios reales de Ecuador se duplicaron entre 2001 y 2022, en el marco de la estabilidad y la vuelta del crédito

Lo que dice y lo que no dice la dolarización: mitos y verdades

Otra crítica muy frecuente a la dolarización es postular que no es el mejor sistema monetario para la Argentina, una crítica compartida por muchos economistas también ortodoxos. 

Por ejemplo, el destacado premio Nobel Robert Mundell (el artífice de la zona Euro) planteaba que para que exista una unión monetaria adecuada, se deben cumplir una serie de requisitos como por ejemplo impuestos similares entre países, regulaciones similares, aranceles similares, y un ciclo económico también similar. Es claro que estas características no se comparten entre Estados Unidos y Argentina, por lo que una crítica apresurada podría concluir el rechazo de la propuesta. 

Sin embargo, lo cierto es que ningún defensor serio de la dolarización postula que la propuesta está libre de defectos y que el sistema es unilateralmente el mejor para el país, sino que se propone como el mejor dentro del abanico de posibilidades que se encuentran a disposición. Ante la manifiesta imposibilidad de tener una política monetaria responsable (por inestabilidad política y falta de credibilidad), la dolarización aparece como una solución de “segundo mejor” que se muestra competitiva ante otras alternativas.

La cuestión de fondo no solo es el debate por el mejor sistema monetario para Argentina, sino también la credibilidad implícita para lanzar cada propuesta. En este sentido, la idea de replicar un plan de estabilización similar a los ensayos de la segunda mitad del siglo XX es una propuesta que apunta a una solución de “primer mejor”, pero con chances de éxito extremadamente acotadas por la escasa reputación del país.

Economía

El poder adquisitivo de la jubilación mínima se desplomó un 30% desde la llegada del kirchnerismo en 2019

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Las jubilaciones y pensiones aumentaron muy por debajo de la suba de los precios a lo largo del Gobierno kirchnerista. Aún con los bonos adicionales, se registró una caída acumulada de casi 7 puntos porcentuales.

El desarrollo del proceso inflacionario es cada vez más desesperante. El haber mínimo jubilatorio bajo la fórmula previsional kirchnerista se desplomó hasta un 27,4% en términos reales desde diciembre de 2019, una caída inédita y a un ritmo similar al de los últimos dos años de la administración Macri. Para este cálculo se tiene en cuenta una inflación cercana al 9% en mayo, aunque las previsiones sugieren que podría cerrar en un número en torno a dos dígitos por primera vez desde abril de 2002.

Bajo la gestión de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, los haberes más bajos aumentaron un 317% mientras que los precios subieron un 474,35% en el mismo período, diezmando brutalmente el poder de compra de los jubilados.

La actualización de los haberes fue tan insuficiente que en la práctica el Gobierno debió hacer uso de bonos adicionales de naturaleza transitoria, y no atados a la fórmula previsional. De esta manera y contabilizado estos ingresos, la pérdida de poder adquisitivo acumulada desde 2019 alcanzó el 6,8%. Sin importar cómo se lo mida, el deterioro del poder de compra de los jubilados es un hecho innegable.

La próxima actualización trimestral del haber mínimo jubilatorio tendrá lugar a partir del 1° de junio y pasará de los $58.665 hasta los $70.937, un aumento del 20,92% de acuerdo a la ley de movilidad jubilatoria. También se pagará un bono extra de $15.000 en junio, $17.000 en julio y $20.000 en agosto. Pero ni así se le puede ganar a la estampida inflacionaria. 

De acuerdo a las proyecciones de inflación plasmadas en el sondeo de expectativas REM del Banco Central, para junio el valor efectivo real de la jubilación mínima será aproximadamente el mismo que había en diciembre de 2019 y para el mes de agosto se estima una caída del 10% sobre el poder adquisitivo. De no ser por los bonos adicionales, que ya están demandando un esfuerzo fiscal considerable para el fisco, las caídas serían del 18% y 30% respectivamente.

El deterioro del poder adquisitivo afecta a la totalidad de las transferencias que mensualmente realiza el Estado, incluyendo el pago de salarios, subsidios, planes sociales, becas, etc. Todo se deteriora progresivamente en términos reales y esto lleva a una conflictividad creciente que el modelo asistencialista del kirchnerismo no es capaz de resolver.

El componente de “ingresos” actualmente conforma el principal factor explicativo para el aumento de la pobreza. La Universidad Torcuato Di Tella sugiere que con la metodología del INDEC la pobreza ya habría superado el 42% en el semestre móvil finalizado en abril, siendo que la última medición del organismo oficial informó de una tasa del 39% correspondiente a diciembre del año pasado.

Por otra parte, la tasa de pobreza en el segmento de personas ocupadas alcanzó al 30% del total en el cuarto trimestre de 2022. Esta tendencia se habría profundizado aún más en los primeros tres meses de este año, algo esperable dado la pérdida en el poder adquisitivo de los salarios en el sector privado informal.

El Gobierno kirchnerista aumentó el umbral de la pobreza general en más de 7 puntos porcentuales con respecto a diciembre de 2019, y hasta 5 puntos considerando al segmento de personas que tienen un trabajo.

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Economía

La economía de México sigue en picada: El ingreso por habitante cayó casi 3 puntos desde la llegada del socialismo

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El sexenio de López Obrador se encamina a ser el de más bajo crecimiento en los últimos 100 años. Aunque la actividad escaló un 1,1% en el primer trimestre de 2023, no logró crecer prácticamente nada desde 2018 y los ingresos registran una caída de casi el 3% en términos reales.

La economía mexicana abandonó su tendencia de crecimiento de largo plazo y enfrenta una tensa situación de estancamiento. El PBI trimestral registró un modesto crecimiento de hasta el 1,1% durante los primeros tres meses de 2023, pero aún con este rebote la actividad sigue en los mismos niveles que tenía en 2018. No se logró ningún avance significativo desde aquel entonces.

Se observó un rebote interanual del 3,7%, ligeramente superior al 3,6% del trimestre anterior pero muy por debajo del 4,4% observado al término de septiembre del año pasado. La recuperación mexicana en la pos-pandemia es una de las peores del mundo, comparable al desempeño de la economía española.

Aún así, para el mes de marzo la actividad observó una caída del 0,3% y el crecimiento interanual se moderó al 2,7% con respecto al mismo mes del año pasado. Las actividades primarias se desplomaron un 1,6% mensual, las secundarias cayeron un 0,9% y el sector de los servicios mostró una disminución del 0,1% en términos reales.

PBI Per Cápita mensual de México entre 1993 y 2023.

La economía solamente creció un 1% desde diciembre de 2018, la cifra más baja para cualquier sexenio registrado en los últimos 100 años. Ningún presidente mexicano independientemente de su signo político terminó su mandato con un crecimiento tan pobre como el que registrara Manuel López Obrador al final de su mandato.

Pero como la población sigue creciendo y el PBI se encuentra estancado, el ingreso real por habitante es cada vez menor y con ello el nivel de vida promedio de los mexicanos. Desde la llegada del socialismo al poder el PBI per cápita real retrocedió un 2,36%, y quebró la tendencia alcista de los últimos 30 años.

Al difícil contexto internacional por la revisión del acuerdo NAFTA y el alza de las tasas de interés se sumaron factores internos que torpedearon constantemente la inversión privada en el país. Las medidas de López Obrador espantan a los inversores y desplazan la iniciativa privada por un rol cada vez más aplastante del Estado.

El presidente socialista dispuso la expropiación de todas las explotaciones de litio, estableció un virtual monopolio de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sobre los contratos energéticos del país, y anuló todas las Zonas Económicas Especiales de México (zonas francas con un régimen impositivo preferencial).

Por otra parte, la gestión sobre el frente fiscal fue aún peor. El déficit primario del Gobierno federal (sin contabilizar las partidas de los Estados locales) partió de una situación de equilibrio en diciembre de 2018 a un rojo de 1,13% del PBI para principios de 2023. El resultado financiero incluyendo la factura por intereses marcó un déficit superior al 3,5% del PBI en el acumulado anual de enero, el más grande desde 1989.

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Economía

Turquía se lanza a bajar la inflación quemando todas las reservas del Banco Central antes de las elecciones

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Las reservas netas cayeron en terreno negativo por primera vez desde diciembre de 2001. El Gobierno turco trató de anclar el tipo de cambio para aminorar la inflación, pero el proceso es completamente insostenible.

De cara a las elecciones presidenciales, el gobierno de Recep Tayyip Erdogan puso en marcha una política monetaria y cambiaria muy poco convencional, a través de la cual el Banco Central de Turquía interviene el tipo de cambio (principalmente con el dólar) para retrasar la evolución de la paridad y generar una suerte de “ancla” anti-inflacionaria.

Es la misma estrategia que siguieron otros países como Bolivia, pero en lugar de adoptar un tipo de cambio nominal fijo se prefiere una flotación administrada. A diferencia de lo que ocurre en Argentina, Erdogan descartó introducir mayores controles cambiarios para dotar de efectividad al ancla cambiaria, pero a cambio debió pagar un costo muy caro en materia de reservas.

La tasa de inflación interanual se moderó del 85,5% en noviembre del año pasado al 43,68% al cierre de abril de 2023, aunque la inflación mensual sigue fluctuando entre el 3% y el 6,6% y se encuentra muy alejada de los valores que tenía antes de la pandemia (cuando promediaba el 1%). 

La inflación núcleo cayó del 70,45% al 45,5% en el mismo período, mientras que la variación interanual de los precios mayoristas bajó del 157,69% al 52,11% en abril. Se observa una fuerte desaceleración de precios en todos los segmentos relevados del mercado.

La variación interanual del tipo de cambio con el dólar estadounidense cayó del 110% en agosto de 2022 a menos de 24% en abril de este año, con lo cual se produjo una fuerte apreciación cambiaria en términos reales. Este proceso abarata las importaciones, desalienta las exportaciones y genera una mayor presión sobre el saldo de cuenta corriente de la economía turca.

Las reservas netas de la autoridad monetaria cayeron al terreno negativo por primera vez desde el año 2001, mientras que las reservas brutas totales descendieron en US$ 26.170 millones entre diciembre de 2022 y mayo de 2023. La política monetaria dispuesta por Erdogan (que llegó a intervenir el Banco Central) ya no se puede sostener por más tiempo.

Inflación y devaluación en Turquía entre 2012 y 2023.

El mandatario turco dispuso de esta estrategia en consecuencia a su frontal negativa para subir las tasas de interés, que sorprendentemente fue incluso rebajada del 14% al 8,5% anual desde agosto del año pasado. El diagnóstico oficialista cree que las tasas de interés “aumentan la inflación”, pese a que casi todos los países del mundo la usan como una herramienta precisamente para disciplinarla.

Se conformó un parche para continuar con la negativa de actualizar las tasas de interés, y al mismo tiempo evitar que la estampida inflacionaria pudiera terminar de erosionar las chances electorales del oficialismo.

Los dogmas de Erdogan llevaron a que el Banco Central impusiera toda clase de artilugios para tratar de contener la estampida inflacionaria, entre ellos el seguro de cambios aplicado para plazos fijos y el aumento de la tasa de encaje legal al 25%. Ninguna de estas medidas demostró resultados significativos, hasta que se lanzó la intervención sobre el tipo de cambio.

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