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A pesar de lo que dijeron los medios, Moro no acusó judicialmente a Bolsonaro

El ex-ministro de Justicia, Sérgio Moro, había acusado públicamente a Bolsonaro de mala conducta tras su renuncia, pero en el testimonio ante la Policía Federal y la Justicia, no presentó ninguna acusación contra Bolsonaro, y aseguró que no hubo ningún delito en su gobierno.

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Por Luan Côrtes para La Derecha Diario

En ese fatídico 24 de abril a las 11 de la mañana, el entonces ministro de Justicia, Sérgio Moro, renunció a su cargo y dio una inesperada conferencia de prensa donde lanzó terribles acusaciones contra el presidente Jair Bolsonaro que conmocionaron al país. Además, ese lunes a la noche, asistió a un programa de televisión del izquierdista O Globo y mostró mensajes de WhatsApp que mostraban sus diferencias con Bolsonaro.

Inmediatamente el Fiscal General de la República, Augusto Aras, abrió una investigación para descubrir que tan ciertas eran las acusaciones de Moro contra el presidente.
Todos en ese momento querían saber qué podría ser tan grave como para causar la salida anticipada del tan querido juez del Lava Jato, que cada vez parecía ser menos por el despido del ex-jefe de la Policía Federal, Mauricio Valeixo, excusa que dio Moro ante las cámaras. 
Con sus acusaciones, Moro puso en duda la honestidad que siempre ha sido el punto fuerte del presidente Bolsonaro, que en 28 años como diputado siempre se mantuvo fuera de los esquemas de corrupción que eran comunes en los gobiernos de izquierda que han pasado por Brasil.

Todo funcionó muy rápido en la Justicia a partir de ese momento. El 30 de abril el juez de la Corte Suprema, José Celso de Mello, determinó la citación de Sérgio Moro para testificar en la recientemente abierta investigación de la conducta del presidente Jair Bolsonaro.
La declaración que normalmente tardaría unos 60 días, se realizó 2 días después, el sábado 2 de mayo por la mañana por el mismo tribunal que tiene investigaciones detenidas hace décadas (porque son sus aliados políticos).
En el testimonio que dio en la Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba, organismo que hace menos de una semana dependía directamente de él, el ex-ministro alivió los cargos contra el presidente Jair Bolsonaro. Estuvo casi 9 horas testificando.
Moro declaró ante los investigadores de la Policia Federal y la Oficina del Fiscal General que no acusó a Bolsonaro de un delito, que en toda su gestión no vio delitos y que si los hubiera visto los hubiera denunciado y renunciado antes. Finalmente aclaró que lo que vivió fueron irregularidades y mal manejo de la comunicación interna, y que esta sentencia recaerá en "instituciones competentes".
Para Moro, el informe que dio el 24 de las presiones de Bolsonaro, cuando renunció a su cargo, era una narración de interferencia política, no de un delito, lo cual confirmó y repitió a los investigadores en su testimonio. Así, evitó acusar al presidente directamente de cualquier artículo previsto en el Código Penal o la Ley 1979/50, que establece los delitos de responsabilidad cometidos por el Presidente de la República.

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Preguntado sobre sus declaraciones previas, donde aseguró que Valeixo había sido despedido sin causa, Moro se limitó a decir que no conocía los motivos y que la pregunta debería dirigirse al propio Bolsonaro. En la declaración ante los investigadores, confirmó que "la solicitud" para el intercambio vino de Bolsonaro y que se hizo "verbalmente, en el Palacio de Planalto", pero no pudo asegurar que haya un testigo de la solicitud.

"No recuerdo si hubo un intercambio de mensajes sobre este tema; no recuerdo si alguien, además del declarante y del Presidente de la República, ha sido testigo de esta solicitud", aseguró Moro.

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Augusto Aras, Fiscal General que abrió la investigación, ahora dice que no presentará nuevas indagatorias porque el testimonio de Moro es débil.

El testimonio también decepcionó a toda la izquierda del país, que esperaban alguna evidencia concreta para dañar a Bolsonaro. El socialista PT, y muchos partidos de centro-izquierda liberal y socialdemócratas están realizando una guerra abierta contra el presidente, acusándolo de dictador a pesar de haber triunfado en las elecciones hace poco más de un año con récord de votos.

En conclusión, la declaración de Moro revela lo siguiente: Moro dejó al gobierno con un despido pirotécnico y dramático, todos los brasileños reaccionaron eufóricamente pero al final toda la expectativa creado por el ex-minsitro, ex-juez, ex-político fue solo histeria y los hechos narrados no corresponden a la dimensión narrativa. El presidente Jair Messias Bolsonaro sale aereoso de este embate, pero lamentablemente perdió días enteros dedicados a este conflicto interno que dañó a un fuerte movimiento de derecha que se está gestando en Brasil hace años.

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Brasil

Masiva protesta en Brasil en contra de la censura de Lula: Bolsonaro habló ante millones y pidió un aplauso para Elon Musk

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En la protesta se vieron manifestantes vestidos de Bolsonaro, de Elon Musk y hasta del presidente argentino Javier Milei, en favor de la libertad de expresión y el fin del régimen autoritario de Lula.

El ex presidente Jair Bolsonaro convocó a millones de manifestantes en las playas de Copacabana, este domingo en Río de Janeiro, para protestar contra la persecución política del régimen de Lula da Silva y pedir por el fin de la censura en redes sociales contra la oposición.

Millones de manifestantes comenzaron a llegar poco después de las 8 de la mañana. Bolsonaro salió del hotel cercano alrededor de las 10:00 horas, se subió a uno de los camiones y pronunció un discurso que duró unos 35 minutos, con un micrófono y parlantes para que escuche toda la ciudad.

En su discurso, Bolsonaro criticó con dureza a Lula y al juez del Supremo Tribunal Federal (STF), Alexandre de Moraes, por sus medidas contrarias a la libertad de expresión. El juez Moraes ha metido presos a empresarios, políticos, periodistas y activistas bolsonaristas en los últimos 2 años.

El líder de la oposición pidió una amnistía para los presos del 8 de enero, día en el cual manifestantes de derecha ingresaron al edificio del Congreso y de la Corte Suprema en protesta contra el fraude electoral impulsado por el Tribunal Supremo Electoral, que preside el propio Moraes.

Como ocurrió con el Asalto al Capitolo en Estados Unidos dos años antes, no solo el puñado de violentos fue arrestado, sino que el gobierno de Lula mantiene apresados a miles de brasileros que se estaban manifestando pacíficamente y no ingresaron a los edificios públicos ese día.

En otra parte del discurso, Bolsonaro pidió un aplauso para Elon Musk, a quien apodó como una "leyenda" y aseguró que es un "hombre que quiere preservar la libertad". Tras comprar Twitter, Musk desafió a Moraes y levantó todos los bloqueos que había impuesto la Suprema Corte.

El expresidente volvió a hablar de las elecciones de 2022, que fueron robadas por el Tribunal Electoral, y recordó que hubo fraude en las urnas: "Lo que más queremos es que Brasil vuelva a la normalidad, que podamos participar en las elecciones sin sospecha alguna".

"Al fin y al cabo, el alma de la democracia son unas elecciones limpias en las que nadie puede siquiera pensar en dudar de ello", aseguró.

La protesta fue convocada por Bolsonaro en medio de un intento del juez Moraes por apresarlo al expresidente, por una presunta participación en un intento de golpe de Estado para permanecer en el poder, del cual no hay pruebas.

Sin embargo, Moraes ya apresó a varios ex ministros, a múltiples empresarios que le donaban dinero y a todos los periodistas que apoyaron su gobierno. El próximo objetivo de la dictadura, y el gran trofeo que busca Lula, es arrestarlo a Bolsonaro.

A pesar de que Bolsonaro era un simple diputado y que estaba a un año de anunciar su campaña presidencial cuando la Justicia arrestó a Lula en julio de 2017, por lo que no estuvo relacionado en lo más mínimo con su detención, el dictador de izquierda nunca le va a perdonar que puso de Ministro de Justicia a Sergio Moro, el juez que le dictó prisión efectiva.

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Brasil

La Corte Suprema de Brasil analiza bloquear Telegram, WhatsApp y Twitter en todo el país para censurar a la oposición

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Alexandre de Moraes, principal juez responsable de censurar a la oposición en Brasil, dijo que el bloqueo masivo no es una medida que adoptaría "en estos momentos", pero el resto del STF tiene tiempo de votar hasta el 26 de abril.

El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, controlado por el presidente Lula da Silva, inició este viernes un proceso para analizar la posibilidad de bloquear aplicaciones de mensajería, como WhatsApp y Telegram, en Brasil.

El análisis se desarrollará mediante videoconferencias hasta el 26 de abril, fecha en la que los jueces tomarán la determinación sobre si el máximo tribunal puede suspender temporalmente el funcionamiento de las aplicaciones de mensajería que se nieguen a entregar información de los usuarios investigados por delitos sin sentencia firme.

Esta votación se da en medio de fuertes denuncias de persecución política contra el gobierno de Lula, que está utilizando a los jueces de la Suprema Corte para censurar a la oposición en redes sociales, solicitando eliminar cuentas y borrar publicaciones. Incluso La Derecha Diario ha sido víctima de esto.

El principal juez señalado por ser el brazo armado del Gobierno socialista es Alexandre de Moraes, responsable de ordenar el bloqueo de miles de usuarios opositores a Lula en Twitter. Sin embargo, Moraes anticipó su voto en contra de la medida, probablemente para evitar un mayor escándalo en medio de un conflicto judicial abierto contra Elon Musk y la oposición.

Moraes, se unió al juez Edson Fachín diciendo que la medida no parecería necesaria en estos momentos, pero sorprendió su voto negativo ya que él mismo ha sido responsable en el pasado de bloquear temporalmente a Telegram, luego de que la empresa se negara a entregar información personal de sus usuarios. Hasta el momento, los otros nueve jueces aún no han votado.

La presentación de esta acción en los tribunales se inició en 2016, a través del partido Ciudadanía. El proyecto se basó en una decisión del Tribunal de Sergipe, que ordenó la suspensión de WhatsApp en todo el territorio nacional por un período de 72 horas.

WhatsApp se había negado a romper la confidencialidad de los mensajes de la aplicación cuando el tribunal pidió mensajes privados de las personas en un caso vinculado a la libertad de expresión.

En aquel entonces Facebook (ahora Meta) afirmó que los mensajes están cifrados de un extremo a otro, lo que significa que ellos no almacenan en los sistemas de la aplicación los mensajes ni pueden entregarlos, y que solo el usuario puede hacerlo.

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Brasil

Los inversores internacionales huyen de Brasil y ya sacaron casi 5.000 millones de dólares del país por las medidas de Lula

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Mientras se escapan los inversores de Brasil, el tipo de cambio del real con respecto al dólar ascendió a las 5,27 unidades y marcó una suba del 1,6% al cierre del día martes. Se trata del valor nominal más elevado de la gestión de Lula.

El dólar acumuló un alza del 8,7% de acuerdo a su paridad con el Real de Brasil desde el comienzo del año. Pero solamente al término de la rueda del día martes, el tipo de cambio se anotó una suba diaria superior al 1,6% y volvió a romper récords nominales.

La paridad del dólar llegó a los 5,27 reales al cierre del martes, el mayor valor registrado desde marzo del año 2023. La fuerte depreciación de la moneda brasileña destacó de entre otras divisas latinoamericanas que se vieron duramente afectadas por el accionar monetario conservador que recientemente adoptó la Reserva Federal de Jerome Powell.

La tasa de inflación de Estados Unidos para el mes de marzo superó las expectativas (subió ligeramente al 3,5%), con lo cual es más probable que la FED evite reducir su tasa de referencia en el corto plazo, o en su defecto que lo haga más lentamente. Esto repercutió en todas las divisas de la región, pero Brasil se vio afectado además por factores estrictamente internos.

La política fiscal del Gobierno socialista está fuera de control. El resultado primario del Gobierno federal (sin Estados locales ni municipalidades) marcó un rojo equivalente al 2,55% del PBI en febrero, el más alto desde el estallido de la pandemia. El Presidente Lula da Silva asumió su cargo habiendo heredado un superávit primario de 0,56 puntos del PBI en enero del año pasado.

Contabilizando la pesada carga de intereses que enfrenta el país vecino, el resultado financiero marcó un déficit récord de hasta el 7,7% del PBI en febrero, y no se veía algo semejante desde julio de 2021. Cabe señalar que cuando Lula asumió la presidencia del país, el déficit financiero representaba el 4,32% del producto bruto, casi se duplicó en 13 meses.

El Gobierno socialista cuestionó con dureza la independencia del Banco Central de Brasil, heredada de la administración de Jair Bolsonaro, pero al no poder revertir su autonomía se valió del endeudamiento como vía principal para solventar la brecha fiscal. La carga de intereses por la deuda pública se incrementó del 4,88% al 5,15% del PBI desde enero de 2023.

El descarrilamiento de la política fiscal hace mecha sobre la efectividad de la política monetaria, ya que pese a la autonomía legal, existen serias dudas sobre el sostenimiento del actual margen de déficit con persistente endeudamiento. En consecuencia, se reduce el efecto disciplinario de la tasa de referencia SELIC que aplica la autoridad monetaria, y con ello se proyecta un mayor impacto negativo sobre el nivel de actividad real.

Este contexto adverso provocó que Brasil pierda cada vez más atractivo para la inversión internacional. La firma Goldman Sachs recomendó abiertamente deshacer las posiciones en empresas públicas brasileñas debido a una mayor injerencia política del Gobierno, y como resultado de la falta de credibilidad en el desempeño futuro de Brasil, se registró una salida de por lo menos US$ 4.227 millones (21.000 millones de reales) por parte de inversores extranjeros en el país.

La repercusión de la depreciación del real será mayormente negativa sobre el saldo exportador de las empresas argentinas, más aún en un contexto de fuerte apreciación del peso frente al dólar.

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