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Economía

La inflación mayorista de Estados Unidos llegó al 11,2% en marzo: Biden culpó al COVID y a Putin

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Los precios al por mayor de marzo se dispararon un 1,4% en la economía más grande del mundo, el valor más alto de la serie histórica desde que se empezó a medir en 2010.

El Índice de Precios al Productor (IPP) de los Estados Unidos registró un aumento del 1,4% en marzo con respecto al mes anterior. Los aumentos de marzo representaron un nuevo récord histórico desde el año 2010, momento en el que comenzó la medición de la serie mensual.

La variación interanual llegó al 11,2% y también fue la más alta desde que se comenzó a medir el indicador. Se trata del quinto mes consecutivo en el cual los precios mayoristas acumulan una inflación superior al 9% en los 12 meses anteriores de cada período.

De igual forma, el aumento de los precios minoristas registró el nivel más elevado desde 1981. El IPC acumuló un aumento interanual del 8,5% en el mes de marzo, subiendo 1,2% solamente en ese mes.

Lejos de asumir alguna responsabilidad, el gobierno de Joe Biden asegura que se están tomando “acciones sin precedentes” para “bajar costos” y combatir la inflación. Hasta la fecha, el Gobierno se concentró en retrasar la corrección de las finanzas públicas y ampliar las partidas presupuestarias, sin ningún resultado positivo.

El primer diagnóstico del gobierno de Biden fue percibir a la inflación como un problema logístico de “cuellos de botella” en las cadenas de suministro. Se interpretaba que la inflación era solamente coyuntural, y no una amenaza real para la economía. Por este diagnóstico, como la inflación no ocurría por un sobrante de dinero, se permitió una brutal expansión fiscal en 2021.

El gasto público del Gobierno federal trepó del 31,3% del PBI en enero de 2021 al 34% del PBI en marzo. Se ampliaron las erogaciones en concepto de transferencias sociales e infraestructura. Los resultados fueron claros: las transferencias directas no alentaron al consumo como se esperaba (se ahorró por ser un ingreso transitorio), y los precios se dispararon.

En lugar de tomar medidas fiscales correctivas desde un primer momento, como era recomendable hacer después de los estímulos por la pandemia, Biden decidió retrasar la corrección del déficit fiscal casi un año. El déficit federal trepó del 15% del PBI al 18,3% entre enero y marzo de 2021, e incluso después de 9 meses solo cayó al 10,7% en diciembre.

Frente al fracaso en materia de precios, el mandatario demócrata decidió culpar, una vez más, al COVID, y al presidente ruso Vladimir Putin por provocar inflación debido a la guerra de Ucrania.

Dejenme ser absolutamente claro de por qué los precios están altos ahora mismo: COVID y Vladimir Putin“, dijo Biden, tan solo un año después de haber prometido en campaña que no culparía a los demás de problemas autogenerados como supuestamente hacía Trump.

No contentos con esto, los demócratas también culparon a los republicanos por “obstruir todos los esfuerzos de la administración actual”. Acorde a este planteo, todos los problemas inflacionarios fueron provocados o bien por el shock de Ucrania, o bien porque la oposición no les dejó implementar aún más medidas para enfrentar los efectos de la pandemia.

La falta de disciplina fiscal de Biden, en conjunto con una respuesta tardía por parte de la Reserva Federal, llevaron a la culminación del proceso inflacionario más grande de la historia de Estados Unidos desde la década del 80. 

Economía

Se derrumba la inflación sin controles de precios: La suba de precios ya es la más baja desde octubre del año pasado

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El ajuste fiscal y monetario ejecutado por el Gobierno ya está demostrando sus primeros resultados concretos. La inflación de precios minoristas retrocedió al nivel más bajo en 6 meses, mientras que la caída es aún mayor en el segmento mayorista.

El INDEC confirmó que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) marcó una suba del 11% al término del mes de marzo, en línea con las estimaciones de la mayoría de las consultoras privadas. Se acumuló una suba del 51,6% sobre el segmento minorista de precios en lo que va del año 2024, y la tasa de inflación interanual escaló al 287,9% como resultado del efecto de arrastre estadístico de meses pasados.

El sector que registró el aumento más alto fue previsiblemente la educación, con un salto del 52,7% mensual, lo cual se debe a efectos estacionales. Los servicios de salud aumentaron un 12,2%, las tarifas de transporte un promedio del 13%, y los alimentos y bebidas no alcohólicas un 10,5% (ligeramente por debajo del promedio general).

Esto marca una fuerte desaceleración inflacionaria con respecto al salto del 25,5% registrado en diciembre del año pasado, el 20,6% correspondiente a enero, y al 13,2% observado al cierre de febrero. Se alcanzó la variación más baja desde octubre del año pasado, cuando el IPC sufría un salto del 8,3% respectivamente.

El Gobierno consiguió retrotraer la tasa de inflación a los niveles previos a la devaluación de diciembre, pese a que todos los controles de precios minoristas fueron completamente eliminados. El programa Precios Justos fue felizmente desmantelado, así como los entes observadores de precios y los requisitos de información de costos para las empresas (instaurados a mediados de 2020).

La caída de la variación mensual de los precios mayoristas fue incluso mayor. El Índice de precios internos al por mayor (IPIM) registró una suba récord de hasta el 54% en diciembre de 2023, la hiperinflación que dejó plantada el kirchnerismo.

Pero la situación se revirtió rápidamente, y el IPIM registró una suba del 18% en enero y un 10,2% en febrero. Se espera una inflación mayorista de un solo dígito para el próximo dato que publicará el INDEC el próximo día miércoles. En este segmento del mercado, se acumuló una inflación del 29,9% en los primeros 2 meses de 2024.

El impacto de la política monetaria afecta de manera más directa a los precios al por mayor, luego se traslada el efecto a los precios minoristas, y finalmente sobre las variaciones salariales.

Las mediciones inflacionarias correspondientes a las primeras dos semanas de abril dan cuenta de una muy fuerte desaceleración, por lo que es altamente probable que las próximas mediciones del INDEC arrojen una variación de un solo dígito mensual, aún a pesar de la corrección de precios relativos (principalmente las tarifas de los servicios públicos).

De hecho, el Índice de precios básicos al por mayor (IPIB) registró un alza del 8,9% al término de febrero, un indicador del mercado mayorista que excluye el efecto de los impuestos. La variación acumulada en el primer bimestre del año fue del 26,9%.

La inflación con la que deben lidiar los productores está bajando a un ritmo sin precedentes desde el lanzamiento de la Convertibilidad. El INDEC también confirmó que el Índice de precios básicos del productor (IPP) registró un aumento del 8,7% en febrero, y la variación acumulada desde enero alcanzó el 27,7%.

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Economía

Fuerte desaceleración de la inflación: Los precios de los alimentos sólo aumentaron un 0,6% en lo que va de abril

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Así lo estimó el sondeo semanal de la consultora LCG, oficialmente registrando la variación más baja desde mediados de septiembre del año pasado. El ajuste fiscal y monetario que está llevando a cabo el Gobierno comienza a demostrar resultados plausibles en la realidad cotidiana de los supermercados.

Tras el fuerte salto de precios registrado a mediados de diciembre, el Gobierno del Presidente Javier Milei ejecutó un programa ortoxodo con el objetivo de evitar la hiperinflación latente que había dejado como herencia el kirchnerismo. 

El ajuste fiscal y monetario tuvo como objetivo la no convalidación monetaria de los aumentos, y al mismo tiempo el avance hacia el ordenamiento de las principales variables macroeconómicas del país. Poco a poco, los resultados comienzan a estar a la vista.

La consultora LCG estima que el aumento de los alimentos y bebidas fue de sólo un 0,2% al cierre de la segunda semana de abril, la variación más baja jamás registrada desde septiembre del año pasado. Pero muy a diferencia de aquel entonces, esta vez se observa la misma cifra con precios completamente desregulados, y con una tendencia de la inflación marcadamente bajista.

El relevamiento de precios de LCG contempla una canasta de hasta 8.000 productos de consumo masivo (alimentos y bebidas) en 5 supermercados. Asimismo, se utilizan los mismos ponderados de precios que se emplean para medir el Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires. Para la primera semana dio una suba de 0,4% y en lo que va de abril la suba de los precios de los alimentos solo acumula un 0,6%.

La desaceleración inflacionaria es cada vez más evidente. Incluso ampliando la gama de productos relevados (ya no tan solo alimentos), los resultados parecen similares. La consultora Econviews estimó que los precios de los grandes supermercados del Gran Buenos Aires registraron un alza de sólo el 0,8% en la primera semana de abril. Fue la variación más baja registrada en lo que va de la presidencia de Javier Milei.

Según el sondeo de Econviews, los aumentos más elevados se registraron en los productos de verdulería, mientras que las carnes permanecieron relativamente estables (hubo variaciones muy pequeñas) y hubo incluso rebajas en productos de perfumería.

Lo que se está registrando en la economía argentina es un reordenamiento de precios relativos. Aumentan por encima del promedio general aquellos rubros que más se vieron artificialmente atrasados durante los últimos cuatro años, como por ejemplo las prepagas y los servicios públicos (gas, electricidad, colectivos, trenes, agua, etc).

Este proceso resulta inevitable, no es más que la consecuencia de las distorsiones acumuladas por la administración anterior, y en particular la del exministro Sergio Massa. Los congelamientos e intervenciones irresponsables del pasado se están pagando con fuertes aumentos en el presente.

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Argentina

La inflación no para de bajar: Los precios subieron un 11% en marzo, menor incluso a la prevista por el mercado

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Hoy el Indec publicó el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del mes de Marzo, y se pudo ver una caída de la inflación general, que fue del 11%, mientras que la inflación núcleo mostró un avance de un dígito.


Luego de dejar una hiperinflación planta, el kirchnerismo ha dedicado sus primeros meses siendo oposición a argumentar que la culpa de la inflación es el plan económico de Javier Milei. Este viernes, se demostró todo lo contrario, y es que la inflación de marzo, un mes que generalmente se destaca como un pico estacional en el año, fue de tan solo el 11%.

La cifra que estuvo por debajo de las expectativas del mercado y se trata del primer mes en el que Milei tiene menos inflación que la que dejó el ministro de Economía, Sergio Massa, quien nunca tuvo que sufrir las consecuencias de la masiva emisión que lanzó para la campaña del 2023.

Gracias al arduo trabajo del Gabinete económico, conducido por el ministro Luis Caputo, el número sorprendió a muchos de los analistas privados y la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) marcó una fuerte caída respecto al mes anterior.

A pesar de mantenerse en niveles muy altos, algo esperable luego del Plan Platita de Massa, este es el tercer mes consecutivo de desaceleración de los precios, y con la gran sorpresa de que la inflación núcleo, la que no contempla precios regulados ni estacionales, mostró un avance de un dígito (9,4%) por primera vez desde octubre. Por su parte, los alimentos subieron un 10,5%, menos que el promedio.

La fuerte desaceleración en la inflación es consecuencia del programa económico implementado desde el 11 de diciembre, cuyos pilares son el equilibrio fiscal y la recomposición del balance del BCRA.

La combinación del ancla fiscal, monetaria y cambiaria, y las medidas que se vienen implementando para desburocratizar el comercio interior y normalizar el comercio exterior, son fundamentales para sostener este sendero de desinflación.

Desde el Banco Central de la República Argentina (BCRA) afirman que con este dato pueden concluir que existe una trayectoria descendente de la inflación minorista. Tras el necesario descongelamiento de precios en diciembre 2023, que destapó la olla de inflación que había dejado Massa, se observa una pronunciada desaceleración de la inflación, a pesar del fuerte arrastre estadístico que acarrea la inflación en sus promedios mensuales.

Los relevamientos de precios de mayor frecuencia han resultado útiles para apreciar la dinámica mensual punta a punta. En los meses que se avecinan tomarán mayor relevancia en el diagnóstico de la trayectoria de la inflación las mediciones de inflación subyacente o núcleo, en vista de los ajustes de tarifas reguladas de servicios públicos anunciados.

En el Gobierno apuntan a una inflación de un dígito en la núcleo de abril, ya que el impacto de los precios regulados, por las subas de tarifas, será significativo.

Este jueves, el BCRA redujo su tasa de interés de referencia para su política monetaria del 80% al 70%. Esta modificación, de forma indirecta (debido a la eliminación de los requisitos mínimos obligatorios), provocará que la tasa para un plazo fijo se sitúe en torno al 5% mensual.

Según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del BCRA, la inflación de marzo iba a ser del 12,5%, mientras que para abril situaría en un 10,8%. Ahora, las consultoras privadas están ajustando sus estimaciones y ya muchas hablan de una inflación de un dígito en abril.

Hasta el momento, el índice inflacionario semanal de la consultora LCG, que mide alimentos y bebidas, sitúa a la primera semana de abril con un 0,4% de aumento, y un 0,2% para la segunda, por lo que hasta el momento, los alimentos este mes acumulan un 0,6% de inflación.

Todo esto se da en un contexto en donde las empresas y cadenas de supermercados congelan voluntariamente los precios por dos y hasta tres meses, sumado a las ofertas y caía de precios, como es el caso de Jumbo, que bajó sus precios en un 15% y los congeló durante 2 meses, en los más de 500 productos de sus propias marcas.

Todavía hay un largo camino por recorrer, pero los datos indican que el Gobierno de Milei ha logrado evitar la catástrofe inflacionaria plantada por el régimen kirchnerista, y está encaminando al país hacia una trayectoria sostenida de desaceleración del Índice de Precios al Consumidor (IPC).

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