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Economía

Moody’s recorta las perspectivas para los bancos argentinos, anticipa una recesión y advierte por una corrida contra los depósitos

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La prestigiosa calificadora de riesgo modificó la perspectiva para el sistema bancario argentino de “estable” a “negativa”. Anticipa que la actividad económica se contraerá por lo menos un 0,5% en 2023, y la inestabilidad cambiaria pone en riesgo las tenencias de pesos dentro del sistema.

Los pronósticos de los organismos multilaterales y las firmas financieras más importantes del mundo comienzan a darle la espalda a la economía argentina, a pesar del particular entusiasmo publicitado por el presidente Alberto Fernández.

La calificadora de riesgo Moody’s, una de las más importantes y prestigiosas del mundo, decidió rebajar la perspectiva crediticia para el sistema bancario argentino de “estable” a “negativa”, lo cual implica una mayor predisposición a una crisis financiera y una recesión próxima para la actividad real.

“El sistema bancario de Argentina presenta una perspectiva negativa, debido a las débiles condiciones operativas y la elevada exposición soberana”, señala el informe publicado por Moody’s. 

La economía argentina, según precisó la calificadora, sufrirá una caída del 0,5% en 2023, una perspectiva relativamente optimista en contraste con los pronósticos de las consultoras locales que prevén una caída de por lo menos el 3%. 

La actividad no crece desde agosto del año pasado, y el PBI trimestral sufrió una caída del 1,5% en los últimos tres meses de 2022. De confirmarse una muy probable y sugerida caída en el primer trimestre de este año, Argentina entraría formalmente en una situación de recesión técnica.

Según el diagnóstico de la firma, existen por lo menos tres factores que inciden en la estabilidad del sistema bancario argentino: la peligrosa exposición de las instituciones locales al sector público (incluyendo el BCRA), la elevada y creciente inflación en torno a los 3 dígitos, y el desequilibrio en el mercado de divisas como consecuencia directa del cepo cambiario.

Los bancos locales alcanzan una exposición al sector público que equivale hasta el 70% de los depósitos totales que administran, el 47% del monto equivalente en concepto de pasivos remunerados por el Banco Central y un 23% en títulos públicos emitidos por el Tesoro nacional.

La tasa aplicada para la política monetaria del Banco Central escaló al 78% anual (casi 113% en términos efectivos), mientras que el Tesoro llegó a pagar hasta un 120%. Asimismo, la autoridad monetaria permitió descontar los bonos públicos como un instrumento válido a cuenta de los encajes legales, alentando a los bancos a usar sus reservas para prestar cada vez más al Gobierno.

La calificadora de riesgo explicó que la posición de liquidez de los bancos argentinos es sólida, ya que considera que las tenencias de Leliq y pases como activos líquidos de rápida disposición en caso de una situación de estrés financiero. Pero aún así no descartó una corrida contra los depósitos, y de hecho advirtió que esta situación es factible por el latente riesgo cambiario.

De producirse una “sorpresa cambiaria” o un salto brusco en el tipo de cambio oficial por la falta de divisas, se corre el riesgo de provocar una corrida contra los depósitos en pesos para su rápido canje por dólares. La precipitación de una fuerte caída en la demanda de pesos amenaza con conducir a la economía hacia un estallido inflacionario mayúsculo.

Los problemas relacionados con las reservas de moneda extranjera del país podrían afectar potencialmente la estabilidad de los depósitos”, advierte el informe de la calificadora de riesgo. 

Una situación de estrés cambiario similar ocurrió durante los primeros dos trimestres de 1989. Incluso remunerando pasivos (como se hace hoy en día), el Gobierno radical de Raúl Alfonsín no fue capaz de controlar la corrida contra los depósitos en australes para su inmediata conversión a dólares. Las autoridades establecieron un corralito para limitar las extracciones, pero esto solo precipitó todavía más la corrida contra la moneda nacional en el mercado cambiario paralelo y el país sufrió la peor hiperinflación de su historia.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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