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Cuba

La inflación “oficial” de Cuba aumentó al 44,5% en febrero mientras el país se queda sin combustible

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Consultoras privadas indican una inflación mucho mayor, pero los precios oficiales regulados por la dictadura ya acumulan un preocupante incremento mientras escasean los alimentos, los productos básicos y el combustible.

El régimen comunista en Cuba demuestra una incapacidad manifiesta para controlar la nominalidad de la economía. El Banco Central del país anunció que los precios minoristas “oficiales” aumentaron un 2,61% en febrero de 2023, acumulando un salto del 4,99% en el primer bimestre.

Asimismo, el promedio de aumento mensual entre enero y febrero representó el 2,47%, una cifra muy elevada en comparación al promedio de 0,53% observado en el primer bimestre de 2022. 

De este modo, el régimen reconoció oficialmente que la inflación de precios minoristas legales escaló al 44,5% interanual en febrero. Se trata del aumento acumulado de 12 meses más importante desde diciembre de 2021. La inflación registrada entre 2021 y 2023 es la más severa desde el llamado “período especial” tras el derrumbe de la Unión Soviética.

Los precios en las tiendas estatales son celosamente regulados y pautados por el Estado, y no resultan representantes por el nivel de escasez a la cual es sometida la población. Pero incluso bajo estos parámetros, la dictadura comandada por Miguel Díaz-Canel se vio obligada a reconocer un cierto umbral de aumentos acompañar la caótica rapidez con la que se expande la oferta monetaria.

De acuerdo a estimaciones alternativas elaboradas por el economista estadounidense Steve Hanke, la inflación cuba en los mercados informales podría haber escalado hasta el 80% interanual en febrero de 2023, prácticamente el doble de lo que reconoce la variación oficial publicada por el régimen en base a precios estrictamente oficiales. Esto ubica al país como la novena economía con la tasa de inflación más alta del mundo, de acuerdo a la metodología empleada por Hanke.

El tipo de cambio paralelo escaló hasta los 185 pesos cubanos por dólar para la venta, acumulando una variación del 79,61% con respecto a la primera semana de abril de 2022. La brecha cambiaria superó el 48% con respecto al dólar oficial vendedor del Banco Central, que cerró la segunda semana de abril apostado en 124,6 pesos cubanos por unidad.

La estructura cambiaria del país es aún caótica y desorganizada, ya que si bien la población se encuentra expuesta a un dólar que varía de 124 a 185 pesos (dependiendo si se accede o no al mercado oficial), las empresas estatales y la esfera del sector público en general percibe un tipo de cambio de 24 pesos por dólar, extremadamente apreciado en comparación a la evolución de los precios (incluso los oficiales). La brecha con respecto a este último tipo de cambio asciende al 671%.

La represión financiera conduce a la proliferación del desabastecimiento de bienes y servicios básicos. Además del latiguillo por la falta de productos de higiene y alimentos de primera necesidad, la isla atraviesa una aguda escasez de combustibles. Los consumidores se ven obligados a demorar horas e incluso días en las estaciones de servicio estatales, en espera del abastecimiento energético.

La fijación de precios arbitrarios produjo importantes problemas para la producción de las refinerías estatales de crudo, por lo que el régimen acudió a un mayor volumen de importaciones provenientes de la estatal venezolana PDVSA (alrededor de 76.000 barriles diarios a partir de marzo).

Cuba

“Rublización”: Cuba llega a un acuerdo con Rusia para usar al rublo como moneda de curso legal

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El acuerdo llega en medio del violento estallido inflacionario en la Isla que la dictadura castrista se mostró incapaz de controlar. Un total de tres bancos rusos abrirán sucursales en Cuba y permitirán la operatividad legal del rublo para las transacciones comerciales en el país.

A través del comisionado presidencial para los Derechos de los Empresarios de Rusia, Boris Titov, el gobierno de Vladimir Putin llegó a un acuerdo con el Banco Central de Cuba (BCC) para poder desplegar al rublo como una moneda de curso legal y transaccional en la isla. Esta moneda se podrá usar para efectuar pagos en locales y comercios sin mayores restricciones.

Para que esto sea posible, los bancos rusos tendrán permiso para abrir sucursales en la isla, y las transacciones estarán aseguradas por el sistema de pagos ruso MIR al cual Cuba ya adhiere desde el año pasado. Se trata de la versión rusa del sistema SWIFT tradicional en las economías de Occidente.

A través del MIR, los usuarios cubanos podrán retirar rublos en efectivo tras haber convertido sus existencias de pesos cubanos. El rublo será la única moneda extranjera por la cual se podrá efectuar esa conversión, ya que el “patrón dólar” fue abandonado por el régimen tras la crisis de 2020.

Las autoridades anticipan que en un período muy cercano, los usuarios cubanos podrán disponer de rublos para efectuar todo tipo de transacciones en tiendas, cafés y restaurantes. Aún no resulta del todo claro si los rublos serán aceptados como medio de pago para cancelar impuestos, sin lo cual no existiría realmente un pleno curso legal de la divisa.

Desde el punto de vista de Rusia, esta “Rublización” significa una oportunidad para extender la demanda de rublos, a pesar del tamaño relativamente pequeño que tiene la economía cubana.

Una demanda de rublos más sólida le permite al Estado ruso financiar mayores necesidades fiscales simplemente por medio de la emisión sin incurrir en mayores costos inflacionarios, y este es el principal interés por parte de Rusia en medio de la guerra con Ucrania.

Cuba actualmente atraviesa una brutal espiral inflacionaria, tras la salida de la convertibilidad atada al dólar y la emisión de importantes rescates monetarios entre 2020 y 2022. Esto llevó a que el peso cubano pierda sistemáticamente la mayor parte de su valor en los últimos años, y que esté actualmente en la antesala de una hiperinflación.

La dictadura comunista perdió el control de los precios, y la inflación estrictamente “oficial” se disparó por encima del 46% anual en marzo de 2023. Asimismo, los precios oficiales alcanzaron una variación interanual récord de hasta el 77% en diciembre de 2021, principalmente explicado por un aumento mensual del IPC en torno al 44% en enero de ese mismo año.

La brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo fluctúa entre el 50% y el 100%, mientras que el alza del dólar en este segmento aumenta a un ritmo del 90% interanual, lo cual sugiere que los precios en el mercado negro mantienen una inflación mucho más alta de lo que estiman las autoridades con los precios oficiales.

En este sentido, la adopción del rublo (al menos parcialmente para algunas transacciones) se constituye como una maniobra desesperada para tratar de generar algún medio de cambio transaccional que no se vea expuesto a la violenta inflación que sufre la isla.

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Cuba

La dictadura castrista no logra contener la inflación: Los precios oficiales se dispararon un 45% en abril

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El régimen reconoce que la inflación interanual superó el 45% en abril, casi el doble de lo que se registró en el mismo mes del año pasado. El dólar paralelo aumentó más de un 70% en los últimos 12 meses, lo cual sugiere que la inflación real es mucho más alta de lo que informan las autoridades.

Pese a todas las medidas de control llevadas a cabo por el dictador Miguel Díaz-Canel, el régimen comunista no logró contener el alza de los precios y la oferta monetaria se sigue expandiendo para financiar el abultado déficit fiscal del Gobierno.

La Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba reconoció públicamente que la “inflación oficial” escaló al 45,36% interanual en abril de 2023, después de haber superado el 46% en marzo. Se trata de la variación anual de los precios estrictamente controlados por el régimen.

El salto mensual de los precios oficiales fue del 2,78% en abril y hasta 3,22% en marzo. Se observó un aumento mensual promedio del 3,1% en los últimos 6 meses, mientras que la tasa de inflación interanual se duplicó entre abril de 2022 y abril de 2023.

Los controles de precios fracasaron incluso para contener la inflación oficial, pero no sin antes agudizar la situación de desabastecimiento en toda la isla. En el mercado informal, que abarca una gran parte de la economía cubana debido al brutal control regulatorio, la inflación registrada es casi el doble a la oficial.

Evolución de los “precios oficiales” en Cuba desde 2020.

Se acumuló un aumento del 11,4% sobre los precios minoristas oficiales en el primer cuatrimestre de 2023, una cifra muy superior al 6,57% acumulado en los primeros cuatro meses del año pasado. Todas las comparaciones concluyen tajantemente que los precios oficiales suben cada vez más rápido.

El aumento interanual sobre los aumentos y bebidas no alcohólicas se disparó al 70,67% en las tiendas oficiales de la dictadura, los precios en hoteles y restaurantes subieron un 64,9% interanual, los muebles y artículos del hogar escalaron un 21%, la educación subió un 19,5% y las tarifas de transporte público aumentaron un 19,15% en los últimos 12 meses.

Sin embargo, los precios oficiales que informa el régimen no son representativos por dos cuestiones fundamentales: el desabastecimiento generalizado y las restricciones cuantitativas a la compra de alimentos obliga al grueso de la población a buscar alternativas en el mercado informal, y en segundo lugar se debe tener en cuenta que hasta el 80% de lo que se consume en Cuba es de origen importado.

El aumento del tipo de cambio del dólar en el mercado informal se convirtió en un parámetro muy utilizado para estimar la verdadera tasa de inflación en los bienes no alcanzados por las regulaciones del Estado (el segmento que realmente le es significativo a la población).

El dólar escaló desde una paridad de 113 pesos cubanos (CUD) en abril de 2022 a los 193 pesos para abril de este año, un aumento superior al 70% interanual. Esto sugiere que la inflación real es holgadamente superior de la que informan los organismos oficiales, y revela el verdadero deterioro del costo de vida para los cubanos.

El estancamiento de la actividad económica desde 2019 y el violento rebrote inflacionario recrean las condiciones más adversas para la economía cubana desde el llamado “período especial” en la década del 90. La dictadura perdió la capacidad de financiar sus desequilibrios fiscales de manera no inflacionaria (principalmente con deuda externa), y la brutal expansión de la oferta monetaria obligó a las autoridades a abandonar el régimen de convertibilidad con el dólar.

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Cuba

Los horrores del socialismo: En medio de una nueva crisis de escasez, Cuba prohibió la venta de pollo a mayores de 13 años

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Los controles de precios y la represión financiera están provocando una situación crítica en materia de abastecimiento. La dictadura se niega a levantar los controles, y aplica un estricto racionamiento de alimentos que sume a la población en la miseria.

La crisis económica en Cuba alcanza las proporciones más violentas desde el “período especial” de la década de 1990, donde lo único “especial” fue que murieron miles de personas de hambre. Ahora, la dictadura comunista respondió al estallido inflacionario recrudeciendo todos los controles de precios y salarios vigentes, generando la crisis de desabastecimiento generalizado más grande en 30 años.

La escasez impactó principalmente en alimentos, y ahora Cuba atraviesa también una verdadera crisis alimentaria, que esparce el hambre a lo largo y ancho de la isla. La inflación “oficial” sobre los precios celosamente regulados por el régimen sigue subiendo sin pausa y ya alcanzó el 44,5% interanual en febrero, con un ritmo de aumento mensual de entre el 2% y el 3%.

El régimen impuso fuertes controles de precios, a punta de pistola, lo que llevó a la proliferación de mercados negros, donde sin cepo ya tienen subas anual a razón del 100%, de acuerdo a investigaciones de consultoras privadas.

La dictadura reaccionó al desabastecimiento por medio de un grotesco programa de racionamiento: quedó terminantemente prohibida la distribución de pollo para las personas mayores de 13 años, debiendo los padres que vayan a comprar el plato de carne más común de Cuba demostrar que tienen hijos de ese rango etario.

Esto tampoco quiere decir que las familias con niños que se encuentren por debajo de este umbral podrán comprar todo el pollo que quieran: solo pueden acceder a una ración de un cuarto de kilo de pollo al mes como máximo

Mientras otros países sufren las crisis con una moderada inflación y una pequeña retracción del PBI y una ligera suba del desempleo, la economía comunista de Cuba lleva a la isla directamente a la Edad Media para poder sobrevivir. ¿Para qué tener industrias estatales, propiedad colectiva y un gobierno “nacional y popular” si la gente literalmente no tiene para comer?

De esta manera, familias con hijos menores a 13 años, y personas con discapacidades o que deban cumplir con dietas particulares por cuestiones de salud (que puedan demostrarlo y recibir la aprobación del Partido Comunista) recibirán un cuarto de kilo de pollo al mes. Una verdadera revolución.

Para el resto de la población, solo se habilitará la distribución (también acotada y racionada) de diversos productos cárnicos de menor calidad como el picadillo y la mortadela, entre otros. Pero la garantía estatal no significa nada, ya que existen numerosas denuncias por faltantes de productos esenciales como la leche y bienes de higiene personal.

La propia dictadura ya reconoció oficialmente los faltantes de leche en polvo incluso para mujeres embarazadas, por lo que la población debe acudir desesperada al intercambio en el mercado negro pagando precios extorbitantes que no se ven en ninguna parte del “mundo capitalista”, que aumentan a un ritmo mucho más violento de lo que sugieren los indicadores oficiales

Ya antes de que estallara la crisis alimentaria, Cuba sufre desabastecimiento de combustibles en todo el país. El transporte público y privado se ve completamente paralizado por las largas colas alrededor de las estaciones oficiales de combustible, que en ocasiones pueden demorar días para cargar un litro de nafta.

La situación es tan extrema, que incluso el régimen debió suspender el tradicional desfile por el 1ro de mayo, una fecha extremadamente importante para el calendario comunista establecido como feriado por el castrismo. No hubo manera de movilizar a la población hambrienta en esta “fecha patriota”, además de que el sistema de transporte se encuentra completamente paralizado por la falta de combustible.

Como si esto fuera poco, Cuba ahora sufre también masivos e incesantes apagones eléctricos en todo el país, solo comparables a los que se vivieron cuando cayó la Unión Soviética a fines de los 80s. La interrupción de los servicios de electricidad arrojó un promedio de 5 horas por día, y afectó a todas las provincias de la isla.

Todo esto se produce a pesar de que la empresa estatal que centraliza y monopoliza la operación eléctrica, la Unión Eléctrica de Cuba (UNE), ya dispuso de un aumento tarifario del 133%. Se producen constantes interrupciones de los servicios, pero las facturas que llegan del Estado son cada vez más altas y no pagarlas implican ir a prisión.

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