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Ucrania

Ucrania acusa a Rusia de usar Misiles Termobáricos: ¿Qué es la llamada "bomba de vacío" de Putin?

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Las fuerzas rusas en Ucrania pueden haber usado armas termobáricas con capacidad de destrucción masiva, según informes del gobierno de Ucrania y grupos de derechos humanos.

El pasado fin de semana, Rusia desplegó en territorio ucraniano vehículos lanzadores de cohetes termobáricos TOS-1A Solntsepyok, un desarrollo ruso de armas acusadas de ser de destrucción masiva. A gran escala, estas bombas pueden tener un poder destructivo similar a la de una bomba nuclear, como la Bomba Termobárica de Alto Impulso.

A pesar de que el Kremlin asegura que están como "último recurso", la embajadora ucraniana en Estados Unidos Oksana Markarova, denunció que Rusia ya lanzó estas bombas, por lo menos en un ataque del 28 de febrero a la base militar de la ciudad de Ojtirka, donde 70 soldados ucranianos fueron asesinados.

Rusia niega haber utilizado la "bomba de vacío" en ese ataque, pero que está preparado para usarla si la situación sigue escalando. El uso de este tipo de armas de destrucción masiva no está prohibida por los tratados internacionales, pero más por el hecho de que su tecnología es muy moderna y todavía no ha habido una revisión integral de su utilización en ciudades o lugares con población civil.

Este tipo de arma no es direccional, por lo que indudable matará civiles si se la arroja en ciudades. Otra razón por la que se argumenta que deberían estar prohibidas es porque su mecanismo de explosión causa "sufrimientos innecesarios" en sus objetivos. Según el derecho internacional humanitario, esto es ilegal.

Russian Army  TOS-1A "Solntsepyok (Blazing Sun)" multiple
Armas termobáricas del ejército ruso en una exhibición de defensa el 25 de agosto.

¿Qué son las armas termobáricas?

Alemania desarrolló versiones rudimentarias de armas termobáricas durante la Segunda Guerra Mundial, pero nunca llegó a utilizarlas. Sin embargo, durante las múltiples batallas que ocurrieron en la Guerra Fría, tanto los estados occidentales, como la Unión Soviética y, más tarde, Rusia, las han utilizado desde la década del ’60.

Hay evidencia de que la Unión Soviética usó un arma termobárica contra China durante el conflicto chino-soviético de 1969, y en Afganistán como parte de su invasión en 1979. Moscú también las usó en Chechenia, tanto durante la era soviética y durante el gobierno de Putin. Por su parte, Estados Unidos ha usado estas armas en Vietnam y en las montañas de Afganistán en la invasión en 2001.

Las llamadas "bombas de vacío" funcionan en dos etapas. La primera etapa libera una gran nube de material combustible, generalmente gasolina o pequeñas partículas metálicas como el aluminio. La segunda etapa desencadena una explosión que enciende este material para crear una bola de fuego masiva y una onda de choque. El efecto es como el que se produce en explosiones accidentales de polvo en minas de carbón o molinos harineros, donde las partículas inflamables se dispersan tanto que cuando se incendian generan una gran explosión.

Las armas termobáricas también se llaman "bombas de vacío" porque la explosión absorbe todo el oxígeno alrededor del dispositivo. Este proceso deja a las víctimas cercanas a la explosión sin poder respirar, matándolas por asfixia. Además de la asfixia, la presión de la explosión esencialmente puede aplastar a una persona hasta la muerte y causar un daño interno importante a los órganos del cuerpo, como la ruptura de los pulmones.

Un informe de la CIA de 1990, citado por Human Rights Watch, explicó los efectos de una explosión termobárica de la siguiente manera: "Aquellos cerca del punto de ignición son borrados. Es probable que los que están al margen sufran muchas lesiones internas, por lo tanto invisibles, que incluyen tímpanos reventados y órganos del oído interno aplastados, conmociones cerebrales graves, pulmones y órganos internos rotos, y posiblemente ceguera".

Los efectos de las armas termobáricas son mucho más intensos y destructivos que los de una bomba más convencional. La explosión dura más y ocurre a una temperatura mucho más alta. Como resultado, estas armas pueden devastar enormes áreas de tierra, destruir edificios e incluso vaporizar un cuerpo humano debido al calor extremo. Los materiales utilizados también suelen ser muy tóxicos y pueden dejar una nube tan peligrosa como las armas químicas o la bomba nuclear.

Los misiles termobáricos vienen en varios tamaños. Las versiones más grandes se han comparado con pequeños dispositivos nucleares tácticos. Cuando Estados Unidos usó una bomba de vacío en la guerra del Golfo de 1991, inicialmente se informó que habían detonado un arma nuclear porque generó el mismo daño y una nube de hongo similar.

Qué son las armas termobáricas que Rusia puede usar contra Ucrania

Ucrania

Diplomacia en llamas: Ucrania desafía al Papa por llamar a la paz con Rusia y rechaza negociar con el "Dragón de la Guerra"

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La Embajada Ucraniana arremetió contra las palabras del Papa Francisco, asegurando que nadie le pidió a los Aliados que negocien la paz con la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial.

En un enfrentamiento diplomático sin precedentes, la Embajada de Ucrania cruzó a la Santa Sede y respondió con contundencia a las recientes declaraciones del Papa Francisco, quien abogó por la negociación de paz y el coraje de la "bandera blanca" en el conflicto ucraniano.

La embajada, a través de sus redes sociales, lanzó un mensaje desafiante, recordando la historia y cuestionando la posibilidad de entablar conversaciones con lo que denominan "el dragón de la guerra".

La Segunda Guerra Mundial se convirtió en el epicentro del debate, con la Embajada ucraniana argumentando que durante aquel conflicto nadie consideró seriamente negociar la paz con Hitler, y vencer al Nazismo era la única opción viable.

"¡Es muy importante ser coherentes! Cuando hablamos de la Tercera Guerra Mundial, que enfrentamos ahora, debemos aprender las lecciones de la Segunda Guerra Mundial", expresó la liga diplomática ucraniana en un tono desafiante.

"¿Alguien habló seriamente de las negociaciones de paz con Hitler y de la bandera blanca para satisfacerlo? Así que la lección es solo una: ¡si queremos terminar la guerra, tenemos que hacer todo lo posible para matar al Dragón!", concluyó el mensaje, elevando la tensión en el ya complicado escenario internacional.

La entrevista del Papa Francisco a la Radio Televisión Suiza desató la controversia al instar a la valentía de la "bandera blanca" y a la negociación como medios para poner fin al conflicto en Ucrania. El pontífice destacó que negociar no es rendirse y abogó por la intervención de las potencias internacionales en el proceso de paz.

Sin embargo, la Embajada Ucraniana se mantuvo firme en su posición, desestimando la perspectiva papal y centrándose en la analogía con la Segunda Guerra Mundial para respaldar su postura contra las negociaciones.

El Vaticano, en un intento de suavizar la controversia, matizó que el Papa no se refería a la rendición, sino a la negociación como un medio para alcanzar un cese de hostilidades. Matteo Bruni, portavoz vaticano, aclaró que el término "bandera blanca" simbolizaba la tregua lograda mediante la valentía de la negociación.

A pesar de este intento de aclaración, la Embajada Ucraniana persiste en su posición, instando a la comunidad internacional a no ceder ante la idea de negociar con lo que ellos denominan el "Dragón".

El enfrentamiento entre la fe y la política internacional ha avivado las llamas de la diplomacia, generando incertidumbre sobre el futuro de las relaciones entre Ucrania y la Santa Sede. Las tensiones geopolíticas se intensifican en un momento en que la comunidad internacional observa con atención la evolución del conflicto ucraniano.

La firmeza de la Embajada Ucraniana en su rechazo a las negociaciones, junto con las palabras del Papa Francisco, sitúan a esta disputa en el epicentro de un debate crucial sobre la paz, la valentía y la estrategia diplomática.

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Hungría

Orbán anunció que dejará de bloquear las ayudas a Ucrania después de conversar con Zelenski en la asunción de Milei

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Se trata de un paquete por 50.000 millones de euros que necesita la aprobación de Hungría para poder desplegarse. A cambio del visto bueno para las ayudas, el Gobierno de Orbán exigirá una mayor ampliación de los fondos habilitados para financiar las necesidades fiscales de Hungría de manera no inflacionaria.

Después de haber entablado conversaciones durante la ceremonia de asunción del presidente Javier Milei, el presidente Volodímir Zelenski de Ucrania y el Primer Ministro Viktor Orbán de Hungría arribaron a una histórica reconciliación en representación de ambos países.

Lo que no pudieron conseguir meses de negociación diplomática, lo pudo conseguir una invitación del presidente Milei en cuestión de pocas horas. A partir de este encuentro, el Gobierno de Orbán anunció que dejará de bloquear las ayudas de la Unión Europea para Ucrania a través de Hungría.

De esta manera, Hungría abre las puertas para un paquete de financiamiento de hasta 50.000 millones de euros (equivalentes a 50.000 millones de dólares) para Kiev, en una fuerte señal en contra del alineamiento con Rusia. Los recursos serían empleados en la financiación de nuevo armamento, alimentos y energía.

Los recursos son de vital importancia para Ucrania, que debe sostener un déficit primario superior al 14% del PBI para las demandas del conflicto bélico. Asimismo, el resultado financiero total de Ucrania marcó un rojo de casi 20 puntos del PBI en 2023, según la última estimación del Fondo Monetario Internacional (FMI) correspondiente a octubre.

El gasto militar disparó las erogaciones de Ucrania hasta el umbral del 66% del PBI en 2022, y más de 63% estimado para 2023. Sin embargo, los ingresos a duras penas fluctuaron entre el 43% y el 50% del PBI desde el estallido de la guerra, pese a las medidas de emergencia adoptadas por Zelenski. 

En solo dos años, la deuda bruta de Ucrania se incrementó drásticamente del 49% del PBI a más del 78% en 2022, y más de 88% para el cierre de 2023. El FMI sugiere que el stock relativo de la deuda continuará creciendo por lo menos hasta 2025, y en el marco de una economía virtualmente devastada por una guerra en su propio territorio.

A cambio de aprobar el paquete de ayuda, el Gobierno de Orbán exige que la Unión Europea regularice los envíos de fondos adeudados por desembolsar en Hungría, los cuales ascienden a los por lo menos 30.000 millones de euros. Esto incluye el financiamiento para cubrir los desajustes sobre las finanzas públicas.

La UE había retrasado sistemáticamente la entrega de estos fondos por cuestiones meramente políticas y discrecionales. El déficit primario de Hungría comenzó a reducirse a partir del segundo trimestre de 2023, y se espera una mayor convergencia para las reglas de Maastricht a partir del año fiscal 2024.

Hungría también daría su visto bueno para la ampliación de los recursos presupuestados en el financiamiento de la protección fronteriza, una demanda recurrente por parte de Budapest, y también la concesión de subsidios adicionales sobre la energía en respuesta al shock de precios relativo que provocó la guerra en Ucrania.

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Argentina

Milei reunió a Zelenski y a Orbán en su asunción: Por primera vez, los mandatarios opositores hablaron sobre la Guerra en Ucrania

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El presidente recibió los dos líderes europeos que se encuentran enemistados por su postura respecto a Rusia, y facilitó la conversación entre los mandatarios, aunque dejó en claro que la Argentina apoyará a Ucrania.

Mientras se esperaba la llegada de Javier Milei al Congreso, las cámaras captaron un momento de pura política: el presidente ucraniano Volodimir Zelenski y el primer ministro húngaro Viktor Orbán, quien están en lados opuestos en la Guerra en Ucrania, hablando mano a mano en un costado.

No se sabe qué fue lo que hablaron, pero lo hicieron en idioma inglés, sin traductores ni asesores. Por la gesticulación de los dirigentes, se notó que fue una discusión de alto impacto, en la que se dijeron cosas que por dos años no pudieron decirse.

Solo una figura como la de Javier Milei, quien ideológicamente está más cerca de Orbán pero geopolíticamente del lado de Zelenski, puede reunir a dos fuerzas tan opuestas. Milei, siguiendo la "doctrina Trump", promovió la conciliación de las partes beligerantes, sin importar las diferencias.

El día antes de la asunción, Milei se reunió con Viktor Orbán, en una cumbre que incluyó a sus equipos diplomáticos y que se habló ampliamente del conflicto en Ucrania. Un día después, ya como presidente, Milei recibió a Zelenski en la Casa Rosada, donde nuevamente, dialogaron sobre la invasión de Rusia.

Según trascendió, Milei le anticipó a Orbán que la Argentina pasaría a defender oficialmente la postura de Ucrania frente al conflicto, algo que el gobierno de Alberto Fernández no había hecho hasta el momento, pero le aseguró que no enviaría ayudas económicas, como seguramente se le pediría.

Lo mismo le dijo a Zelenski, y aparentemente, Milei se sumó al intento de conciliación entre las partes para llegar a una resolución al conflicto para que "paren de morirse personas", similar a la postura de Trump, quien fuera uno de los mayores aliados del líder ucraniano antes de que sea expulsado de la presidencia.

El cónclave entre Milei y Zelenski fue preparado durante semanas por la canciller Diana Mondino, quien también estuvo en la reunión bilateral. La intención del flamante presidente argentino es apoyar a Ucrania en todos los foros internacionales, desde la ONU al G20, y convocar a una cumbre regional para explicitar el respaldo de América Latina a Ucrania.

Hasta la llegada de Milei al gobierno, Zelenski no tenía el respaldo de ninguno de los cuatro países más importantes de América Latina, considerando a la Argentina, Brasil, México y Colombia. En Brasil, ni Bolsonaro ni Lula brindaron su apoyo formal; lo mismo en México de parte de López Obrador, y recientemente Gustavo Petro le quitó el apoyo de Colombia a Ucrania.

Por lo que si Milei firma su apoyo a Ucrania de manera oficial, sería el primero de los cuatro grandes latinoamericanos en hacerlo, pero el líder libertario quiere a su vez presionar a los otros tres países a sumarse a ese apoyo; aunque siempre sin enviar ayuda material, en sintonía con su frase que inmortalizó en su discurso presidencial: "no hay plata".

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