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Economía

Tarifazo K: Habrá aumentos de hasta el 167% para el gas, 200% para la electricidad y 200% para el agua

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La secretaría de Energía bajo la tutela de Sergio Massa dispuso la actualización de las tarifas para la electricidad, el gas y el agua. El equipo económico apuesta a poder cumplir con las metas fiscales del FMI para fin de año.

El Gobierno de Alberto Fernández oficializó un tarifazo sobre los servicios públicos. Los aumentos dispuestos tendrán un fuerte impacto en la medición mensual del IPC, del mismo modo en que ocurría durante la gestión del Gobierno anterior.

La conferencia contó con la presencia de la ingeniera Flavia Royón al frente de la secretaría de Energía y Malena Galmarini como titular de Aysa, entre otros funcionarios. La segmentación tarifaria está en línea con el programa presentado por el ministro de Economía Sergio Massa el pasado 3 de agosto.

El ajuste a los subsidios económicos pretende contener el explosivo incremento del gasto público, aunque los anuncios dispuestos hasta la fecha no explican la totalidad de los ahorros necesarios para cumplir efectivamente con la meta fiscal del Fondo Monetario Internacional para diciembre.

Tarifas de gas

El nuevo titular de Enargas nombrado por Massa, Federico Bernal, explicó que desde ahora las tarifas de gas tendrán en consideración factores de índole estacional sobre la demanda energética, así como un trato diferencial para compensar situaciones adversas en las provincias del sur del país.

A estos factores se añadió la típica segmentación tarifaria por nivel de ingresos, que constituye la columna vertebral del ajuste presentado por el Gobierno kirchnerista. Se establecieron 3 niveles de aumentos:

Nivel 1: incluye a 269.725 usuarios sobre los cuales se aplicará la totalidad de la tarifa sin ningún subsidio. La factura del gas sobre este segmento aumentará un 167% y tendrá vigor a partir de septiembre.

Nivel 2: comprende a 2.599.550 usuarios, los cuales para el Gobierno significan la “clase media”. El subsidio cubrirá hasta el 70% del promedio entre el umbral más alto y el más bajo, que será distinto dependiendo la jurisdicción del usuario.

Si se supera este tope, el Estado aplicará un aumento del 167% pero solo sobre el excedente y no sobre la totalidad de la tarifa. Los aumentos tendrán carácter semestral y se aplicarán a partir de septiembre.

Nivel 3: un total de 2.880.090 usuarios no tendrán aumentos tarifarios hasta previo aviso.

Tarifas de electricidad

Como explicó Sergio Massa el 3 de agosto, el Estado subsidiará hasta los 400 kWh mensuales por hogar a nivel estándar, excepto en ciertas localidades que no cuentan con gas natural por redes, en cuyo caso el umbral subsidiado aumenta a los 550 kWh por mes. 

Del mismo modo que ocurre con el gas, cualquier consumo por encima de estos límites no implica la quita del subsidio para la totalidad de la tarifa, sino que sólo se aplicará el aumento sobre el excedente.

Sobre los 8.890.998 de energía eléctrica, un total de 399.156 tendrán un aumento estimado en torno al 200% en la factura eléctrica mensual, 3.451.722 no tendrán aumentos, y el resto estará sujeto al excedente de su consumo por encima de los topes anunciados.

Tarifas de agua

Malena Galmarini confirmó que el Estado se hace cargo de hasta el 70% del valor real del servicio por la distribución de agua potable. La reducción del subsidio comprenderá 3 niveles de ingresos: altos, medios y bajos.

El subsidio para el consumo residencial de agua para los ingresos más altos caerá al 0% a partir de noviembre de 2022, lo que implica un aumento del 200% sobre la factura mensual. Este aumento será percibido por cerca de 532.029 usuarios residenciales.

Para los ingresos definidos como “medios” la proporción de subsidios bajará hasta el 40% de la tarifa mensual a partir de noviembre, 20% en enero de 2023, y 0% a partir de marzo. Se estima que estos usuarios representan hasta el 27% del total.  

Para los 1.794.466 hogares catalogados en el nivel "bajo" de ingresos, la proporción del subsidio bajará del 70% al 45% a partir de noviembre, 30% a partir de enero de 2023, bajará a un 15% a partir de marzo y permanecerá en ese nivel hasta previo aviso.

Para el caso de los comercios y las industrias que también demandan los servicios, pero para uso lucrativo, percibirán el mismo sistema de actualización tarifaria que los ingresos del nivel “medio”. Se estima que la demanda de agua por parte de usuarios no residenciales representa hasta el 9% del total. 

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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