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Economía

La gran oportunidad perdida: a 15 años del rechazo del Foro de Sao Paulo al ALCA que condenó a la pobreza a toda la región

El 5 de noviembre se cumplieron exactamente 15 años de la IV Cumbre de las Américas, realizada en Mar del Plata, cuando el Foro de Sao Paulo rechazó un acuerdo de libre comercio en todo el continente y condenó a la región a la pobreza del socialismo.

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Se denominó como Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) al proyecto de acuerdo multilateral que pretendía abarcar todo el continente (con la sola excepción de la dictadura cubana), en lo que prometía ser la apertura aduanera más grande en la historia de América.

El acuerdo implicaba retomar finalmente, después de décadas de olvido, aquella iniciativa iniciada entre 1885 y 1889, en la cual Estados Unidos había propuesto una unión aduanera para todo el continente. Esta propuesta había sido rechaza por el Gobierno argentino, encabezado en aquel entonces por Miguel Juárez Celman. 

Por su parte, el ALCA surgió en la década de 1990, a raíz de las grandes transformaciones económicas que estaba viviendo América Latina y, en general, prácticamente todos los países del mundo. El rumbo del mundo era claro: avanzar hacia la liberalización comercial y la integración de los mercados. 

El acuerdo fue inicialmente firmado en la Primer Cumbre de las Américas en 1994, realizada en Miami, Estados Unidos. La iniciativa ya había sido consensuada con anterioridad, y el ex presidente Bill Clinton encabezó las primeras aproximaciones del proyecto. 

En 2005, luego del cambio de gobierno, el entonces presidente norteamericano George W. Bush se había comprometido concretar la liberalización comercial y avanzar hacia el desarrollo del continente. El Presidente republicano se mostraba favorable a profundizar el llamado “Consenso de Washington” para promover el desarrollo en la región. 

El presidente George W. Bush, exponiendo las ventajas de libre comercio para el desarrollo y el crecimiento, en respuesta a las críticas del Foro de Sao Paulo.

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El objetivo del acuerdo era reducir las barreras arancelarias y cuantitativas para poder incrementar notablemente la competitividad en el continente, y así poder hacer frente a la industria de China, India, y otros mercados emergentes. 

La profundización y el desarrollo en las relaciones comerciales aceleraría el proceso de especialización en cada país. De haberse concretado, habría significado grandes oportunidades para aquellos países que disfrutaban de un histórico boom en el precio de los bienes exportables.

Sin embargo, la persistente oposición de aquellos mandatarios alineados al Foro de Sao Paulo boicoteó el proyecto, y logró mantener desvinculada del mundo libre a una gran parte de la región. 

Estos mandatarios fueron Néstor Kirchner, Hugo Chávez, Evo Morales y Lula da Silva.

Este grupo, conglomerado detrás de lo que después se dio a conocer como “socialismo del siglo XXI”, instaló una agenda ultra-proteccionista y socavó cualquier chance de integración económica y financiera.

En vez de querer desarrollar su economía a través de la competencia y de un sistema impositivo competitivo, estos países decidieron tomar el camino del socialismo absoluto, cerrando sus economías del mundo, prohibiendo importaciones y dando subsidios a empresas locales que hace años producían sin generar ganancias.

Reunión de la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata, celebrada en 2005.

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Argentina y Venezuela fueron los países que más se adhirieron a este esquema aislacionista, ostentando los peores resultados económicos de la región. Por su parte, Brasil y Bolivia siguieron el mismo camino, aunque con menor intensidad. 

El libre comercio no va a solucionar nuestra pobreza. Los que todavía creen en eso, olvídense de ese cuento. Reformas estructurales. Veneno. Verdadero veneno para nuestras economías”, afirmaba el dictador socialista, Hugo Chávez. 

Sin ninguna duda, los entonces presidentes Néstor Kirchner y Hugo Chávez habían utilizado el rechazo a este acuerdo comercial para consolidar su base de seguidores izquierdistas, y mostrarse unidos en los primeros años del Foro de Sao Paulo.

A 15 años de su rechazo, queda finalmente en evidencia cuál era el camino para reducir la pobreza y cuál era el camino para profundizarla. La pobreza venezolana alcanzó cifras históricas y alarmantes, superiores al 80% de la población en 2017.

Para el caso argentino, a pesar de las protecciones arancelarias, las trabas cuantitativas a las importaciones y las numerosas regulaciones en el mercado de cambios, la industria se mantuvo cayendo desde 2010, según el índice IPI manufacturero que elabora mensualmente el INDEC. La tasa de empleo, también medida por el INDEC, advirtió que el país no logró crear puestos de trabajo privados formales desde 2011

El modelo del Foro de Sao Paulo resultó ser un rotundo fracaso, y los países que abrazaron sus ideales entraron en crudas recesiones entre 2011 y 2019.

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Ante la negativa de un acuerdo multilateral, aquellos países interesados en profundizar sus relaciones comerciales y ganar competitividad, decidieron avanzar con acuerdos bilaterales, como fue el caso de Chile, México, Perú, y Panamá, entre otros. 

A partir del 2011, el proceso de altos precios en los bienes exportables comenzó a declinar ligeramente, acensuándose en 2016 y 2017. En este período, se hizo notar con fuerza el costo del rechazo al ALCA. 

Mientras que las economías de los países que aprovecharon sus ventajas comparativas y suscribieron acuerdos bilaterales crecieron más de 20% entre 2011 y 2018 (según el Banco Mundial), los más alineados con el proteccionismo o bien no crecieron, o bien se derrumbaron. 

Brasil creció un magro 0,15% en ese período, a raíz de la crisis financiera y política durante el último mandato de Dilma Rousseff. Argentina y Venezuela, por su parte, disminuyeron el tamaño de sus economías en un 2% y 47% respectivamente.

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Economía

¿Nueva guerra comercial con China? Biden apunta a triplicar los aranceles para la importación de acero y aluminio

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La administración Biden amenaza con lanzar una nueva ofensiva arancelaria contra el ingreso de productos chinos, una maniobra que podría conducir a una pronta respuesta por parte del gigante asiático.

El giro proteccionista de la Casa Blanca bajo la presidencia de Joe Biden se hace cada vez más evidente. Pese a prometer lo contrario en su campaña electoral, Biden promete redoblar los aumentos tarifarios contra China y otros países del mundo.

Hasta ahora, las medidas proteccionistas del Gobierno se focalizaron en subsidios encubiertos, como por ejemplo los dispuesto en la llamada “Ley de Reducción de la inflación” del 2021. Pero esta vez se estudia abiertamente un nuevo rediseño del sistema arancelario.

El Presidente Biden propuso triplicar el arancel de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, del 7,5% al 25%. Esta resolución amplía una anterior que ya había adoptado el expresidente Donald Trump, en virtud de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial (establecida en 2018). Pero la ley sancionada durante la administración anterior sólo alcanzaba a unos productos específicos, y la propuesta de Biden es generalizar el aumento arancelario sin excepción en todo el sector.

Estados Unidos se constituye actualmente como el cuarto productor mundial de acero, mientras que China ocupa el primer lugar. Semejante participación en el mercado haría muy efectivo el impacto de un arancel sobre la importación de China (con beneficios positivos para la industria local), pero este tipo de medidas resultan en su mayoría estériles, debido a que se espera una pronta respuesta por parte de China y la situación volvería al punto de inicio (o aún peor debido a la persistente volatilidad).

Siguiendo el mismo patrón, la administración Biden intervendrá deliberadamente en la adquisición de US Steel por parte de inversores japoneses, un acto populista y desesperado en medio del clima de la campaña electoral.

Asimismo, el Presidente Biden propuso incrementar los aranceles para la importación de madera canadiense del 8% al 14%, sin ningún tipo de justificación convencional. Esto supone un golpe hacia uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos en la región.Queda en evidencia que la política comercial de Biden no se limita exclusivamente a China.

Biden despliega este paquete de propuestas como respuesta a las medidas prometidas por Trump, entre las cuales se encuentra el establecimiento de un arancel universal del 10% sobre todas las importaciones, y una tasa especial del 60% sobre todas las importaciones de China.

Como es de amplio conocimiento, la dictadura comunista en China se negó a cumplir con la liberalización total de su mercado de divisas, un requisito al que se había expresamente comprometido tras su ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el año 2000. En lugar de ello, solo se dio lugar a una serie de desregulaciones parciales y progresivas que, hasta el momento, no llegaron a desembocar en un mercado libre.

Las políticas proteccionistas se utilizaron como una medida coercitiva para forzar la liberalización cambiaria de China durante la administración de Donald Trump, aunque una vez finalizada la guerra comercial (2018-2020) se llegó a un nuevo status-quo sin mayores cambios en esta materia y con aranceles más elevados entre ambos países (la relación final entre ellos favoreció ligeramente a Estados Unidos).

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Caída en picada de la inflación: Los precios mayoristas subieron un 5,4% en marzo, después de haber alcanzado la hiper en diciembre del año pasado

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La variación mensual de los precios al por mayor se derrumba a un ritmo incluso más rápido que en los precios minoristas. La tasa de inflación general podría retroceder al 6% a partir del mes de abril, según estimaciones privadas.

El INDEC confirmó una nueva y fuerte caída de la tasa de inflación en Argentina: el Índice de precios internos al por mayor (IPIM) registró un aumento del 5,4% en marzo, la variación más baja en lo que va del año. Retrocedió implacablemente con respecto al salto del 10,2% producido en febrero, al 18% de enero, y al estallido del 54% registrado en diciembre de 2023. Esta última cifra constituye técnicamente una situación de hiperinflación.

Se observó un incremento mensual del 6,2% sobre productos de origen estrictamente nacional, mientras que los bienes importados cayeron en un promedio del 1,7% en marzo. La energía destacó de entre los aumentos mensuales, marcando una suba del 12% (debido a la corrección de precios relativos que lleva adelante el equipo económico).

Los precios mayoristas acumularon una suba del 37% entre enero y marzo, muy por debajo del 51,6% de aumento que se registró en los precios minoristas. La inflación mayorista está bajando a un ritmo mucho más acelerado que la minorista, un fenómeno muy común entre los programas de estabilización. Se registró un aumento interanual del 330,6%, debido al efecto de arrastre estadístico después del salto de diciembre. 

El programa de ajuste fiscal y monetario del Gobierno logró tumbar la hiperinflación que había dejado plantada el kirchnerismo en los últimos meses de la gestión de Massa. Este fue sin lugar a dudas el principal objetivo de las medidas de emergencia que se tomaron a partir del 10 de diciembre.

La caída de la variación mensual en los precios mayoristas fue contundente. El Índice de precios básicos al por mayor (IPIB) registró un aumento incluso menor y en torno al 4,9% al cierre de marzo, un indicador que excluye el efecto impositivo sobre los precios relevados.

Asimismo, el Índice de precios básicos del productor (IPP) marcó un aumento del 5% en marzo, y nuevamente el salto de la energía destacó de entre las principales aperturas que componen el indicador.

Con esta dinámica en los precios al por mayor, se estima que el IPC minorista volverá a registrar una nueva rebaja en su ritmo de aumento en abril. En este sentido, el exministro de Economía Domingo Cavallo sugiere que la inflación de precios al consumidor podría estabilizarse en el 9,5% a partir de abril, y retroceder hasta un umbral del 6% al 7% a partir del mes de mayo. Esto es coincidente con la desaceleración de los precios online.

La reactivación de la actividad real dependerá casi exclusivamente de la velocidad en la salida del cepo cambiario, ya que resulta un elemento imprescindible para la tan esperada recuperación en “V”. 

Por otra parte, para que la liberalización del mercado cambiario pueda ser posible sin conducir a un nuevo proceso hiperinflacionario, resulta necesario continuar con el saneamiento del balance del Banco Central (BCRA). El director de la institución, Santiago Bausili, logró recomponer el salto de las reservas netas en sus primeros meses de gestión. 

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Contundente fracaso de la Ley de Alquileres en Cataluña: La oferta de viviendas se derrumbó y los alquileres suben al doble que la inflación

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Nuevamente se observaron de primera mano los resultados desastrosos de la regulación de los alquileres, esta vez en la experiencia catalana. El valor real de los alquileres se incrementó casi un 5% desde la vigencia de las normativas regulatorias.

El gobierno socialista-independentista de Cataluña lanzó un masivo programa estatal para tratar de controlar arbitrariamente el precio de los alquileres en la región. Así como en Argentina, el gobierno comunitario lanzó una Ley de Alquileres que dispuso la regulación total de los contratos entre inquilinos y propietarios.

Nuevamente como en Argentina, las regulaciones no cumplieron su cometido y no ofrecieron ningún tipo de alivio a los ciudadanos para acceder a una vivienda más asequible, más bien ocurrió lo contrario.

El primer experimento regulatorio de Cataluña se lanzó en septiembre de 2020, en plena pandemia, con la llamada “Ley Autonómica de Alquileres”. Dicha legislación se mantuvo casi sin cambios hasta abril de 2022. Durante este período, la oferta de viviendas cayó un 35,5%, y el valor real de los alquileres más baratos y accesibles se disparó un 12,7%, el doble que la inflación para esa misma etapa. Los datos fueron computados por un estudio del Centro de Política Económica de España (ESEADE) en base a los dos años de evidencia empírica de la regulación.

El presidente de Cataluña, Quim Torra, salió expulsado del gobierno en 2021, y tomó el control Pere Aragonès, quien a pesar de ser más moderado en cuestiones económicas, demostró no haber aprendido absolutamente nada del fracaso regulando los alquileres, y volvió a lanzar una nueva ofensiva de controles a partir de marzo de este año.

Se dictó un estricto control sobre 140 municipios en toda Cataluña, y más tarde la cantidad de localidades alcanzadas se extendió a un total de 241, abarcando territorios que representan hasta el 90% de la población catalana.

Los primeros resultados de la nueva normativa regulatoria son tan deplorables como los que cosechó la primera ley de alquileres de 2020. La oferta de viviendas respondió rápidamente con una reducción del 13% según estimaciones de la compañía inmobiliaria Idealista.

“Es innegable que el origen del problema del alquiler en España está en la poquísima oferta disponible, por lo que se hace imprescindible un cambio de rumbo que reequilibre las relaciones entre inquilinos y propietarios, que asuma que los propietarios no son el problema sino la solución al aumento de la oferta y el ajuste de los precios”, confirmó la firma inmobiliaria.

En la Ciudad de Girona la caída de la cantidad de viviendas disponibles para un alquiler cayó un 21%, en Tarragona la reducción fue del 16%, y en Barcelona se desplomó no menos de un 14%.

Sin excepción, todas las localidades afectadas por las regulaciones experimentaron fuertes caídas en la oferta disponible de inmuebles, tal y como anticiparon la mayoría de los agentes del mercado inmobiliario, y del mismo modo en que ocurrió durante el periodo 2020-2022. El Gobierno cometió dos veces el mismo error estrafalario, por motivo de un cinismo ideológico.

Dada una demanda relativamente estable (como la que de hecho se observa), la fuerte caída de la oferta de inmuebles empujó los precios hacia arriba en términos reales. Los alquileres aumentaron un 4,6% por encima de la inflación en Barcelona desde el pasado mes de marzo, siendo esta una de las regiones más afectadas por la aplicación efectiva de los controles.

El aumento real promedio de los alquileres en toda Cataluña fue del 4% en solo un mes, y el panorama luce sombrío conforme el Gobierno se niegue a torcer el rumbo económico para permitir una mayor libertad de negociación entre las partes.

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