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Economía

Papelón sin precedentes: El Gobierno admitió que tuvo un "error" de más de 1 millón de habitantes en el censo

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El INDEC publicó los resultados del Censo 2022 y los escándalos no tardaron en aparecer. La proyección poblacional preliminar del organismo arrojó una diferencia sorprendente con respecto al dato efectivo, y se denuncia que La Matanza adulteró los resultados para recibir más fondos de la Nación. 

Con meses de retraso, el INDEC dirigido por Marco Lavagna finalmente publicó los primeros resultados del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2022, las estadísticas recabadas por los formularios digitales y tradicionales llevados a cabo a mediados del año pasado.

Pero las críticas al INDEC no tardaron en aparecer, reflotando el fantasma del régimen kirchnerista entre 2007 y 2015. Los errores metodológicos, la tardanza en la publicación de los datos y los resultados polémicos despertaron escepticismo en una buena parte de la opinión pública independiente.

Los datos de la población

Finalmente se anunció que en Argentina viven un total de 46.044.703 habitantes en todo el país, con una tasa de cobertura nacional del orden del 98,6% (muy por encima de los parámetros internacionales).

El problema es que esta medición fue holgadamente inferior a la proyección preliminar que el propio INDEC publicaba hasta mayo del año pasado, alrededor de 47.327.407 habitantes estimados. Es decir, se detectó una discrepancia de 1.092.577, que en términos estadísticos escapa mucho al desvío estándar que hubiera sido esperable corroborar. 

Lavagna se defendió de las críticas y explicó que las estimaciones preliminares son una suerte de “boca de urna” para los datos de población, y no son números estrictamente comparables en términos rigurosos.

No son exactamente comparables los datos que dimos originalmente, que son una proyección, una comparación que se hizo en ese momento en como venía el operativo, y con modelos demográficos. Lo que estamos presentando acá es el conteo efectivo de las personas”, explicó el Director del INDEC. 

Si bien es cierto que las estimaciones preliminares suelen tener diferencias con respecto al valor efectivo, la discrepancia es demasiado grande. También sorprendió a muchos que Argentina haya sumado menos de 6 millones de personas en 10 años, dado que el Censo del 2010 había dado un conteo de 40.117.096 personas. La tasa de crecimiento poblacional fue irrisoria, especialmente cuando se la compara con otros países de la región y del resto del mundo.

Sobreestimación poblacional en La Matanza

Probablemente el hecho metodológico más abiertamente repudiable es el conteo poblacional en el partido de La Matanza. El Censo 2022 relevó que en la jurisdicción viven un total de 1.837.774 personas, por lo que el dato efectivamente recabado discrepa en 540.000 personas con respecto a la proyección normal estimada en el Censo 2010 para la región

En otras palabras, mientras en la mayor parte de los partidos del Gran Buenos Aires las discrepancias oscilan entre el 0% y el 11%, en La Matanza la brecha se extiende a un inexplicable 22,59%. No existe ningún tipo de justificación estadística que sea capaz de explicar un desvío semejante para una serie poblacional, y muchísimo menos si este comportamiento extraño se limitó a sólo un partido de la Provincia pero no así a los colindantes.

Sin embargo, este problema no es atribuible ni al actual director del INDEC ni al Censo llevado a cabo en 2022, es un efecto arrastre de la falsificación estadística del año 2010. En ese año, la población se incrementó violentamente y abandonó todas las tendencias anteriores sin ningún motivo explicable, y para 2022 las tasas de crecimiento volvieron a normalizarse.

Se denuncia que el intendente Fernando Espinoza habría tenido complicidad con el INDEC intervenido durante el régimen kirchnerista para falsificar la información poblacional de su partido, y obtener una cuantía mayor sobre los recursos coparticipables por más de una década.

Los intendentes de otros distritos reclaman por el escándalo estadístico en La Matanza, y demandan un resarcimiento por la masa de recursos que debió haber sido otorgada a otras jurisdicciones y jamás llegó por la adulteración estadística.

Personas en situación de calle

Otro polémico dato relevado por el INDEC de Marco Lavagna fue el anuncio de que en Argentina solamente habría 2.962 personas en situación de calle, casi el 63% de las mismas viviendo en la Provincia de Buenos Aires y en la Capital Federal. 

Este dato despertó un fuerte escepticismo en la sociedad. Además, el INDEC anunció que no hay ni siquiera una sola persona viviendo en la calle en Provincias como Tierra del Fuego, Santa Cruz, Río Negro, La Rioja y Formosa, algo que las personas viviendo en las capitales de estas provincias podrán refutar simplemente saliendo a la calle.

Cabe recordar que el mismo organismo publica que, por solo poner un ejemplo, la pobreza en Formosa fue del 24,4% y la indigencia del 8,6% en 2021, pero aparentemente no hay ni una persona sin hogar. Asimismo, en la Provincia de Chaco sólo se contabilizaron 54 personas en situación de calle, pero la pobreza en Gran Resistencia superó el 49% y la indigencia el 15% en el primer semestre de 2021.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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