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Economía

Por las sanciones de Estados Unidos, Rusia cae en un histórico default de la deuda externa

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El Kremlin no pudo afrontar el pago por los servicios de su deuda externa a causa de la expulsión de Rusia del sistema financiero internacional, y entró formalmente en suspensión de pagos.  

Después de las severas sanciones de Occidente, Rusia cayó en default al vencer el período de gracia de 30 días para abonar un monto de 100 millones de dólares en concepto de intereses de deuda externa.

La agencia Moody’s confirmó el nuevo default ruso al día 27 de junio, pero las autoridades rusas se negaron a aceptarlo, y lo califican como una imposición externa por encima de cualquier decisión propia.

El Tesoro de los Estados Unidos impidió que los tenedores de bonos estadounidenses pudieran recibir fondos de Rusia en dólares, eliminando una serie de exenciones que habían sido dispuestas al principio de la guerra en Ucrania.

En respuesta, Rusia anunció que su deuda por US$ 40.000 millones pasaría a pagarse en rublos, pero al verse irremediablemente incumplidos los términos originales del contrato, el default fue inevitable. El ministro de Finanzas ruso, Anton Siluanov, desconoció el default y culpó a las sanciones de Occidente por la suspensión de pagos.

“Cualquiera puede declarar lo que quiera. Pero cualquiera que entienda lo que está pasando sabe que esto no es en absoluto un impago”, declaró Siluanov.

Es la primera vez que Rusia incumple efectivamente sus obligaciones con el pago de su deuda externa desde 1918, cuando la incipiente dictadura marxista liderada por los bolcheviques decidía desconocer completamente la deuda anterior.

También existe un importante precedente de impago en 1998, en el marco de la crisis financiera bajo la presidencia reformista de Boris Yeltsin, pero este default afectó principalmente a los títulos colocados en el mercado de capitales local, y se declaró una moratoria de la deuda externa para renegociar los plazos de pago convenidos, pero sin default (algo similar a lo que ocurrió en Argentina antes del default en 2002).

Rusia se encuentra expulsada del sistema financiero internacional, y su acceso al mercado de capitales se encuentra completamente bloqueado. Esto limita las implicancias prácticas del default, debido a que aún sin él, el crédito externo no es una posibilidad real para el Gobierno ruso ni para las empresas rusas.

Sin embargo, es posible que el default dañe la reputación crediticia de Rusia a largo plazo y pasada la guerra en Ucrania, por considerarse un país altamente riesgoso y políticamente inestable para afrontar sus obligaciones. 

Brasil

Los inversores internacionales huyen de Brasil y ya sacaron casi 5.000 millones de dólares del país por las medidas de Lula

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Mientras se escapan los inversores de Brasil, el tipo de cambio del real con respecto al dólar ascendió a las 5,27 unidades y marcó una suba del 1,6% al cierre del día martes. Se trata del valor nominal más elevado de la gestión de Lula.

El dólar acumuló un alza del 8,7% de acuerdo a su paridad con el Real de Brasil desde el comienzo del año. Pero solamente al término de la rueda del día martes, el tipo de cambio se anotó una suba diaria superior al 1,6% y volvió a romper récords nominales.

La paridad del dólar llegó a los 5,27 reales al cierre del martes, el mayor valor registrado desde marzo del año 2023. La fuerte depreciación de la moneda brasileña destacó de entre otras divisas latinoamericanas que se vieron duramente afectadas por el accionar monetario conservador que recientemente adoptó la Reserva Federal de Jerome Powell.

La tasa de inflación de Estados Unidos para el mes de marzo superó las expectativas (subió ligeramente al 3,5%), con lo cual es más probable que la FED evite reducir su tasa de referencia en el corto plazo, o en su defecto que lo haga más lentamente. Esto repercutió en todas las divisas de la región, pero Brasil se vio afectado además por factores estrictamente internos.

La política fiscal del Gobierno socialista está fuera de control. El resultado primario del Gobierno federal (sin Estados locales ni municipalidades) marcó un rojo equivalente al 2,55% del PBI en febrero, el más alto desde el estallido de la pandemia. El Presidente Lula da Silva asumió su cargo habiendo heredado un superávit primario de 0,56 puntos del PBI en enero del año pasado.

Contabilizando la pesada carga de intereses que enfrenta el país vecino, el resultado financiero marcó un déficit récord de hasta el 7,7% del PBI en febrero, y no se veía algo semejante desde julio de 2021. Cabe señalar que cuando Lula asumió la presidencia del país, el déficit financiero representaba el 4,32% del producto bruto, casi se duplicó en 13 meses.

El Gobierno socialista cuestionó con dureza la independencia del Banco Central de Brasil, heredada de la administración de Jair Bolsonaro, pero al no poder revertir su autonomía se valió del endeudamiento como vía principal para solventar la brecha fiscal. La carga de intereses por la deuda pública se incrementó del 4,88% al 5,15% del PBI desde enero de 2023.

El descarrilamiento de la política fiscal hace mecha sobre la efectividad de la política monetaria, ya que pese a la autonomía legal, existen serias dudas sobre el sostenimiento del actual margen de déficit con persistente endeudamiento. En consecuencia, se reduce el efecto disciplinario de la tasa de referencia SELIC que aplica la autoridad monetaria, y con ello se proyecta un mayor impacto negativo sobre el nivel de actividad real.

Este contexto adverso provocó que Brasil pierda cada vez más atractivo para la inversión internacional. La firma Goldman Sachs recomendó abiertamente deshacer las posiciones en empresas públicas brasileñas debido a una mayor injerencia política del Gobierno, y como resultado de la falta de credibilidad en el desempeño futuro de Brasil, se registró una salida de por lo menos US$ 4.227 millones (21.000 millones de reales) por parte de inversores extranjeros en el país.

La repercusión de la depreciación del real será mayormente negativa sobre el saldo exportador de las empresas argentinas, más aún en un contexto de fuerte apreciación del peso frente al dólar.

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Brasil

Reforma agraria en Brasil: Lula lanza un grotesco programa socialista para colectivizar la producción del campo

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El Gobierno expropiará y repartirá discrecionalmente un total de 295.000 hectáreas de tierras públicas y privadas a indígenas y desempleados. El Estado se adueñará de una parte de todo lo que se produzca en las nuevas tierras reasignadas.

Con la asunción del socialismo en Brasil en enero del año pasado, se produjo un cambio radical en la política agraria del país. Se le puso fin a la concesión flexible de derechos de propiedad que emprendía la gestión Bolsonaro, y en su lugar, la administración de Lula da Silva lanzó una nueva reforma agraria a-la-China por decreto y sin pasar por el Congreso.

La reforma comprende el reparto de hasta 295.000 hectáreas de manera completamente discrecional, es decir, serán asignadas a dedo por Lula dependiendo de algún criterio arbitrario por parte de las autoridades competentes.

Las tierras se repartirán a indígenas y personas desempleadas. Con esta maniobra, el PT busca engrosar su influencia sobre los estratos más débiles de la población rural, que ahora podrían verse sometidos a una relación clientelista con el Gobierno.

El reparto afectará tanto a tierras de propiedad estatal como tierras privadas, que serán deliberadamente expropiadas en caso de que se determine el “abandono” por parte de sus propietarios, la misma excusa que utilizó el dictador chino Mao Tse Tung durante las reformas agrarias en China en la década del ’50.

A la par de estos movimientos, el Gobierno también lanzará un esquema de créditos subsidiados (y artificialmente baratos) para financiar la adquisición de maquinaria y semillas, con el fin de abastecer la eventual producción agrícola en las nuevas tierras reasignadas. 

La mayor parte de la agricultura prevista para estos campos será meramente familiar y de subsistencia, sin mayores dotes de productividad y sin la posibilidad de generar exportaciones o divisas al país.

Esto es evidencia de la pésima asignación de recursos implícita en la reforma agraria del socialismo. Se retienen recursos valiosos que podrían haberse utilizado en otras áreas de la economía para producir más eficientemente, creando puestos de trabajo mejor remunerados.

Pero pese a todo esto, la reforma agraria de Lula establece que el Estado podrá apropiarse de una parte de toda la producción realizada en esas tierras, dando forma a una incipiente colectivización de la producción agraria.

Reformas agrarias de esta índole fueron implementadas en diversas partes del mundo, como por ejemplo México (1917), Bolivia (1953), Guatemala (1951), Cuba (1959) y Chile (1962-1973), y todas ellas registraron pésimos resultados en materia de productividad y eficiencia asignativa.

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Economía

Gracias al arduo trabajo monetario de Milei, el FMI estimó que la inflación será de 150% en 2024 y de 45% en 2025

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A pesar de seguir sufriendo con la pesada herencia económica del kirchnerismo, el informe de perspectivas del Fondo Monetario Internacional proyecta el fin de la alta inflación en Argentina.

El más reciente informe de Perspectivas Económicas Mundiales (WEO) del Fondo Monetario Internacional (FMI) ratifica la previsión de un año de recesión para la economía argentina, caracterizado por una alta inflación, pero con una luz al final del camino: la inflación este año será casi la mitad que la del año pasado y el país dejará de tener alta inflación en 2025.

Como consecuencia del arduo trabajo en materia monetaria del gobierno de Javier Milei, se proyecta una recuperación significativa para el año 2025, con una marcada desaceleración en el índice de precios. Este escenario de crecimiento económico y un freno a la inflación es el mejor de los escenarios para el desarrollo de un país.

El FMI mantiene su proyección de una contracción del Producto Bruto Interno (PBI) argentino del 2,8% para el año 2024, en línea con su informe de principios de año. Esta cifra representa una caída menor en comparación con la expectativa del consenso de los economistas, reflejada en el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, que prevén una disminución del 3,5%.

En lo que respecta a la inflacion, según los datos proporcionados por el organismo multilateral, Argentina tendrá una inflación a lo largo de todo el año del 149,4%, casi la mitad de la inflación que tuvo el kirchnerismo en 2023, y una cifra inferior a la estimación del REM, que sitúa la inflación en el 189,4%.

Para el año 2025, se espera que la Argentina comience un fuerte camino de recuperación económica, y sea uno de los países con mayor crecimiento del PBI. Se mantendría la tendencia de desaceleración inflacionaria, con una reducción significativa de la inflación a un 45% en todo el año, la más baja en mucho tiempo, y se estima un crecimiento del 5% del PBI.

El Fondo contempla una mejora en el frente externo de Argentina. Después de registrar un déficit de cuenta corriente considerable del 3,5% del PBI el año pasado, se prevé que el país alcance un superávit del 0,9% tanto en el presente año como tambien en el próximo.

El economista jefe del organismo, Pierre Olivier Gourinchas, afirmó en una conferencia de prensa que, “en Argentina las autoridades están implementando un plan de estabilización muy ambicioso para restaurar la estabilidad macroeconómica”.

Como saben, el plan se centra en un fuerte ancla fiscal que elimina, en particular, cualquier financiación del gobierno por parte del Banco Central, que fue uno de los factores que condujo a cifras de inflación muy elevadas en años anteriores. Y eso ya está mostrando sus efectos. Vemos esta fuerte caída de la inflación mes a mes”, aseguró.

Por eso el progreso hasta ahora ha sido realmente impresionante. Las autoridades han podido registrar un superávit fiscal por primera vez en más de una década. Y, por supuesto, esto llevará algún tiempo y requerirá una implementación política firme. Es necesario hacer mucho más, y es necesario hacer mucho más en una escala más amplia”, afirmó.

El informe del FMI también proyecta un aumento en la tasa de desempleo para este año, alcanzando el 8%, aunque se espera una ligera reducción al 7,5% en 2025. Está dentro de lo esperado que las economías en las que cae la inflación repentinamente, sube la tasa de desempleo, ya que las empresas no pueden licuar más los salarios y si quieren reducir costos deben liberar mano de obra.

Para esto, el gobierno de Milei busca una ambiciosa reforma laboral, algo que ni el presidente Carlos Menem pudo introducir durante sus reformas, que permita alcanzar el pleno empleo en una economía completamente libre.

Por otro lado, el ministro de Economía, Luis Caputo, partirá hoy nuevamente hacia Washington para asistir a la Reunión de Primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI). El objetivo del Gobierno es retomar las negociaciones sobre el programa en curso y, especialmente, obtener más divisas del Fondo y otros organismos multilaterales para levantar las restricciones cambiarias, y así poder acelerar la recuperación economica.

El evento del FMI se llevará a cabo desde el miércoles hasta el viernes en la capital estadounidense. El equipo económico tiene previsto realizar reuniones bilaterales con la directora Gerente del Fondo, Kristalina Georgieva; su segunda al mando, Gita Gopinath; y la secretaria del Tesoro y principal asesora económica de Joe Biden, Janet Yellen.

La comitiva también incluirá al secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y al titular del Banco Central de la República Argentina, Santiago Bausili, quienes participarán en un encuentro organizado por el banco J.P. Morgan.


De Kevin Frank para La Derecha Diario

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