Hungría
Orbán convocó un referéndum sobre la ley que combate la propaganda LGBT en las escuelas
La Comisión Europea y los 17 países miembros de la Unión Europea condenaron una ley del gobierno húngaro y el primer ministro someterá la legislación a referéndum para tener respaldo democrático antes de ir a la Justicia para defender la soberanía de su país.

El pasado martes 21 de Julio, el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, anunció la convocación a un referéndum nacional sobre la ley que aprobó el Congreso y él firmó hace algunas semanas para combatir el lobby LGTB en escuelas y la televisión.
El texto de la ley, identifica como un “delito contra los niños” mostrar contenido que le diga a los menores de 18 años que “es sano” hacer un cambio de género, o que “te hace más feliz ser homosexual”.
El referéndum es una respuesta del gobierno húngaro a las amenazas de la Unión Europea que amenazaron con echar al país del bloque político si continúa promoviendo leyes conservadoras. Además, Orbán sabe que el plebiscito tendrá amplio apoyo de la sociedad y con esto tendrá una carta muy importante para repudiar las sanciones europeas.
A medida que la votación estaba tomando lugar en Hungría, la Comisión Europea y 17 países miembros de la Unión Europea acordaron en tomar medidas en caso de que Hungría aprobase la ley, que terminó siendo aprobada por amplia mayoría en el Parlamento. Los países que firmaron el pedido de que se implementen duras sanciones contra Hungría fueron España, Alemania, Suecia, Italia, Grecia, Francia y Dinamarca.
En cambio, Polonia, Croacia, Eslovenia, Rumania, Eslovaquia, Bulgaria y República Checa rechazaron ese pedido, sobre todo el gobierno polaco que está llevando a cabo leyes similares en su país y podría ser llevado ante el Tribunal de Justicia junto con Hungría por estas políticas.

Ante esto, Orbán declaró de forma firme diciendo que “En las últimas semanas, Bruselas ha atacado claramente a Hungría por su ley de protección de la infancia. Las leyes húngaras no permiten la propaganda sexual en los jardines de infancia, las escuelas, la televisión y los anuncios, y eso les molesta“.
El referéndum constará de 5 preguntas, sobre la llamada Ley de Protección de la Infancia que según el gobierno busca el bienestar de los niños y luchar contra la pederastia.
Las preguntas que acordaron fueron las siguientes:
- ¿Apoya usted que se impartan sesiones de orientación sexual a los menores de edad en los centros educativos públicos sin el consentimiento de los padres?
- ¿Apoya usted la promoción del tratamiento de cambio de sexo en menores de edad?
- ¿Apoya usted la disponibilidad del tratamiento de cambio de sexo para los menores de edad?
- ¿Apoya la exposición sin restricciones de los menores a los contenidos de los medios de comunicación de carácter sexual que afectan a su desarrollo?
- ¿Apoya usted la proyección de contenidos mediáticos sobre el cambio de sexo?
Cada pregunta referenda un artículo distinto de la ley, y la ley no tendrá modificaciones si cada una de las preguntas recibe más del 50% del “Sí”.
Economía
Orbán exime a las madres menores de 30 años del Impuesto a las Ganancias para fomentar la natalidad
Hungría introducirá nuevas reformas al sistema tributario para combatir el envejecimiento demográfico. Se apuesta por soluciones de largo plazo, por sobre cualquier paliativo temporal como la inmigración.

El Gobierno de Viktor Orbán anunció una nueva modificación en la estructura del sistema tributario, a fin de fomentar activamente la tasa de natalidad en el país. La tasa del Impuesto sobre la renta (IRPF) se reducirá a 0% madres de hasta 30 años, o que cuenten con menos de 4 hijos. Se produce una rebaja de 15 puntos porcentuales sobre la alícuota uniforme del impuesto a los ingresos.
La exención fiscal tendrá lugar independientemente de su estado civil, y se mantiene desde la semana 12 del embarazo y hasta que la beneficiaria en cuestión cumpla los 30 años de edad. Las nuevas disposiciones entran en vigencia a partir del mes corriente.
El Gobierno de Orbán también había extendido la exención del impuesto para jóvenes trabajadores de menos de 25 años desde 2022. Esta medida no solo se adoptó para estimular la natalidad, sino también para desalentar la emigración del país.
Hungría enfrenta un severo problema demográfico que data de la era socialista. La población decreció año tras año desde 1980, aunque el ritmo del decrecimiento se moderó desde 2018.
Las reformas de mercado permitieron consolidar una elevada tasa de crecimiento económico a pesar del problema demográfico, muy al contrario de lo que ocurrió en la mayor parte de los países de Europa desde el año 2000. Sin embargo, a largo plazo el envejecimiento poblacional significa una amenaza para la sostenibilidad del proceso de crecimiento.
También implica un factor problemático para la sostenibilidad del sistema de pensiones, que fue nuevamente estatizado bajo un régimen de reparto por el Gobierno socialsita de Gordon Bajnai en 2010.
Orbán descartó soluciones cortoplacistas como el fomento de la inmigración por encima de la natalidad local. Los flujos migratorios pueden volverse inestables a través del tiempo, y si se producen de manera descontrolada pueden sobrepasar las posibilidades logísticas de un país para asegurar que se desarrolle de manera legal, por no mencionar las implicaciones problemáticas en materia de cultura e integración.
Por estas cuestiones, el mandatario descartó el fomento de la inmigración y en su lugar adoptó las políticas de natalidad interna más ambiciosas de la Unión Europea. Aún así, no desmereció la inmigración como tal y afirmó estar “feliz de dar la bienvenida a los extranjeros a quienes les gusta nuestra forma de pensar”.
Economía
Boom económico en Hungría: Las ventas y la actividad industrial crecieron un 52% en la gestión Orbán
Los principales indicadores de la actividad económica de Hungría registraron una fuerte expansión desde 2010, tras la consolidación de un proceso de reformas estructurales en el país.

El desempeño de la economía húngara se transformó en uno de los más dinámicos dentro de la Unión Europea, solamente superado por el rápido crecimiento de Irlanda. La aplicación de las reformas estructurales como parte del Consenso de Washington le permitieron al país registrar un fuerte despegue económico, incluso venciendo los límites que impone el envejecimiento poblacional.
Desde la asunción de Viktor Orbán en mayo de 2010, las ventas minoristas de Hungría se dispararon un 52,73%, mientras que la actividad industrial manufacturera tuvo un crecimiento del 52,3% en el mismo período.
Para el caso de las ventas en el comercio minorista en la década de 2010, la expansión fue incluso más acelerada de lo que había sido entre finales de los años 90 y 2007, la primera fase de crecimiento luego de las reformas para la salida del socialismo.

Hungría se despegó del fracaso de la Unión Europea y logró un crecimiento del 42% en su Producto Bruto Interno desde el segundo trimestre de 2010. La media de la Eurozona solamente alcanzó un alza del 15% en el mismo período, dejando en evidencia los resultados para ambos modelos.
Mientras los países de la zona Euro apostaron por consolidar la socialdemocracia, aumentar la presión tributaria e incrementar el rol regulatorio del Estado sobre la oferta agregada, Hungría decidió profundizar las reformas liberales que había introducido en la década de 1990.
Las reformas de Viktor Orbán para el despegue económico
Reforma tributaria
Se reformó el sistema impositivo para generar competitividad a nivel internacional. Las principales medidas fueron las siguientes:
Impuesto a los ingresos individuales: la tasa marginal más elevada cayó del 36% en 2009 al 32% en 2011, y a partir del año 2017 se aplicó un “flax tax” del 16% para todos los ingresos. Se trata de una tasa única y proporcional para todos los ingresos individuales, sin importar el monto.
La eliminación del impuesto progresivo es una medida ampliamente respaldada por la literatura económica convencional, al eliminarse una gran cantidad de distorsiones para la eficiente asignación de los recursos. Más tarde, la tasa unificada fue rebajada nuevamente al 15% para todos los usuarios, y es una de las cuñas tributarias más bajas del mundo.
Impuesto a las sociedades: la tasa impositiva aplicada sobre las utilidades no distribuidas cayó del 20% al 19% a partir de 2010, y en 2017 se aprobó una segunda reforma tributaria que bajó la alícuota hasta el 9%. Nuevamente, esta tasa es de las más bajas en el mundo y dota a Hungría de una mayor competitividad para la inversión extranjera directa.
Privatizaciones
El Gobierno profundizó la transferencia de activos al sector privado, a fin de limitar los costos para la finanzas públicas y mejorar la provisión de servicios. Orbán determinó la privatización de la red de autopistas de Hungría en 2021, con casi 2.000 kilómetros de extensión.
La concesión de las autopistas fue dispuesta por un plazo de 35 años, incluyendo la planificación, rehabilitación, construcción, control, operación y financiación de la red.
Se impulsó una reforma parcial sobre el sistema de educación superior, para que muchas universidades estatales pudieran optar por la administración privada y con asistencia de recursos del Estado para garantizar vouchers.
Así, las universidades de Debrecen y Szeged fueron las primeras en adherir al programa de privatización, y más tarde el número de instituciones administradas por el sector privado se sextuplicó. Se buscó activamente la desmonopolización del rol del Estado en la enseñanza pública superior.
Reforma del Estado
Orbán dictaminó una reforma integral del Estado para simplificar su funcionamiento y limitar su tamaño. Fueron suprimidos algunos ministerios, principalmente a partir de la creación de un “super-ministerio” de Economía que centralizó transporte, agricultura, trabajo y comercio.
La planta de personal en el Estado fue limitada y racionalizada, así como el nivel de transferencias y erogaciones del presupuesto general. El gasto público en relación al tamaño de la economía disminuyó del 50,5% en 2009 al 46% del PBI en 2019, antes de la pandemia. En el mismo período, el déficit fiscal financiero del Gobierno general disminuyó del 5,2% del PBI al 2,1% en 2019. Se consolidó la disciplina fiscal a pesar de las constantes reducciones tributarias.
Reforma laboral
Orbán asumió el Gobierno con un nivel de desocupación de casi 12%, tras el estallido de la crisis internacional de 2008. Incluso antes de la crisis, el desempleo representaba cerca del 6% de la población activa. En respuesta, se aprobaron las siguientes disposiciones:
Cargas sociales para empresas: el costo que deben pagar las empresas sobre el salario de cada trabajador contratado en relación de dependencia cayó del 28,5% en 2016 al 23,5% en 2017, y al 17% desde 2018.
Contratos laborales flexibles: la nueva legislación laboral legalizó una serie de contratos flexibles a tiempo determinado, del mismo modo en que existen en otros países europeos y en las economías desarrolladas. Se buscó una armonización entre la legislación laboral local y la internacional.
Tratamiento de las horas extra: el Gobierno flexibilizó el número de horas extras permitidas cada año, de 250 a 400.
Las medidas condujeron a una convergencia por el pleno empleo: la tasa de desocupación de Hungría retrocedió al 3,5% para el año 2018, y una vez superado el shock provocado por la pandemia, el desempleo cayó al 3,2% a partir de 2022.
Hungría
La economía de Hungría creció un 42% en lo que va de la gestión de Viktor Orbán y se despega del fracaso europeo
Las reformas estructurales sobre la economía húngara fomentaron el crecimiento y el desarrollo social del país. Entre 2010 y 2022 Hungría creció casi el triple de lo que pudo crecer el promedio de los 19 países que conforman la Eurozona.

Mientras la mayor parte de los países de la Unión Europea y la Eurozona enfrentan un peligroso estancamiento secular, la economía de Hungría se expande al ritmo más vertiginoso desde la década de 1990, despegándose así del fracaso europeo.
Bajo la administración de Viktor Orbán el país apostó por una profunda agenda de reformas estructurales. El impuesto a las Ganancias para personas físicas dejó de aplicar tasas progresivas y elevadas, y fue simplificado a partir de 2011 en un “Flat Tax” con una alícuota uniforme del 16% hasta 2015 y 15% desde 2016.
Los impuestos para las sociedades fueron simplificados y rebajados del 20% al 19% de las utilidades no distribuidas en 2010, y más tarde la alícuota fue llevada a solo el 9% a partir de la reforma tributaria de 2017. Este tratamiento tributario para las empresas es uno de los más competitivos del mundo, y una de las razones por las cuales Hungría se negó a aceptar la aplicación del impuesto corporativo mínimo internacional del 15% como propuso Joe Biden.
También se emprendieron reformas para la reducción del tamaño del Estado y la desregulación de la economía. Entre otras reformas, se eliminaron las barreras a la entrada y/o salida de capitales, se desreguló el mercado doméstico de transportes, se determinó la flexibilización de la legislación laboral para garantizar la competitividad del país, y se fomentó la apertura arancelaria del país adoptando la unión aduanera.
La administración Orbán abogó por una estricta disciplina fiscal, ya que Hungría mantuvo el superávit primario sin excepción entre 2012 y 2019, habiéndose perdido durante el shock provocado por la pandemia en 2020. El déficit del Estado húngaro solamente se explica por el pago de intereses de deuda pública.
Mientras la Unión Europea apostó por la consolidación de la socialdemocracia y un excesivo arsenal de regulaciones y tasas impositivas, la administración de Viktor Orbán apostó por la aplicación del Consenso de Washington.
Los resultados fueron contundentes para cada rumbo elegido. La economía de Hungría acumuló un fuerte crecimiento del 41,5% entre el segundo trimestre de 2010 y el segundo de 2022. El crecimiento para el PBI promedio de la Eurozona alcanzó solamente el 15,1% durante el mismo período. La brecha de crecimiento entre ambas esferas económicas persiste desde el año 2000 y se profundizó a partir de 2010.
Si bien es cierto que el pobre desempeño del crecimiento poblacional es un factor relevante para la explicación del amesetamiento de la expansión económica, no lo es en la comparación entre Hungría y otros países europeos porque la población húngara no crece desde el año 1982.
La falta de crecimiento poblacional en la Eurozona no puede ser una excusa para explicar su deterioro relativo con respecto a Hungría porque este último país estuvo expuesto al mismo problema demográfico, y al mismo tiempo consiguió elevadísimas tasas de crecimiento. El relativo de Europa es una consecuencia de la aplicación de la socialdemocracia hasta sus últimas consecuencias.
La brecha de crecimiento acumulada entre Hungría y la Eurozona, medida por la expansión del PBI desde 1995 como “base 100”, se situó en el 9% para mediados del 2010 y actualmente alcanza hasta el 35% acumulado desde los 90s.

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