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Economía

Piloto de tormentas: Toto Caputo anunció un paquete de 10 medidas de emergencia para gestionar la crisis que deja Massa

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El Gobierno anunció el sinceramiento del precio del dólar oficial, la reducción de subsidios económicos y gastos superfluos del Estado, y un complemento de ayudas sociales para sostener a los sectores más afectados por la crisis que dejó el kirchnerismo.

El ministro de Economía Luis Caputo anunció el primer paquete de medidas para gestionar la caótica crisis económica que deja el Gobierno kirchnerista. Se trata de un programa de emergencia, que apunta directamente contra los principales desequilibrios fiscales, monetarios y cambiarios que sufre la Argentina.

Fueron enunciadas un total de 10 medidas con un objetivo muy claro: concretar el déficit financiero cero lo más rápido posible. El Ministro explicó que el déficit heredado del Tesoro nacional asciende a los 5,5 puntos del PBI, mientras que los intereses de la deuda remunerada en el Banco Central ascienden a otros 10 puntos del PBI adicionales.

Una a una, todas las medidas que anunció Caputo

1 – No se renuevan los contratos laborales del Estado que tengan menos de 1 año de vigencia. Se trata del primer gran paso para racionalizar la planta de la administración pública, y comenzar a reducir el gasto en el funcionamiento del Estado mismo.

2 – Suspensión de la pauta del Gobierno Nacional por 1 año. Los gastos por esta partida llegaron a representar hasta 34.000 millones de pesos durante el año 2023, y el Gobierno resolvió que dejará de ser una prioridad, para dar paso a atender otras urgencias.

3 – Los Ministerios se reducirán de 18 a 9 y las Secretarías de 106 a 54. El organigrama del Estado nacional se convierte en el más austero nunca visto desde la década de 1990. Se reducen en un 50% los cargos jerárquicos de la administración pública, y hasta 34% los cargos políticos del Estado nacional.

4 – Reducción al mínimo de las transferencias discrecionales del Estado Nacional a las provincias. Se desmantelará la asignación discrecional de los recursos adicionales que percibe el Gobierno nacional.

5 – Se suspenden todas las licitaciones de obras públicas que no hayan comenzado, y no habrá nuevas licitaciones hasta previo aviso. Paralelamente, se buscará implementar un sistema de iniciativa privada similar a la que opera exitosamente en Chile desde hace décadas.

6 – Reducción de los subsidios a la Energía y al Transporte. Se eliminarán las “tarifas políticas” a los servicios públicos. Se elimina el sesgo arbitrario en la asignación de subsidios al transporte entre el AMBA y el interior del país. Los subsidios se instrumentarán de manera federal y ecuánime con cada región de la Argentina, sin discriminación de ningún tipo.

7 – Se mantiene el plan Potenciar Trabajo de acuerdo a lo establecido por el Presupuesto 2023. El ajuste fiscal no recaerá sobre las partidas sociales. El monto de la tarjeta Alimentar se incrementará en un 50%, mientras que la Asignación Universal por Hijo (AUH) se va a duplicar (se incrementará un 100%).

8 – Sinceramiento del tipo de cambio oficial. El dólar que fija el Banco Central se incrementará hasta los $800, tanto para importadores como para exportadores. Esta medida va acompañada por un aumento provisorio del impuesto PAIS sobre las importaciones, y sobre las retenciones a las exportaciones no agropecuarias.

9 – Finalizada la emergencia, serán eliminados todos los derechos de exportación para todos los sectores sin excepción. La soja, el maíz, el trigo y el girasol están entre los cultivos que más disfrutarán del impacto por la reducción tributaria.

10 – Se decreta la eliminación del sistema SIRA para las importaciones, y su reemplazo por sistema estadístico y de información que no requerirá de la aprobación de licencias. Las importaciones serán liberadas de cualquier tipo de restricción cuantitativa, y comenzarán a financiarse a través del nuevo cambio a $800.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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