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Economía

Tras el fracaso ecologista y el colapso económico, el FMI otorga un préstamo por US$ 3.000 millones a Sri Lanka

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Se trata de un préstamo de servicio ampliado para afianzar el desarrollo de una agenda de reformas estructurales, entre ellas el ordenamiento de las finanzas públicas, la privatización de empresas estatales y la independencia del Banco Central de Sri Lanka.

La Junta Ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI) resolvió otorgar un préstamo al Gobierno de Sri Lanka por un total de 2,286 mil millones de Derechos Especiales de Giro (el 395% de la cuota anual del país a la institución), equivalentes a 3.000 millones de dólares. El primer desembolso efectivo ascendió a los 330 millones de dólares.

Se trata de un préstamo en la forma de un Servicio Ampliado del Fondo (EFF, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo es rescatar a países con extremas dificultades financieras o con severos problemas de balance de pagos, para desarrollar programas de reforma estructural a corto y mediano plazo. 

La economía de Sri Lanka se convirtió en el teatro de operaciones para la agenda ecologista radical, y el reemplazo de los métodos agrícolas modernos por la agricultura orgánica provocó una contracción del PBI sin precedentes, una fuerte caída de las exportaciones y una tasa de devaluación cercana al 80% en 2022.

Asimismo, la confianza inspirada por el acuerdo con el FMI le permitiría a Sri Lanka alcanzar préstamos de hasta US$ 7.000 millones con organismos de crédito multilateral, entre ellos el Banco Mundial. 

Los objetivos del acuerdo con el FMI

El primer objetivo del acuerdo es el ordenamiento de las finanzas públicas. El Gobierno de Sri Lanka registró un déficit financiero del 12% del PBI en 2020, 11,6% en 2021 y se redujo al 9,8% al término de 2022. El acuerdo demanda disminuir el déficit primario (sin intereses de deuda) del 3,8% del PBI en 2022 al 0,7% en 2023, y a partir de 2024 consolidar el superávit.

Para obtener estos resultados, el FMI instó a la privatización de las empresas estatales masivas que aún permanecen en manos del Gobierno, y que en mayor medida son las responsables de los desequilibrios fiscales. El presidente Ranil Wickremasinghe se comprometió con la agenda de la privatización de miles de empresas en la esfera del sector público.

Asimismo, la mayor parte del ajuste programado por el Fondo recae sobre el aumento de la recaudación impositiva, ya que la mayor parte de la misma fue consumida por la inflación en el marco de la peor crisis económica de la historia del país. Los ingresos fiscales con recursos propios sólo representan el 8,5% del PBI (sin transferencias internacionales), y para sostener un gasto del 19% del producto se propone reorganizar el sistema tributario

Las necesidades brutas de financiación, la brecha entre los ingresos propios y los gastos efectivos, representó el 34,5% del PBI en 2022. El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional fija un límite del 13% para el período 2027-2032. Además, el stock de deuda pública (actualmente apostado en el 128,1% del PBI) no podrá superar el 95% del producto para el año 2032 y deberá reducirse gradualmente año tras año durante la vigencia del acuerdo.

El FMI demanda la reorganización de las reglas de juego del Banco Central de Sri Lanka, a partir de lo cual deberá recobrar independencia por sobre la política fiscal para pautar la oferta monetaria y la tasa de interés de corto plazo como ocurre en las economías modernas. 

“En el área monetaria, los esfuerzos para hacer que el Banco Central sea más independiente para permitirle combatir la inflación, que es un impuesto significativo sobre los pobres en particular”, explica el comunicado del FMI.

En tercer término, el acuerdo con el Fondo exige una reforma financiera para afianzar nuevamente el crecimiento del país y el acceso al crédito. La reforma incluye la desregulación del mercado de deuda pública local, para lo cual cualquier agente privado deberá poder comprar y vender bonos públicos sin las restricciones que hoy operan en la economía de Sri Lanka.

Además, se estipula la reducción del peso del Estado como agente de captación de crédito doméstico (a través de la programada consolidación fiscal) para dar paso al sector privado. Se pretende, además, dinamizar la eficiencia de las instituciones financieras estatales y preferentemente a través de su privatización o liquidación.

La reducción del rol y el dominio de las instituciones financieras estatales deberá ser acompañado por una política activa de desregulación para la apertura de nuevas instituciones financieras privadas, flexibilizando requisitos de capital mínimo y otorgando mayor igualdad legislativa para entes extranjeros. 

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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