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Economía

La gestión Massa en datos: Explosión del dólar, estancamiento productivo y caída del salario real

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Los cuatro meses de gestión del ministro de Economía arrojaron resultados decepcionantes sobre la actividad real y los ingresos. La economía se conduce por una “recesión administrada” por el estricto control del comercio exterior y la represión financiera. 

Con el cambio de año, muy lentamente empieza el ciclo electoral, y los operadores políticos que responden al ministro Sergio Massa se apresuran a reflotar la ya muy deteriorada imagen de la coalición oficialista, a fin de posicionarlo como un posible candidato.

Así, la maquinaria propagandística del Frente de Todos ha empezado a hablar en buenos términos de la situación económica del país, y diputados de todos los partidos de la coalición han acudido a las redes ha hablar de los resultados económicos de la gestión Massa.

Pero al contrario de lo que sugiere la propaganda política, la gestión del Frente Renovador al frente de la cartera de Economía arrojó resultados extremadamente pobres en materia de actividad real, inflación, dólar y salario real

La economía abandonó casi completamente el dinamismo que había mantenido durante el primer semestre de 2022, y para el último trimestre del año las señales recesivas fueron evidentes

La actividad real y la producción industrial

La administración Massa condujo a la economía argentina al estancamiento. El índice EMAE elaborado por el INDEC abortó el crecimiento en agosto, cayó un 0,22% en septiembre y otro 0,28% en octubre. El aparente programa de “estabilización” del Ministro no logró apuntalar el crecimiento.

De los cuatro meses de la gestión Massa, la actividad real solamente tuvo crecimiento en agosto. La economía sólo creció un 0,28% entre julio y octubre, contradiciendo de esta manera al hipotético 1,7% que publicitaron los operadores de Massa en redes sociales. La consultora OJF & Asociados estima que la economía habría caído otro 0,3% en noviembre, acumulando así un fuerte saldo negativo desde agosto. 

El desempeño de la actividad industrial fue aún peor. El INDEC informó que el IPI manufacturero se derrumbó un 1,14% en octubre, y no logra crecer desde el estallido inflacionario de julio. La gestión Massa no solo no logró revertir el estancamiento industrial, sino que lo profundizó.

El equipo del Ministro evitó permitir una mayor liberación de transacciones en el mercado cambiario, e incluso disminuyó el ritmo de devaluación del dólar oficial. Pero para sostener esta situación, se eligió el camino por una “recesión administrada” a partir de los controles a las importaciones y la represión financiera sobre la actividad interna. 

Actividad económica y producción industrial entre 2017 y 2022.

Inflación y salario real

La inflación mensual disminuyó del 7,4% durante el “batakazo” del mes de julio al 4,9% en noviembre. Las estimaciones para diciembre sugieren que los precios minoristas tendrán un aumento de entre el 5% y el 6%.

El promedio de inflación mensual entre agosto y noviembre fue del 6,1%, un rango holgadamente superior al 5,3% del primer semestre de 2022 durante la administración Guzmán. 

Asimismo, el nivel de la inflación mensual bajo la gestión de Sergio Massa es de casi el doble de la que hubo en el promedio de 2021, cuando osciló en el 3,48% mensual entre enero y diciembre. 

Incluso considerando la tenue desinflación desde agosto, lo cierto es que los salarios también moderaron su ritmo de expansión y perdieron sistemáticamente contra los precios. El INDEC confirmó que los ingresos reales cayeron un 0,45% en agosto y hasta un 1,1% en octubre. Las estimaciones para el mes de noviembre sugieren una caída del 1,8%.

Solamente hasta el mes de octubre los salarios reales acumularon una caída del 1% con datos publicados por el INDEC, con lo cual no existe ningún tipo de evidencia de recuperación alguna en materia de ingresos. 

Evolución del salario real y la inflación mensual durante la administración Fernández.

Déficit fiscal y reservas

La administración Massa continuó con el cumplimiento del programa con el FMI, y si bien el Ministerio de Economía aún no publicó el resultado fiscal de diciembre, se estima altamente probable que se logre cumplir la meta trimestral correspondiente. 

El déficit fiscal del Sector Público Nacional (SPN) disminuyó del 3% del PBI en julio al 2,7% en noviembre, y las proyecciones indican que la meta de 2,5% para diciembre es factible. El resultado financiero total se mantuvo estable en torno al 4,6% del PBI entre julio y noviembre, principalmente por la vuelta del crecimiento del peso de los intereses de deuda pública. 

El equipo económico consiguió arribar a un nivel de reservas internacionales netas por US$ 4.645 millones al término del último trimestre de 2022, sólo por medio de las liquidaciones extraordinarias por los sucesivos “dólar soja” y por los propios desembolsos del FMI. 

El Fondo Monetario facilitó enormemente el cumplimiento de las metas trimestrales, ya que fueron reajustadas constantemente hacia la baja para que el Gobierno pudiera evitar el default. 

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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