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Economía

Unilever abandona parte de sus operaciones en Chile: cada día más lejos del modelo de crecimiento

La multinacional holandesa Unilever anunció que cerrará dos líneas de producción en Chile y limitará sus inversiones, debido a la enorme inestabilidad económica y política que el estallido terrorista de extrema izquierda ha impulsado en el país.

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Esta semana, la firma Unilever anunció que abandona operaciones en Chile, vendiendo sus plantas de producción y el consecuente despido de sus funcionarios en los sectores afectados por la decisión. 

La empresa cerrará sus plantas confinadas a su rubro principal, la producción de elementos de limpieza. Además, anunció que dejará de envasar y comercializar té, después de una larga trayectoria en esas operaciones.

Esto se suma a la salida de Chile de Maersk, la mayor fábrica de contenedores que se había construido en América del Sur, luego de una violenta huelga en la que los manifestantes quemaron los vehículos particulares de los ejecutivos de la firma. El asesor chileno del presidente argentino Alberto Fernández, Marco Enrique Ominami, participó asesorando activamente a los sindicatos de Maersk.

Las constantes presiones del sindicalismo al sector privado, sumado a la enorme insurrección de la extrema izquierda de octubre del año pasado y la inminente votación por la reforma constitucional han generado una situación de enorme incertidumbre en el país, una que no se veía hace 5 décadas.

Las empresas internacionales siempre han visto con buenos ojos a Chile, siendo uno de los pocos países de Latinoamérica donde la estabilidad política y la situación económica eran favorables a la inversión y al empleo. Sin embargo, esta visión del país parece ser cosa del pasado.

Mientras políticos de derecha se doblegan ante la izquierda, y la izquierda degenera en un movimiento marxista-revolucionario, el futuro no solo político si no que económico de Chile está en duda.

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Esta semana coincide con los 50 años de la elección por las urnas del único presidente democrático marxista de la historia del mundo, Salvador Allende, alumno aventajado de la dictadura castrista y la Unión Soviética de aquella época. 

Pero Allende no sólo condujo a Chile al mayor desastre económico y a los albores de una guerra civil en Chile, si no que también impulsó la creación de un movimiento que perdura al día de hoy, que se esconde detrás de una centro-izquierda moderada pero en realidad busca la revolución armada y el cambio total del sistema político en el país.

Los últimos 4 años de Bachelet más demostraron esta tendencia. El gobierno de "izquierda moderada" tuvo el peor desempeño económico desde 1990, con decenas de leyes anti-inversión y con un giro absoluto al progresismo, que planteó en Chile a la desigualdad como una problemática a combatir e impulsó una caída en el crecimiento.

Estos desmanejos fueron identificados por el electorado chileno, que ni bien pudo sacó la socialismo del poder y votó a Sebastián Piñera, que en sus primeros meses dio un respiro de nuevos aires e implementó programas para recuperar la inversión.

Pero la izquierda, ya alejada del poder, mostró su verdadera cara y provocó un estallido delictivo y terrorista, que no ha cesado desde el 18 de octubre del año pasado y que destruyó 12 mil millones de dólares en infraestructura de  bienes públicos y privados

El golpe de gracia fue que tanto los partidos de gobierno como los de oposición, que son mayoría en ambas cámaras, decidieron que lo mejor para el país era socavar ante las exigencias de la izquierda y desmantelar lo realizado en estos 40 años de crecimiento y crear una nueva Constitución.

La Constitución, que ya había sido reformulada por el ex presidente socialista Ricardo Lagos, esta vez corre el peligro de que le sean borrados todos los logros económicos y sociales que reconoce el texto original redactado durante el régimen de Pinochet.

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¿Y qué tiene que ver todo esto? 

A pesar de que una reforma de la Constitución no tenia más de un 8% de imagen positiva entre la ciudadanía, luego de las protestas de 2019 se destapó el apetito y el verdadero rostro de la extrema izquierda chilena, y el país se puso en ruta de una Asamblea Constituyente al mejor estilo venezolano.

El golpe a la confianza y seriedad de Chile fue demoledor a los ojos de inversionistas y clasificadoras internacionales que continuaron depreciando el ranking de Chile, acción que ya habían realizado durante el gobierno de Bachelet, por primera vez desde 1990. 

Los 40 años de preparación de una nueva generación de chilenos adoctrinados por la extrema izquierda y pavimentada por los 2 gobiernos de Bachelet en los colegios públicos estaba dando resultado, convenciendo de a poco que el proyecto de Nación chileno estaba mal y adoctrinando el ideal de un Allende heroico, llegando a ser considerado hoy por un 34% de la población, como "el mejor presidente de Chile".

El milagro económico chileno que disminuyó la pobreza de un 64% que existía en el gobierno de Allende en 1973, a un 8% en el 2019. El mismo modelo que sacó a Chile de ser el tercer país mas pobre de América Latina, con logros de 99% de alfabetización, agua potable para el 96% del país, aumento de la expectativa de vida en más de 20 años, (mayor incluso que en USA), estudios universitarios para más del 90% de los egresados de colegios y una movilidad social mayor que en Suecia o Alemania. 

Hoy, el candidato comunista Daniel Jadue, alcalde de una comuna de Santiago y conocido por sus intervenciones a favor de Venezuela y Cuba, anunció unilateralmente "el fin de la propiedad privada y la estatización de los servicios básicos". Jadue aparece en algunos estudios de opinión en la primera posición para asumir como el próximo presidente, y sin lugar a dudas como la nueva cara de la izquierda chilena.

Si este es el camino que los chilenos votarán en los próximos años, la salida de Unilever o Maersk del país se convertirá en la regla y no en la excepción.

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Economía

Tras la desregulación del mercado inmobiliario, la oferta de viviendas en alquiler se disparó casi un 200% en el AMBA

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Cada vez más personas pueden acceder al alquiler gracias al decreto de desregulación anunciado por el Presidente Milei en diciembre del año pasado. Se registró un explosivo crecimiento de la oferta inmobiliaria, el más drástico del que se tenga algún registro en los últimos años.

El proceso de desregulación del mercado inmobiliario cosechó un éxito contundente y arrollador, cada vez más difícil de negar incluso entre los más reaccionarios a las medidas que impulsó el oficialismo.

Desde que el Presidente Javier Milei decretó la desregulación inmobiliaria y el fin de la Ley de Alquileres del 2020, la cantidad de viviendas ofrecidas en alquiler se disparó hasta un 189% en el Área Metropolitana de Buenos Aires, según un reciente informe de la Universidad de San Andrés al término del mes de marzo.

La cantidad de inmuebles ofrecidos saltó drásticamente de las 6.696 unidades a un total de 19.069 en cuestión de solo unos pocos meses. Bajo el marco regulatorio anterior esto podría haber parecido una utopía, pero la mayor libertad de transacciones está permitiendo que miles de personas puedan acceder a la vivienda.

Asimismo, el sondeo de visualizaciones de Zonaprop registró que la cantidad de viviendas ofrecidas se duplicó desde diciembre del año pasado, convalidando así el éxito de la desregulación. Este fenómeno se explicó principalmente por los alquileres de índole permanente, en detrimento de los temporarios.

De acuerdo a Zonaprop, en el mes de marzo el precio promedio de los alquileres aumentó tan solo un 2,5% en el Gran Buenos Aires, mientras que la tasa de inflación informada por el INDEC cerró por encima del 11% en el mismo período.

En lo que va del año el precio promedio de los alquileres acumuló un aumento del 28,7%, una cifra muy inferior al 49,1% que se había acumulando durante el primer trimestre de 2023 (bajo el esquema regulatorio del kirchnerismo).

Se debe tener en cuenta, además, que la tasa de inflación minorista acumulada entre enero y marzo fue del 51,6%, y los precios mayoristas subieron un 37% en el mismo período. Sin importar contra qué métrica inflacionaria se los compare, el valor real de los alquileres cayó drásticamente en términos reales.

Este fue precisamente el efecto que se esperaba tras la aplicación del proceso de desregulación. Dada una demanda relativamente estable (sin ninguna perturbación particular), el explosivo crecimiento de la oferta permitió que cada vez más personas puedan permitirse pagar un alquiler al verse beneficiados de su drástico abaratamiento.

El éxito de la desregulación se convalida desde el punto de vista de las cantidades ofrecidas en el mercado, y también desde el punto de vista de los precios en términos reales. Hasta la fecha, no se registró ni una sola variable en el mercado inmobiliario que se haya visto afectada negativamente tras el levantamiento de los controles impuestos en 2020, más bien todo lo contrario. La propaganda kirchnerista encontró un amargo final al verse refutada por la realidad.

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Economía

Crisis fiscal en Estados Unidos: Las “Bidenomics” desataron un déficit por casi 2 billones de dólares al término de marzo

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Pese a que la economía estadounidense sigue creciendo, el Gobierno federal incurrió en un déficit histórico. y se está endeudando a un ritmo únicamente visto durante las grandes recesiones y en las guerras mundiales del siglo pasado. La trayectoria fiscal trazada por Biden es abiertamente insostenible.

Las políticas del Presidente Joe Biden provocaron el agujero fiscal más grande de la historia de los Estados Unidos en tiempos de paz. La visión económica del Gobierno cayó bajo la influencia del Caucus Progresista dentro del Partido Demócrata, la facción más radicalizada hacia la izquierda dentro del Congreso estadounidense.

La actividad económica del país logró recuperarse de la pandemia y continuó con su sendero de crecimiento, pero a pesar de esta muy esperable normalización, el Gobierno federal incurrió en un desequilibrio fiscal histórico que ascendió a los US$ 1,66 billones de dólares al término de marzo.

De hecho, el déficit financiero había llegado incluso a los US$ 8,36 billones en julio del año pasado, como resultado del amplio programa de rescates para préstamos estudiantiles que impulsó el Presidente Biden.

El Partido Demócrata que alguna vez había patrocinado los superávits presupuestarios de la era Clinton, ahora respalda a capa y espada los déficits más irresponsables que nunca se hayan visto en Estados Unidos.

La economía se normalizó una vez superada la pandemia, pero la posición fiscal del Estado jamás lo hizo. El resultado financiero del Gobierno federal representaba el 4,8% del PBI en febrero de 2020, mientras que hoy en día esa cifra se acerca a los 6 puntos del producto. Este brutal incremento se explica principalmente por el mayor peso de los intereses de deuda, que ya son los más altos desde mediados de la década del 90.

Para compensar esta brecha sin precedentes, el Gobierno federal se está endeudando a un ritmo similar al que cabría esperar durante la salida de una recesión o la ejecución de una guerra de grandes proporciones, pero como es bien sabido ninguno de estos escenarios es precisamente el caso. En caso de que la economía entrase en recesión en un futuro cercano, el Gobierno carece de mayor margen fiscal para actuar en consecuencia.

El total de la recaudación por impuestos federales (y otros ingresos por rentas) sólo alcanza a cubrir hasta el 73% de los gastos federales incurridos. El 27% restante se está compensando por la vía del endeudamiento, principalmente con instituciones locales o en el exterior.

Hasta ahora la Reserva Federal se mantuvo al margen de expandir su financiamiento al Tesoro por la vía de la compra de títulos públicos (como lo hizo durante la pandemia en 2020), pero eventualmente el Gobierno federal no puede quebrar, y cualquier tipo de incumplimiento vendría asociado a un latente inflacionario.

La proporción de crédito doméstico absorbido por el Gobierno federal se incrementa, y lo que es lo mismo, se reduce la cantidad de recursos disponibles para prestar a las empresas privadas o a las familias (por ejemplo el crédito hipotecario). Esto se ve reflejado por un piso de tasas de interés cada vez más elevado.

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Economía

Gracias al superávit y la estabilización inflacionaria de Milei, el Banco Hipotecario volvió a lanzar créditos hipotecarios

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Por primera vez en años vuelve a desarrollarse el crédito inmobiliario en la Argentina, de la mano del superávit fiscal anunciado por el equipo de Luis Caputo. Se lanzan nuevas opciones atadas a la variación del UVA.

Durante las últimas décadas los jóvenes argentinos han perdido la capacidad de acceder a una casa propia a través del crédito hipotecario, algo que ocurra en la totalidad de los países del mundo occidental.

Algo tan simple en el mundo se ha vuelto prácticamente en una fantasía en Argentina, y comprar una propiedad requiere un nivel de ahorro imposible para toda la clase media. Pero, ¿por qué paso esto? ¿Si la mayoría de nuestros padres pudieron? ¿Existe algún responsable? ¿Por qué Argentina perdió el mercado hipotecario?

La respuesta es extremadamente simple: el déficit fiscal. Explicarlo, puede tomar un poco más de desarrollo. Argentina hace 16 años que gasta más de lo que recauda. El déficit debió financiarse con los ahorros de los argentinos a través de la emisión constante de títulos públicos para cubrir el agujero fiscal.

Hay que entender que el sistema financiero no es otra cosa que el aparato sanguíneo de la economía, si todo el flujo debe financiar al Estado, crowding out, nada queda para el privado, y consecuentemente nada queda para el sueño de la casa propia.

El kirchnerismo buscó compensarlo con un limitado plan PROCREAR, donde solo se podía adquirir una vivienda designada por el político de turno y mediante un sorteo. Más allá de lo arbitrario del azar, no poder elegir donde uno quiere desarrollarse es un acto que atenta contra los derechos más fundamentales de los argentinos.

Este lunes, el presidente Javier Milei anunció el superávit fiscal de la cuenta corriente para el primer trimestre del año. Esto resulta de vital importancia porque ahora el sistema financiero posee recursos ociosos para colocar en el mercado. Esto genera las condiciones para un nuevo “noviazgo” entre el sistema financiero y el sector privado crowding in.

En la mañana de hoy nos enteramos que el Banco Hipotecario estará otorgando una nueva línea de crédito hipotecario, algo que no sucedía desde el año 2018. En su página, se pueden ver las condiciones comerciales que otorgan para la construcción, adquisición, terminación, y ampliación de vivienda.

El préstamo que otorgan es mediante la modalidad UVA que ajusta por inflación tanto el capital adeudado como las cuotas a pagar. La tasa de interés prevista es del 8,5% anual, es decir que la cuota ajustara por la variación de la UVA + 8,5% año a año.

Si bien estos créditos se habían hechos impagables desde 2018 a medida que empezó a escalar la inflación, con la estabilización monetaria que ya está consiguiendo la gestión de Milei y de Toto Caputo.

Para ilustrar un poco más, tomamos algunas métricas de la página, si uno solicita $100.000.000 (aproximadamente US$ 100.000), tendrá que tener un ingreso necesario de $3.128.000 y abonará una cuota de $782.000.

Tomando las palabras del presidente Milei, los argentinos están frente a la oportunidad de ser los arquitectos de nuestro propio destino, no la desaprovechemos.


Steven Rosenthal, abogado UCA, asesor financiero idóneo CNV.

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