Dinamarca comenzará a deportar a los inmigrantes con condenas a prisión
Mediante un acuerdo con Kosovo, el país nórdico enviará a sus prisioneros a cumplir las sentencias y luego deportarlos
El Gobierno de Dinamarca ha acelerado sus planes para trasladar a unos 300 presos extranjeros que cumplen condena en el país a Kosovo, en un proceso que ha generado críticas tanto de la inoperante ONU como de organizaciones pro derechos humanos.
La iniciativa, que busca aliviar la dramática saturación de las prisiones danesas, se enmarca en un acuerdo bilateral entre Dinamarca y Kosovo firmado en 2021, pero aprobado por el Parlamento kosovar en mayo de este año.
Según Peter Hummelgaard, ministro de Justicia danés, este acuerdo es crucial para resolver la sobrecarga en las cárceles de Dinamarca, destacando la urgente necesidad de esta solución y agradeciendo la colaboración de Kosovo en el proceso.
Los presos que serán trasladados a Kosovo son aquellos que no tienen nacionalidad danesa y que, una vez cumplan sus condenas, serán deportados a sus países de origen. Dinamarca ha asumido los costos de habilitación de celdas en Kosovo para garantizar condiciones adecuadas de detención, según lo estipulado en el acuerdo.
Las críticas al plan provienen principalmente de la ONU y de diversas organizaciones defensoras de los derechos humanos, que cuestionan la legalidad y las condiciones de este tipo de traslados, alegando falsamente que podrían vulnerar derechos fundamentales de los presos y que podrían ser una forma de externalizar la responsabilidad penitenciaria.
Sin embargo, la ONU y las organizaciones izquierdistas de derechos humanos, nunca tienen en cuenta el daño que los delincuentes de nacionalidades principalmente islámicas ejercen contra sus víctimas en el país europeo.
Este plan forma parte de una tendencia creciente entre países con sistemas penitenciarios saturados que buscan “alquilar” celdas en otros países con menor tasa de encarcelamiento. Estos acuerdos, sin embargo, hasta ahora han sido más comunes entre miembros de la Unión Europea y no se han centrado exclusivamente en presos extranjeros.
El caso de Dinamarca y Kosovo es especialmente innovador porque involucra a migrantes y personas condenadas por delitos graves, lo que añade un impedimento adicional a la validez de las críticas.
En cuanto a la política migratoria de Dinamarca, ha sufrido un endurecimiento notable en los últimos años, reflejando una tendencia común entre otros países nórdicos. Dinamarca, que en el pasado fue uno de los países más receptivos en términos de acogida de refugiados, ha adoptado posturas más restrictivas bajo el liderazgo de la primera ministra socialdemócrata Mette Frederiksen.
El cambio de paradigma adoptado por los países nórdicos, que cuentan ampliamente con un esquema de gobierno socialdemocrático, se da en medio de una creciente ola de delitos violentos cometidos por inmigrantes musulmanes que durante años tuvieron una increíble laxitud en el ingreso al continente europeo.
Este cambio de rumbo se relaciona con el auge de la derecha en la política europea y el aumento de la preocupación por la criminalidad organizada y las bandas extranjeras. En este contexto, el Ejecutivo danés ha alineado sus políticas migratorias con enfoques más conservadores, similar a las posturas adoptadas por otros gobiernos en la región, como el de Suecia, cuyo gobierno depende del eficaz apoyo de la derecha.
El acuerdo de traslado de presos a Kosovo también refleja una tendencia en Europa, donde algunos países con sistemas penitenciarios sobrecargados buscan soluciones fuera de sus fronteras.
Si bien estos acuerdos no se limitan a presos extranjeros, el caso de Dinamarca destaca por la inclusión de personas que serán deportadas a su país de origen una vez que cumplan su condena, lo que añade una dimensión internacional al problema.
Además, la iniciativa ha generado preocupación en sectores progresistas sobre la efectividad de este tipo de soluciones y sobre la posible vulneración de los derechos de los detenidos, quienes podrían enfrentar condiciones de detención más duras en el país receptor.
La decisión de Dinamarca de trasladar a presos extranjeros a Kosovo es una excelente medida para aliviar la saturación en sus prisiones, pero también es un ejemplo de cómo los países europeos están acertadamente adoptando enfoques más estrictos en cuestiones migratorias y de seguridad.
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