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Economía

Nueva Ley de Ganancias reduce los montos a pagar y propone un gran alivio impositivo para monotributistas

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Solamente pagarán Ganancias las personas solteras que ganen más de $1.140.000 en mano por mes, y para las casadas el mínimo no imponible aumenta a $1.507.000. Las escalas se ajustarán automáticamente por inflación evitando atrasos.

El Gobierno del Presidente Javier Milei presentó oficialmente su proyecto de reforma para el impuesto a las Ganancias, un pedido expreso de los gobernadores para aprobar la Ley de Bases y Puntos de Partida, dado que este tributo es coparticipable y se repartirá entre las provincias.

El proyecto del oficialismo vuelve a generalizar la base imponible del impuesto para alcanzar a más personas, pero a cambio se reforma el impuesto para que los montos a pagar por cada contribuyente sea menor a la anterior ley.

La reforma presentada implica que los trabajadores solteros en relación de dependencia comenzarán a pagar Ganancias cuando alcancen un sueldo neto mensual de $1.141.000 pesos (esto excluye cargas sociales y aportes del cómputo), mientras que para los casados con 2 hijos el mínimo no imponible aumenta a los $1.507.887 pesos.

El impuesto seguirá teniendo un total de 9 escalas, que van del 5% al 35% progresivamente, y si bien se revierte la reforma de Massa, tanto el mínimo exento de impuestos como las sucesivas deducciones (como por ejemplo las cargas de familia) fueron debidamente actualizadas por la evolución inflacionaria

A diferencia de lo que ocurría anteriormente, esta vez la actualización nominal de las escalas de Ganancias tendrá carácter automático, y habrá un ajuste trimestral atado a la inflación. El chantaje político que llevaba a cabo el Gobierno anterior, actualizando o dejando de actualizar el impuesto por decreto dependiendo de las conveniencias políticas de turno, queda completamente terminado.

Una de las particularidades de la nueva reforma del impuesto a las Ganancias es que profundiza la eficiencia del mismo, es decir, alivia la carga de distorsión que lleva sobre la economía. Bajo el esquema anterior, un sueldo bruto comenzaba a pagar Ganancias a partir de los $2.500.000 pesos mensuales con una carga efectiva muy baja (0,14% aproximadamente del sueldo total), y los salarios de $3.000.000 de pesos abonaban una carga efectiva en torno al 6,4%, y así sucesivamente conforme más altos fueran los sueldos.

Pagos más bajos

La reforma “achata” el impuesto y a cambio lo generaliza en más personas, es decir, más personas pagan un impuesto más bajo. Cuanto más chato y proporcional sea el impuesto, menor es la distorsión sobre la economía y por lo tanto su impacto negativo en el crecimiento del país. Este es uno de los aspectos más importantes de la nueva reforma. 

Con el proyecto del oficialismo, los sueldos brutos de $1.800.000 de pesos comenzarán a pagar un 0,26% de Ganancias (nuevamente en términos efectivos), a partir de los $2.000.000 la carga efectiva aumenta al 0,7%, a los $2.340.000 de pesos supera el 1,1%, a partir de los $2.500.000 alcanza el 2,5%, y en los $3.000.000 asciende al 4,16% (recordar que con la reforma anterior superaba el 6% para este punto).

Estos valores son especialmente bajos cuando se calculan en términos netos (salario en mano). Quienes ganen $1.100.000 pagarán hasta $2.529 pesos por mes, menos del 0,23% de su salario. El valor alcanza el 2% del salario para los $1.300.000 de pesos en mano, y casi el 5% para los que ganar $1.500.000 en mano. Nunca se pagó tan poco por este tributo para las categorías más bajas.

Alivio a monotributistas

A diferencia del Gobierno anterior, el Presidente Milei y su equipo económico no dejó de lado a los trabajadores independientes. Los monotributistas y los empleados por cuenta propia serán alcanzados por un fuerte alivio fiscal, algo que Massa se había negado sistemáticamente a hacer.

La categoría más baja del nuevo régimen de Monotributo se determinaría bajo un ingreso bruto de hasta $5.000.000 de pesos por año en facturación, y para esta categoría habrá un impuesto de $3.900 mensuales por servicios o venta de bienes, y una carga de $3.800 por obra social, un valor irrisorio.

Todas las escalas fueron actualizadas, hasta llegar a un tope de facturación por $68.000.000 de pesos en la categoría K, para la cual habrá un impuesto mensual de $340.000 por el desarrollo de las actividades profesionales y hasta $44.000 como aportes derivados a una obra social.

Cabe señalar que, tras el DNU de desregulación, los aportes se podrán enviar libremente a cualquier prepaga o entidad médica que se quiera, sin ningún privilegio especial para las obras sociales, ahora la decisión será de cada contribuyente.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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