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Economía

La economía cayó un 12,3% en junio, y acumula una contracción del 12,9% en la primera mitad del año

El INDEC informó que la actividad repuntó un 7,4% en junio con respecto a mayo, pero bajó un 12,3% en comparación con el mismo mes de 2019. La depresión económica acumula una caída del 12,9% en el primer semestre del año.

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Por tercer año consecutivo, Argentina sigue en el camino del pobre dinamismo económico. Lo que empezó como una recesión común en 2018, se transformó en una depresión en el 2020.

Desde marzo de 2018, momento en el cual el país dejó de crecer, se acumula una contracción del 19,1%, la segunda más grande en América Latina, solo por detrás de Venezuela. 

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) del INDEC, estimó que para el mes de junio la caída interanual fue del 12,3%. La actividad empezó a recuperarse desde el mes de abril, momento en el cual se tocó fondo. Entre mayo y junio, la economía repuntó un 7,4%, superando las previsiones de algunas consultoras privadas. 

Aún así, el nivel de actividad es muy bajo, y más que una recuperación formal, lo que Argentina experimenta es un rebote cíclico y natural en la actividad, principalmente de la mano de flexibilizaciones en algunos rubros.

El mes de mayo se caracterizó por la flexibilización de sectores que anteriormente se encontraban en duras dificultades, aunque la zona del AMBA permaneció aislada de este efecto, y el comercio minorista se vio dramáticamente afectado. 

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Desde enero de 2020, la economía acumula una dura contracción del 12,9%, comparando al primer semestre del año con el último de 2019

La actividad se encuentra por debajo del nivel que tenía incluso en marzo, el mes que marcó de la hecatombe económica.
Con excepción de la intermediación financiera y los servicios públicos de electricidad, gas y agua, todos los rubros registraron contracciones interanuales. 

Las duras imposiciones del gobierno impidieron una recuperación en los sectores ligados al turismo y la atención al público.
El sector de servicios comunitarios, sociales y personales, se desplomó un 63,2% con respecto a 2019, mientras que el rubro de hoteles y restaurantes lo hizo en un 62,7%.

El presidente Alberto Fernández culpó a la pandemia por los graves daños causados sobre la economía, y decidió desconocer cualquier tipo de efecto negativo de implantar la cuarentena más larga y estricta del mundo. 

Para Fernández, la economía estaba “poniéndose de pie”, hasta la interrupción por la pandemia, pero las estimaciones del INDEC parecen decir lo contrario. 

La economía argentina no crece desde 2011, y el ingreso por habitante es cada vez menor.

Lo cierto es que, antes de la llegada del covid-19, la administración kirchnerista no había logrado sostener ni siquiera un solo mes de crecimiento mensual

Diciembre de 2019 cerró con una merma mensual del 0,1%, enero y febrero de este año registraron contracciones del 0,3% y 0,4% respectivamente, y marzo (con solamente unos pocos días de cuarentena), registró un derrumbe mayor al 10%. 

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Del mismo modo y sin ninguna excepción, todos los meses de la administración kirchnerista entre diciembre de 2019 y marzo de 2020, registraron una contracción con respecto a igual mes del año anterior

El Presidente no es capaz de ostentar ni el más mínimo logro en materia económica.

El pésimo desempeño de su administración comenzó desde el primer día, y la pandemia sólo llegó para complicar el ya difícil escenario económico. 

La respuesta argentina al problema sanitario, terminó de destruir lo poco que quedaba de la economía. 

El INDEC anunció también la nueva actualización de la canasta básica alimentaria y total, correspondiente al mes de julio. Una familia tipo de cuatro integrantes debió percibir un monto por $44.521,25 para evitar caer en el umbral de la pobreza, un aumento del 39,4% interanual.

Por su parte, se necesitó percibir un total de $18.322 para evitar caer bajo la línea de la indigencia, y este monto varía conforme al tipo de familia y el nivel de integrantes.

Las estimaciones privadas alertan que, bajo la metodología del INDEC, cerca de un 41% del total de la población estaría en situación de pobreza al término del primer semestre del año. Otras estimaciones, como la del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, hablan de un 45% de pobreza, usando una metodología propia.

El bajo nivel de actividad y la poca velocidad de rotación del dinero, permitieron crear una suerte de ilusión en la cual la emisión monetaria no tuvo una contraparte en el aumento de precios

Según previsiones de algunas consultoras privadas, la actividad en julio habría perdido una parte del dinamismo que mostró en junio, a partir del retorno de medidas restrictivas a la circulación y al comercio minorista a nivel país, pero principalmente en la región del AMBA.  

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Economía

La Argentina que dejó el kirchnerismo: Milei recibió un país sin consumo privado, sin inversión y sin exportaciones

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El modelo kirchnerista demostró un agotamiento notable que finalmente condujo a la recesión desde la segunda mitad de 2022. La crisis se profundizó a lo largo del año pasado, y el cuatro trimestre de 2023 finalizó con los principales indicadores macroeconómicos en rojo.

El INDEC anunció los resultados sobre el avance del nivel de actividad y sus principales componentes correspondientes al cuarto trimestre del año 2023, el último de la administración del exministro y fallido candidato Sergio Massa.

Los resultados publicados demuestran el agotamiento de un modelo económico obsoleto. El organismo oficial de estadísticas determinó que la variación desestacionalizada del PBI (a precios constantes) marcó un rojo del 1,9% en el último trimestre del año pasado. El principal termómetro de la economía argentina registró un magro resultado hacia el final de la gestión massista.

La producción industrial sufrió una caída de hasta el 6% interanual en el último cuarto de 2023, el sector del comercio minorista y mayorista registró un retroceso del 3,9%, la producción de electricidad, gas y agua se desplomó un 5,1% interanual, los servicios de intermediación financiera cayeron un 4,4%, y la construcción sufrió un declive de casi un 1% en el mismo período.

No obstante, y pese al arsenal de medidas artificiales y cortoplacistas adoptadas por el exministro, el consumo del sector privado se desplomó hasta un 1,5% entre octubre y diciembre de 2023. 

Los paliativos de corto plazo, las ayudas y los subsidios temporales, poco y nada pudieron hacer para compensar la estampida inflacionaria y la erosión del poder adquisitivo de los salarios (especialmente en el sector informal).

La inversión real de la economía argentina se contrajo casi un 11% en el cuarto trimestre de 2023, superando holgadamente a la variación negativa del mismo período pero del 2022 (que había llegado al 4,5% respectivamente).

El país dejó de invertir cada vez más en renovación de maquinaria, infraestructura, tecnología, etc. Bajo las reglas de juego del exministro Massa, la Argentina se había convertido en un destino fallido para el desarrollo de la iniciativa privada y la inversión a largo plazo.

En otras palabras, el nuevo Gobierno del Presidente Javier Milei no solo heredó una economía en recesión y estanflación (con los precios aumentando a un ritmo del 1% diario), sino que además el retroceso de la inversión en formación bruta de capital deterioró la capacidad instalada del país para poder recuperarse de la crisis. La Argentina se descapitalizó por cuatro años.

Todo esto se suma a la oleada de desequilibrios fiscales, cambiarios, monetarios y de precios relativos que dejó plantados el Gobierno anterior. Al menos un 200% de brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo, un saldo de reservas netas en rojo por US$ 11.000 millones de dólares, un stock de pasivos remunerados equivalente a casi el 300% de la base monetaria (11 puntos del PBI) y un déficit fiscal nacional superior al 6% del producto. Se trata de una de las peores herencias macroeconómicas de la historia argentina.

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Economía

Se desarma la bomba de pasivos remunerados que caen al 5% del PBI y se acerca la salida del cepo

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El stock de las letras del Banco Central se redujo a la mitad desde que el Presidente Milei asumió la dirección del país el pasado 10 de diciembre. También disminuyó notoriamente la emisión monetaria a cuenta de los intereses asociados a los pasivos remunerados.

Las condiciones macroeconómicas idóneas para la liberalización total del mercado cambiario están cada vez más cerca de ser una realidad. Desde el 10 de diciembre del año pasado el Gobierno desplegó un amplio programa de saneamiento sobre el balance del Banco Central, al mismo tiempo en que el Ministerio de Economía equilibró sus finanzas y mitigó la dominancia fiscal sobre la política monetaria.

En solo tres meses de gestión, la administración de Santiago Bausili al frente del BCRA logró reducir el stock de pasivos remunerados del 10,5% al 5% del PBI según estimaciones de las consultoras privadas. La carga por la “bola de nieve” de las Leliq se reconvirtió en el stock de Pases, y este último se vio rápidamente licuado por la evolución inflacionaria.

En tiempo récord, la magnitud de la emisión monetaria a cuenta de pagar los intereses por los pasivos remunerados también se redujo a la mitad, del 10% al 5% del PBI respectivamente desde diciembre de 2023. Este monto también es conocido como el “déficit cuasi-fiscal”, y significaba un verdadero peligro para la estabilización de la economía.

Para poder liberalizar los controles cambios y permitir la libre compra-venta de divisas, el Gobierno apuntó primero a operar sobre los desequilibrios de sobrante de pesos que dejó la gestión anterior. 

Ante una liberalización cambiaria, los agentes (bancos, pequeños ahorristas, etc) podrían verse atraídos por huir del peso hacia el dólar de manera rápida y violenta, provocando así un colapso de la demanda de pesos y de la renovación de los pavos remunerados. 

Esto llevaría rápidamente a la hiperinflación, ya que la cantidad de dinero en circulación podría incrementarse de forma dramática en poco tiempo (y cuando más elevada es la inflación, más rápido es el efecto de la emisión de dinero en el sistema).

El Gobierno del Presidente Milei se propuso evitar a toda costa un escenario hiperinflacionario, por lo que el saneamiento del balance del BCRA haría posible una muy pronta liberalización cambiaria sin el riesgo de provocar la violenta espiral inflacionaria.

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Economía

Las jubilaciones subirán 7 puntos por encima de la inflación en abril y luego aumentarán según IPC de manera automática

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Entre el aumento por inflación, el adicional del 12,5% y el bono de $70.000, las jubilaciones subirán un 62% en abril, lo cual le ganará a la inflación por 7 puntos en términos reales, y se darán incrementos cada mes.

El vocero presidencial Manuel Adorni explicó con más detalles la nueva fórmula previsional, publicada este lunes a través del Decreto 274/24 en el Boletín Oficial, la cual establece que los jubilados y pensionados van a cobrar los aumentos mensuales ajustados por el Índice de Precios al Consumidor.

En conferencia de prensa en la Casa Rosada, Adorni destacó que a la nueva fórmula se le va a adicionar el 12,5% de recomposición y el bono de $70.000 pesos, lo que suma un incremento de aproximadamente 62% en lo que va del año, unos 7 puntos por encima de la inflación acumulada del 55% entre enero y marzo.

Esto cambia radicalmente lo que iba a pasar con los haberes si no se cambiaba la fórmula. El aumento a los jubilados iba a ser de 0% en abril y en mayo”, advirtió el vocero. “En julio empieza a regir de manera plena esta nueva fórmula y se va a hacer el cálculo de cuánto hubiese sido el ajuste sólo aplicando la fórmula anterior, y si hay alguna diferencia se le va a abonar a los jubilados”.

“Esta nueva fórmula es absolutamente coyuntural y apelamos nuevamente a que la política esté a la altura y que en el Pacto de Mayo podamos tener discutida una reforma previsional y una reforma laboral más integrales que hagan que el sistema jubilatorio sea sustentable”, concluyó.

En la misma línea, el comunicado oficial de la Oficina del Presidente anunció el lanzamiento de una nueva fórmula previsional para ajustar los haberes a partir de junio de manera automática, con el objetivo de detener la masiva pérdida de poder adquisitivo en la que se vieron alcanzados los jubilados en los últimos cuatro años.

El equipo económico presidido por el ministro Luis Caputo dispuso que a partir de abril, todos los haberes previsionales (sin ninguna excepción) serán actualizados por la evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC), ese mes y en mayo, el ajuste será por decreto, mientras que a partir de junio se hará de manera automática sin la necesidad de una intervención presidencial.

Este último aumento tiene el objetivo de evitar que la transición entre la nueva fórmula previsional y la anterior pueda provocar cualquier tipo de erosión sobre el poder adquisitivo de los jubilados (como por ejemplo ocurrió entre el último trimestre de 2017 y el primero de 2018).

En otras palabras, el poder adquisitivo de los jubilados dejará de licuarse con las nuevas reglas de juego del sistema, al mismo tiempo en que se espera un fuerte descenso de la tasa de inflación para los próximos meses. Conforme disminuya la inflación, las jubilaciones podrían aumentar en términos reales debido a que la fórmula siempre se ajusta por el dato del IPC del mes anterior (y viceversa cuando la inflación aumenta).

Asimismo, el nuevo esquema presentado garantiza una mayor estabilidad en la relación del gasto previsional con respecto al PBI. De esta manera se facilita la tarea de confeccionar presupuestos, y de destinar los recursos correspondientes a los jubilados y pensionados sin incurrir en errores por falta de actualización.

La fórmula previsional kirchnerista ajustaba los haberes de acuerdo al índice RIPTE de salarios (el cual perdió contra la evolución de los precios en los últimos 15 años), y al mismo tiempo se componía por la recaudación de la seguridad social (también muy inestable debido a la gran cantidad de empleo informal). Esta fórmula fue directamente responsable de que el poder adquisitivo de una jubilación mínima cayera casi un 40% entre diciembre de 2019 y diciembre de 2023.

El Gobierno anterior desplegó una serie de bonos adicionales para tratar de compensar (parcialmente) la debacle sobre las jubilaciones, pero estos únicamente se aplicaron sobre el haber más bajo. Las jubilaciones medias y altas no se vieron alcanzadas por los bonos, y esto deterioró todavía más los escasos incentivos existentes para aportar al sistema previsional.

La legislación laboral vigente demostró ser abiertamente disfuncional en vista a la tamaña proporción del empleo no registrado en relación al total del trabajo de la Argentina, y los incentivos nocivos del sistema de reparto estatal no hacen más que acrecentar la tendencia.

El Gobierno también apunta a erradicar el déficit del sistema previsional operando desde el punto de vista de sus ingresos. En este sentido, se apunta a la flexibilización de la legislación laboral (más puestos formales potenciales para aportar al sistema) y la mejora de los incentivos para el esfuerzo.

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