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Ucrania

Presidente de Ucrania: "Biden me dijo que este miércoles nos invade Rusia, estamos preparados"

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En un mensaje dirigido a la nación, Zelénski aseguró que no cree que Rusia vaya a invadir, pero que están preparados para todo. "Será un día de unidad nacional y celebración. Colgaremos banderas de Ucrania en todo el país".

El presidente de Ucrania, el derechista Volodimir Zelénski, subió a Facebook un mensaje dirigido a la nación, en medio de una escalada de tensiones con Rusia, que desplegó más de 100.000 soldados en la frontera y amenaza con atacar si la OTAN afilia al gobierno ucraniano al tratado de defensa militar.

"¡Gran gente de mí gran país! Ha habido serios desafíos externos e internos frente a nuestro país, que requieren de mí y de cada uno de nosotros responsabilidad, confianza y acciones concretas", comenzó su mensaje. "Estamos intimidados por una gran guerra y se acerca la fecha de una invasión militar. Esta no es la primera vez. Pero nuestro estado es más fuerte hoy que nunca".

"Luchamos por la paz y queremos resolver todos los problemas exclusivamente a través de negociaciones. Donbass y Crimea volverán a Ucrania. Sólo que de manera diplomática. Tenemos un ejército increíble. Nuestros muchachos tienen una experiencia de combate única y armas modernas. No estamos en la misma situación que hace 8 años", aseguró, en referencia a cuando Rusia invadió la península de Crimea y Ucrania no hizo nada al respecto.

"Confiamos en nuestras fuerzas armadas, y nuestros militares también deben sentir nuestro apoyo, nuestra unión y nuestra unidad. La base de nuestro ejército es la confianza de nuestro propio pueblo y una economía fuerte", agregó.

Zelénski asegura que tienen la situación bajo control, y que no habrá ningún ataque por parte de Rusia en los próximos meses. Sin embargo, Biden insiste que la inteligencia norteamericana encontró que Putin planea lanzar un ataque inminente.

"Biden dijo que el 16 de febrero será el día del ataque. No lo creo, pero de ser el caso haremos que sea un día de unión nacional y de celebración. El decreto ya ha sido firmado. Esa tarde colgaremos banderas nacionales, pondremos cintas azul-amarillas y mostraremos al mundo nuestra unidad frente a un invasor", remató.

La inteligencia ucraniana rechaza la hipótesis de que Putin pueda lanzar una invasión este miércoles. El asesor presidencial de Zelénski, Mikailo Podoliak, aseguró que la gente puede dormir en paz esta semana y las próximas, ya que Rusia solo quiere presionar a Ucrania para negociar, pero no tiene intenciones de invadir.

"Tenemos una gran aspiración europea. Queremos libertad y estamos listos para pelear por ella. 14 mil defensores y civiles muertos en esta guerra nos miran desde el cielo. Y no traicionaremos su memoria", agregó Zelénski.

"Todos queremos vivir felices, y la felicidad ama a los fuertes. Nunca hemos sido capaces de rendirnos y no vamos a aprender eso", dijo. "¡Amo Ucrania! ¡Estamos en paz! ¡Somos fuertes! ¡Estamos juntos!".

La postura de Washington D.C.

La posición de Biden frente a la acción rusa en Ucrania ha despertado las alarmas de todos los mandatarios del mundo. La semana pasada, el demócrata llamó desesperado a Zelénski diciéndole que se prepare porque "los rusos van a saquear Kiev", y tuvo que ser calmado por el propio presidente ucraniano, que le terminó cortándo el teléfono.

Pero Biden no aflojó con su alarmismo, y trató de mediar la paz con una llamada a Vladimir Putin, que salió muy mal. Según los presentes, la llamada fue "insólita", y Putin prácticamente no lo dejó hablar al presidente norteamericano.

La semana pasada, también ordenó quitar el cuerpo diplomático de Kiev, además de enviar una orden a todos los ciudadanos estadounidenses actualmente en Ucrania de que crucen la frontera a Polonia y abandonen el país.

Puede ser que Biden quiera evitar otro Kabul, donde cientos de civiles estadounidenses quedaron varados en la capitala afgana tras la toma de poder de los talibanes, muchos de los cuales aún siguen en el país musulmán escondidos de las autoridades.

Pero la realidad es que al Partido Demócrata históricamente le sirvió gobernar durante conflictos bélicos. En Estados Unidos una guerra siempre sirve para unificar a la población, sea el enemigo que sea, y la imagen presidencial se dispara por las nubes, como ocurrió cuando Bush Jr. invadió Afganistán después del 9/11 o cuando Obama envió tropas a Siria para pelear contra ISIS.

Tampoco hay que olvidar que todo el equipamiento militar que Ucrania viene comprando preparándose para esta guerra lo hace a empresas norteamericanas, muchas de las cuales tienen a sus directores en el Gabinete de Biden, como es el caso de Lloyd Austin, actual Secretario de Defensa, quien hasta enero del 2021 era el director de Raytheon.

Ucrania

Diplomacia en llamas: Ucrania desafía al Papa por llamar a la paz con Rusia y rechaza negociar con el "Dragón de la Guerra"

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La Embajada Ucraniana arremetió contra las palabras del Papa Francisco, asegurando que nadie le pidió a los Aliados que negocien la paz con la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial.

En un enfrentamiento diplomático sin precedentes, la Embajada de Ucrania cruzó a la Santa Sede y respondió con contundencia a las recientes declaraciones del Papa Francisco, quien abogó por la negociación de paz y el coraje de la "bandera blanca" en el conflicto ucraniano.

La embajada, a través de sus redes sociales, lanzó un mensaje desafiante, recordando la historia y cuestionando la posibilidad de entablar conversaciones con lo que denominan "el dragón de la guerra".

La Segunda Guerra Mundial se convirtió en el epicentro del debate, con la Embajada ucraniana argumentando que durante aquel conflicto nadie consideró seriamente negociar la paz con Hitler, y vencer al Nazismo era la única opción viable.

"¡Es muy importante ser coherentes! Cuando hablamos de la Tercera Guerra Mundial, que enfrentamos ahora, debemos aprender las lecciones de la Segunda Guerra Mundial", expresó la liga diplomática ucraniana en un tono desafiante.

"¿Alguien habló seriamente de las negociaciones de paz con Hitler y de la bandera blanca para satisfacerlo? Así que la lección es solo una: ¡si queremos terminar la guerra, tenemos que hacer todo lo posible para matar al Dragón!", concluyó el mensaje, elevando la tensión en el ya complicado escenario internacional.

La entrevista del Papa Francisco a la Radio Televisión Suiza desató la controversia al instar a la valentía de la "bandera blanca" y a la negociación como medios para poner fin al conflicto en Ucrania. El pontífice destacó que negociar no es rendirse y abogó por la intervención de las potencias internacionales en el proceso de paz.

Sin embargo, la Embajada Ucraniana se mantuvo firme en su posición, desestimando la perspectiva papal y centrándose en la analogía con la Segunda Guerra Mundial para respaldar su postura contra las negociaciones.

El Vaticano, en un intento de suavizar la controversia, matizó que el Papa no se refería a la rendición, sino a la negociación como un medio para alcanzar un cese de hostilidades. Matteo Bruni, portavoz vaticano, aclaró que el término "bandera blanca" simbolizaba la tregua lograda mediante la valentía de la negociación.

A pesar de este intento de aclaración, la Embajada Ucraniana persiste en su posición, instando a la comunidad internacional a no ceder ante la idea de negociar con lo que ellos denominan el "Dragón".

El enfrentamiento entre la fe y la política internacional ha avivado las llamas de la diplomacia, generando incertidumbre sobre el futuro de las relaciones entre Ucrania y la Santa Sede. Las tensiones geopolíticas se intensifican en un momento en que la comunidad internacional observa con atención la evolución del conflicto ucraniano.

La firmeza de la Embajada Ucraniana en su rechazo a las negociaciones, junto con las palabras del Papa Francisco, sitúan a esta disputa en el epicentro de un debate crucial sobre la paz, la valentía y la estrategia diplomática.

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Hungría

Orbán anunció que dejará de bloquear las ayudas a Ucrania después de conversar con Zelenski en la asunción de Milei

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Se trata de un paquete por 50.000 millones de euros que necesita la aprobación de Hungría para poder desplegarse. A cambio del visto bueno para las ayudas, el Gobierno de Orbán exigirá una mayor ampliación de los fondos habilitados para financiar las necesidades fiscales de Hungría de manera no inflacionaria.

Después de haber entablado conversaciones durante la ceremonia de asunción del presidente Javier Milei, el presidente Volodímir Zelenski de Ucrania y el Primer Ministro Viktor Orbán de Hungría arribaron a una histórica reconciliación en representación de ambos países.

Lo que no pudieron conseguir meses de negociación diplomática, lo pudo conseguir una invitación del presidente Milei en cuestión de pocas horas. A partir de este encuentro, el Gobierno de Orbán anunció que dejará de bloquear las ayudas de la Unión Europea para Ucrania a través de Hungría.

De esta manera, Hungría abre las puertas para un paquete de financiamiento de hasta 50.000 millones de euros (equivalentes a 50.000 millones de dólares) para Kiev, en una fuerte señal en contra del alineamiento con Rusia. Los recursos serían empleados en la financiación de nuevo armamento, alimentos y energía.

Los recursos son de vital importancia para Ucrania, que debe sostener un déficit primario superior al 14% del PBI para las demandas del conflicto bélico. Asimismo, el resultado financiero total de Ucrania marcó un rojo de casi 20 puntos del PBI en 2023, según la última estimación del Fondo Monetario Internacional (FMI) correspondiente a octubre.

El gasto militar disparó las erogaciones de Ucrania hasta el umbral del 66% del PBI en 2022, y más de 63% estimado para 2023. Sin embargo, los ingresos a duras penas fluctuaron entre el 43% y el 50% del PBI desde el estallido de la guerra, pese a las medidas de emergencia adoptadas por Zelenski. 

En solo dos años, la deuda bruta de Ucrania se incrementó drásticamente del 49% del PBI a más del 78% en 2022, y más de 88% para el cierre de 2023. El FMI sugiere que el stock relativo de la deuda continuará creciendo por lo menos hasta 2025, y en el marco de una economía virtualmente devastada por una guerra en su propio territorio.

A cambio de aprobar el paquete de ayuda, el Gobierno de Orbán exige que la Unión Europea regularice los envíos de fondos adeudados por desembolsar en Hungría, los cuales ascienden a los por lo menos 30.000 millones de euros. Esto incluye el financiamiento para cubrir los desajustes sobre las finanzas públicas.

La UE había retrasado sistemáticamente la entrega de estos fondos por cuestiones meramente políticas y discrecionales. El déficit primario de Hungría comenzó a reducirse a partir del segundo trimestre de 2023, y se espera una mayor convergencia para las reglas de Maastricht a partir del año fiscal 2024.

Hungría también daría su visto bueno para la ampliación de los recursos presupuestados en el financiamiento de la protección fronteriza, una demanda recurrente por parte de Budapest, y también la concesión de subsidios adicionales sobre la energía en respuesta al shock de precios relativo que provocó la guerra en Ucrania.

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Argentina

Milei reunió a Zelenski y a Orbán en su asunción: Por primera vez, los mandatarios opositores hablaron sobre la Guerra en Ucrania

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El presidente recibió los dos líderes europeos que se encuentran enemistados por su postura respecto a Rusia, y facilitó la conversación entre los mandatarios, aunque dejó en claro que la Argentina apoyará a Ucrania.

Mientras se esperaba la llegada de Javier Milei al Congreso, las cámaras captaron un momento de pura política: el presidente ucraniano Volodimir Zelenski y el primer ministro húngaro Viktor Orbán, quien están en lados opuestos en la Guerra en Ucrania, hablando mano a mano en un costado.

No se sabe qué fue lo que hablaron, pero lo hicieron en idioma inglés, sin traductores ni asesores. Por la gesticulación de los dirigentes, se notó que fue una discusión de alto impacto, en la que se dijeron cosas que por dos años no pudieron decirse.

Solo una figura como la de Javier Milei, quien ideológicamente está más cerca de Orbán pero geopolíticamente del lado de Zelenski, puede reunir a dos fuerzas tan opuestas. Milei, siguiendo la "doctrina Trump", promovió la conciliación de las partes beligerantes, sin importar las diferencias.

El día antes de la asunción, Milei se reunió con Viktor Orbán, en una cumbre que incluyó a sus equipos diplomáticos y que se habló ampliamente del conflicto en Ucrania. Un día después, ya como presidente, Milei recibió a Zelenski en la Casa Rosada, donde nuevamente, dialogaron sobre la invasión de Rusia.

Según trascendió, Milei le anticipó a Orbán que la Argentina pasaría a defender oficialmente la postura de Ucrania frente al conflicto, algo que el gobierno de Alberto Fernández no había hecho hasta el momento, pero le aseguró que no enviaría ayudas económicas, como seguramente se le pediría.

Lo mismo le dijo a Zelenski, y aparentemente, Milei se sumó al intento de conciliación entre las partes para llegar a una resolución al conflicto para que "paren de morirse personas", similar a la postura de Trump, quien fuera uno de los mayores aliados del líder ucraniano antes de que sea expulsado de la presidencia.

El cónclave entre Milei y Zelenski fue preparado durante semanas por la canciller Diana Mondino, quien también estuvo en la reunión bilateral. La intención del flamante presidente argentino es apoyar a Ucrania en todos los foros internacionales, desde la ONU al G20, y convocar a una cumbre regional para explicitar el respaldo de América Latina a Ucrania.

Hasta la llegada de Milei al gobierno, Zelenski no tenía el respaldo de ninguno de los cuatro países más importantes de América Latina, considerando a la Argentina, Brasil, México y Colombia. En Brasil, ni Bolsonaro ni Lula brindaron su apoyo formal; lo mismo en México de parte de López Obrador, y recientemente Gustavo Petro le quitó el apoyo de Colombia a Ucrania.

Por lo que si Milei firma su apoyo a Ucrania de manera oficial, sería el primero de los cuatro grandes latinoamericanos en hacerlo, pero el líder libertario quiere a su vez presionar a los otros tres países a sumarse a ese apoyo; aunque siempre sin enviar ayuda material, en sintonía con su frase que inmortalizó en su discurso presidencial: "no hay plata".

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