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Economía

Por qué la propuesta de Milei de dolarizar la economía terminaría con la inflación y subiría los salarios

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El Diputado por La Libertad Avanza afirmó que la moneda real en Argentina es el dólar, y que un programa de dolarización provocaría un rápido despegue de los salarios reales y el fin de la inflación.

Por primera vez desde finales de la década del ’90, la dolarización vuelve a instalarse en el debate político de la mano del diputado y popular economista Javier Milei. En diálogo con A24 el economista presentó su el programa que supondría la erradicación de la política monetaria como un instrumento para asistir las “necesidades políticas” que pueda establecer el Tesoro.

Pese a ser un debate fuertemente controvertido, lo cierto es que la mayor parte de los argentinos (sin importar sus afinidades ideológicas) deciden recurrentemente confiar sus ahorros al dólar y no al peso.

Aún a pesar de dogmatismos ideológicos, en los hechos, la moneda para el ahorro en Argentina es el dólar de manera indiscutida, y hace ya varios años. Esto es incluso más evidente en los deciles de más bajos ingresos, que no cuentan con el acceso o la información a tantos instrumentos financieros con rendimientos más elevados, como sí pueden acceder los deciles más altos, y utilizan cualquier oportunidad que encuentran para comprar dólares.

Con un programa de dolarización, Milei apuesta a avanzar con su más famosa propuesta para la economía argentina: la eliminación del Banco Central tal y como lo conocemos hoy. Como ocurre en el Banco Central de Ecuador desde el año 2000, las facultades de la autoridad monetaria podrían quedar severamente restringidas con una economía dolarizada, incluso más restringidas que durante el Plan de Convertibilidad.

El argumento que da Milei sobre la dolarización en Argentina viene de la mano con su idea de erradicar el Banco Central, y es una propuesta que ha tenido exitosos resultados en países como el mencionado Ecuador o El Salvador. En primer lugar, la dolarización permitiría erradicar la inflación de forma casi instantánea.

Esta posición no es cuestionada por prácticamente ningún sector dentro del arco político argentino, siendo que tanto economistas heterodoxos como ortodoxos aseguran que es efectivamente una herramienta que tiene el poder de eliminar cualquier vestigio de inflación en poco tiempo.

Claramente, esto viene de la mano con entender que la suba del nivel general de precios es una consecuencia directa de la política monetaria del Banco Central, por lo que quitarle la "maquinta" al Gobierno nacional llevaría a que automáticamente las expectativas inflacionarias se redujeran como máximo al valor de inflación de Estados Unidos.

En segundo lugar, Milei alertó sobre el peligro inflacionario “latente” que sufre el país, a raíz del desequilibrio cuasi-fiscal del Banco Central y la represión financiera, que amenaza con una hiperinflación más temprano que tarde.

De no poderse mantener los “diques” de contención artificiales en la economía, el economista libertario estima que la inflación podría llegar al 1.000% anual. Esta situación implica que el nivel de precios se multiplicaría por 11 y estaría asociado a un escenario social caótico. Solo la dolarización podría frenar ese círculo vicioso inflacionario que lleva a la Argentina a una hiper.

Hoy la situación es muchísimo peor que en el Rodrigazo, porque el desequilibrio monetario es muchísimo más grande, por lo menos el doble. El problema es que cuando vos tuviste el Rodrigazo arrancaste con 4,5% de pobres y hoy arrancas de un 45%, diez veces más, osea que un escenario traumático de esas características va a hacer explotar la cantidad de pobres e indigentes”, explicó Milei.

La tercera gran razón que expone Milei es el efecto positivo de la dolarización sobre los salarios reales de los argentinos. El economista, con su honestidad de siempre, explicó que en la primera fase de la transición, una vez dolarizada la economía, habría una fuerte inflación en dólares de los precios que hoy se encuentran distorsionados.

Pero con una buena noticia: uno de estos precios son los salarios.

Dado que los precios de los alimentos en dólares no se verían afectados porque ya están dados en esa divisa, los salarios reales en términos de poder de compra de alimentos aumentarían drásticamente.

Como explica Milei, este efecto será particularmente beneficioso para los sectores de bajos ingresos, que verían como sus sueldos se agrandan para ajustarse a un sistema de precios que blanquea estar dolarizado.

Asociado a esto, cabría esperar una rápida reducción de la pobreza para los asalariados. “En caso de dolarización, habría una transición de 18 meses de inflación en dólares, pero los salarios van a volar", asegura el economista. 

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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