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Economía

Página 12, el kirchnerismo y el terraplanismo económico: ¿Quién crea la inflación en la economía?

Tras el reciente comportamiento del nivel de precios, muchos economistas del kirchnerismo encontraron la oportunidad perfecta para desestimar las teorías convencionales que explican la inflación. ¿Estamos ante un nuevo terraplanismo económico?

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Recientemente, el diario ultra kirchnerista Página 12, elucubró en profundidad sobre el fenómeno de la inflación, de la mano del economista Carlos Andújar, profesor de Economía de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, en una nota que ignora cientos de años de historia monetaria y tilda de "mito" el hecho de que la emisión por sobre la demanda de dinero causa inflación.

Ya se ha debatido extensamente acerca de si la inflación es un fenómeno multicausal o uno determinado exclusivamente por las distintas interacciones entre la oferta y la demanda del mercado de dinero. Pero Andújar, y el neokirchnerismo que hoy se apodera de los espacios de poder en el Ministerio de Hacienda de la Nación, quiere impulsar una nueva narrativa, que en realidad no es nueva pero fue abatida en todos los ámbitos académicos hace varios siglos, de que un aumento excesivo de la cantidad de dinero en una economía no tendrá nunca su correlato en el aumento de los precios, ni siquiera en el largo plazo.

Se podrían analizar cientos de casos en todo el mundo; lo mismo decían los teóricos del chavismo al principio del milenio, y hoy sabemos que desde 1999 hasta 2019 la inflación en Venezuela fue del 48.927.660.671.442%, incluso con una reconversión monetaria en el año 2018.

Pero como se está hablando de una posible explosión de la inflación en Argentina, y el operador kirchnerista Carlos Andújar hace mención específicamente a este caso, nos centraremos en él.

Como producto de la pandemia y las necesidades que esta implica, el Gobierno incurrió desde principios de año en un fuerte desequilibrio fiscal del cual no logra salir. Como único instrumento factible para financiar un gasto público que crece muy por encima del nivel de precios, el Estado tuvo que recurrir al financiamiento espurio para poder continuar con su política fiscal, al menos en el corto plazo. Por ejemplo, desde el 10 de diciembre de 2019 al 23 de junio de 2020, el BCRA emitió 1 billón de pesos.

Para ponerlo en perspectiva, el día que el ex presidente Macri le traspasó el mando a Alberto Fernández, la Base Monetaria argentina era de casi 2 billones de pesos, exactamente $1.722.505.000.000. En poco más de 6 meses, "la maquinita" trabajó a todo vapor y emitió un 50% más de lo que ya había.

Fuente: BCRA.

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A pesar de la emisión récord, la inflación (tanto la interanual como la mensual) pareciera no responder directamente a este efecto, pues se observó una tendencia hacia la desaceleración de precios entre abril y julio. Pero, como todo en la economía, cabe preguntarse si realmente es lo que parece a simple vista y si fue una desaceleración de precios propiamente dicha. 

Lo primero que debe establecerse es si antes de la pandemia, este "mito" que plantea Página 12 se venía cumpliendo o no. Los datos más recientes son difíciles de encontrar y analizar, pero simplemente tomando la década comprendida entre 2007-2017, se puede apreciar que el que el crecimiento de la Base Monetaria, del M2 (billetes circulantes, reservas de los bancos y depósitos a corto plazo) y el IPC-Congreso (aquél que corrige las mentiras del INDEC), todos rondan una variación al rededor del 26 y 27%, un fenómeno que no se puede dejar en manos de una mera "casualidad estadística".

Así lo demuestra el economista Nicolás Cachanosky, que también le respondió a la nota de Página 12 y mostró cómo los gráficos de estas variaciones muestran una irrefutable convergencia.

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Yendo al caso actual, y a pesar del terraplanismo económico del kirchnerismo, lo cierto es que la situación argentina es un caso típico para el análisis desde un punto de vista “monetarista” del fenómeno inflacionario, no una refutación.
Existen razones contundentes dentro de la misma teoría monetaria para explicar el por qué los precios no están reaccionando, hoy por hoy, a la emisión récord que lleva a cabo en Banco Central. 

Lejos de ser un problema para la teoría económica moderna, ocurre un simple acomodamiento de variables que el kirchnerismo pretende ignorar.

Desde una visión cuantitativa del dinero, se comprende que los precios, la velocidad de circulación del dinero (o su contraparte en la demanda monetaria), la producción agregada (o el nivel de ingreso) y masa monetaria (los agregados monetarios), forman parte de una ecuación que busca ser equilibrada siempre.

Esta identidad permite explicar sencillamente lo que ocurre actualmente. La cuarentena y la situación anormal en el movimiento natural de la economía, provocaron una enorme caída en la velocidad de circulación del dinero, la cantidad de veces que el dinero pasa a través de toda la economía

El propio Banco Central reveló en un informe que la velocidad de circulación cayó al nivel más bajo desde 1975, un dato que no puede ser pasado por alto. Para el terraplanismo económico, esta podría ser una cuestión menor, pero es crucial para entender la lógica a la cual están respondiendo los precios. 

Cuando la velocidad baja repentinamente y por alguna causa externa, como bien puede ser una pandemia y una cuarentena estricta, cualquier aumento de la masa monetaria no será trasladada directamente en una variación de precios, porque no hay "suficientes" transacciones para convalidar estos precios más altos.

Esto se puede ver en que las personas, los argentinos, eligen atesorar dinero antes que comprar bienes, lo cual se traduce directamente en que esos bienes no pueden subir de precio porque nadie los está comprando. Esto también se ve en la enorme recesión económica que atraviesa al país; si bien el Gobierno está inyectando enormes cantidades de dinero, estas no están llegando a las clases más bajas que son las que suelen utilizar la mayor parte de sus ingresos en el consumo.

La gran mayoría de las inyecciones monetarias fueron para pagar sueldos de personas que vieron sus trabajos comprometidos, a través del programa ATP, y para subsidios a PyMEs que estaban al borde de la quiebra por al cuarentena. Ninguno de estos dos destinatarios son agentes económicos que presenten grandes niveles de consumo en épocas de crisis.

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Tomando cualquier agregado monetario, el resultado es el mismo. Usando la propia Base Monetaria, la circulación experimentó un derrumbe histórico.

Utilizando el agregado “M1”, que comprende al dinero circulante y los depósitos de bancarios de carácter transferible (cheques o cuentas corrientes), se llega exactamente a la misma conclusión. 

La cuarentena más larga y estricta del mundo provocó, además, una fuerte contracción sin precedentes en la actividad económica. Las contracciones de abril y mayo fueron por mucho las más altas en toda la historia argentina, superiores a las registradas en 2001 y 2002. 

La enorme caída del nivel de actividad y la pobre velocidad en la circulación del dinero (un alza anormal en la demanda monetaria), desde un punto de vista exclusivamente cuantitativo de la inflación, deben necesariamente impactar sobre el nivel de precios, ejerciendo una presión deflacionista sobre los mismos. 

La presión deflacionista nunca llegó a materializarse en la realidad, porque el enorme aumento en la base monetaria aniquiló cualquier posibilidad hacerlo. Por esta razón, mientras el mundo se debate sobre los problemas y los riesgos de la deflación, en Argentina seguimos hablando de aumentos en los precios, aún con el brutal contexto que estamos viviendo.

En cualquier país normal, la cuarentena tira los precios para abajo, como la teoría monetarista predice, pero en Argentina, toda esta presión hacia abajo es contrarrestada por una fuerza inflacionaria hacia arriba debida a la incesante emisión de dinero, que sigue dando aumentos del IPC mensuales en torno al 2 o 3%.

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Otro detalle que el economista Andújar no cuenta, es que el Banco Central argentino fue obligado a esterilizar cerca del 75% de toda la emisión que generó. Es decir, el aumento de precios que estamos viviendo, si bien es inferior al registrado en 2019, sólo fue posible gracias a una eliminación rápida del 75% de la emisión monetaria que podría estar en circulación. Resta imaginar qué ocurriría si el total de la emisión del BCRA estuviera circulando. 

Entre la posición de Pases y Letras del Banco Central, se está hablando de otra base monetaria entera contenida en estos artilugios financieros, lo cual implica una peligrosa "bomba inflacionaria" sobre la economía, que es lo que lleva a economistas como Javier Milei, Roberto Cachanosky o hasta el mismo Domingo Cavallo a hablar de un riesgo no lejano de hiperinflación.

A pesar de la prédica del terraplanismo económico del mismo Gobierno kirchnerista, parece que el Presidente del BCRA no titubeó en desconfiar de los efectos que tiene la emisión monetaria sobre los precios, y decidió esterilizar y secar el mercado de pesos.

Carlos Andujar celebra con mucho entusiasmo las políticas monetarias del Gobierno, asegurando que cerrarle la puerta "a los neoliberales" y aceptar al "Keynes de 1929" es el camino correcto para sanear los azotes de la pandemia.

Desde La Derecha Diario nos acordaremos especialmente de este erudito del monetarismo, que con tan poca elegancia trata de explicarlo, cuando termine la cuarentena y los niveles de velocidad del dinero empiecen a recuperarse a los niveles que había en 2018 o 2019. Veremos en ese entonces si desde el kirchnerismo se aceptará la realidad de la inflación para poder apalearle de una vez por todas o se seguirá hablando de "mitos" y culpando a "los grandes formadores de precios".

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Tras la desregulación del mercado inmobiliario, la oferta de viviendas en alquiler se disparó casi un 200% en el AMBA

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Cada vez más personas pueden acceder al alquiler gracias al decreto de desregulación anunciado por el Presidente Milei en diciembre del año pasado. Se registró un explosivo crecimiento de la oferta inmobiliaria, el más drástico del que se tenga algún registro en los últimos años.

El proceso de desregulación del mercado inmobiliario cosechó un éxito contundente y arrollador, cada vez más difícil de negar incluso entre los más reaccionarios a las medidas que impulsó el oficialismo.

Desde que el Presidente Javier Milei decretó la desregulación inmobiliaria y el fin de la Ley de Alquileres del 2020, la cantidad de viviendas ofrecidas en alquiler se disparó hasta un 189% en el Área Metropolitana de Buenos Aires, según un reciente informe de la Universidad de San Andrés al término del mes de marzo.

La cantidad de inmuebles ofrecidos saltó drásticamente de las 6.696 unidades a un total de 19.069 en cuestión de solo unos pocos meses. Bajo el marco regulatorio anterior esto podría haber parecido una utopía, pero la mayor libertad de transacciones está permitiendo que miles de personas puedan acceder a la vivienda.

Asimismo, el sondeo de visualizaciones de Zonaprop registró que la cantidad de viviendas ofrecidas se duplicó desde diciembre del año pasado, convalidando así el éxito de la desregulación. Este fenómeno se explicó principalmente por los alquileres de índole permanente, en detrimento de los temporarios.

De acuerdo a Zonaprop, en el mes de marzo el precio promedio de los alquileres aumentó tan solo un 2,5% en el Gran Buenos Aires, mientras que la tasa de inflación informada por el INDEC cerró por encima del 11% en el mismo período.

En lo que va del año el precio promedio de los alquileres acumuló un aumento del 28,7%, una cifra muy inferior al 49,1% que se había acumulando durante el primer trimestre de 2023 (bajo el esquema regulatorio del kirchnerismo).

Se debe tener en cuenta, además, que la tasa de inflación minorista acumulada entre enero y marzo fue del 51,6%, y los precios mayoristas subieron un 37% en el mismo período. Sin importar contra qué métrica inflacionaria se los compare, el valor real de los alquileres cayó drásticamente en términos reales.

Este fue precisamente el efecto que se esperaba tras la aplicación del proceso de desregulación. Dada una demanda relativamente estable (sin ninguna perturbación particular), el explosivo crecimiento de la oferta permitió que cada vez más personas puedan permitirse pagar un alquiler al verse beneficiados de su drástico abaratamiento.

El éxito de la desregulación se convalida desde el punto de vista de las cantidades ofrecidas en el mercado, y también desde el punto de vista de los precios en términos reales. Hasta la fecha, no se registró ni una sola variable en el mercado inmobiliario que se haya visto afectada negativamente tras el levantamiento de los controles impuestos en 2020, más bien todo lo contrario. La propaganda kirchnerista encontró un amargo final al verse refutada por la realidad.

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Crisis fiscal en Estados Unidos: Las “Bidenomics” desataron un déficit por casi 2 billones de dólares al término de marzo

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Pese a que la economía estadounidense sigue creciendo, el Gobierno federal incurrió en un déficit histórico. y se está endeudando a un ritmo únicamente visto durante las grandes recesiones y en las guerras mundiales del siglo pasado. La trayectoria fiscal trazada por Biden es abiertamente insostenible.

Las políticas del Presidente Joe Biden provocaron el agujero fiscal más grande de la historia de los Estados Unidos en tiempos de paz. La visión económica del Gobierno cayó bajo la influencia del Caucus Progresista dentro del Partido Demócrata, la facción más radicalizada hacia la izquierda dentro del Congreso estadounidense.

La actividad económica del país logró recuperarse de la pandemia y continuó con su sendero de crecimiento, pero a pesar de esta muy esperable normalización, el Gobierno federal incurrió en un desequilibrio fiscal histórico que ascendió a los US$ 1,66 billones de dólares al término de marzo.

De hecho, el déficit financiero había llegado incluso a los US$ 8,36 billones en julio del año pasado, como resultado del amplio programa de rescates para préstamos estudiantiles que impulsó el Presidente Biden.

El Partido Demócrata que alguna vez había patrocinado los superávits presupuestarios de la era Clinton, ahora respalda a capa y espada los déficits más irresponsables que nunca se hayan visto en Estados Unidos.

La economía se normalizó una vez superada la pandemia, pero la posición fiscal del Estado jamás lo hizo. El resultado financiero del Gobierno federal representaba el 4,8% del PBI en febrero de 2020, mientras que hoy en día esa cifra se acerca a los 6 puntos del producto. Este brutal incremento se explica principalmente por el mayor peso de los intereses de deuda, que ya son los más altos desde mediados de la década del 90.

Para compensar esta brecha sin precedentes, el Gobierno federal se está endeudando a un ritmo similar al que cabría esperar durante la salida de una recesión o la ejecución de una guerra de grandes proporciones, pero como es bien sabido ninguno de estos escenarios es precisamente el caso. En caso de que la economía entrase en recesión en un futuro cercano, el Gobierno carece de mayor margen fiscal para actuar en consecuencia.

El total de la recaudación por impuestos federales (y otros ingresos por rentas) sólo alcanza a cubrir hasta el 73% de los gastos federales incurridos. El 27% restante se está compensando por la vía del endeudamiento, principalmente con instituciones locales o en el exterior.

Hasta ahora la Reserva Federal se mantuvo al margen de expandir su financiamiento al Tesoro por la vía de la compra de títulos públicos (como lo hizo durante la pandemia en 2020), pero eventualmente el Gobierno federal no puede quebrar, y cualquier tipo de incumplimiento vendría asociado a un latente inflacionario.

La proporción de crédito doméstico absorbido por el Gobierno federal se incrementa, y lo que es lo mismo, se reduce la cantidad de recursos disponibles para prestar a las empresas privadas o a las familias (por ejemplo el crédito hipotecario). Esto se ve reflejado por un piso de tasas de interés cada vez más elevado.

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Gracias al superávit y la estabilización inflacionaria de Milei, el Banco Hipotecario volvió a lanzar créditos hipotecarios

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Por primera vez en años vuelve a desarrollarse el crédito inmobiliario en la Argentina, de la mano del superávit fiscal anunciado por el equipo de Luis Caputo. Se lanzan nuevas opciones atadas a la variación del UVA.

Durante las últimas décadas los jóvenes argentinos han perdido la capacidad de acceder a una casa propia a través del crédito hipotecario, algo que ocurra en la totalidad de los países del mundo occidental.

Algo tan simple en el mundo se ha vuelto prácticamente en una fantasía en Argentina, y comprar una propiedad requiere un nivel de ahorro imposible para toda la clase media. Pero, ¿por qué paso esto? ¿Si la mayoría de nuestros padres pudieron? ¿Existe algún responsable? ¿Por qué Argentina perdió el mercado hipotecario?

La respuesta es extremadamente simple: el déficit fiscal. Explicarlo, puede tomar un poco más de desarrollo. Argentina hace 16 años que gasta más de lo que recauda. El déficit debió financiarse con los ahorros de los argentinos a través de la emisión constante de títulos públicos para cubrir el agujero fiscal.

Hay que entender que el sistema financiero no es otra cosa que el aparato sanguíneo de la economía, si todo el flujo debe financiar al Estado, crowding out, nada queda para el privado, y consecuentemente nada queda para el sueño de la casa propia.

El kirchnerismo buscó compensarlo con un limitado plan PROCREAR, donde solo se podía adquirir una vivienda designada por el político de turno y mediante un sorteo. Más allá de lo arbitrario del azar, no poder elegir donde uno quiere desarrollarse es un acto que atenta contra los derechos más fundamentales de los argentinos.

Este lunes, el presidente Javier Milei anunció el superávit fiscal de la cuenta corriente para el primer trimestre del año. Esto resulta de vital importancia porque ahora el sistema financiero posee recursos ociosos para colocar en el mercado. Esto genera las condiciones para un nuevo “noviazgo” entre el sistema financiero y el sector privado crowding in.

En la mañana de hoy nos enteramos que el Banco Hipotecario estará otorgando una nueva línea de crédito hipotecario, algo que no sucedía desde el año 2018. En su página, se pueden ver las condiciones comerciales que otorgan para la construcción, adquisición, terminación, y ampliación de vivienda.

El préstamo que otorgan es mediante la modalidad UVA que ajusta por inflación tanto el capital adeudado como las cuotas a pagar. La tasa de interés prevista es del 8,5% anual, es decir que la cuota ajustara por la variación de la UVA + 8,5% año a año.

Si bien estos créditos se habían hechos impagables desde 2018 a medida que empezó a escalar la inflación, con la estabilización monetaria que ya está consiguiendo la gestión de Milei y de Toto Caputo.

Para ilustrar un poco más, tomamos algunas métricas de la página, si uno solicita $100.000.000 (aproximadamente US$ 100.000), tendrá que tener un ingreso necesario de $3.128.000 y abonará una cuota de $782.000.

Tomando las palabras del presidente Milei, los argentinos están frente a la oportunidad de ser los arquitectos de nuestro propio destino, no la desaprovechemos.


Steven Rosenthal, abogado UCA, asesor financiero idóneo CNV.

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